Disclaimer: No soy rubia ni quiero serlo. Así que no, esto no me pertenece, to's de JK.
Este fic participa en el reto "155 en la Sala que Viene y Va" del foro "La Sala de los Menesteres". Y, si aún no sabes en qué consiste ya estás tardando en apuntarte, leñes, que es muy fácil hacerlo y muy divertido, ¡imperio!. Os dejo la dirección: fanfiction (punto) net (barra) topic/105031/69172190/1/#69214880 (este espacio publicitario ha sido patrocinado por Caballeros Walpurgis).
No diré nada
Hay algo en la Sala de Objetos Ocultos que le llama especialmente la atención. Más que el armario que debe arreglar. Más que los libros ocultos, las joyas perdidas, los secretos olvidados… Es un espejo grande, apoyado en una pared y normalmente oculto tras una sábana vieja. Sobre él reza:
Oesed lenoz aro cute don isara cut se onotse.
Lo mira cuando se ha cansado de buscar soluciones que no existen. Cuando quiere pegar un puntapié a Snape por entrometido. Cuando desea desaparecer para no tener que verse fallar (porque le aterra fallar, más que nada en el mundo).
Draco se mira al espejo y Draco le devuelve la mirada. Una mirada que grita lo sé y añade pero no diré nada. Y Draco se lo agradece, mientras pasa las horas observando su reflejo en el espejo, sentado frente a él. Un reflejo que parece tan feliz, tan distinto.
Junto a él.
Junto a Potter.
Fin.