El amor es fuerte como la muerte; los celos son crueles como la tumba.

Salomón Rey de Israel

-¿Qué está loco? - grito Harry al nuevo ministro

-Cuidado con esa boca Potter - amenazo el ministro - no me importa si eres el elegido

Harry no podía creer lo que estaba escuchando, aquella petición que el ministro quería imponer. Era algo estúpido.

-Es lo mejor Potter y lo sabe muy bien - comenzó el ministro

-Pero no creo que sea lo mejor - se quejo

-Claro que si - su voz se escuchaba con arrogancia y petulancia - Potter usted es el jefe de aurores y sé muy bien que cuidara con más pasión a Draco Malfoy.

-Lo cuidare pero no es necesario casar a Malfoy con Hermione

-Lo es, Hermione es la persona en que mas confió y sé muy bien que ella me tendrá informada sobre todo lo que haga Draco

-¿Esta seguro? - la voz de Harry cambio parecía divertido. En estos años había cambiado su carácter.

Aquella cara de soberbia que tenía el ministro se demudo por aquella pregunta

- ¿Qué pretende? - se levanto rápidamente

-Hermione tendrá que comunicarme primero las cosas para su seguridad, usted sabe

-Pero usted está a mi mando - volvió aquella sonrisa. Harry solo lo fulmino con la mirada y esperando que todo fuera una broma o que el ministro cambiara de opinión

El ministro se retiro, dejando ahí el contrato de matrimonio de Hermione. Harry no podía creer lo que estaba pasando querían obligar a su mejor amiga, su hermana a casarse con Malfoy, aquella persona que la había humillado.

Peor aún como se lo iba a decir a Ron. Aquel pelirrojo que estaba enamorado de la castaña desde que eran unos niños.

Se encamino a la madriguera, donde se iba a encontrar a todos y darle la noticia.

En una mansión oscura y fría se encuentra un solo hombre, quien podría decir que aquel hombre antes estaba rodeado de muchas personas, sin importar que aquellas personas solo lo buscaban por su dinero, status de sangre y su apellido pero ahora esas mismas personas se alejaron de el por esas mismas razones que estuvieron a su lado o algunas se encontraban muertas.

Aunque era mejor estar solo sin causarle daño a nadie. En eso se había convertido la vida de Draco Malfoy.

En aquella habitación un solo hombre lleno de ira, de venganza y desconfianza, él no sabía hasta que punto podía resistir tanto odio en su cuerpo.

Se veía gastado y sin ánimos, hasta de vivir. Aquel chico que se creía superior a los demás por llevar el apellido Malfoy.

Pero ahora estaba solo, era el único Malfoy que había quedado vivo. Sus padres habían muerto por los mortifagos. Draco seguía vivo por una simple razón pero tan poderosa que podría revivir al señor Tenebroso.

Solo él tenía la forma de revivir al Señor Tenebroso y se encontraba en su cabeza. O mas bien en todo su cuerpo.