TEJONES

Por Cris Snape


Disclaimer: El Potterverso es de Rowling.

Este fic participa en el reto "Hogwarts a través de los años" del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black". Consta de cuatro viñetas de no más de 1000 palabras cada una y estarán protagonizadas por cuatro miembros de la casa de Hufflepuff. Espero que os guste.


4

JUSTICIA

Lucy Weasley

—No es por ella, Lucy. De verdad que no.

A pesar de ser una niña de sólo once años menudita y muy flaca, Lucy Weasley consigue que muchos de sus compañeros de Hogwarts se aparten cuando la ven pasar. Tras ella, su prima Victoire intenta darle alcance infructuosamente. Y no es algo demasiado habitual ver a la prefecta de Gryffindor yendo detrás de nadie, menos aún de una Hufflepuff que no levanta dos palmos del suelo. Sin embargo, Victoire quiere dejarle a su prima las cosas claras y está dispuesta a sacrificar su buen nombre si con ello consigue hacerla reaccionar. Después de varios metros, logra cogerla del hombro.

—¿Quieres hacer el favor de escucharme?

—No hay nada que escuchar.

—Lo estás malinterpretando todo.

—¿En serio? —Lucy suelta un bufido, se cruza de brazos y entorna los ojos. En ese momento se parece tanto a su padre que casi parece mentira—. ¿Acaso no me acabas de invitar a tu cumpleaños? ¿Y no has dejado a Molly fuera de la fiesta?

—¡No!

—¿Eso quiere decir que vas a invitarla?

—No, yo… —Victoire siente ganas de gritar porque realmente quiere hacerse entender—. Pienso invitar a Molly a tomarse algo conmigo cuando vayamos a Hogsmeade. No quiero dejarla fuera de nada.

—Entonces, ¿por qué no la invitas?

—Pues porque la fiesta es en la Torre de Gryffindor y los Slytherin no son bienvenidos allí.

Realmente Victoire considera que ése es un punto muy importante pero, a juzgar por su expresión, Lucy no está en absoluto de acuerdo.

—Es una tontería. Molly es tu prima y tiene todo el derecho del mundo a ir a tu fiesta de cumpleaños. Si es que quieres invitarla, claro.

—¡Pues claro que quiero! Pero no puedo, Lucy. De verdad que no.

Lucy, que nunca ha entendido a qué viene esa enfermiza rivalidad entre Slytherin y Gryffindor, no mueve un músculo. Le parece que es muy injusto que su hermana vaya a perderse una fiesta de ese calibre sólo porque es una Slytherin. Desde que puede recordar, las celebraciones familiares de los Weasley son algo antológico y su cerebro no alcanza a comprender por qué el estar en Hogwarts debe cambiarlo todo. No es justo y no piensa consentir que le hagan ese desplante a su hermana. ¡Cómo sino hubiera cosas más importantes en el mundo que unos estúpidos escudos escolares!

—Entonces, haz la fiesta en otro sitio.

—¿Dónde? No es tan fácil.

—Si quisieras… —Lucy se interrumpe y decide que es imposible intentar razonar con su prima—. Pues que sepas que si Molly no va, yo tampoco iré.

—¡Pero Lucy!

—Es mi hermana y no me importa que no sea bienvenida en Gryffindor. Y no hay más que hablar.

Y Lucy se da media vuelta y sigue caminando a buen paso, sintiéndose un poco más enfadada a cada segundo que pasa y preguntándose por qué demonios las cosas tienen que darse de esa forma en Hogwarts. Con lo genial que es el colegio la mayor parte del tiempo.


Pese a todo, Lucy conserva la esperanza de que Victoire cambie de idea hasta que llega el día de su cumpleaños. Su prima insiste nuevamente en que debe asistir a la fiesta, pero Lucy es lo suficientemente Weasley (y cabezota) como para mantenerse en sus trece. Así pues, cuando terminan las clases y un mogollón de alumnos se escaquean a mitad de la cena para irse de juerga, Lucy agarra sus cosas y se planta frente a Molly, que parece indiferente al desplante que acaba de sufrir.

Aunque su hermana no haya dicho una palabra, Lucy sabe que la situación le ha afectado muchísimo. Desde que fuera seleccionada para Slytherin, todos sus primos se han ido alejando de ella. Tan solo Dominique es lo suficientemente inteligente para seguir considerándola una buena amiga. Molly, que se parece enormemente a su padre y tiende a tragarse todos los nudos de amargura que le suben por la garganta, le dirige a su hermana una mirada de soslayo y le sonríe con cariño.

—¿Te pasa algo, Lucy?

—¿Estás muy liada? Es que quiero preguntarte una cosita de Transformaciones.

—¿Y no has podido hacerlo antes? ¡Mira lo tarde que es!

—He estado un poco liada.

—Ya. Siéntate, anda.

Mientras sus compañeros de casa se terminan el postre, Molly soluciona la estúpida duda de su hermana pequeña, adivinando en el proceso los verdaderos motivos por los que se encuentra sentada a su lado.

—¿No deberías estar pasándotelo en grande en toda una señora fiesta?

Lucy se pone un poco roja y se encoje de hombros porque en realidad no quiere ser tan obvia.

—Ya, bueno. No me pareció buena idea ir.

—¿Por qué?

—Pues porque Victoire no te ha invitado a ti, ¿por qué va a ser?

Molly se queda muy quieta un instante y luego se ríe.

—Mira que eres tonta, Lucy.

—¿Qué?

—Victoire habló conmigo sobre la fiesta y llegamos a la conclusión de que no será agradable para nadie que me pasee por la Torre de Gryffindor.

—Entonces, ¿te invitó?

—No exactamente. Quedamos en echarnos unas risas durante la próxima excursión a Hogsmeade.

Lucy se muerde el labio inferior y se siente extrañamente avergonzada porque, después de todo, Victoire ha sido honesta con ambas.

—¿Y no te importa no ir a la fiesta?

—Digamos que estar rodeada de Gryffindors no es algo que me apetezca especialmente.

—Pero es una tontería.

—Posiblemente.

—Y no es justo que no puedas estar con tu familia porque están en una casa diferente.

—Totalmente de acuerdo —Molly no puede controlarse y alborota el pelo de su hermana—. Pero no deberías tomártelo tan a pecho, hermanita. ¿Por qué no te vas a la fiesta y te diviertes un rato?

Lucy se lo piensa y termina por poner los ojos en blanco. Mira que resultar ser la más sensata de toda la familia.

—Sois todos idiotas. Avisadme cuando os volváis normales.

Y sin más guarda sus cosas en la mochila y se va a su dormitorio. Pese a todo, aún le parece una injusticia y no dará su brazo a torcer. Como que se llama Lucy Weasley.


Y para terminar, 1018 palabras. Me he colado un poquito otra vez, pero como en las otras dos viñetas me quedé corta, compenso lo uno con lo otro. Me ha gustado mucho escribir a Lucy porque la adoro absolutamente y siempre me divierto al jugar con ella y con su hermana mayor. Espero que también hayáis podido disfrutar este final de carrera y, bueno, si os apetece, dejad vuestras opiniones :P

Como siempre, un placer participar en el reto. Besetes y hasta pronto.