Epilogo - Red Riding Hood

-Re-nes-mee! Re-nes-mee! Re-nes-mee! Re-nes-mee! Re-nes-mee! - aquel coro de diez mil personas, era mi droga.

El saber que todas y cada una de ellas me amarían sin condición durante dos horas, era la droga mas poderosa que había y la que mas rápido se te subía a la cabeza.

Era la droga a la cual había estado enganchada durante demasiados años.

-Re-nes-mee! Re-nes-mee! Re-nes-mee! Re-nes-mee! Re-nes-mee! - era mi nombre el que gritaban sin parar, una y otra vez.

Era a mi a quien habían ido a ver, a escuchar, a adorar.

Si, era la mejor droga.

Caminé bajo el escenario con la espalda encorvada como si fuera una viejecilla que apenas puede caminar. Esa era el lado menos glamuroso de un concierto: el backstage. Todo eran cables, cortinas negras con pedazos de cinta adhesiva fluorecente que indicaban el camino correcto hacia el escenario. Chicos de producción vestidos de negro y con gafetes de staff nos rodeaban y murmuraban buena suerte a mi paso.

-Re-nes-mee! Re-nes-mee! Re-nes-mee! Re-nes-mee! Re-nes-mee!

Jacob me tomó de la mano antes de dirigirse a su lugar correspondiente, me miró a los ojos y murmuró como cada noche:

-Estas hermosa, brillaras como un diamante - me dio un ligero beso sobre mis labios carmín y se alejó.

El corazón me dio un fuerte golpeteo contra las costillas, su sonrisa aun me daba maripositas en el estomago después de todos estos años, después de todo lo que hemos pasado juntos. Lo bueno, lo malo, lo divertido, lo triste, lo feo, lo bonito, lo horrible, las adicciones...

-Lista? - murmuró el chico encargado de Scarlett, poniéndola sobre mi cuello.

-Claro que estoy lista!

Como no estarlo cuando diez mil personas seguían coreando mi nombre. Mi nombre, no el de Jacob, no el de Embry, no el de Quil, no el de Seth. Ni siquiera el de la agrupación.

Sino mi nombre y solo mi nombre.

En que quedamos, Renesmee? - me dijo una vocecita.

Lo se! -le conteste de vuelta-. Pero es adictivo! Solo escuchalos!

-Re-nes-mee! Re-nes-mee! Re-nes-mee! Re-nes-mee! Re-nes-mee! - seguían coreando mi nombre dividido en silabas.

Era la melodía mas bella del mundo.

Me coloqué en mi marca aun acuclillada y con Scarlett colgada de mi cuello, al igual que el dije de oro en forma de uña de guitarra que se había convertido en mi marca registrada desde que salió nuestro primer disco, justo como la verdadera uña de guitarra que colgaba de mi muñeca, para no perderla.

-Re-nes-mee! Re-nes-mee! Re-nes-mee! Re-nes-mee! Re-nes-mee!

Escuché las explosiones de los fuegos artificiales y un estremecimiento me recorrió el cuerpo. Las explosiones duraron un minuto exacto y entonces mis manos viajaron sobre una Scarlett reconstruida y los gritos de mis admiradores sonaron tan alto que estaba casi segura de que en la Estación Espacial. Solo eran diez mil personas, nada comparado a Wimbley, Madison Square Garden, el Zócalo de la ciudad de Mexico, Radio City o el Albert Royal Hall... pero era el primer concierto de la nueva y ultima gira. Siempre iniciábamos y terminábamos nuestras giras en Seattle, de preferencia en un lugar "pequeño", para que fuera por decirlo de alguna manera mas privado e intimo. Nada comparado con el espectáculo de medio tiempo que hicimos en febrero en el Super Bowl, que lo presenciaron mas de cien millones de personal alrededor del mundo.

Seguí con mi primer solo y alguien tras de mi palmeo la plataforma donde estaba acuclillada.

Showtime!

La plataforma me elevo en medio de una nube de humo coloreado de rojo, gracias a las luces láser del color característico de la banda.

I'm feeling sexy and free - canté con el micrófono que estaba pegado a mi mejilla.

Like glitter's raining on me

You're like a shot of pure gold

I think I'm bout to explode

Comenzamos el concierto con una vieja canción que compuse días después de que hiciera el amor con Jacob por primera vez, en su antiguo hogar en La Push. Había dejado de cantarla por un tiempo, pero ahora me parecía apropiada. Creo.

Seattle gritó, aplaudió, coreó frente a mi. Las molestas luces me cegaron unos instantes y cuando vi de nuevo pude caminar hacia adelante en el escenario en forma de guitarra, para ver los rostros maravillados frente a mi.

Esto era mi droga. Jamas iba a renunciar a ella. Puede que ya haya dejado la cocaína, la marihuana y me haya recuperado de otras cosas que tuvieron consecuencias casi mortales, pero ahora estaba de regreso y consumiendo mi droga favorita: mis admiradores. Y lo mejor, estaba junto a Jacob, Embry, Quil y Seth... Red Riding Hood.


RED RIDING HOOD YA ESTA DISPONIBLE EN MI PERFIL, LITTLE PERVERTS!