Naruto y su mundo no me pertenecen.

—Hablan—

"Pensamientos"

Recuerdos


LA DECEPCIÓN DE UN AMOR Y TÚ ÚLTIMO RECUERDO

La observa dormir en aquella cama matrimonial, su largo cabello azulado oscuro esparcido en la almohada, su rostro de porcelana tiene vestigios de lágrimas, su nariz esta enrojecida al igual que sus ojos, esos hermosos ojos color perla estarán hinchados por la mañana. Te sientes la peor escoria del mundo, siempre la haces llorar… ¿la razón?, bueno ni tú mismo la sabes, solo eres consciente de que una enorme ira despierta en tu interior con tan solo verla. No, si la sabes, la razón es muy simple, lo sabes desde hace tres años, cuando estabas en 2° año de secundaria alta, descubriste que era ese sentimiento cálido que nacía en tu estómago y te creaba un hueco agradable para después subir a tu pecho y acelerar de manera descomunal tu corazón; eso es amor.

Estás enamorado de ella, pero ese amor se transformó en odio al saber que ella sería la causa de estar atado a tu padre "¿Por qué acepto este matrimonio?... ¿Por qué aceptaste si no me amas? ¿Por qué preferiste hacerme infeliz que dejarme ir?" esas preguntas están en todo momento en tu cabeza, quizá hubieras aceptado tal compromiso si ella tan solo te amara, pero no era así, su corazón ya era de alguien más y como te dolía que ese alguien fuera tu mejor amigo.

Extiendes tu mano para acariciar su rostro pero te detienes antes de que tus dedos siquiera rosen su piel y te alejas, sales del cuarto que deberían compartir ambos y llegas a la sala de aquella casa, te recuestas en el sillón de terciopelo marrón y cierras tus ojos intentado conciliar el sueño pero ese intento se ve frustrado por el sonido de un mensaje entrante en tu celular, con molestia revisas el aparato.

Ven a verme…te necesito.
Haruno Sakura.

Sonríes de lado recordando a esa mujer de cabello rosado, era una mujer tan egoísta y estúpida que creía que la amabas, en realidad solo la estabas utilizando, ella era tu amante por la sencilla razón de querer cobrar venganza en contra de la peliazulada, tu odio y dolor pudo más que tu lealtad a tu mejor amigo y el que ella fuera una ilusa no ayudo en nada. Borras el mensaje y te reincorporas, estás dispuesto a ir a jugar con aquella ojiverde por un rato, sacas las llaves de la casa y del auto de uno de los bolcillos de tu pantalón, te diriges hacia la puerta pero algo te detiene, por alguna extraña razón sientes que no deberías irte, hay un hueco en tu pecho que te advierte desesperado pero tú lo ignoras y vas donde Haruno…gran error, debiste hacerle caso a tu instinto ya que pagarías con creces tu mala decisión.

Despierta abrumado, su cuerpo perlado en sudor frio se aprecia gracias a los fugaces rayos de luna que se cuelan por las cortinas de la recamara, pasa las manos por su rostro y suspira largamente. Maldice por lo bajo, como odiaba que su subconsciente le hiciera recordar la noche anterior al abandono de Hinata, si se hubiera quedado quizá ella no habría ido con su padre para tramitar el divorcio. Aquel día se alegró ya que finalmente podría estar lejos del controlador de su padre y podría cumplir su sueño de estudiar en América, cuan equivocado estaba, no mucho después de que dejara Japón se encontró en un estado muy contradictorio. Deseaba que Hinata estuviese a su lado pero al mismo tiempo prefería tenerla lo más lejos posible, quería olvidar el amor que le tenía y seguir con su vida, sin embargo su mente no tenía la misma idea puesto que cada que tenía la ocasión le inundaba la cabeza con imágenes de la pelinegra.

De manera taciturna se separó de la cama, camino hacia su estudio y tomo su laptop, regreso a su habitación de la misma forma silenciosa con la que salió. Se situó de nuevo en la cama recargando su espalda en la cabecera del mueble, sobre su regazo coloco la computadora y la encendió, espero a que el procesador cargara y comenzó a buscar entre sus archivos una carpeta, cliqueo dos veces sobre la misma y en la pantalla del ordenador apareció una ventana en la cual se apreciaban varias fotografías, videos y algunas canciones. Abrió cada uno de los archivos y una sonrisa llenada de una felicidad amarga se instaló en su cara, su mirada oscura detonaba melancolía, las imágenes que captaban sus ojos eran momentos vividos con la mujer que seguía amando.

El computador inicio la reproducción de una canción: "Give me your love by TANK" esa melodía había sido la favorita de Hinata durante el bachillerato. Sonrió con ironía, que estúpido había sido al hacer una promesa muda con aquella balada, se juró estar siempre a su lado sin importar que, pero lo único que hizo fue lastimarla. Repitió la canción una y otra vez, parecía una clase de castigo, no supo en que momento cayó dormido solo fue consciente de que antes de ceder a los brazos de Morfeo la cara sonriente de su único amor inundo su mente.

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Los golpes en la puerta no dejaban de sonar, estos eran constantes y uniformes por lo que descarto de inmediato que se tratase de su rubio mejor amigo o de alguno de sus vecinos. Bajaba las escaleras de metal y grito con fuerza que en un momento atendía, "Estúpidos impacientes" pensó con molestia mientras masajeaba su cuello, haberse quedado dormido en aquella posición le dio un agudo dolor de cuello. Encendió las luces de la sala de estar y del pasillo que conducía a la puerta, aun no abría las cortinas que cubrían los enormes ventanales por lo que estaba a oscuras, al abrirla se sorprendió de encontrar dos pares de ojos perlados.

— Uchiha… ¿Sigues en pijama?— su saludo burlón cabreo un poco al mencionado.

— Es sábado y son la 7 de la mañana— fue la corta respuesta que dio, esta bufó divertida— Hmp, ¿Qué se te ofrece?— cuestiono aguantando las ganas de dedicarle un insulto a la castaña, solo porque su hijo estaba presente no diría blasfemias y por lo mismo seria educado. Los invito a pasar pero la castaña declino la oferta, el morocho se recargo en el marco de la puerta atento a lo que diría la joven.

— Es un pequeño favor…surgió un problema en casa y no puedo llevarlo conmigo— inició— Y ya que eres alguien de confianza necesito que cuides de mi sobrino— la joven tomo de los hombros al niño y lo situó al frente de ella, el pequeño de manera nerviosa hizo una reverencia y pidió disculpas por la intromisión antes de entrar al hogar del azabache y quedar a un lado del mayor.

— Pudiste haber llamado…— la mueca de disgusto de la mujercita lo callo—Bien, ¿Por cuánto tiempo?— cuestiono indiferente ocultando su emoción por compartir tiempo con su hijo, poso su mano en la cabeza del niño de manera cordial.

— Mmmm un par de días, hasta que el problema F.Y. se calme un poco— supuso que la iniciales se referían al padrastro del niño— Toma— le extendió una pequeña valija verde— Tiene varias mudas de ropa así como sus cosas favoritas, cuida bien de él— le ordeno al mayor, este frunció el ceño levemente.

—Hiromu-chan, nos vemos en unos días, se bueno con Uchiha ¿De acuerdo?— la joven se acuclilló ante el peliazul para después darle un beso en la frente, el pequeño le dedico una sonrisa.

— OK, nos vemos— se reincorporo y despidió de ambos, cuando la castaña se hubo alejado lo suficiente le indico al niño que entrasen y cerró la puerta a sus espaldas.

La Hyuga al escuchar el sonido de la puerta viro su rostro levemente y sonrió complacida, al fin podía cumplir la voluntad de su hermana, sabía que su padre y primo se pondrían furiosos si se enteraban de lo que estaba haciendo, por el momento seguiría con su plan, les diría que su sobrino estaba con ella en el departamento que compartía con su prometido y que vivirían juntos unos meses para así poder evitar el acoso de Yoh.

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Después de que entraran al departamento el Uchiha subió a la planta superior a dejar las pertenencias del niño, este por su parte aprecio impresionado el lugar. Era muy diferente a las casas de sus amigos, no había juguetes botados o desastre alguno que revelara la existencia de niños y al parecer tampoco habitaba allí alguna mujer dado la sobriedad del hogar.

— ¿Ya desayunaste?— respingó ante la pregunta, se encontraba tan absorto inspeccionando su alrededor que olvido la presencia del hombre.

— No, Hanabi-oneesan me saco a escondidas de la casa de Ojii-sama y no me dio oportunidad de comer— explico.

— ¿Le llamas hermana a tu tía?— al mayor le parecía extraño.

— A ella no le gusta el Oba-san al final de su nombre, dice que se siente vieja— el niño rio divertido, Sasuke le dedico una sonrisa torcida.

— Esa mocosa sigue igual de vanidosa— comento burlón mientras guiaba al niño hacia la cocina.

— Eso no es muy amable— le escucho murmurar, el mayor no pudo evitar sonreír ya que esa misma frase solía decir su amada para reprenderlo.

Cuando llegaron a la cocina le indico al infante que tomara asiento en el pequeño desayunador que se encontraba en medio de la cocina. El pequeño acoto la orden esperando paciente a lo que le fuese a dar el hombre, no esperaba mucho realmente quizá sea por experiencias pasadas ya que los hombres que le han cuidado no son muy diestros en la cocina como su papá o su abuelo, por otro lado Itachi-sensei y su tío Neji sabían lo básico para no morir de hambre o incendiar la cocina. Grande fue la sorpresa del pequeño al ver que el Uchiha tomaba un mandil blanco junto con una sartén.

— ¿Te gustan los desayunos occidentales o los tradicionales de Japón?— aun con su asombro en la cara respondió que ambos eran buenos— Entonces… ¿Qué te gustaría desayunar?— pregunto mientras viraba el rostro y observaba al niño que mecía los pies de manera entretenida.

— Huevos con tocino y tostadas, por favor— pidió alegre.

El mayor asintió y se dedicó a hacer el desayuno para ambos, aunque conservara aquel rostro imperturbable se encontraba feliz de poder compartir tiempo con su pequeño hijo "Casi como desayunar en familia…pero falta Hinata" pensó mientras metía el pan al tostador.

— Hiromu ¿podrías sacar el jugo de naranja que está en el refrigerador?— pidió al pequeño, sirvió la comida en dos platos y los coloco en la pequeña mesa, cuando iba a buscar los cubiertos y vasos se encontró con la graciosa imagen del niño caminando a la mesa con la jarra de jugo en manos y tratando de que el líquido no se derramara.

— ¿Necesitas ayuda?— le vio asentir un tanto avergonzado, se acercó al pequeño y tomo el recipiente por el asa— Vamos, ya está listo.

Era sábado por la mañana y ambos azabaches compartían un desayuno silencioso, el mayor observaba minuciosamente a su hijo, cabello corto muy oscuro pero tenía uno que otro destello azulino, piel blanca, ojos rasgados como los de un Uchiha pero conservaban esa redondez característica de un Hyuga, facciones finas e infantiles, ciertamente el pequeño se parecía más a su madre, sintió la comisura de sus labios curvarse un poco, estaba feliz y satisfecho ante tal descubrimiento.

— Mmmm… Uchiha-san— llamo indeciso, dejando a un lado los cubiertos y restregando sus manos de manera nerviosa— Hanabi-oneesan dijo que iríamos al parque, ¿Podríamos ir?— se encontraba muy nervioso, conocía poco al hombre frente a él, habían convivido un par de veces pero siempre estaban los sobrinos del moreno y ahora los dos solos...se sentía extraño.

— Te pareces mucho a tu madre— soltó despreocupadamente mientras bebía un poco de jugo, el ojiblanco se sorprendió ante el comentario y sonrió levemente.

— ¿Conoce a Okaa-san?— cuestiono curioso, el de ojos oscuros asintió— Kiba-san y Shino-san también son amigos de Okaa-san.

— Fui más que un amigo para tu madre— acoto viéndolo intensamente.

Un silencio incomodo los rodeo después de eso, el niño no sabía que decir al respecto, su madre nunca le había hablado de aquel hombre por lo que una enorme curiosidad comenzó a llenarlo, a veces ese mal hábito lo avergonzaba pero de cierta forma le gustaba ya que según su mamá lo había heredado de su progenitor. Por su parte el Uchiha se sintió como un estúpido ante ese comentario, debía ser paciente y esperar el momento indicado para decirle a Hiromu la verdad.

— ¿Entonces…quieres ir al parque?— trato de salir de aquella incomodidad.

— Hai— fue la única respuesta que le dio el peliazul.

Terminaron su desayuno tranquilamente, el azabache dejo que el pequeño viera caricaturas en el enorme televisor mientras limpiaba la cocina y lavaba la bajilla. Podía escuchar el sonido de la TV, al parecer el niño veía un anime de… ¿Ninjas?, curioso se asomó por la puerta con manos enjabonadas, una sonrisa burlona acompañada por un bufido llenó el lugar, sí que era bizarro aquel programa pero parecía entretener al chiquillo, regreso a sus labores domésticas.

— Uchiha-san…— viro levemente la cabeza para apreciar al Hyuga en el marco de la puerta de la cocina.

— Dime— la voz fría causo un pequeño temblor en el infante, era cierto que estaba acostumbrado a aquel tipo de voz, pero simplemente le había sorprendido que aquella persona pudiera hacer tan potente sonido.

—…No es nada…olvídelo— el ojiperla huyó del lugar, el morocho elevo una ceja confundido pero le restó importancia regresando a su labor.

Sentado en el cómodo sillón de cuero negro abrazaba sus rodillas fuertemente y recargaba su barbilla sobre estas sin prestar atención al programa de televisión que ahora se transmitía, se sentía extraño, cuando fue a la cocina quería preguntarle al Uchiha si podía llevar un juguete al parque pero en cuanto lo vio tuvo ganas de llorar, tal vez porque era la primera vez que dormiría fuera de casa y nunca había estado lejos de su familia, si, probablemente era eso.

— ¿Hiromu? ¿Me estas escuchando?— el infante respingo, rápidamente se acomodó correctamente en el sofá y cubrió su rostro con sus manos, se encontraba asustado y triste; su acción causo que el mayor se acercara a él con un tinte de preocupación en los ojos— ¿Te encuentras bien?...— se acuclilló para quedar a la altura del niño, acerco su mano a la pequeña cabeza y la acaricio con calma.

Retiró de apoco las manos de su cara pudiendo así observar el tranquilo rostro del mayor, desvió su mirada avergonzado y descubrió que aquel insignificante toque era como un bálsamo para su irracional angustia "Igual que mamá" pensó al recordar que su madre también acariciaba su cabeza cuando tenía miedo o estaba triste.

— Estoy bien, solo extraño a Okaa-san— el ojinegro comprendió el sentir del niño, le parecía normal dado a que estaría lejos de Hinata por unos días...su mente hizo clic, tendría que preguntarle más tarde a Hanabi qué le había inventado a Hinata para que él pudiera estar con su hijo.

— Bien…iré a cambiarme y después nos iremos— informo antes de desaparecer escaleras arriba, el pequeño Hyuga solo asintió ya más tranquilo y se entretuvo mirando T.V.

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Se ducho con rapidez y se vistió con ropa cómoda, iba bajando por las escaleras cuando llamaron a la puerta, confundido fue a atender y en cuanto abrió una peculiar familia entro por esta sin tener la decencia de pedir permiso "Al menos respetan la costumbre de quitarse los zapatos antes de entrar a casas ajenas" pensó con sarcasmo.

— ¡Uchiha! ¡Cuánto tiempo sin verte!— aquel hombre le rodeo el cuello con su brazo a forma de saludo.

— Sasuke-kun~ tan guapo como siempre— dijo de manera coqueta la mujer mientras guiñaba un ojo.

— ¿Quién es el anciano?— un pequeño de cabello rojo y ojos violetas observaba despectivamente al Uchiha.

— Kaito no seas grosero— reprendió su madre.

— Zanahoria deja de regañar a la mini-zanahoria— se quejó el albino.

— ¡¿AH?! ¡Es tu culpa que mi hijo sea un cretino!, nunca debí confiar en ti cuando dijiste que lo cuidarías durante nuestra estancia en Australia— la pelirroja masajeo el puente de su nariz claramente irritada.

— Exacto, yo no soy un buen ejemplo para el mocoso así que también es tu culpa por ser tan ilusa— sonrió sínicamente el albino antes de recibir un golpe de parte de su esposa.

El Uchiha sólo suspiro, no entendía como es que ese par podía seguir junto y tener un hijo si eran un completo desastre. Los observo detenidamente, la mujer ahorcaba a su marido mientras le gritaba una sarta de insultos y su hijo los veía aburrido para después unírsele a su madre y dale uno que otro puntapié a su padre en las piernas. Sí, toda una familia disfuncional. Por su parte el Hyuga veía sorprendido tal escena, en su corta vida nunca se había topado con familia más extraña, los tres tenían esa pinta de delincuentes. El pequeño pelirrojo después de patear por última vez a su padre reparo en el niño de ojos blancos, extrañado por aquella característica se dirigió decidido hacia el moreno.

— ¿Y tú?... ¿Quién eres?— nuevamente utilizaba aquel tono altanero, el ojiperla brinco en su lugar al escucharlo— Tus ojos son raros, son como los de un ratón ciego— el pequeño de oscuros cabellos le miro como si hablase otro idioma—… ¿No hablas?, ¿además de ciego eres mudo?

— Soy Hyuga Hiromu y no estoy ciego, así son mis ojos— el azabache tenía el ceño fruncido, aquel niño de cabellos rojos le había hecho enojar.

— ¡Oh! ¡El ratoncito si habla!— la burlona voz de Kaito provoco un gruñido por parte del ofendido pelinegro.

—…Cara de pez— contraatacó el de ojos claros.

— Hmp…me agradas— sonrió divertido el ojivioleta, el Hyuga se quedó en blanco después de eso, esperaba otro insulto no ese comentario— Y dime ratoncito…¿Quién es ese sujeto?— señalo al ojinegro que trataba de separar a sus padre pues estaban por destruir su living.

— Es Uchiha Sasuke-san— contesto con cierta molestia, ese niño sí que era grosero.

— Mmmm, ¿Es tu papá o algo así?— el pequeño Hozuki le vio de reojo.

— N-no, él es amigo de mi Okaa-san y cuidara de mi este fin de semana— contesto incomodo, nunca hubiera pensado en el Uchiha como su padre o algún pariente.

— ¿Eh? Ese viejo no tiene cara de niñera— el ojiblanco le dio un zape al niño a su lado por tan grosero comentario— ¡Oye!...— el de cabellera rojiza se hubiera quejado más pero fue interrumpido por su nuevo 'amigo'.

— Debes respetar a los mayores— reprendió para después soltarle un pequeño coscorrón.

— ¡Bleee!— le enseño la lengua y posteriormente pellizcó ambos mofletes del peliazul— No vuelvas a golpearme ratón— estrujo las mejillas de Hiromu.

— ¡Suéltame…Duele!— el Hyuga imito a su 'amigo', así ambos tiraban de las mejillas del otro y hacían caras graciosas por el dolor.

— ¡Suéltame!

— ¡No! ¡Suéltame tu primero!

— ¡No, tu!

La pequeña riña llego a oídos de los tres adultos que aparentemente ya se encontraban tranquilos, apreciaron por un instante como los pequeñines tiraban de las mejillas contrarias, se quejaban y se retaban mutuamente; la única mujer del lugar fue la primera en reaccionar, seguida por el dueño de aquel departamento, ambos se dirigieron donde los pequeños.

— ¡Hey! ¡Ustedes dos, dejen de pelear!— la enfurruñada mujer de anteojos tomo a su hijo, éste se resistía pues quería seguir su pelea con el de ojos nacarados, por su parte éste último fue tomado por el Uchiha— ¡Kaito te quitare a Sasame-chan*!— amenazo la madre del pelirrojo.

— ¡No serias tan cruel Kaa-chan!— dijo escéptico el pequeño pero la mirada endemoniada de su madre lo callo.

— Hiromu…compórtate— la fría y poderosa voz del de ojos ónices calmo al inquieto chiquillo que se revolvía en sus brazos.

— Go-gomen Uchiha-san— susurro y bajo la cabeza apenado.

— ¿Así que…? ¿Desde cuando tienes un mocoso?— dijo el albino que hasta el momento se había mantenido al margen— Vaya… Sasuke, te esforzaste de verdad, mira que tener un hijo tan lindo y obediente es de admirar— se acercó a ambos morenos que estaban tensos por el comentario anterior, el peliblanco le arrebato de un rápido movimiento al pequeño Hyuga y lo escudriño minuciosamente.

— No jodas Suigetsu— gruño amenazante el Uchiha.

— ¡No me jodas tu a mí! ¡¿Tuviste un crio con Hina-chan?!— exploto el albino, volvió a observar por todos lados y ángulos al infante en sus brazos— ¡Pero claro que es un Hyuga!— dejo al mareado pequeño en el suelo y lo analizó nuevamente desde su altura cuando un flash cruzo su mente— Espera un minuto… ¿No se supone que la princesa te dej…?— fue interrumpido de súbito por el puño del moreno.

— ¡Cierra esa bocaza idiota!— si en ese instante las miradas mataran Karin no podría reconocer el cuerpo acribillado de su impertinente esposo. El Uchiha dejo de dirigirle aquella mirada de muerte al albino para suavizarla y centrarla en el mareado ojiblanco.

— Quiero vomitar— murmuro mientras tapaba su boca con ambas manos, el Uchiha suspiro aliviado y se acercó al pequeño "Que bien que no escucho nada".

— Hiromu, descansa un rato— el moreno lo tomo en brazos para después depositarlo en el sillón— Cuando te sientas mejor iremos al parque— el niño solo asintió y se recostó.

— Karin, Suigetsu…— los mencionados lo siguieron ante su tácita orden, interpretando en los oscuros ojos un 'Tenemos que hablar'.

— Ya nos abandonaron ratoncito— dijo molesto al ver a los tres adultos ir escaleras arriba, se sentó en el suelo cerca del peliazul.

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Cuando entraron al pequeño estudio su amigo se posicionó tras su escritorio, parecía como si fueran a hablar de negocios pero lo miraron más serio de lo normal, él les ordeno sentarse frente a su escritorio y ambos obedecieron, el matrimonio tenía muchas dudas con respecto al niño Hyuga y esperaban que la persona frente a ellos las respondiera.

— ¿Y…si es tu hijo?— la divertida e interesada voz del ojivioleta llego a oídos de Uchiha.

— Si, me entere hace poco— contesto sin un ápice de dudad, la pareja se miró entre si claramente incrédulos.

— Pe-pero ¿Cómo…? creí que no habías tocado a Hinata— comento confundida la pelirroja— Y en todo caso de ser así…ese niño sería mucho mayor, quizá estaría entre los 10 u 11 años— acoto.

— ¿Estás seguro que no te tomaron el pelo?— cuestión ahora el albino recibiendo una negativa del hombre de ónices cabellos— Bueno, estamos hablando de la princesa y dudo mucho que ella use este tipo de artimañas, en todo caso ¿Por qué decírtelo ahora y no antes?— el razonamiento del Hozuki tenía mucho sentido para su esposa que estaba totalmente de acuerdo con él y eso raramente ocurría.

— Ella no me lo dijo, Itachi dejo una carta confesando lo de mi paternidad— explico mientras les entregaba la hoja, la sorpresa invadió los rostros de sus acompañantes al terminar de leerla— Creo que si no me hubiera dejo esa carta nunca sabría lo de mi hijo…— hubiese continuado pero la de ojos escarlata lo interrumpió.

— ¿Has hablado con Hinata al respecto?

— Trate de hacerlo hace unos días pero Hiashi me lo negó, también negó que Hiromu es mi hijo y dijo que Itachi me mintió— frunció el ceño de solo recordar su enfrentamiento en la casa Hyuga, la mujer entrecerró lo ojos ante la breve explicación.

— ¿Qué harías si lo que dijo ese anciano fuera verdad? ¿Y si Itachi te engaño?— el hombre de dentadura puntiaguda observo la reacia negativa del pelinegro.

— Karasu y Hanabi me lo confirmaron— el matrimonio se quedó con la boca abierta.

— ¿La mujercita?— el albino no salía de su asombro.

— Si, de hecho fue ella quien trajo a mi hijo a pasar una temporada conmigo.

— Y supongo que la familia Hyuga lo ignora— la pelirroja recibió una afirmación— ¿No te parece extraño que te ayude?...Digo, ella fue la primera en reclamarte por haberle hecho daño a su hermana.

— ¡OH! ¡Cierto!— la risa estruendosa del blanquecino inundo la habitación— Fue dos días después de que la princesa te dejara. ¡Ah! ¡Ese día fue épico!...tremenda patada que te dio en los huevos— el hombre seguía burlándose y su esposa trataba de contener las inmensas ganas de unírsele.

— Hmp— bufó irritado, prefería olvidar ese recuerdo tan poco agradable para su entrepierna.

— Vamos Sasuke-kun, te lo merecías por desgraciado— la pelirroja trato de calmar el creciente enfado de su amigo— Mira que esa chica no se conformó con casi dejarte sin amiguito. ¿Cuántas veces intento arrollarte con su auto?

— O las veces que te mandaba una horda de fangirls a tu casa— odiaba cuando ese par se divertía a costa suya— Esa chica sí que era vengativa, por suerte para ti solo duro el tiempo que tardaste en irte a América.

— Como sea, ella quiere ayudarme por el bienestar de Hiromu no por mí— explico y corto de tajo cualquier otra burla por parte de sus acompañantes.

— Hinata no estará muy contenta si se entera— comento el de afilada sonrisa.

— Puede ser un ángel pero estoy segura que ha de tener un temperamento fuerte, toda madre lo tiene— opino la mujer del Hozuki.

— No lo creo, supongo que por ahora está muy ocupada con su divorcio y Hanabi le inventara cualquier excusa para no ponerla al tanto de mi visita al igual que su padre y demás— explico secamente— No sé si fue bueno o malo el haber ido ese día a la misión Hyuga, creo que le cause más problemas con su futuro exesposo— a leguas se notaba la molestia que sentía el azabache al mencionar que la Hyuga había rehecho su vida.

— ¿Celoso?...Te lo mereces por cretino— le lanzo una mirada asesina a su amiga.

— Ahora entiendo porque tanta insistencia de tu hermano con que volvieras a Japón— soltó repentinamente el Hozuki— Supongo que para no romper la promesa que le hizo a Hina inventaba todas esas excusas para que regresaras, pero eres tan cabezota…y mira como termino— negó varias veces con la cabeza pero aunque ese gesto parecía recriminatorio no se tomaría tan en serio por la sonrisa torcida del hombre.

— Imbécil— lo fulmino el Uchiha, este lo ignoro olímpicamente.

— Como sea, será mejor regresar con los niños, no quiero que destrocen tu casa y termine endeudado contigo— se quejó el ojivioleta por la idea de deberle algo a ese arrogante amigo suyo

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— ¡Estoy aburrido!— grito nuevamente, se encontraba recostado de cabeza en aquel sofá mientras cambiaba rápidamente de canal sin prestar atención a alguno.

— Ya lo has dicho unas 20 veces, ya cállate— gruño el niño de ojos perlados que estaba a punto de explotar, su madre le había enseñado a ser paciente y tolerante, ya que carecía de esas dos cualidades desde pequeño, por lo que ahora todo lo aprendido se iría por el escusado por culpa de ese pelirrojo cara de pez.

— Y lo seguiré diciendo hasta que me canse— refuto, se reincorporo dejando de lado el control de la T.V. y comenzó a saltar en el sillón.

— Deja de hacer eso, es molesto— la cara de pocos amigos del moreno no intimido al ojivioleta.

— No eres mi kaa-chan, no puedes darme ordenes— canturreo, dejo de saltar en el mueble para después ir y juguetear un rato con el reproductor de DVD's.

— ¡Kaito!— el nombrado se congelo al instante en que planeaba presionar otro botón del aparato, rápidamente giro sobre sus talones dándole la espalda al objeto y manteniendo sus manos atrás, miro a la ceñuda mujer con falsa inocencia. Karin suspiro resignada— Anda es hora de irnos. Despídete.

— ¿Tan pronto? Yo quería seguir molestando al ratón— se quejó y señalo de mala manera al niño de pupilas plateadas, al pelirrojo le parecía divertido llevarle la contra a su madre.

— Has caso a la neurasténica de tu madre pequeña zanahoria— ordeno el albino.

— Si serás imbécil— la pelirroja le dio un puñetazo en el estómago y se giró a ver a su hijo— Vamos ¿no se supone que querías ir al acuario y después a la feria?— coloco sus manos en sus caderas a modo de jarra.

— ¿Irán al acuario?...Uchiha-san ¿podemos ir?— el Hyuga interrumpió lo que sea que fuese a decir el hijo del matrimonio, miro a su cuidador de manera esperanzada.

— …Si— fue la cortante respuesta, decir que estaba molesto era poco, se suponía que este fin de semana lo pasarían los dos juntos, como padre e hijo pero ahora tendría que compartirlo con la familia Huzuki. Odiaba compartir.

Así que con su cara de pocos amigos fue al acuario donde su amigo trabajaba. Su enojo fue desapareciendo con el pasar del tiempo que compartía con el pequeño dado que el niño no se había separado de él ni un segundo, una diminuta sonrisa se posó en sus labios al apreciar el asombro de su hijo al ver una enorme ballena gris y de no estar acompañados y rodeados de personas se hubiese carcajeado por como el niño pegaba su rostro al vidrio del tanque para poder ver mejor a un pequeño pez payaso.

— ¿Inmortalizando el momento?— la traviesa voz del peliblanco tomo desprevenido al Uchiha que 'secretamente' estaba tomando una foto con su celular. Gruñó en respuesta claramente fastidiado.

— ¡Deja tranquilo a Sasuke-kun!— un coscorrón de parte de su adorada esposa acallo sus burlas— Es normal que quiera tener recuerdos junto a su hijo, después de todo…tiene que enmendar el tiempo perdido antes de que se lo quiten— el moreno le dirigió una mirada cargada de odio, esa mujer tenía veneno en la lengua.

Mientras los adultos se sumergían en una pequeña discusión los infantes los observaban a una distancia prudente.

— Nunca había visto que mis padres se divirtieran tanto.

— ¿Eso es divertirse?— el ojiluna señalo incrédulo la 'platica' de los adultos que se tornaba más tensa y un poco agresiva.

— Hum— asintió animado— Kaa-chan siempre está metida en el laboratorio que hay en casa y el inútil de Suigetsu se la vive en éste acuario, los dos aman su trabajo y son los mejores— sonrió orgulloso, el azabache rio nerviosamente al ver la extraña forma de admiración que mostraba su nuevo amigo hacia sus padres.

— ¿Entonces estas solo todo el tiempo?— cuestiono preocupado.

— Nope, Jugo-ojichan cuida de mí, él es como una mamá pájaro— rio divertido— ¿Y tú?

— ¿Yo?...vivo con Ojii-sama, Hanabi-obasan, Neji-ojisan, Tenten-obasan, Yuuto, Hiromi e Hitomi-chan— sonrió tiernamente al mencionar a su amada familia; el de ojos violeta hizo cara de asco al imaginarse viviendo en una familia tan grande, pues a su tierna y egoísta forma de pensar ser hijo único y sin hermanos o primos era lo mejor.

— ¿No tienes papás?— se arrepintió de haber hecho esa pregunta pues al niño Hyuga se le oscureció el semblante— Yo…etto…— movía las manos frenéticamente y voltea a ver a los adultos en busca de ayuda.

— Otoo-san tiene mucho trabajo y no puede desperdiciar su tiempo conmigo— murmuro, su amigo detuvo su estado errático— Y Okaa-san…bueno, ella murió hace poco…— el de rojiza cabellera puso mala cara ante lo dicho, el cabizbajo ojiblanco sintió una pequeña mano en su hombro.

— Perdón, no debí preguntar.

— Esta bien, tu no sabías— sonrió tratando de despejar aquel ambiente triste que le envolvió — Muy pocos saben lo de Okaa-san, ella ahora ya es un ángel y me cuidara siempre— dirigió una mirada perdida al tanque que se hallaba al frente.

— E-eso... ¡Eso es tan triste ratoncito!— la voz temblorosa del primogénito del matrimonio Hozuki saco del trance al niño de perlados ojos que al ver la cara de su amigo expresando los principios de un posible llanto lo sorprendió y alarmo por igual.

— O-oye, cálmate, no es para tanto— trato de tranquilizarlo el moreno.

— ¿No es para tanto?... ¡¿No es para tanto?!— el pelirrojo lo tomo del cuello de su camiseta y comenzó a zarandearlo— ¡Idiota…!— se quedó callado y paro toda acción al sentir el aura asesina de su madre.

— ¡Kaito, tu pequeño…¿Acaso quieres que lave tu boca con jabón?!— el mencionado se escondió tras el Hyuga.

— Etto…no fue su intención, yo fui el culpable…— el ojiblanco trato de defender al niño que se escondía tras el mientras extendía sus brazos y se colocaba a manera de escudo.

— ¡Kyaaa! ¡Eres más lindo y adorable de lo que eran tus padres!— la mirada encantada de la mujer hizo que su hijo la mirara enojado, ¡A él nunca le había dicho tales cosas y jamás le miraba de esa forma! Siempre eran regaños, amenazas, gritos, jalones de oreja y más regaños.

— Hmp— el pequeño Hyuga noto la molestia de su amigo, se encontraba avergonzado por el anterior comentario pero dejo de lado aquella pena para poder hablar.

— Gra-gracias, pero creo que Kaito-san también lo es— la mujer sonrió abiertamente ante lo dicho por el pequeño.

— Lo sé, pero evito decírselo porque se enoja conmigo— dijo con fingida tristeza la madre— A veces creo que no me quiere— dramatizo un poco más, cerrando sus ojos y haciendo que su rostro se apoderara de una mueca sumamente afligida.

El pequeño de cabellera carmín se asomó por sobre el hombro de su amigo y se acongojo al ver aquella expresión dolida de su madre, preocupado se apresuró hasta ella y la abrazo fuertemente, él amaba a su madre, no le importaba lo histérica que se pusiera en ocasiones o las veces que lo castigaba quitándole a su adorada Sasame-chan. La mujer acepto el abrazo y lo apretujo un poco más, lo tomo en brazos y comenzó a besarle provocando un sonrojo en el niño que comenzó a decir que lo dejara ir ya que lo estaba matando, la madre ignoro lo dicho y siguió con sus melosas demostraciones de amor. No tardo mucho para que el albino fuera a formar parte de la escena y comenzara a molestar a sus dos seres queridos, porque no había duda que los amaba, sus ojos lo reflejaba al igual que esa sonrisa juguetona.

El pequeño de ojos aperlados observaba aquel escenario con una sonrisa forzada en su rostro, tenía envidia de su nuevo amigo y su familia, de hecho envidiaba a todo niño que tenía una familia así de unida y feliz. Observo a su alrededor y se encontró con su fatídica realidad, en el lugar solo había familias o parejas disfrutando de la hermosura que aquellos seres acuáticos les ofrecían, por un instante se sintió rodeado de una espantosa oscuridad y el sentimiento de soledad que iba creciendo en su pecho lo hicieron temblar levemente, deseaba llorar, ¿cómo no querer derramar lágrimas cuando su único proveedor de abrazos, caricias, besos y palabras llenas de amor se encontraba varios metros bajo tierra?...su semblante oscuro y deprimido se transformó en sorpresa al sentir que era elevado para después sentirse aprisionado por un par de brazos.

— Esta bien…— esa grave voz le hizo saber que se trataba del Uchiha pero tuvo que girar un poco su rostro para verificarlo— Todo estará bien…Hiromu— el mencionado correspondió al abrazo y se aferró desesperado al hombre queriendo creer en las palabras dichas, deseaba con todo su corazón que todo volviera a ser a como cuando su madre estaba a su lado.


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