Disclaimer: Nada que puedan reconocer me pertenece, NADA.

Esta idea empezó a rondar por mi cabeza hace unos días, sé que debería culminar los fics que tengo en proceso, pero si no descargaba esta inspiración no podría hacer más nada. Es una idea bastante bizarra, espero que sepan apreciarla y que en su momento sean capaces de entenderla.


Prologo

El tiempo, algunos lo consideran un tipo de magia, otros algo inexistente, otros simplemente algo a lo que atenerse. Todos y cada uno de nosotros estamos sostenidos a sus cambios, a cada pequeño giro que da el destino, eso le pasó a ellos, eso le pasó a ella. Comencemos la historia por el primer final, sí, porque de hecho hay varios, cada uno de ellos producto de una decisión diferente. Y dime, ¿te atreverías a cambiar el curso del destino?

Oscuridad, nuevamente se veía rodeada por ella. Estaba acostumbrada a la oscuridad, siempre envolviéndola, aun así no dejaba de parecerle tenebrosa. No dejaba de darle miedo. Se recostó sobre la helada pared y suspiró. Tan sólo deseaba que todo ese asunto llegara a su final, el maldito final que sólo conseguiría con el fin de su vida. Un final que no obtendría con facilidad.

Se abrazó a sí misma tratando de acaparar el poco calor que le quedaba. Frío. Tenía mucho frío. Ellos estaban cerca, podía sentirlos, podía sentir sus oscuras presencias aproximándose. Ellos nunca despreciaban una oportunidad con ella, había demasiada oscuridad en su corazón como para que ellos la desaprovecharan.

Trató de desviar su mente, luego de tanto trato con los dementores no era tan difícil. Un lugar caliente, pensó. Su imaginación comenzó a viajar, la llevó al mar de sus recuerdos. Se sintió envuelta por unos brazos cálidos, sintió un aliento ardiente en su cuello, en roce de unos labios suaves como el terciopelo en uno de sus hombros, sonrió. Casi pudo jurar ver el destello gris de su mirada, pero pronto todo era oscuridad de nuevo.

Ellos estaban cada vez más cerca. Se abrazó con más fuerza y pegó aun más su cuerpo a la fría pared. Su única esperanza era que esas bestias se dignaran a arrancar su alma de una vez por todas. Los vellos de su piel se crisparon, su aliento comenzó a ser visible ante sus ojos, había llegado la hora.

Vio una sombra a través de los barrotes de su celda, cerró los ojos y esperó.

En un lugar. Muy lejos de ahí. Ella era feliz. Siempre fue feliz. No merecía ser feliz. Duerme mi niña, duerme, aléjate de la oscuridad.

—Granger.

Abrió los ojos apresuradamente, esa voz… Ella conocía esa voz, pero de dónde… Sacudió la cabeza, seguro eran los dementores atormentándola de nuevo, apretó los ojos con más fuerza.

—¡Abre los malditos ojos, Granger!

Algo andaba mal… Abrió los ojos apresuradamente y lo primero que vio fue un destello rojo y una luz blanca. Se sintió encandilada.

—Vamos, Granger, no tengo todo el maldito día.

Una vez que sus ojos se acostumbraron a la situación se puso de pié, y con lentitud se aproximó hasta los barrotes de su celda. Observó a la persona que tenía frente a ella, tenía su misma altura, una piel sumamente blanca y pecosa, no reparó en su ropa, pero sí en la varita que mantenía fuertemente apretada en su mano derecha, y el patronus que tenía a su lado. Detalló la figura hecha de luz. Luz, tenía tiempo sin ver la luz... Se concentró nuevamente, un caballo. La figura de luz tenía la forma de un caballo.

—Ginny… —su voz sonó ronca, tenía demasiado tiempo sin hablar, o quizás no tanto… Da igual, en Azkaban una hora era un año.

—No me tutees, para ti soy Weasley —la voz de la pelirroja era despectiva, destilaba odio en cada sílaba. Hermione sonrió.

Ginny pateó la celda con todas sus fuerzas, odiaba a esa maldita mujer.

—¿A qué se debe tu visita? —preguntó la mujer dentro de la celda con voz calma. Se sentía en paz, los dementores no habían venido por ella.

—Tan sólo se me antojaba ver el rostro de la mujer que asesinó a mi hermano, nada personal —la pelirroja escupió cada palabra mientras sus ojos brillaban con furia— Dime, Granger, ¿Qué se siente ser un monstruo?

Hermione tan sólo sonrió y se dispuso a caminar de regreso a su pared, escuchó a la pelirroja maldecir a toda la mesa redonda a sus espaldas.

A su mente vino el sonido de risas. Ella conocía esas risas… Pero de dónde… ¡Ah sí! Se dijo mentalmente, ellos, mis amigos…

—¿Por qué Hermione? ¿Por qué te convertiste en esto? —la voz de Ginny dejo de estar cargada de furia y simplemente se quebró.

Hermione lentamente se dio la vuelta, sus ojos hicieron contacto con los de la pelirroja y sonrió, así, con simpleza, con tranquilidad. Levantó su mano derecha y con delicadeza se la llevo a los labios con el dedo índice extendido, un gesto que claramente indicaba "silencio".

—Espero que él esté satisfecho... —murmuró la visitante con un tono de voz venenoso, lo suficientemente fuerte como para que Hermione la escuchara, y sin más se marchó del lugar.

El frío poco a poco regreso, pero Hermione Granger no lo sintió. Ella ya no era capaz de sentir nada.


Es tan sólo una corta muestra de lo que se viene, esperaré ver que recibimiento tiene antes de continuar con mi idea, dejen reviews con críticas, halagos, lo que se les venga en gana. Hasta luego.