Capítulo 21: Llegada a Volterra. No planeo parar.

Decir que los Vulturis se tomaban su tiempo para planear las cosas, era claramente una mentira. Hace apenas unas horas que les relaté lo sucedido y ya tenían un supuesto plan armado.

Lo principal, claramente está en que teníamos que descubrir la identidad de aquella vampiro con la que casi choco. Respecto a lo demás, pues no tenía una idea clara, debido a que comenzaron a hablar tan bajo y de manera tan veloz que se me hizo imposible llegar a entender alguna palabra de lo que decían. Suspiré y me apreté mas contra el pecho de Edward, estábamos en mi cama, sus brazos helados rodeaban mi cuerpo, el frio de su cuerpo era realmente reconfortante.

—Un dólar por tus pensamientos. — Dijo él mirándome tras depositar un beso sobre mi coronilla.

—No…es nada del otro mundo. —Torcí el gesto al ver que me miraba con ambas de sus cejas arqueadas. —Esta bien, estaba pensando en mi encuentro con la chica asiática. — mordí mi labio inferior ocultando mi rostro en su pecho.

—Deja de pensar tanto en ella, Bella…todos te protegeremos, y encontraremos la forma de saber quien es ella y porqué dijo eso. Relájate un poco, ¿Si?

—Trataré, pero no prometo nada. —Sentí sus labios recorrer mi rostro, y sonreí ante su forma de distraerme. Vaya que estaba funcionando.

Me moví y me acomodé de forma que terminé sobre el, mis labios buscaron los suyos, comenzando un beso que prometía mucho mas.

Lastimosamente, un toque en la puerta interrumpió nuestro momento. Solté una maldición mentalmente y reposé mi cuerpo sobre el de Edward. Su pecho vibraba levemente debido a su risa, lo que me hizo alzar el rostro y mirarlo con el ceño fruncido.

—¿Qué es tan gracioso?

—Tú. No pierdes el tiempo, Bella. Podría afirmar que siendo yo el hombre de la relación, soy yo quien es atacado de manera literal por ti. —Su risa resonó en la habitación. Rodé los ojos dándole un manotazo sobre el pecho. —Por cierto, Felix va a entrar.

—¡Ey par de tortolos!. — Dijo Felix entrando sin siquiera preguntar a mi habitación. —Nos vamos a Volterra.

—¡¿Qué?!. —Exclamé levantándome de golpe de la cama. Lo miré como si estuviera loco. —¿Por qué?. — Exigí con mi voz, mas de lo que pregunté por curiosidad.

—Hay que hablar con el Maestro sobre lo sucedido. Iras con nosotros, saldremos lo mas pronto posible, recoge tus maletas. — Dijo parecido mas un robot que una persona...o bueno, un vampiro. Parpadeó y me miró de forma acusatoria. Murmuré un vago "lo siento" y suspiré peinando mis dedos. Miré a Edward con pena y me acerqué a él para rodearlo con mis brazos por la cintura en un abrazo ya que se había levantado y estaba junto a mí. Se había mantenido en silencio sin decir nada. Lo conocía lo suficiente para saber que…querría ir conmigo.

—No me digas que no iré contigo, porque me matarías, Bella…no me alejes de ti en estos momentos, por favor. —Suplicó el en un murmullo contra mi oído. Me estremecí y oculté mi rostro mas en su pecho.

—Pero tu familia..

—Mi familia estará bien. No me necesitan. Tú me necesitas mas. —Dijo él. Sus dedos tomaron mi mentón y lo alzaron, me encontré directamente con sus ojos color topacio, parecían mostrarme el interior de su ser, su alma, esa de la cual el decía que carecía.

¿Cómo negarle algo…al ser a quién se ama? Suspire sonoramente bajando la mirada a un lado. No me gustaba para nada la idea. Para entonces, no me había fijado que Felix había abandonado la habitación.

—No me gusta saber que estarás…en el "Nido" de los Vulturis…eres como una presa que va directamente a la boca del depredador…—Comenté refiriéndome al deseo de mi padre Aro, de tenerle entre su guardia, formando parte de nosotros, llevando el apellido Vulturi consigo.

—Sabré arreglármelas. Todo…con tal de permanecer a tu lado.

0o0o0o0o0o0o0o0o0

—Necesito que me recuerdes...¿Por qué te permití venir con nosotros?. — Pregunté soltando un suspiro, mirando como nos abríamos paso por los pasillos subterráneos, algo oscuros, que daban al castillo Vulturi.

—Porque me amas. — Dijo Edward caminando a mi paso, a un lado de mi. Delante de nosotros iban el resto.

—Aja. Esa no es razón suficiente para yo dejarte venir aquí. —Dije arrepintiéndome de haberle permitido acompañarme, tendría que estar toda la estadía que duremos aquí en constante vigilancia.

—Me hieres, Bella. ¿Esa no es razón suficiente?. — Exclamó fingiendo ofensa. En sus labios se formó una deslumbrante sonrisa. Casi se podría decir que iluminaba en la poca oscuridad que había. Llegamos al ascensor y comenzamos a subir.

—No. Te amo, y por esa misma razón te quedarías en Forks. —Expliqué rápidamente mientras comenzábamos a ascender.

Suspiró y negó con la cabeza. —Porque me moriría si vinieses aquí sola, mientras yo estaría en Forks sin saber nada sobre ti, especialmente porque Alice no puede verte a menos que se lo permitas…

—Claro, ya recuerdo…—Asentí y mi gesto se encontraba algo serio. —Jane, ¿Hablaron con Aro?. —Le pregunté dirigiendo mi mirada hasta ella. La cual llevaba encima la túnica oscura, casi negra. De su cuello colgaba el escudo de la familia. Así nos encontrábamos vestidos todos, excepto por Edward, claro.

—Solo para informarle que estábamos de regreso…ya sabes que no le gusta que andemos hablando sobre nuestros asuntos por línea telefónica.

Asentí con gesto seco, ya era algo natural en mi persona, que al estar en este lugar, mi actitud cambiara por completo, me volvía cruel, firme, seria.

Para cuando llegamos a enormes puertas de madera que daban acceso a los tres tronos de los lideres del clan Vulturi, mi escudo me protegió. Me abrí paso entre los vampiros que me acompañaban y dejé a Edward atrás.

—¡Isabella! —Exclamó la voz de Aro un tanto exagerada, me divertía a veces los exagerados gestos que hacía al expresarse.

—Padre, tío Marco…Cayo. —miré a cada uno de los nombrados y le tendí mi mano a Aro, sus ojos de un rojo sangre muy vivo, brillaron ante la perspectiva de leerme la mente. Negué.

—Aún mi mente es una caja de seguridad. —Le aseguro y el simplemente se inclinó dejando un beso en el dorso de esta.

—¿Qué los trae a todos de vuelta por aquí, pequeña? Veo que traen…acompañante…—Musitó interesado al ver a mi novio.

—No lo tendrás nunca dentro de nuestro clan a menos que el lo decida, y aunque lo decida…se lo prohibiré. Aunque…podrás disponer de él de momento, durante nuestra estadía, si es que llegue algún enemigo del cual necesitemos saberlo todo…cosa que no es necesaria puesto que puedo ordenarle que diga todo. —Hablé con rapidez y luego aclaré mi garganta.

—Me han amenazado, diciendo, "Esto es solo una advertencia, princesita Vulturi". —Recité lo que había dicho la asiática, y vi como el rostro de Aro se mostraba serio.

—¿Cómo era? ¿Saben quién fue? —Miró a Jane, Felix, incluso a Trevor.

—No estábamos con ella, y no había rastro alguno, iba dentro del auto y no se bajó, por lo que no dejó nada. —Respondió rápidamente Felix.

—Era una asiática. —Dije yo.

Aro se acercó a los maestros y comenzaron a hablar entre ellos, yo por el contrario, me di vuelta y tomé a Edward de la mano para salir de ese lugar. Justo en la puerta, manteniéndome de espalda, hablé. —Manténganme informada de todo lo que se haga y diga referente a esa amenaza. —Ordené. No quise voltear a ver los rostros de los maestros, especialmente el de Cayo y Aro…el último anotaría esto a su lista de razones para matarme.

—No me dejaste hablar…—Dijo Edward mirándome mientras caminábamos por un pasillo iluminado.

—Lamento haberte prohibido que hablaras o te movieras de tu lugar. Pero no tenías nada que decir ni hacer allí. —Aclaré en un suspiro. —Espero me disculpes.

—Siempre estarás disculpada. —Dijo él y repentinamente me tomó entre sus brazos como si fuera una ligera pluma.

—¿Puedes decirme que haces?. —Pregunté sonriendo ampliamente pasando mi brazo por su cuello.

—Lo que se me antoja en este momento. —Su amplia sonrisa me deslumbró, parpadeé y oculté mi rostro en su cuello.

—Cruza a la derecha, y la ultima puerta del pasillo es mi habitación.

El viento ligero que causó el rápido andar de Edward dio contra mi cuello descubierto, lo que causó que se me erizara toda la piel. Cuando me di cuenta, Edward ya había cerrado la puerta de mi habitación y se había acercado a la amplia cama que formaba parte de mi antigua habitación.

—Lindo. Algo oscuro, ¿no crees?

—Soy la princesa Vulturi, ¿Preferirías todo rosa? —Dije divertida abrazándome a su frio pero reconfortante cuerpo.

—No, tampoco tanto. —Se recostó conmigo encima de él, lo que me hizo soltar un risita.

—¿Planea acostarse conmigo, Sr. Cullen?. —Su cuerpo se tensó al principio, pero se relajó segundos después, alcé mi mirada para encontrarme con su intensa mirada. Tragué saliva y relamí mis labios en espera de su respuesta.

—Es lo que mas deseo, señorita Vulturi. —sus palabras me hicieron estremecer, mi mente se nubló y yo no pude hacer mas que besar aquellos perfectos labios delgados que me hacían perder la cordura. Moví mi cuerpo para colocarme a horcajadas sobre él. Sus manos se aferraron a mi cadera y me estremecí ante su tacto.

Mi corazón empezó a latir con cierto desenfreno al sentir como su lengua se abría paso dentro de mi boca, encontrándose con la mía donde comenzaron una guerra intensa.

—Bella…—Lo escuché susurrar apenas, su frente se unió con la mía. —Respira. —Ya había tomado una gran bocanada de aire para entonces y volví al ataque de su boca, su aliento dio con mi rostro y me maree de lo exquisito que me parecía, mis dedos inquietos alborotaron a un mas su broncíneo cabello, fui poco consiente de cómo sus manos bajaron a mis muslos, y bajaron acariciando mis piernas.

Internamente estaba que no cabía de emoción. Nunca habíamos llegado tan lejos, y ahora…no tenía planeado parar.


HOOOOLAA! Por fin volví a tenerle el amor a esta historia. Se lo había perdido por completo! Pero aqui estoy escribiendo sin parar eh!

LEAN MI NUEVA HISTORIA! Se llama "Mi momento de ser feliz" y es LeahXJacob. Con esta historia si estoy mas activa. Pero prometo D: subir mas seguido cap de esta.

¡¿QUÉ LES PARECIÓ?! 10 review y subo el siguiente! lo prometo, porque ya lo estoy terminando de escribir c: