N/A: Hello! ¡No me comáis! Jajaja y no lo digo por la tardanza, sino por el giro que vais a leer a continuación, tenedme paciencia ;P. Ahora es cuando vais a ver la influencia de Jordan Grant jajaja. Os pido por favor que me dejéis un review con vuestra opinión y me digáis que os va pareciendo de verdad que es el mejor sueldo que una "escritora" puede recibir! Es lo que anima a seguir! =) mil gracias por leer!

Capítulo 10. Bienvenidos al mundo

Cuando Severus empezó a despertar, inmediatamente entró en tensión. La sensación de haber dormido bien no era algo a lo que estuviese acostumbrado. Enseguida se dio cuenta que estaba en su casa, ok, eso era bueno. Le inundo la sensación de tranquilidad que se consigue después de una buena noche de descanso, y ahí estaba, ese agradable aroma que rodeaba todo y entraba a sus pulmones como un soplo fresco, lleno de vida.

Pero rápidamente se truncó, cuando segundos después se percató de que en su cama había otro cuerpo. Una mano encima de su pecho descansaba llenándole de calidez y entonces de golpe recordó toda la ceremonia. No pudo evitar un gemido lastimero… su pesadilla en vida. Los recuerdos se colaban en su mente sin poder evitarlo, él intentando que Granger comprendiese que no la iba a hacer sufrir, que sería un buen compañero vinculado, que la cuidaría, que no podía prometerle nada más pero que se comprometía con ella, cursiladas varias… y entonces en medio de toda la locura, el hechizo le convertía a él en un sumiso, para siempre…

Primero su madre, luego su padre, luego el Señor Tenebroso, doblegado a obligaciones y deseos de otros, después añadió a Albus y, cuando por fin parecía que sería dueño de su propia vida, se la arrebataban para dejarla en manos de una joven mujer, que le odiaba, que no entendía y que además era la mayoría de las veces demasiado, impertinente, molesta y sabelotodo.

De pronto otro recuerdo le golpeó ¿la marca? Otra más… ¿dónde la habría puesto el hechizo? Se preguntó, cansado. Ya lo averiguaría… no tenía prisa por ver lo que ahora llevaría para el resto de su vida.

La molestia empezó a recorrerle por su cuerpo, necesitaba salir de esta situación. Quería irse, no tenía ganas de afrontar nada ahora mismo, no sabía qué iba a encontrarse, cuáles serían las exigencias del malditamente retorcido y antiguo hechizo, comenzó a abrir los ojos lentamente para acostumbrarse a la luz, con la tranquilidad de oír el profundo respirar que indicaba que ella seguía dormida.

Al abrir sus ojos, su habitación le dio la bienvenida hay que joderse, él era el sumiso, pero estaban en su mansión y en su habitación… después de unos segundos, mientras sus ojos se acostumbraban, y su cerebro comenzaba a ponerse en marcha para levantarse y funcionar más racionalmente, se dio cuenta que estaba desnudo, J-O-D-E-R. Sólo la capa le tapaba, pobremente, de estar tal y como vino al mundo. Ahora entendía el regalo de los elfos, un poco de privacidad para su inverosímil situación, el hechizo les hubiese dejado totalmente desnudos.

Lo siguiente que se dio cuenta fue de que la mano de Hermione le parecía tibia, y de que estaba encima de su pecho, habiéndose deslizado entre los pliegues de la capa. ¿Qué?

Comenzó a moverse alejándose de la fuente de calor, queriendo poner tierra y mar entre ellos, mucha, para poder prepararse sobre cómo afrontar la situación. Para prepararse para la primera conversación con su esposa, sin saber qué esperar de esta situación y como afrontarla. Esperaba poder hacerlo vestido, eso desde luego, pensó con acidez. Con lo que no contaba era que, apenas la mano de Hermione dejó de tocarle la piel, ella se despertó viéndose muy desorientada.

Mientras Severus terminaba rápidamente de levantarse sujetando su capa alrededor de su cuerpo, cubriéndolo, Hermione se incorporó de la cama rápida y desorientada, quedando sentada sobre sus piernas y, extrañamente lo primero que Severus se preguntó, era si la chica no se había dado cuenta de su, prácticamente, desnudez al incorporarse, su mirada la recorrió rápidamente sin poder evitarlo mirando sus pechos, su estómago, su monte de venus.

Mientras se debatía entre varios sentimientos, uno el inusitado y alarmante deseo que sintió al entrever a la joven desnuda, la vergüenza de no haberse controlado estando en una situación como esta y por otro lado la rabia que le dio ver el miedo en sus ojos mientras se alejaba aun más de él, sentándose casi encima de los almohadones con las piernas recogidas.

- Señorita Granger, no le voy a hacer nada, puede estar tranquila - dijo con la voz llena de sarcasmo y acidez. Uno por el insulto no dicho hacia su persona y su honor y, por otra parte, ni que fuese irresistible.

Hermione volvió a gemir y se cubrió el rostro con las manos.

Bueno ya está bien.

- No tengo por qué aguantar todo este despliegue, voy a prepararme para el día y ocuparme de mis tareas, espero usted haga lo mismo – iba a levantarse y a irse pero no pudo evitar añadir, ultrajado - No sé qué habrá pensado que iba a hacerle, pero le aseguro que, sea lo que sea, que se preguntase la respuesta es NADA - El enfado y la frustración comenzaron a fundirse y todo se mezcló, Severus no se consideraba ni de cerca, un buen hombre pero incluso para él había límites que no había traspasado nunca, tenía honor. - Tengo mejores cosas que hacer, si quiere pasar aquí todo el día, lamentándose, hágalo.

Girándose colérico y con toda la dignidad que se puede, cuando sabes que estas desnudo tras la capa que sujetas, con fuerza salió de la habitación dando un portazo.

*.*

Desde la habitación de enfrente del pasillo, Severus invocó a Pluto para pedirle que le trajese sus ropas y toallas y se metió en el baño. Necesitaba la calma del agua que una ducha podía proporcionar, urgentemente. Se quedó debajo del chorro sin moverse.

Mientras se enjabonaba no fue capaz de encontrar en su maltrecho cuerpo la marca, estaban todas sus cicatrices, pero ni señales de la marca ¿sería una marca invisible?... mejor pensó amargamente. Cuando salió de la ducha, todo lo que le había pedido a Pluto, estaba levitando delante de él. Se secó y vistió lentamente, enfadado con su vida, por el cariz que estaba tomando, con él mismo, por pensar que todo podría haber sido distinto, por estallar en la primera mañana de su vida compartida, enfadado con Granger, por lo que había implicado.

Agriamente hizo recuento de su situación. Estaba en su casa, siendo el sumiso, sin saber mucho sobre el hechizo que le ataba de por vida con una jovencita, habiendo sido insultado, y, por si fuera poco, estaba teniendo que ducharse en la habitación de invitados, mientras Granger estaba en su habitación. Desde luego la vida conspiraba para que fuera siempre miserable, bueno tampoco es que para la señora Snape fuese reír y cantar…

Después de una reconfortante y larguísima ducha y de haber esperado un tiempo prudente, en lo que calmaba su mente y esperaba que también la señorita Granger se hubiese podido adecentado, volvió a sus habitaciones para recuperar su varita, que suponía estaría ahí, y luego ir a buscarla, probablemente a la biblioteca, pensó burlonamente, para intentar volver a empezar y de paso, poner algunos puntos sobre íes.

Posó su mano sobre la puerta de la habitación para que le reconociese y permitiese la entrada. De pronto sintió como una pequeña carga eléctrica y supo que algo iba mal.

Lo que nunca se hubiese imaginado fue encontrarse con Hermione en la cama en la misma posición en la que la había dejado y llorando mientras todo su cuerpo temblaba espasmódicamente sin control.

- ¡Señorita Granger!- se acercó a la cama y la cogió por los hombros para poder ver bien su rostro que se encontraba oculto por su cabello, húmedo de tantas lágrimas. Lo que vio en sus ojos hizo que un escalofrío le recorriese. Dolor físico, profundo, como la mirada que tenían aquellos que sufrían Cruciatus.- Merlín, ¿qué le sucede?

- Y y y yo….- la voz de Hermione salía de su boca entrecortada por los fuertes temblores.

Severus se sentía desesperado, no sabía que pasaba, no parecía que estuviese herida físicamente, por lo que por descarte debería ser algo del hechizo, como anteriormente se habían solucionado parcialmente los efectos del hechizo cuando la había tocado, se puso detrás de ella y la atrajo hasta que estuvo recostada en su pecho sin aparente mejoría, ya que seguía temblando y encogida en la misma posición – Señorita Granger intente relajarse, respire profundo, inhale y exhale-

Como si obedeciera su voz, Hermione se comenzó a relajar y a amoldarse más en el extraño medio-abrazo a la vez que los temblores iban disminuyendo. Severus estaba tremendamente incómodo, pero sobre todo descolocado, no comprendía qué pasaba pero podía sentir la angustia de Hermione, suponía que por cortesía del hechizo, ¿se la había provocado él? aunque no sabía por qué se sentía responsable de su estado – Siento mi comportamiento de esta mañana… esto no está siendo fácil para mí- se calló abruptamente después de su seca confesión, no sabía que más agregar, era la tercera vez en su vida que pedía perdón y no estaba acostumbrado, pero lo que oyó a continuación, le heló la sangre.

- N... no… no se sienta mal Maestro, soy yo la que debe pedir disculpas, usted me dijo que me quedase aquí todo el día y parece que yo no he podido cumplir ni siquiera esa sencilla orden, pensaba que me había abandonado, que ya no me querría y que se había ido.

Sus palabras cortaron el aire como una catana y, de pronto, la habitación se sentía como veinte grados bajo cero, un inquietante cosquilleo recorrió la nuca de Severus.

- Señorita Granger, - qué - está – diciendo -. -No pretendía que su voz saliese tan cortante y fría pero un mal presentimiento se estaba apoderando de su cuerpo.

- Ehm- Hermione sonó genuinamente confusa - Lo siento Maestro, por no ser clara antes… - Severus no pudo aguantar más, alejándose de su cuerpo la increpó.

- ¿Qué tipo de broma macabra es esta? ¿Por qué me llamas así? - dijo mientras Hermione hacía una mueca de dolor ante la falta de contacto.

- ¿Cccómo? – preguntó ansiosamente- ¿Maestro? ¿Cómo prefiere que le llame? ¿Señor? ¿Amo?

- ¿Qué? Detente - La voz de Severus salió ahogada, sobre todo porque se estaba dando cuenta que no era una broma, sea lo que fuese que estuviese pasando aquí no era una jugarreta y, sobre todo, que si esto era cosa del hechizo más convenía ser cautelosos. -Señorita Granger, con que me llame Severus estará bien- se sentía levemente mareado, pero poco a poco la comprensión se iba filtrándose dentro de él, el hechizo… pero ¿en qué la había convertido? Dijo que había estado aquí todo el día porque él se lo había mandado, pero no recordaba hacer tal cosa… oh, de alguna forma sí que lo había dicho, recordó… si quiere, quédese aquí todo el día. Maldición, maldición, maldición, maldición, esto no podía estar pasando… Se cogió con las manos la cabeza y se permitió un momento de debilidad, mientras maldecía al puto hechizo y a quien se lo hubiese lanzado… si alguna vez le ponía la mano encima…

- Maestro Severus, ¿está bien? - Severus casi siente una arcada al escucharla… ¿es que nada podía ir peor?

- Cállate Granger. – Todo ocurrió muy rápido. Hermione abrupta y antinaturalmente se calló y de nuevo comenzó esa bola en su interior que le decía que le había vuelto a defraudar, y las lágrimas volvieron a brotar de sus ojos mientras el dolor que antes se había vuelto tenue, volvía ahora de nuevo haciendo que se encorvase un poco sobre ella misma intentando abrazarse. Cuando Severus oyó el ahogado sollozo, se giró insultándose a sí mismo por su poco tacto.

- Shh… intente tranquilizarse señorita Granger- ¿Es que siempre iba a cagarla y tener que decirle esas palabras? acercó su mano para cogerle el hombro y Hermione se echó para atrás, ¡como si estuviese esperando algún tipo de represalia- ¡No!, maldición, Gra-Hermione, por Merlín no te voy a hacer nada. Ven, deja que te toque, mejorará, para los dos. - A medida que terminaba la frase suavizó su voz.

Hermione se acercó, con el miedo latente y sin poder parar de llorar, pero en vez de dejar que Severus la tocase, se abrazó a él y entonces su cuerpo se relajó parando los pequeños espasmos, pero sin dejar de llorar. La mente de Hermione era una nebulosa sin sentido, no entendía que quería que hiciese su Maestro… no le comprendía, se había quedado todo el día... sabía que no debería haber llorado, pero no esperaba que él la rechazase. Sentía en su cabeza una gran niebla que le impedía pensar más allá de lo que el hechizo la exigía. Cuando la suave mano de Severus tiró de su brazo para poder cogerle la mano, el dolor remitió lentamente. Hermione la cogió fuertemente para que no se fuese, para no volver a sentir el dolor. Severus, en shock pero recuperando un poco de compustura, estiró la capa de Hermione, procurando tapar su cuerpo desnudo, cuestión de la que ella no parecía darse cuenta.

- Bien, parece que tenemos aquí una situación que no esperábamos- La voz suave pero dura se hizo escuchar, casi hablando para sí mismo- dígame si es cierto, ¿Necesita hacer todo lo que le ordeno?

- Si- el suave murmullo, casi anhelante, no se hizo esperar. Joder, el hechizo era aún más enfermizo de lo que pudo llegar a pensar.

- Se encuentras bien? Le duele algo-

- Hmm… - pareció pensarlo un momento- ¿Puedo hacer algo por usted Maestro Severus?- Fue la respuesta que salió de sus labios. Severus apretó su boca en una firme línea queriendo gritar, maldecir, pero, sobre todo, salir corriendo de esa habitación, pero se contuvo. Respiró hondo.

- No me has respondido, quiero que me digas si te encuentras bien o si te duele algo…- Por ahora no la presionaría más con lo de Maestro ya que sabía que estaba en el límite, joder, los dos lo estaban.

- Yo… lo siento Maestro, me duelen los músculos por haber estado en la misma posición tantas horas, pero no me encuentro mal.

- ¿No tienes hambre? - Habían pasado como mínimo tres horas…

- ¿Hambre? - Hermione parecía confundida con el termino y Severus se sentía profundamente enfermo. Así que a esto había reducido el hechizo a la señorita Granger, la proclamaba dominante, para luego reducirla a un amasijo sin cerebro, que era incapaz de pensar en sus propias necesidades y que hasta donde había visto, no era capaz de desobedecer, ¿Sería sólo a él? La bilis volvió a la garganta.

Mierda.

- Señorita Granger, hágame un favor- comenzó a decir Severus a la vez que convocaba una poción y ropa para ella.

- Todo lo que usted desee Maestro- Le cortó, su voz sonaba ansiosa.

- Vístase y tome esta poción, luego intentaremos varias cosas- con un movimiento de varita convocó un vial de re energizante y ropa que salió volando del armario cercano. Hermione cogió el via y la ropa que le daba y se quedó mirándolo, como si no supiese que más hacer.

- ¿Qué sucede? Vístase, bébala. - Solo entonces, Hermione tiró todo a la cama y comenzó a desanudar la capa sin titubear.

- ¡Para!, ¡para! - Severus sintió como la sangre se iba a su cabeza, ya lo que faltaba, ahora se sonrojaba- aquí no, vístase en el baño y bébase la poción aquí – si ya era todo surrealista nada le preparaba para lo que Hermione susurró.

- ¿Es que mi cuerpo no es del agrado del Maestro?- la cara de Hermione se torcía con verdadera confusión y compungimiento.

- Srta Granger… Hermione, estoy seguro de que su cuerpo será de agrado para cualquier hombre, pero por favor, vístase en el baño. – Hermione le miró a los ojos y suavemente le dijo - Yo no quiero que lo sea para cualquier persona, sólo para usted - OSTIA PUTA. Severus sintió un ligero zing directo a su polla, en otro contexto, esas palabras podrían ser las que cualquier hombre quisiera oír y después de todo, llevaba una semana casi todos los días con sueños húmedos sobre ella, y no mejoraba que después de la ceremonia tuviese el recuerdo de saborear sus labios, ni tampoco con haber podido tener pequeños vislumbres de su cuerpo desnudo, parecía que sus bajos instintos no entendían de situaciones y lugares. Se sintió asqueado, de él, de esta persona no era la Srta. Granger si no una horrible sombra, de todo, porque realmente toda la situación era una puta mierda. Trago saliva como si fuese veneno, respiró.

- Hermione, ve al baño y vístete- Evadiendo el problema desde tiempos inmemoriales.

Hermione torció la cabeza confundida, pero se giró y se fue hacia el baño.

Una vez vestida. Por fin. volvió a la cama sentándose lo más cerca posible de Severus y se bebió la poción, sin olerla ni leer el envase, confiando ciegamente, mierda y más mierda. -Bien, ¿qué tal están los músculos ahora?

- Bien ¿Puedo hacer algo por usted Maestro Severus? - El suspiro derrotado de Severus debió oírse hasta en la Patagonia.

- Dígame, con mayores detalles, cómo se encuentra físicamente ahora. – Le insistió, contando hasta diez y recordando que realmente ella no tenía la culpa de esta situación.

- La poción ha calmado los calambres y el dolor de hueso. Me ha dejado como nueva, es usted muy amable Maestro. Físicamente ya no me duele nada…- Bien, algo es algo dijo Severus.

- Srta. Granger, si puede evitarlo no me llame Maestro. Severus será suficiente, ¿recuerda por qué está en esta situación? – Al menos era un hombre que aprendía rápido, a partir de ahora cuando hablase con ella debía evitar frases imperativas.

- ¿A qué se refiere MSeverus? – Hermione le miraba casi con inocencia.

- ¿Sabe por qué está en mi casa?

- ¿Es suya? Pensaba que vivía aquí… ¿Dónde vivo? - diantres. Parecía que el hechizo había anulado bastante de su memoria y personalidad.

- Ahora también es suya, vive aquí puesto que nos hemos vinculado, pero antes no vivía aquí. ¿Recuerda dónde vivía?

- Había una casa en la playa, pero… no sé, creo que ya no está. ¿Está?

- No lo sé Srta Granger, per…- Hermione le interrumpió.

- ¿Cómo me llamo? ¿Me llamo Srta Granger? ¿Por qué a veces me llamas Hermione? - Severus casi la mira anonadado. Bien, había mucho que hacer, a ver si al menos se podía arreglar eso.

- Te llamas Hermione, pero como durante muchos años la he llamado Srta. Granger me cuesta acostumbrarme.

- ¿No nos conocíamos? – Le cortó Hermione, Severus se encontraba desconcertado, pero debido a que esta serie de preguntas era más como era Hermione siguió contestando.

- Si, nos conocemos desde hace bastantes años – Casi se tentó de no darle contexto – Fui su profesor en la escuela de Hogwarts. – Hermione asintió sin demostrar nada más. - ¿Se acuerda de Hogwarts? –

- Hmmm… ¿colegio? ¿amigos? – Severus asintió secamente y casi se obligó a decir lo siguiente.

- Si, Harry Potter y Ron Weasley fueron sus amigos durante la escolaridad ¿les recuerda a ellos? – Hermione se quedó pensativa y de pronto soltó.

- Hmm, si Harry…- dijo rápidamente sin darle mucha importancia- ¿por qué me trata de usted, si dice que nos conocemos desde Holl… Hogwuarts?

- ¿Eh? Hogwarts – le corrigió sin pensar, la situación surrealista empezaba a sobrepasar a Severus, sacudiendo al cabeza, se recuperó – Le hablo de usted porque es lo correc…- empezó a decir, pero se detuvo pensando que tal vez seguir con esa costumbre no fuese lo mejor para la recuperación- no, tienes razón, Hermione, debemos hablarnos con más familiaridad, después de todo estamos vinculados. – Bien, había que ponerse en marcha, convocó un libro de su biblioteca y se lo entregó - ¿Hermione puedes por favor leer la primera página para mí? – Hora de comprobar el nivel cognitivo… se sentó tentado a rezar, pero no hizo falta porque Hermione leyó la primera página sin dificultad. - Bien, haremos lo siguiente. Yo tengo que recolectar una serie de ingredientes para las pociones – Hermione le observaba con confianza y determinación, le seguiría donde él dijese- Tú puedes tener un desayuno tardío y después leer en las mesitas del jardín y mientras tanto yo recogeré los ingredientes ¿te parece adecuado?

- Lo que desees estará bien – Severus tragó ante semejante declaración y la profundidad que Hermione había impreso en ella y, recuperando su semblante, se puso de pie y caballerosamente le ofreció una mano.

N/A: Ueee ¿cómo os quedáis? Jajaj