Aparece Aline detrás de un vidrio protector y solo para asegurarse a Laxus como guardaespaldas (si, con traje y lentes oscuros incluido)

-Em… lamento la demora -se lanzan rocas y materiales de escritorio que son frenados por el vidrio-, no tengo mucha escusa salvo que hasta diciembre estaba con la prueba de selección universitaria (PSU, examen chileno que te da puntaje y así poder ingresar a una buena Universidad) y luego Levy-nee (KMAZFRSF) mi beta increíble también tiene sus problemas con la universidad así que –hace reverencia- PERDÓN POR LA DEMORA!

Como siempre mi agradecimiento eterno a: Trinity00024, kanakochan01, NoemieMendez, sakurita-1491, KMAZFRSF, nyaanekito, mimitaz, kuina, Toaneo07 Ver2.0, TheHinata, Callie-Seiei, dened01, ASay20, Ichiru no Are, Calipitachix, konichiwaharu, Caro0, Fullbuster Elie Dragneel, Miss choco-chips, Sora Eucliffe,kirstty, ladyshinigami4, BaKandha, Veilchen Jewells, yioko Drago, Benii, Caro0 (otra vez, perdón), TIFF, MamoriI-AnezakiI, NaLu vs StiLu, ami-chan, kanakochan, Rikket, Nina, kuina , kuina y yuisolsticio.

Son lo máximo ;o;/

Sin más demora, aquí el cap7, advierto leve gore.

Renuncia: Fairy tail no me pertenece, es una sociedad anónima entre Hiro Mashima y Mavis Vermillon


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El pelo rubio se pegó a su frente sudorosa mientras se apoyaba contra el suelo mojado por ríos carmesí que reflejaban llamas oscuras, vomitó otra cantidad de bilis al aspirar una bocanada de aire, contaminado del hedor de la carne quemada, muertos putrefactos, peste de asesinos. Apretó la mandíbula intentando enfocar la vista al frente, esforzarse para dar otro pequeño paso más, uno a la vez, levantarse, caer, volver a ponerse de pie.

Escuchó la risa desquiciada a su alrededor, la ira corrió por sus venas empujándolo a seguir adelante, aquellas risas de los pequeños demonios lo rodearon burlándose de su desventura.

¿Qué es lo que ves?

La voz sonó con fuerza en su cabeza partiéndola con un dolor punzante, su vista se oscurecía con leves lapsus de color en sombra de llamas oscuras sobre ese mar rojo.

Una fantasmagórica forma se posicionó a unos metros, observando desde lo alto todo el show expresado por el moribundo. La sombra era demasiado ambigua para determinarla como humana, no obstante, entre toda la oscuridad, una sonrisa deforme apareció por lo que se suponía era su rostro, mostrando colmillos blancos en una mueca despiadada.

La ira punzó más fuerte en el rubio.

Las heridas sangraban, llevándose su calor con ellas; con uno de los pulmones perforados no encontraba sosiego, complementando la sensación de ahogo, las lágrimas quedaron impunes en las comisuras de los ojos en los cuales florecía un odio avasallador.

Lo estaba perdiendo. Las voces se volvieron potentes contra sus oídos, el dolor palpable en la sien, el líquido vital escurriéndose por los dedos, los músculos desgarrados desde la raíz, los huesos aplastados…La oscuridad.

Se rompió.

El aullido resonó en todo el infierno, el espectro en llamas rompió en carcajadas con un solo ojo, rojo, brillante, con orgullo.

Mi hijo…

Broken Inside

Aline Kiryuu

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Capitulo VII. Voces.

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Cuando cierras los ojos e imaginas al mundo… ¿Qué es lo que ves?

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La luz de la luna era sombría esta noche, con un fulgor rojizo que incitaba a los instintos a estar más alertas. Wendy se movió entre los arboles con cuidado, saltando de rama en rama, disfrazando sus movimientos junto al sonido del viento, mezclándose con en el entorno.

Respiró profundamente, imaginando las galletas de chocolate que haría al llegar a "casa"; la añoranza era suficiente para no dejarse dominar por esa fragancia de muerte. Apretó un pañuelo azul empapado de la esencias de cada uno de los miembros de Fairy tail.

Era suficiente en ese momento.

—…Grr…Nueve metros a las doce Grandine— oyó entrecortado y con interferencia por el intercomunicador de su oreja—. Igneel, Metallicana y Wisselogia ya han rugido…Grr…apoyo demorará 256 segundos en intervenir, no te precipites.

Clavó sus uñas en sus palmas de pura frustración, apretó el pañuelo nuevamente contra su nariz repitiendo constantemente las canciones de cuna que Lucy le cantaba antes de dormir mientras se acercaba, no tenía que precipitarse, no debía.

Vio la espalda del demonio, aguantó el aliento apretando la tela otra vez intentando las arcadas, sus ojos inocentes morían por escenas como estas.

Wendy no sabía cuál fue el propósito de la misión de Lucy Heartfilia y Sting Eucliffe, lo único que era probable era que ambos habían entregado mucha información. Maneras de aguantar conscientes la influencia demoniaca, las razones de origen, clasificaciones, curas a sus venenos, y documentos… Muchos documentos escritos con tinta, sangre o barro. Wendy reviso solo la parte médica pero podía diferenciar una letra inconstante que marcaba con fuerza el papel reflejando la desesperación del escritor. Levy sollozaba en silencio cuando leía esas carpetas.

Por ello, el escenario que presenciaba ya estaba en sobre aviso.

Los demonios evolucionaban con la energía humana; entre más desesperación, dolor y odio, se hacían más fuertes hasta tener forma tangible para avanzar entre los vivos, alimentándose de su alma y carne, posesionando hombres de poca voluntad con el espíritu roto. Justo como el hombre de edad media que estaba enfrente.

Tenía rastros de su ropa usual, la piel se arrugaba deformándole el rostro, las manos manchadas de tierra agarraban los cuerpos de su victimas mientras devoraba los órganos. Wendy podía ver el hilo de lágrimas que caían de la cara del cadáver que permanecía con una mueca triste con la mano intacta sobre el corazón del hombre poseído.

Esa alma que aún vivía dentro de ese demonio.

Todas víctimas.

La niña dragonslayer no supo cuándo los sollozos delataron su posición, pero el demonio giró encorvado, gruñendo con hambre, abriendo las mandíbulas mientras siseaba como una serpiente. Los músculos de la peliazul no reaccionaron, el shock de ver las hendiduras de las cuentas oculares que destilaban lágrimas de sangre la paralizaron.

Por un instante lo pudo ver.

El alma del humano dentro de ese cuerpo maltratado.

El gruñido animal salió con fuerza, corrió sobre cuatro extremidades preparándose para morder a la niña, no pudo cerrar los ojos.

Solo a centímetros, la bestia cayó aplastada contra el suelo, la luz plateada resplandeciente se concentraba en un pequeño halo que quebró el cuello del hombre poseído contra la tierra creando un cráter, el dragonslayer responsable del ataque solo se apoyaba en su mano derecha para pulverizar las vías respiratorias del sujeto.

El poseído gimió por última vez, sacudiéndose con rabia, la luz se moldeó en hilos que se envolvieron sobre el cuerpo, cortándolo tan rápido y preciso que casi no se notaba el desmembramiento excepto por el charco de sangre que se esparcía a sus pies, cuando el líquido estaba por alcanzar a la sacerdotisa de los cielos, el blanco dragonslayer la levantó apretándola contra su pecho alejándola de la vista apocalíptica.

Wendy se recordó respirar, mecánicamente una y otra vez apretando el pañuelo azul con desesperación, Sting dejó que la niña se acurrucara contra suyo, él poseía sobre si un poco de la fragancia tranquilizante de vainilla que adormecía a esa niña.

El rubio reconoció ese pañuelo, la cinta azul que Lucy utilizaba para peinar su cabello de vez en cuanto; según ella, la cinta que usó cuando entro a Fairy Tail.

Sus pasos los llevaron a la entrada del campamento, esta vez entre un tupido bosque lejos de toda fuente de agua. El equipo médico esperaba listo para cualquier percance, el rubio pasó de largo de ellos hundiendo a la pequeña en su ropa, manejando su cuerpecito para liberar una mano y protegerle los oídos de los gritos ajenos, extendiendo la calma que venía antes de la crisis de pánico.

El Eucliffe entendía que lo que Wendy necesitaba no era un sedante que la hundiera en pesadillas repetitivas que le recordaban el infierno en que se había envuelto su existencia.

En su camino divisó las caras impotentes de los demás dragonslayer, hasta Gajeel se veía un poco perturbado, era normal, este tipo de escenas no eran algo a lo que se podía acostumbrar a corto plazo, incluso para guerreros hechos de hierro forzado. Los magos, simpatizando con la situación, lo dejaron pasar cortándoles el paso a los médicos exaltados; girando a la derecha, siguiendo su instinto nato se encontró con unos orbes marrones que ya lo esperaban.

Lucy esbozó una sonrisa a pesar de la tristeza de sus ojos, analizó rápidamente los daños con la mirada captando inmediatamente el problema y sus manos cálidas se deslizaron desde los brazos que sujetaban a la pequeña hasta la mejilla izquierda que tenía un corte. Sin palabras, Sting la dejó al cuidado de la niña y la maga celestial arrulló a la dragonslayer viento con suavidad.

Wendy despertó en una sacudida, volteando rápidamente su rostro al de la rubia, quien mantenía un aura amorosa. El brazo magullado de la niña subió con lentitud, tembloroso, asemejando a un bebe perdido que buscaba a su madre; cuando los dedos rozaron el mechón de pelo dorado, los ojos marrones de la niña se ampliaron en realización, explotando en un torbellino de emociones negativas. Wendy rompió en llanto lanzándose contra la muchacha, Lucy la apretó contra su cuerpo acunándola en su regazo susurrando palabras de consuelo.

Sting las dejó a solas percatando una suave caricia que indicaba las gracias, no tenía que voltear para saber de quién era.

Un flash blanco voló hacia las dos chicas y Charlie se acomodó en ese abrazo de reconfortante.

Con un último vistazo atrás no pudo evitar recordar cosas sobre su misión de seis meses, Lucy era la más idónea para entender el dolor de Wendy.

...

— La aldea poseía trecientos dos habitantes, cincuenta y seis cuerpos confirmados, los otros—Rufus frunció los labios—… por confirmar, aún no hemos encontrado todas las… partes. Ocho huevos de demonios, dos nivel tres gigantes, los alrededores sitiados por grupos de niveles uno y dos que aún faltan por eliminar; también, niveles cuatro no completos que ya fueron reducidos por los slayer—terminó por decir el mago de Sabertooh ajustándose la máscara rota en las orillas, por los orificios del antifaz se podían distinguir los contornos purpuras de los ojos junto a las bolsas por estrés.

— Recursos utilizables, en este momento es insoluble sitiar las casas, se debe limpiar los restos—Mirajane inspiró aire para explayar toda la idea sin caer en los recuerdos escalofriantes.

— Cana—murmuró Makarov mirando hacia delante, sin ver a nadie realmente—… ¿Se mueven?

Cana jugó con una carta pegada con pegamento y cinta adhesiva que tenía escrito "Gildarts".

— No, según él no se han movido desde hace unos días.

Makarov suspiró dejando caer la tensión, Mavis a su lado le acarició suavemente el hombro dando su consentimiento.

— Nos quedarem-

— Nos movemos al norte—interrumpió Jiemma con petulancia y sin esperar reproche. Muchos magos fruncieron el ceño mostrado la decepción; esta guerra tenía ya ocho meses de largo, de batallas que se intensificaban desgastando al prójimo.

El Dragonslayer de la luz se encontraba apoyando en una esquina con los brazos cruzados, observaba fríamente los actos de cada uno de la sala. Los magos clase S de todos los gremios estaban alrededor de las mesas repletas de informes; los de soporte, como Rufus Lord con su memoria implacable que creaba en sus recuerdos un perfecto registro de todo lo ocurrido, Cana Alverona de Fairy Tail era el representante de su padre y comunicación mágica entre los aliados, habían otros de Blue Pegasus que Sting ciertamente no tenía intención de recordar; un intercomunicador que conectaba a Porlyusica, representante del equipo médico, y finalmente los Slayer como fuerza de apoyo.

Podía sentir el calor de Natsu en ebullición, nuevamente Jiemma imponía su aparente soberanía.

— Debes estas bromeando—explotó la Alverona sorprendiendo a todo mundo.

Las miradas mal disimuladas se posaron sobre el mago fuego que mantenía esa pose impasible con una careta seria apoyado el mentón sobre sus manos cruzadas, Sting sonrió de pura burla, conocía esa expresión en el Dragneel, él fue víctima de uno de sus arranques.

— La ventaja sobre Tártaros será usada a nuestro favor— declaró el maestro de Sabertooh sentado en lo alto de su trono— ¿Tienes una objeción—la diversión se extendió en los pequeños ojos del anciano fulminado a la adivina—… Hija bastarda de Clive?

Mirajane tenía una de las manos de la Cana entre las suyas mientras que Laxus la sujetaba desde el hombro, la castaña aguantaba sus ojos aguados de rabia y frustración para ella misma.

— Los magos están cansados, Gildarts seguirá vigilando la sede de Tártaros, adelantarnos no nos beneficia en nada, nuestro ejército debe descansar —alzó el voto Laxus con liderazgo, provocando que Mavis diera una pequeño asentimiento de aprobación.

— Secundo la noción—apoyó Makarov a su nieto, Laxus volteó a otro lado levemente incómodo para no toparse con la mirada de su abuelo.

Jiemma se inclinó sobre su asiento infringiendo temor en algunos magos expuestos a sus maltratos. Cana no se amedrentó, se mantuvo firme como todas las "hadas", los pocos magos clase S de otros gremios como Bacchus solo se encogieron de hombros sin ganas de involucrarse en la lucha de voluntades en choque desde mucho antes de la guerra, los otros maestros de gremio no estaban presentes, se encontraban en otros lugares supervisando misiones de paz.

— Sus defensas están bajas, es perfecto para un ataque sorpresa —habló Orga, el God slayer rayo acercándose a la posición de su maestro. Algunos magos le miraron con rabia contenida, pues extrañamente el musculoso no se veía muy afectado por el stress de la guerra; los rayos negros estaban en su apogeo, Orga casi parecía divertido por todo esto.

Lyon, representante clase S de Lamia Scale, evitó pensar mucho sobre el tema, Orga no era el único casi feliz de derrotar a "esas cosas", sin querer su mirada se fue a Chelia, God slayer viento, que jugaba inconsciente a todo el drama con las cintas de su ropa.

Sting realmente tenía que morderse los labios para no reírse.

— Los heridos no pueden moverse mucho, para recuperar nuestras filas debemos esperar un poco —Rogue comentó apretando sus puños, no quería mirar a su maestro ni a los demás, su mente solo estaba en una pequeña cama donde una chica de pelo blanco descansaba sin poder despertar. Gajeel complementó la información dada, él también tenía a Levy que estaba en enfermería y ahora enterrada documentos con relatos siniestros, el cansancio de su compañera le era preocupante.

En otro lugar, Minerva, Erza, Jellal, Kagura y algunos otros se encontraban haciendo guardia, muchos daban gracias a que la geisha de Sabertooh y Titania se encontraban ausentes peleándose entre ellas antes de adicionar tensión a la reunión.

En pocos segundos una guerrilla de pleitos y argumentos se armó instantáneamente, la cuestión era preferir la pugna en si o los soldados.

El blanco dragonslayer suspiró, esta engorrosa reunión no era su estilo, pero debía quedarse callado y aguardar a una orden, no solo tenía que ver por su subsistencia en esta guerra, también por algo que él consideraba su responsabilidad.

Los ojos azules se encontraban aburridos recorriendo los rostros de cada uno de los representantes, la tensión acumulada salía a la luz con un poco de presión, algunos realmente se veían desesperados por un pequeño respiro. Entre la conmoción él la pudo escuchar, sentir y hasta respirar su horrible fragancia, molesto escuchó las palabras de la voz femenina distinguida que se encontraba a su lado sin que nadie la notara.

¿No es divertido ver como se destruyen unos a otros?

No quiso responder a algo que le encontraba toda la razón, Mavis frunció los labios expeliendo una onda de energía pura para limpiar la habitación, el rubio manejador de la luz se lo agradeció en silencio.

— Cuando el poder del amor supere al amor por el poder, el mundo conocerá la paz— habló Mavis con tono moderado, los magos dejaron sus pleitos para escuchar su discurso—. El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional, nuestras fuerzas son humanas, frágiles, pero cuando están concentradas en su objetivo somos imparables, todo este dolor solo las hará sufrir y así… Tártaros ganará esta guerra. No olvidemos nuestra meta pero tampoco por qué lo hacemos; nos quedaremos, mientras ellos no se muevan no hay razón para adelantarnos, disfrútennos este pequeño espacio para recuperar nuestro ímpetu—la rubia pequeña alzó sus brazos y su magia comenzó a crear diferentes ecuaciones, los números volaron por el techo hasta mostrar una cantidad de decimales que pocos entendieron—. Las posibilidades están a nuestro favor, avanzar a ciegas no es factible para nuestra campaña.

Makarov sonrió con satisfacción y Jiemma, su contraparte, tensó los músculos rompiendo parte de su propia silla.

— ¡Bien chicos! ¡A arreglar nuestra futura sede! —Ordenó el tercer maestro de Fairy tail con alegría, Mirajane se volcó con sus ayudantes para la ocupación de las casas abandonadas, emocionadamente hablando sobre la posibilidad de dormir en una cama, ese solo pensamiento iluminó los rostros de muchos.

Viendo la lucha ganada los magos comenzaron a abandonar la habitación, antes de irse Sting seguía con la guardia levantada en Natsu que no se levantaba de su lugar, el Dragneel seguía viendo fijamente al maestro de Sabertooh.

— Tú le ordenaste a Wendy ir al reconocimiento —gruñó el peli rosado con rabia.

— Es su deber—Jiemma volteó sonriendo con sorna—, como nuestro protector.

Las palabras del maestro de los tigres estaban llenas de ironía, ambos hijos de dragón sintieron la ira burbujear.

— ¡Nosotros no somos unos objetos! —defendió Natsu, Jiemma le miró carcajeándose.

Los ojos del anciano se posaron sobre Sting con un obvio pensamiento.

Todos los slayers son nuestras armas…

Jiemma se fue ignorando las miras a sus espaldas, Minerva lo esperaba en la puerta junto a su abrigo, las características suaves de Minerva no decían nada, ella estuvo escuchando en todo momento.

Natsu se paró frente a Sting, observándolo con fuego en los ojos.

— No dejaré que lleguen a ella —y abandonó la habitación.

El Eucliffe no tardó en seguirlo, ambos tenían el acuerdo tácito de defender el tercer lado de esta guerra, algo que ninguno había compartido, y no necesitaban hacerlo.

Sting infirió que el dragonslayer fuego no sabía a ciencia cierta toda la situación, pero Natsu no era tan ignorante en algo tan vital para él, conocía más a Lucy de lo que Sting llevaba haciendo en este año, negarle la existencia de que su mejor amiga había cambiado era tapar el sol con el dedo.

El factor oculto para todos los magos de esta campaña, el God Slayer de la luz, Lucy Heartfilia.

...

Lucy desenredó los brazos de Wendy de su cintura, acomodándola en la cama improvisada de la enfermería mientras la arropándola hasta el cuello. Acarició sus cabellos arrullando sus sueños, la niña se acurrucó en posición fetal abrazando el cuerpo cálido de Charlie que no pudo seguir despierta velando por la seguridad de la chica peliazul y ambas durmieron tranquilas por primera vez en el día.

¡P-pero Lucy-san! ¡Él se estaba comiendo a su familia!

Suspiró intentando olvidar un momento los lamentos de la niña, se agachó a su lado besando la frente de la sacerdotisa de los cielos, haciendo una promesa silenciosa de no exponerla a ese tipo de situaciones. No quería que el alma inocente de Wendy se manchara con los horrores… que ella misma había experimentado.

La risa de su madre infernal se escuchó como un eco en sus recuerdos junto a una presión similar en la punta de los dedos, era frio pero no lo suficiente como para congelarla como antaño, atacó esa sensación tan impropia tocando sus llaves colgadas en su cinturón, el calor del metal dorado de los espíritus celestiales la tranquilizaba.

Pensando en ello terminó parada a un costado de la cama de Yukino Aguria. Acomodó la rosa, esta vez blanca, que estaba salida de su pelo; con un paño que descasaba en la mesita de noche limpió su frente, pómulos y labios, pensando que quizás Yukino agradecería refrescarse un poco.

Sintió un tirón de magia celestial en ella, podía sentir por un instante, las peticiones de las llaves de Yukino. Levantó los libros acomodados en el suelo junto a la cama de Yukino, buscó la página que había dejado y retomó su lectura.

Lucy no era un soldado como todos los demás, nadie sabía su alcance de poder. Para el mundo la misión con Sting fue solo una búsqueda de información, su nuevo origen mágico era un secreto mal guardado.

Su equipo sospechaba pero se mantenían al margen, Erza, Gray y Happy solo la apoyaban en silencio callando sus preguntas, Natsu en cambio nunca necesitó nada. El pelirosa se quedó mirando un día que los demonios atacaron, solo vio la expresión del rostro de su amiga y todo llegó como consecuencia.

Ella se lo agradecía, en serio.

Ahora, ahorrando su frustración de no útil, ocultando su existencia como un tabú por Mavis, se embarcaba en otro barco, traer de vuelta a Yukino, su camarada en la magia celestial.

Su lectura fue cortada por otro libro posado sobre el que leía, levantó la vista para ver a Loke ofreciéndole el documento.

— El rey celestial dijo que quizás este libro sea de ayuda—dijo el espíritu del león acomodando sus lentes—, costo un montón quitárselo a crux.

— Gracias —dijo Lucy agradecida, sujetó el libro entre sus manos delineando con los dedos una imagen grabada sobre él— ¿"Fundamentos de la magia"?

Loke rió revolviendo el cabello de la rubia pese a sus protestas.

— La energía humana que emite el alma —Loke le guiño el ojo—. Debes saber bastante de eso ya, en el reino celestial sentimos cada uno de los cambios que la princesa experimenta—Loke se agacho hasta la altura que estaba sentada la Heartfilia, acercándosele hasta que ella retrocedió incomoda—…Lucy —la expresión severa se quebró miserablemente en lloriqueos infantiles— ¡No me vas a cambiar ¿Verdad?! ¡Acuario dice cosas malas! ¡Princesaaaaa~!

Antes de poder sonrojarse o desconcertarse -¿Qué cosas malas decía Acuario?-, una mano sujeto la cara de Loke empujándolo hacia un costado, Lucy alzó la vista para ver al dúo dragón ingresando a la enfermería.

— ¡Gato de mierda, esto es una enfermería! —espetó Sting apuntando un cartel de "Silencio" mientras Rogue tomaba su asiento usual cerca de la cama de Yukino.

— Pues no grites, dragón bipolar — le regreso Loke en una pose retadora, Rogue los hizo callar a ambos con solo una mirada oscura prometiendo dolor si no guardaban silencio para los enfermos, Sting y Loke se miraron con odio puro, Lector apoyaba a su amigo mientras que Frosch inocentemente decía que veía "chispas".

La chica suspiró girándose a su libro, al abrirlo pudo ver dibujos sobre las características de cada magia elemental, se imaginó cada uno de sus compañeros en cada elemento, Juvia para el agua, Natsu para el fuego y así sucesivamente.

— ¿Qué lees Lucy-san? — la rubia sonrió ampliamente por el título que le dio Rogue, costó horas convencerlo que dejara de usar el apellido para referirse a ella.

— Algo para ayudar a Yukino—Lucy posó la mano sobre la de Rogue con una expresión decidida—. La traeré de vuelta, lo prometo.

Un silencio cómodo se dejó caer en la habitación, Rogue asintió con una pequeña sonrisa que emociono tanto a Lucy como a Frosch, Loke también se relajó visiblemente y se despidió sintiendo que sobrara en torno al tema de la maga celestial dormida, Sting por otra parte, se apoyó en el respaldo de la silla de la Heartfilia para ojear el libro sobre su hombro.

— ¿Cómo les fue?—preguntó Lucy sin inmutarse por el dragón blanco, Rogue les hecho una mirada a ambos que no parecían conscientes de su obvia cercanía.

— Nos largamos a la aldea cercana, ahora algunos magos estarán limpiando—murmuró Sting siguiendo la lectura—, les dije que estabas con la niña por eso no te han llamado a limpiar el desastre, así que te debes quedar aquí para cuidar de Yukino y Wendy-san, ¿Entendiste?

—Wendy… No creo que se sienta muy bien en ese lugar—meditó la chica girando la cabeza a la cama siguiente que contenida a la dragonslayer, los leves ronquidos la alertaban de que seguía durmiendo, Lucy pensaba que despertaría al anochecer.

— Ha sido una madrugada muy movida, son solo las tres de la tarde y ya me siento asqueado -¡Hey! ¿Qué significa este símbolo? —E inicio la conversación natural entre el slayer blanco y la maga celestial, Rogue solo los contemplaba con paciencia deslizando su mano a la de Yukino.

— "¿Cuáles son los límites de tu obsesión, Sting?"—Recordó mentalmente, una suave mueca se formó al ver como Sting le criticaba a la chica por ser una "otaku de libros"—"Solo una obsesión, ¿eh?"

Tras unas horas una fragancia aproximándose tenso a los tres, Rogue se levantó enseguida mientras que Sting se separaba de la rubia, Lucy apretó el libro en su regazo con fuerza intentando parecer ignorante al peligro, Rogue solo estaba enterado del "intercambio de olores" de los rubios, no lo que la esencia de dragón encubría.

Las cortinas que simulaban una puerta para la tienda de enfermería fueron quitadas abruptamente por dos funcionarios de Sabertooh, Minerva envuelta en una piel de animal sobre su vestido elegante se hizo paso con su expresión aparentemente tranquila.

— Mi padre los llama slayer—la pelinegra se acercó a ambos dragonslayer con una sonrisa morbosa —, deben limpiar el camino…

Rogue acató la orden con una última mirada a la albina y una despedida silenciosa a la rubia que no fue respondida de vuelta. El dragón sombra concluyó simplemente que la joven se sentía insegura en la presencia de la mujer que la torturó frente a un estadio completo y se fue hacia las afueras con Frosch y Lector, en cual intentaba disimular su preocupación por la muchacha rubia.

Sting mantuvo una expresión aburrida, murmurando para sí mismo que ya habían terminado el trabajo, se mantuvo cerca de la puerta, esperando a la geisha a salir.

—Yo dije—Minerva habló después de un rato—… todos los slayer

Sting detuvo su camino tensándose completamente junto a Lucy que hundía las uñas en la portada de cuero del libro.

— Esa mocosa—Minerva continuo ajena a las expresiones entre aliviadas y confundidas de ambos rubios. La mujer apuntó a la dirección de la cama que se encontraba la sacerdotisa de los cielos—, sáquenla de la cama

El corazón de Lucy dio un vuelco, se paró enseguida a proteger con su propio cuerpo a la niña dormida de los guardias, la expresión de miedo cambio radicalmente a una llena de fuego e ira.

— No te atrevas…—murmuró peligrosamente la Heartfilia, la sensación de ardor en la punta de los dedos comenzó a extenderse por sus brazos.

— ¿Vas en contra de una orden? Tu gremio patético no está aquí para defenderte—desafío la maga de Sabertooh con una sonrisa malévola; Sting aún no se movía, seguía en su posición en guardia para cualquier enfrentamiento.

—Wendy no puede luchar—Habló ella con cosquillas en sus caninos, las pupilas dilatadas y la presión en sus pulmones. Clavó sus colmillos en el interior de la mejilla para controlar sus impulsos.

Ocultó sus instintos apartando su rostro, no quiera ni sentir sus olores.

— Wendy Marvell, Dragonslayer viento, un soldado —la mano de Minerva fue a parar en el pelo de azul de la sacerdotisa de los cielos, la joven se estremeció en el sueño tratando de fundirse con el cuerpo de Charlie—. No hay tratos especiales aquí, ¡Llevadla!

La pelinegra sintió una extraña sed de sangre estremeciéndola. Entrecerró los ojos buscando el origen pero solo encontró el rostro oscurecido de la rubia, por un instante vio rojo, un flash centellante que le prometía muerte y calamidad.

Una presión en el la muñeca la trajo a la realidad, Sting quitó su mano sin mucha delicadeza de la cabeza de la niña dragonslayer, Minerva se despertó de esa extraña y efímera sensación escalofriante y volteó hacia el chico con furia.

— ¿Qué significa esto…Sting? ¿Ahora te dedicas a defender hadas?— se burló la geisha encubriendo la incredulidad con burla, Sting no puso ninguna expresión mientras que la Heartfilia le sujetó la camisa con los dedos— ¿O es acaso que las baratas atenciones que recibes de ella fueron suficiente para comprar tu lealtad?

El chico frunció el ceño enojado, sin embargo, se mantuvo quieto por el agarre de la chica, Lucy seguía con su rostro bajo con una agarre sobre Wendy y el otro en la camisa de Sting, aferrándose cada vez más fuerte.

Minerva le envió una clara expresión molesta pero Sting mantuvo firme la aprisionándole muñeca. Una mano grande los separo a ambos, sorprendiendo con la guardia baja.

Laxus Dreyar y Mirajane Strauss detuvieron esta lucha de voluntades.

La albina mayor acarició el brazo de Lucy sorprendiéndola, la maga celestial parpadeó unas cuantas veces para asumir las nuevas presencias.

— Soy la que está a cargo de limpiar nuestro nuevo hogar—comenzó Mirajane con un tono sereno, su expresión amable escondía la ira que contenía contra la "tigresa"—. Nunca solicité a Wendy para formar parte de este trabajo.

Minerva quitó las manos de Laxus y Sting, los guardias de Sabertooh no se atrevieron a emprender represalias contra la masa de músculos palpitantes que era el mago clase S.

— ¡Stk!—gruñó la pelinegra —solo acato órdenes Strauss, algo que tú y tu gente debería comenzar a aprender—Minerva observó despectivamente al joven rubio— y al parecer, los miembros de mi gremio también.

La geisha se retira con clase, con sus sirvientes detrás de ella quitando cualquier estorbo en su camino, antes de irse voltea para sonreír sádicamente, un estremecimiento conocido se mantuvo en el pecho del dragonslayer rubio, un recuerdo paso como un borrón en su cabeza.

No lloriquees.

— Hay que irnos —habló por primera vez Laxus, el rubio fornido aguantó las burlas dirigidas a los dos jóvenes para sí y se encaminó a la puerta a esperar a la albina. Mirajane acomodó las mantas de Wendy y les sonrió a ambos chicos, con la mirada les dio la gracias a Sting quien volteó levemente avergonzado, él no hacia esto para ser recompensado.

— Lucy-chan, las palabras son las armas de la intimidación, no prestes atención a una persona como ella —Mirajane posó las manos sobre las mejillas de Lucy estirando con sus dedos los labios de la chica en una sonrisa forzada— ¡Sonríe! De esa forma la harás enojar —río guiñándole un ojo—, así cuando Wendy despierte, cuando nosotros volvamos—le dio un asentimiento a Sting a su lado—, nos sentiremos como en casa.

La peliblanca se fue con una pequeña seña con la mano, arrastró a Laxus que la esperaba a las afueras gritando el lugar donde los slayer deberían "limpiar" la zona de demonios niveles uno y dos, los magos normales se encargaban pero la presencia de los dragones le hacían sentir seguros, por ello, siempre había un slayer rondado por el lugar.

— Las mujeres de Fairy tail son inquietantes…—murmuró Sting relajando la postura, Lucy seguía sujetando la camisa con los labios en una mueca triste. Él quitó los dedos uno por uno observando con cuidado como los músculos de Lucy se destensaban.

El chico se bufó, sus manos fueron instintivamente a sus mejillas pálidas, el color no parecía regresar a ella asemejando a una apariencia enfermiza, fantasmal, como… Ese tiempo.

Apresó entre sus manos el rostro de Lucy, quien parpadeó confundida, enseguida un leve rosado coloreó su rostro ante la cercanía, ella mordió su labio inferior con nerviosismo olvidando esa expresión asustada. Complacido con el cambio Sting comenzó a jalonear sus mejillas de la misma manera que Mirajane lo había hecho.

— ¡Hey! — la rubia se quitó de su alcance, pero Sting fue más intrépido acercándose sin tocarse hasta que el calor humano se trasmitía desde la ropa.

— Son treinta y seis pasos—susurró a su oído, la chica sintió sus mejillas arder con fuerza—…de mi lugar a este son solo treinta y seis pasos.

— ¿Y… eso?—preguntó con duda, Sting se encogió de hombros para darle la espada.

— Si cierras los ojos y caminas hasta allí puedes ignorar todo lo que está alrededor —él camino hacia la puerta— de esa forma solo ves lo que quieres ver.

Se despidió con un simple gesto, Lucy masculló un "idiota" para apoyar su cabeza sobre sus manos, sonrió de pura inercia al sentir el entumecimiento de la piel de sus mejillas, comenzó a contar de treinta y seis hacia atrás en una cuenta regresiva imaginando todo el trayecto, respirando profundamente en cada paso imaginario para calmar los latidos de su corazón.

Las venas le ardían, esa sensación helada que recorría su cuerpo se iba desvaneciendo con lentitud palpitando en cada segundo, en cada cuenta.

Se dejó caer sobre a cama que estaba apoyada, la respiración de Wendy se había normalizado y Charlie murmuraba algo entre sueños, cerca de ambas niñas respiró el aroma de Fairy Tail para borrar sus impulsos.

Estuvo a punto de hacerlo.

"— Hay una cosa que quiero en este mundo… Es poder apoderarme de tu cuerpo y mente"

Apretó las sabanas con fuerza, respiró necesitadamente del aire con la esencia de la exceed y la dragonslayer viento, su corazón latía desbocado.

Podía sentirla acercándose, cada vez que perdía el control, ella estaba allí para verla, expectante, orgullosa y en primera fila, riendo de su desgracia, relatando extasiada sus cambios, para después, cuando todo terminaba, agacharse a su lado y repetir esa frase que tanto odiaba.

Lucy Heartfilia no es una persona rencorosa… Pero piensa que no puede salir de ese sentimiento.

La odia.

Se tocó las mejillas rojas por las marcas de dedos de los dos magos, deslizó su mano desde su cara hasta su cuello en el lado derecho, en la curva de su hombro, en el leve relieve de una cicatriz de mordedura. Dejó descansar la mano derecha allí para tranquilizarse, suavemente la mano izquierda se hizo camino sobre su ropa hasta un lugar cerca de su corazón, apretó la piel casi dolorosamente, mordió el labio para evitar dejar salir cualquier gemido, tanteó y lo encontró, algo duro, similar a una roca.

Una lácrima.

Eso no me detendrá, y lo sabes…

Escuchó la voz fantasmagórica, ella ya estaba aquí.

Lucy, Lucy, Lucy—repitió ella con suavidad y aparente ternura—…Hay cosas que no se pueden borrar de este mundo, una de ellas… Soy yo.

Lucy se alzó desde su posición sobre la cama de Wendy, giró con una expresión vacía hacia la sombra de mujer que se volvía más real a cada segundo.

Su madre demoníaca, quien la transformó en lo que hoy es.

Lucy la veía siempre, a cada instante, la escuchaba. Se preguntaba si los demás God slayer pasaban por lo mismo o era ese ser demoniaco el que se empujaba a su lado.

Esos tigres me molestan—se quejó ella.

Había evolucionado, desde la apariencia de anciana que vio por primera vez ahogándose en ese lago a una mujer de treinta años, inquietantemente similar a su madre biológica, Layla Heartfilia, con el pelo en leves rizos hasta la cintura del color negro profundo, ojos grandes rojizos que reflejaban vitalidad ficticia.

Su vestido resbalaba de sus hombros mostrando su gran escote, era una imitación gótica de los vestidos de Layla menos abombados con el torso ajustado.

Todo era una burla para la maga celestial.

¿Cuándo dejarás salir ese monstruo que llevas dentro? —Preguntó el demonio con tristeza fingida—Dejad que sea libre mi niña… ¡Dejad que pueda ser tú!

Lucy apretó los puños con las imágenes de su reciente pasado fresca en su memoria, los gritos, la sed.

— ¡Nunca! —gruñó con terquedad la chica, jamás se daría por vencido contra su demonio, la magia slayer se filtró por sus ojos, dándole una aura rojiza.

La demonio sonrió ante la reticencia de su "hija". Negó con la cabeza con paciencia.

Ah…—suspiró— tan necia…—las características amables de ser oscuro se retorcieron en una expresión insana— ¡Me encanta! Te puedo jurar, mi niña, que en solo unos minutos estarás envuelta en la sangre de tus enemigos, porque tú sabes… Si hay algo que odio, detesto—caminó por la habitación alzando los brazos para puntualizar su punto—, me enferma, es… perder una pelea.

El corazón de Lucy comenzó a latir con real miedo. Antes de poder preguntar sobre el significado de sus palabras, la ilusión se disipó en el aire como si fuera humo apartado por el viento, las cortinas de la puerta de la enfermería fueron corridas por otra persona. Los ojos marrones se dilataron de temor.

— ¿Con quién hablas…God Slayer?

...

La aldea estaba a quince kilómetros y medio de distancia, serpenteando unos riscos empinados en un bosque húmedo sumado a lo caliente de la época, era casi de noche cuando los slayer llegaron, una guardia nocturna.

— Tomen —Laxus les empujó un vaso de una sustancia desconocida a todos los participantes, tenía el color caramelo y olor dulzón.

Natsu lo ingirió para escupirlo rápidamente, Sting agradeció mentalmente de tener un conejillo de indias primero.

— ¡Hahaha aun eres un niño, Natsu!—gritaron unos magos de Fairy Tail desde otro sector, todos estaban recorriendo la aldea en grupos, los slayer permanecían en la plaza central, Natsu corrió hacia Macao y Max exigiendo una pelea.

Sting se encogió de hombros tomando a sorbos el alcohol de Laxus, no había dormido desde las tres de la madrugada por culpa de la ocupación, Wendy y reuniones.

— ¡Oh! ¡Laxus-sama! — gritaron dos magos acercándose, por la energía rebosante que emanaban Sting supuso que eran de Fairy Tail.

El Dragonslayer de la luz ignoró a los sujetos, el peli verde era tranquilo, un tanto inquietante cuando se refería al mago rayo clase S, pero el otro... Sting tragó todo el alcohol de un sorbo.

— ¡¿Y?! ¡¿Es cierto?!—su nombre era Bi...Bick…Lo que sea, nadie normal usa una camisa en la cabeza— ¿Tú y cheerleader? ¡Escupe!

—"¿Cheerleader? — Sting alzó una ceja confundido—… ¡Ah! ¡Blonde! Por qué—interrumpió sus pensamientos con una repentina imagen metal no muy apta para menores—...Maldición, ¿En qué mierda estaba pensado la idiota para vestirse de animadora?"

— Bickslow — Laxus detuvo el acoso de su compañero con una sonrisa burlona—, déjalo. No tiene por qué decir nada—Sting no sabía si lo estaba ayudando o hundiendo, el tono de voz empleado por Laxus era claro doble sentido—, además… Hoy nuestro amigo aquí se enfrentó a la reina de los tigres, dale algo de crédito,

El Eucliffe fulminó a Laxus, quien tomaba su trago de ron.

— ¡Awwww es tan dulce!

Sting tranquilamente se atragantó con la observación, dando al mago de Fairy Tail una mirada perpleja. Seguramente había oído mal o que nunca dijo tal cosa. Pero, de nuevo, con las hadas siempre hay que estar pendientes de cada palabra.

— Por protegerla…— agregó el mago rayo solo para fastidiar. Sting pensó seriamente que tenía algo que ver con los hábitos casamenteros de cierta maga clase S.

— ¡Awwww es tan lindo!

¡Eso es! El dragonslayer blanco no iba a estar allí y ser llamado "dulce" o "lindo" por nadie, ni siquiera a sus –se atraganta-….camaradas.

— ¿Qué demonios estáis diciendo?

— Eucliffe-san, nunca imaginé que eras el tipo de romance — se rió Freed.

Sting podía sentir sus manos crispadas sobre su vaso. Tomó toda la fuerza del mundo para contenerse y no darles un rugido en el trasero a todos.

Cerró sus ojos azules, no tenía tiempo para perder con ellos.

Se levantó ignorando sus bromas y apuestas, hoy no se sentía muy bien.

— ¡Sting-kun! ¡Aquí! ¡Aquí!—llamó Lector sobre el techo de una casa, Rogue y Frosch estaba junto a él, el pelinegro con claro brillo divertido en los ojos.

— Tú no digas nada —le fulminó por las dudas, Rogue se mantuvo impasible con una leve sonrisa de satisfacción.

Sting suspiró frustrado, pasándose la mano por el cabello y acostándose en el techo de la casa, los sonidos de los magos le eran ajenos, incluso la presencia de Lector a su lado.

Un escalofrió similar le recorrió la espalda, la cien le palpitaba, dolor…

— ¿Sting-kun?—giró hacia Lector que ahora le miraba preocupado—…No te ves bien.

La respiración se le hizo más pesada, escuchó algo, un llamado, y el mundo se volvía borroso, pero antes de perder en sentido algo alcanzó a distinguir sobre el horizonte.

La luna llena rojiza, iluminado el cuerpo de la mujer pelinegra y ojos carmesí.

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Yo estoy aquí siempre a su lado…

A tú lado.

Esta noche está luchando por su vida,

¡Ven!

¡Escucha su grito de guerra!

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Corrió por el bosque a duras penas, las heridas chorreantes le hacían perder el sentido, un peso pesado como él sabía que esto iba de mal en peor.

Los sonidos se habían silenciado, una fosforescencia siniestra se apoderó de la naturaleza, toda unida en un escenario macabro, miles de ojos se abrieron en la oscuridad, lo había encontrado.

Era una risa psicótica, enferma, lo detuvo, se volteó con lentitud a la alimaña que le observaba riendo, era un juego para…eso.

— Esto eres en realidad…

La bestia saltó desde lo alto tan rápido que parecía una erupción de luz, levantó un brazo donde se expandía de las heridas abiertas una extraña sustancia cristalina que se volvían garras, enormes como cuchillas; ondeó esos garfios encajándolos en los músculos hasta llegar a los nervios, tirándolo hacia el suelo; el anciano cayó en un festín de patadas que se detenían para verlo convulsionar.

Cuando el cuerpo del enemigo es arrojado al aire y los pedazos llueven, ¡Eso hace que baile mi corazón!

Se arrastraba por el suelo intentando alejarse de ese… monstruo, una sustancia que descubrió que era la propia Luz trasmutada lo mantuvo atado a su lugar, encajando los hilos en su piel, una mano humana le apretó el cráneo contra el suelo, por entre los dedos de su agresor vio el rojo sanguinario de su mirada.

— ¡Hemos creado a un monstruo! —rió en anciano sabiendo ya su final.

Los dedos rasgaron su globo ocular derecho, Jiemma se crispo de dolor, la sangre se esparcía por los suelos junto a la de las anteriores heridas, embarrando la tierra en una mancha oscura, intentó levantarse pero el pie de su agresor se posó sobre su cuello; ladeó levemente la cabeza con el ojo restante lleno de ira, su visión se cubría de negro pero podía distinguirlo, el destello dorado, rojo y negro; maldijo con sus últimas fuerzas.

— Tú… bas-…tard— no alcanzó a terminar, la fuerza ejercida por su asesino cortó toda vía respiratoria.

La persona, temblando de la risa, quedó como su última memoria. La bestia asesina levantó su rostro hacia el cielo, los rayos de la luna llena llegaron directo a su piel contrastando el brillo etéreo de marfil, descubriendo a la doncella que había derramado todo ese camino carmesí.

Jiemma, el maestro de Sabertooh, había dejado de existir.

Una lágrima cayó sobre su cadáver.

Los ojos rojos se abrieron con incredulidad justo cuando el viento meció sus cabellos rubios, Lucy miró sus manos manchadas resplandeciendo con el fulgor lunar, pánico, miedo, terror…

La respiración atascada en su garganta comenzó a reaccionar sintiendo el olor a muerte. La risa descarada resonó en sus oídos, en una de las punta de los arboles la podía ver, a su madre, riendo orgullosa.

Las lágrimas seguían derramándose, el calambre en su cuerpo se rompió de la única manera posible.

Gritó.

El aullido de un God Slayer.

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N/a: hola nuevamente, y bien ¿qué les pareció? Está apareciendo la verdadera trama de esta historia, ya era hora ¿no? Tenía que sentar las bases primero.

¿Quién se imaginaba de que quien mato a Jiemma tan violenta y sanguinariamente era Lu-chan? Cuando pregunte de "¿Quién mata a Jiemma?" la mayoría me indico Minerva, pues… nop nop Evil-Lu-chan se está mostrando a la luz, hay muchas preguntas, lo que quieren que aclare dígamelo por Review.

La primera escena antes del título no es al azar, venga, otra vez, ¿quién creen que es? Díganme~!

También, Sting, dime qué demonios planeas hacer? (spoiler cap. manga 313) a ti no puedo predecirte!

Sting: ¬¬ derechos reservados por Mashima.

Oh entiendo, si dices algo de nuevo Mashima te ara llorar como condenada, verdad? (ignora la mirada de odio de Sting), bueno no importa, no importa lo extraño que seas Sting, cada día caigo más en el amor contigo, a alguien más le pasa? y más importante, alguien tiene una idea de que va a hacer Sting?

Caro0-san pregunto por qué no se ve la historia en la búsqueda normal, eso es porque la búsqueda de se pone automáticamente en la clasificación de "K – T" deben ponerlo en "All" para que aparezcan todas las historias. Ahh~ la censura americana.

Aviso publicitario: Actualice Cafeína, ahora es una saga de One-shot StiCy! Please! Pásense por ahí y dejen Review, acepto peticiones. También "Sins de KMAZFRSF" muy buena historia, les gustara!

Como dije antes, lo que más quieren que aclare pídamelo por Review así sabré que escribir en próximo cap., (seh… no tengo idea que cosa aclarare primero por eso no pongo avance esta vez)

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