holaaaaaa! ¿Cómo han estado chicos y chicas? sé que no tengo perdón de dios, mucho menos de ustedes por dejar la historia tan abandonada, la verdad he tenido tantas cosas en mi cabeza que apenas y se cómo me levanto y como duermo en estos días, pero saben una cosa...todo lo vale ya que pronto me voy a graduar de la universidad...pueden creerlo, yo no, jajajaja.
Bueno los dejo con el tercer capítulo es algo corto...pero ya no quería dejar atrasada esta historia por más tiempo, prometo actualizar lo más pronto posible, aparte de que subiré nuevos proyectos.
Capítulo 3
Sentía que en cualquier momento saldría corriendo a romperle la cara a ese hijo de puta, la sangre le hervía y su mandíbula apretada le hacía rechinar los dientes, tenía los nudillos blancos y sus ojos brillaba con un destello rojo maligno, no era para más el que él estuviera hecho una furia, el solo escuchar a la pequeña Hinata llorar por ese idiota y nombrarlo con devoción entre sus gimoteos le hacía sentir que ese malnacido debía morir en sus manos, tomar su cuello y retorcerlo hasta que su cara se pusiera negra.
Después reiría tan alto y sonoro por su proeza que nadie más intentaría dañar de nuevo a ese ángel, porque lo era, Hinata Hyūga era un ángel y nadie lo veía, ni su familia, ni sus amigos, ni siquiera el imbécil de su novio veía que esa niña valía tanto; en su mente alguna vez pensó que si él tuviera la edad de Hinata se enamoraría perdidamente de ella, le enseñaría lo que era el verdadero amor y la haría la mujer más feliz del mundo, pero él no tenía su edad aparte de que él ya estaba enamorado de la mejor mujer del mundo.
Inhalo fuerte y Exhalo de forma brusca, tenía que calmarse, el llanto aún seguía pero ya no era tan persistente. Intentando despejarse y alejar esos instintos de papa sobreprotector, busco en la alacena las bolsitas de té que Kurenai siempre tomaba para los nervios cuando bebé Azuma tenía una de sus noches de llanto y ajetreo intenso, paro oreja para ver si Hinata seguía llorando pero le sorprendió que ya casi no escuchaba su doloroso llanto y eso era una buena señal, a veces Kurenai podía ser una fuente de tranquilidad; tomo la tetera de la alacena, la lleno de agua y la puso a fuego lento para ver como poco a poco el vapor salía.
Observo meticuloso como su novia entraba a la cocina y bajaba un vaso de la alacena para llenarlo de agua y beberla con lentitud, tenía sus ojos apagados y sintió una punzada de dolor, con paso lento atravesó la cocina posándose frente a ella, dejando la tasa detrás de él, Kurenai alzo la vista y sus ojos rojos lo miraron con desilusión, intento decir algo pero antes de que algunas escasas palabras de consolación salieran de su boca, su novia se le adelanto.
-esa chica no pude regresar a su lado Kakashi.-
-lo sé-
Kurenai suspiro, su novio era un hombre de pocas palabras, ladeo un poco su cabeza y pudo ver que detrás de él había una tasa humeante de algo.
-¿preparaste té?-
-pensé que te vendría bien después de lo que paso- contesto apenado, no era bueno en la cocina, era un hecho que casi nunca entraba a ese campo de batalla, pero tenía que calmarse y recompensar a su mujer al menos con algún detalle.
Kurenai sonrió satisfecha, rodeo a su novio, para llegar a la encimera y tomar la tasa humeante de té, sintió como el olor relajaba un poco sus nervios y no era para más, aquella pobre jovencita había llorado con un sentimiento que por un momento se vio reflejada en los primeros meses cuando su esposo murió, presagiando su miedo de volver a recordar ese dolor, temiendo por su cordura.
Solo fue un momento, pero ella ni siquiera que se diera cuenta que tenía la vista fija en la tasa de té, una mano blanca con dedos delgados rodeo los suyos. Levanto su mirada para ver a su novio sonreír con ternura, podía ser que Kakashi no fuera un hombre muy despierto y que a veces le interesaban muy poco algunas cosas, pero cuando se trata de intuir algo en las personas, ese hombre era como un sabueso, ella le sonrió y le dio un casto beso en sus labios cubiertos por el cubre-bocas, él le devolvió una sonrisa o eso parecía, no estaba muy segura.
Con cuidado soplo un poco de té para enfriar la primera capa de agua y beber un sorbo, llevándosela a los labios para tomar un poco del líquido tibio sabor mango y lavanda, experimentando como recorría su garganta y destensaba un poco sus músculos.
-¿Qué es lo que vas hacer?- pregunto mientras bebía otro sorbo de té.
Kakashi camino hasta la entrada de la cocina que conectaba con la sala y pudo ver solo la coronilla de Hinata recostada en el sofá, suspiro pesado, no podía contestar esa respuesta porque ni él mismo sabía que hacer o como proseguir, Kurenai se posó a su lado y lo tomo de la mano.
-recuerdo que me habías dicho de unos programas de intercambio, ¿Por qué no le sugieres irse por un tiempo América? Hasta que sane- lo miro mientras subía sus hombres en señal de que era una idea un poco apresurada y sin tanta importancia.
Pero para Kakashi no era una idea alocada, al contrario su mujer podía tener unas ideas descabelladas pero certeras, Hinata cumplía todos los requisitos, tenía un excelente promedio, era una magnifica pintora, magnifica era decir poco esa chiquilla era un prodigio, a pesar de que no recibía ayuda económica de su familia, él podía costearle el viaje, no era mucho ya que la chica contaba con una beca, él solo pagaría los boletos de avión, la universidad pagaría sus estudios.
Aparte, recordaba que en América se encontraba su alumno Sai podía pedirle de favor que la dejara quedarse en su departamento hasta que ella encontrara uno propio, ¡oh sí! era un plan perfecto y si por casualidad Hinata decidiera no regresar él podía tramitar su transferencia, así podría quedarse hasta concluir sus estudios, el único problema que veía en su plan era si Hinata tenía visa vigente y si no era así, la visa tardaría meses en ser aceptada, y eso, si es que llegaban aceptársela, aun siendo estudiante, los americanos se ponían un poco especiales en cuestiones de residencia y traslados.
Kurenai veía por el rabillo del ojo derecho como su novio sonreía triunfante, lo más probable es que maquinara algún plan para poder sacar a la chica, sorbió otro poco de té y sonrió, ese hombre era magnifico.
.-Entonces Kakashi, ¿Qué prosigue?-
-Hare unas llamadas...-comento apresurado dándole un beso en la coronilla, saliendo de la cocina para dirigirse al cuarto de arriba.
Kurenai rio bajo, lo siguió hasta las escaleras y se deleitó con la parte trasera de su novio antes de perderse en el segundo piso de su casa, suspiro cansada y con la taza de té en mano se encamino a ver como Azuma dormía plácidamente en su cuna de bambú, otra sonrisa radiante apareció cuando pudo ver como el bebé se aferraba a su mamila y movía su boquita, dejo su té en la mesita y con cuidado cobijo a su retoño.
-debes de estar soñando con dulces y leche, pequeño diablillo- susurro mientras besaba la cabeza de su castaño niño.
El bebé se removió y estrujo más su mamila, ella rio quedito mientras sentía como su corazón se hinchaba de alegría aquel pilluelo era la razón de que siguiera con vida, él y Kakashi eran los engranes para que su corazón siguiera caminando.
Ahora se dirigió hasta el sofá para poder monitorear a la pequeña Hinata y no lo decía por la edad, si no que esa niña era pequeña más pequeña que ella, sin mentir podía calcular que media un metro con cincuenta y seis o cincuenta y ocho, pero ni siquiera pasaba los sesenta, se inclinó hasta quedar a la altura de su cabeza y le acaricio el cabello.
-duerme bien pequeña, mañana será otro día- susurro sin dejar de acariciar sus sedosas hebras.
Se levantó con lentitud y estiro su cuerpo un poco entumecido, sobo su cuello mientras caminaba rumbo a su habitación, subió la escaleras con un poco de pesadez y antes de perderse en el corredor del segundo piso observo la sala, primero poso su escarlata mirada en su pequeño retoño, después observo a la pequeña Hinata, suspiro cansada pensando en el día de mañana, pero sonrió poco después ya que como siempre decía, "el mañana siempre trae consigo grandes sorpresas."
Entro a su habitación solo para observar a su novio al teléfono, se veía contento, hablaba con tal alegría que no pudo más que contagiarle algo, dejo que su novio siguiera con aquella charla amena mientras se dirigía al closet y tomaba su camisón de dormir, estaba segura que tenía una conversación con su ex alumno quien le decía que podía contar con su apoyo en cuanto a la situación presente. Escucho un -muchas gracias- de parte de Kakashi, observando como colgaba el teléfono inalámbrico.
Ya con el camisón puesto y su libro favorito en la mano se recostó en su cama matrimonial, Kakashi aún estaba de espaldas, ya si su estorboso cubre-bocas, una risa parecida a un silbido salió de sus labios delgados.
-¿Entonces? ¿Con quién hablabas?- pregunto sin mucho interés, acomodándose entre las sabanas y hojeando su libro hasta dar con la página en la que se había quedado.
Kakashi suspiro, levantándose con sumo cuidado, se quitó su camisa y su pantalón quedando solo en bóxer; Kurenai con el rabillo del ojo observo todo, su novio tenia años que había dejado el ejercicio, pero la naturaleza era muy buena y grata a la hora de jugar con sus creaciones, pues ese hombre seguía teniendo el cuerpo de un adolecente, no los cuarenta y dos que tenía escrito su tarjeta de identificación; quitándose por ultimo sus calcetines se metió a la cama y observo con sumo detenimiento el techo, solo la lámpara del lado de Kurenai seguía emitiendo una queda luz.
-¿No me piensas contestar?- pregunto algo irritada, ella también quería saber cómo terminaría el paradero de Hinata, Sabía muy bien que Kakashi ya tenía todas las cartas sobre la mesa; Él había dejado de observar el techo para fijar sus ojos negros en los rojos de su mujer.
-Tranquila- le susurro mientras se acomodaba en la cama- todo esta listo solo es cuestión de que ella de la aprobación y mañana mismo partirá rumbo a América-
Kurenai lo miro, dejando su libro y apagando la luz, el cuarto apenas era iluminado por la luz de la luna que se colaba por el balcón.
-Kakashi- lo llamo mientras se acomodaba en su pecho sintiendo su mano cálida delinear su cintura, escucho un quejido señalando que la estaba escuchando- ¿estamos haciendo lo correcto?- pregunto más para sí misma que para él.
Kakashi resoplo besando la coronilla de su mujer, aspirando su aroma- No lo sé-contesto estoico- solo quiero verla sonreír de nuevo y si eso significa que tiene que irse al otro lado del mundo para poder sanar como es debido entonces que así sea- finalizo mientras la apretaba más a su persona.
Kurenai asintió moviendo su cabeza pegada al pecho varonil de su novio- ¿Qué pasara con su familia?- pregunto alarmada incorporándose un poco solo para ver los ojos negros refulgir en aquella tenue oscuridad.
-ellos se deslindaron cuando ella decidió irse a vivir con "él", está sola Kurenai-
-Entiendo- fue lo único que dijo, se acomodó en su pecho de nuevo besando su piel haciéndole cosquillas- buenas noches Kakashi-
-Buenas noches amor- susurro, cerrando sus ojos, rogándole a todos los dioses existentes y por existir que Hinata aceptara su descabellada propuesta.
Despertó apenas los rayos del sol le dieron en sus lastimados ojos, intento enfocar su vista, pero al parecer le dolía demasiado, con cuidado se incorpora de aquella pequeña cama sintiendo su cabeza punzar y martillarle al grado en que tuvo que masajear su sien para poder aliviar un poco la presión.
Apenas se acostumbró a la luz, miro a su alrededor, no conocía ese lugar, asustada, giro de nueva cuenta para observar bien en donde se encontraba, la cama pequeña al parecer era un sillón bastante suave. Había dormido en la sala de alguien, intento pararse con cuidado; su ropa había sido sustituida por unos pantalones y una blusa que le quedaba un poco grande; le costó ponerse de pie ya que las rodillas le dolía tanto, observo sus manos llenas de curitas, los codos los tenia vendados con gasa, al parecer se había dañado la noche anterior, un alma bondadosa se la había encontrado, llevándosela a su casa, cuidando de ella.
Camino despacio por el lugar al escuchar un tintineo provenir de la cocina, olfato un delicioso aroma salir de esta. Aferrándose a todo lo que tuviera a su paso, se dejó guiar hasta la entrada encontrándose con una mujer tarareando una canción mientras freía lo que al parecer era tocino o eso pensó por el olor.
Iba a decir algo, cuando un par de ojos rojos se posaron en su persona haciéndola respingar.
-buenos días- saludo Kurenai con una sonrisa al verla apoyada en el lumbral de la cocina.
Hinata solo asintió con la cabeza, se sentía cohibida, no conocía a la mujer ni siquiera de vista.
-siéntate pronto estará el desayuno- susurro Kurenai, concentrándose de nuevo en la tarea.
Hinata obedeció sentándose en la mesa de madera que estaba al otro lado de la cocina. Apenas pudo observar encima de la barra que dividía el comedor con la cocina, que la mujer servía un par de huevos y tocino en un plato, se movía con gracia y fragilidad al refrigerador para sacar una jarra con jugo, ya con todo en una bandeja se dirigió a donde ella estaba sentada poniéndole enfrente su plato, uno más enfrente de ella y otro a su lado en donde se supone se sienta la cabecilla de la familia, la jarra de jugo la acomodo en el centro.
-come, debes estar muerta de hambre- le sugirió alegre. Hinata solo asintió moviendo la cabeza.
Se dedicó a comer despacio, no es que no tuviera hambre, desde ayer estaba famélica, pero al parecer su organismo no tenía intenciones de dejar pasar nada a su sistema.
-tienes que comer o te desmayaras- le dijo la mujer mientras iba a la cocina y traía con ella un vaso sirviéndose jugo al tiempo en que la miraba a los ojos, moviendo la silla que tenía enfrente de ella sentándose para comenzar acompañarla a comer, Hinata trago todo sintiéndose un poco asqueada.
Al terminar observo como su acompañante se levantaba con suaves movimientos retirando su plato y el de ella. Dirigiéndose a la cocina, escucho el agua correr y después la observo de nuevo parada en la barra con los brazos cruzados con esos ojos rojos encima de ella.
Hinata se removió en su asiento inquieta, esquivando su mirada a un lado, observando que el asiento de en medio seguía vacío.
-¿Dónde estoy?- pregunto en un susurro sintiendo su garganta rasparle.
Escucho como suspiraba y se dirigía hacia ella con paso lento quedando en cuclillas. Hinata agacho su mirada, no podía afrontar esos ojos color escarlata.
-estas en mi casa, soy novia de tu profesor de arte Kakashi, me llamo Kurenai- le tendió la mano, Hinata la acepto apenada levantando su cabeza, era descortés no mirar a las personas cuando se presentaban.
-¿el profesor Kakashi está en casa?- pregunto cohibida.
Kurenai sonrió y le dio una leve afirmación con la cabeza, señalando al hombre que llegaba tallándose los ojos y bostezando sonoramente.
-buenos días-
-buenos días- contesto el hombre rascándose la cabeza y sentándose en la mesa.
Observo a su alumna sonrojarse y vio a su mujer mover la silla para que tomara asiento, un vaso de jugo ya descansaba al lado de su plato.
Se sentó con cuidado y comenzó a comer, mirando de reojo a Hinata quien se removía inquieta en su silla. Kurenai por su parte tomo asiento al lado de él, sonriéndole de vez en cuando a su alumna.
Una vez terminado su desayuno y con Kurenai recogiendo su plato para llevarlo al lavabo, se dirigió a su alumna.
-¿Cómo te encuentras?- inicio la conversación con algo normal.
Hinata lo miro sonrojada y con voz queda le contesto- un bien.
Kakashi lado la cabeza al ver de nuevo a su mujer en la barra observando todo, suspiro, sabía que Kurenai quería que se animara a profundizar un poco más en la conversación.
-Hinata, sé que no es mi asunto pero…-
-Está bien- lo interrumpió con la cabeza baja- Muchas gracias por lo que hizo, usted y su novia, pero estoy bien- finalizo como dando entender que ese era el final de la conversación.
Kakashi suspiro de nuevo, estrujando el puente de su nariz, sabía que no sería fácil poder decirle todo lo que tenía planeado más que nada porque ella misma no aceptaría el error, pero tenía que hacer algo por ella, le daría a escoger ya lo demás dependía de su decisión.
-no tienes que volver con él- contraataco, observando el miedo reflejarse en aquellos enigmáticos ojos- no sé qué fue lo que paso, ni siquiera me interesa saber, pero, no puedes regresar con él- finalizo con voz firme y áspera.
Hinata no contesto, sentir esa mirada negra escudriñarla no le gustaba, agacho su cabeza para evadir esos ojos.
-te propongo algo- comento estirando su mano para poder tocar un mechón de su cabello, en respuesta Hinata se estremeció- entiendo que tengas miedo, lo amas demasiado, pero una persona que te hace daño no vale la pena Hina- susurro, acariciando son sus dedos los mechones de su flequillo despejándolo para observar sus ojos cerrados temblando a punto de llorar.
-querida niña, estamos aquí contigo porque nos importas, tanto a mi como a Kurenai- susurro, observando a su novia, ella le sonrió en modo de afirmación- por eso te podemos ofrecer una escapatoria- soltó de modo suave. Observando como ella abría los ojos en reacción a sus palabras, levantando su cabeza para mirar sus ojos negros.
-yo…-tartamudeo, el llanto ya se asomaba en aquellos ojos nacarados….ella escucho atenta, con el corazón en la mano y sus sueños rotos reflejarse en sus ojos.
Y bien ¿Qué les ha parecido? Ya en el próximo capítulo entraremos en mayor trama, aún estoy indecisa de quien será la próxima pareja de Hinata…pero tenemos tres candidatos, no diré nombres, ya que todo se vendría al traste si los pongo…. Pero ¿ustedes a quien elegirían? ¿Quién les gusta más para intentar sustituir a nuestro amado Naruto? Espero sus lindas y bellas respuestas….otra cosa como todas ya sabrán Naruto llego a su fin y con ello el gran maestro nos ha regalado lo que tanto esperábamos Naruhina….jajajaja lo sé, yo estoy más que emocionada y feliz por esto, más porque pronto se estrenara la película the last….oh siii! Ya quiero verla…bueno nos veremos en otra ocasión chicos y chicas…un abrazo fuerte a todos….
