BAD MEDICINE
ENLACE AL FIC ORIGINAL: www. fanfiction s/3430175/1/Bad-Medicine
AUTOR: Cheryl Dyson.
TRADUCCIÓN: Grupo Traducciones Lagrimas del Fenix - Meliza Malfoy
BETA: Bellatrix_2009
DISCLAIMER: Harry Potter y todos sus personajes pertenecen a JK Rowling. No se ha ganado dinero ni se ha violado ningún copyright con este trabajo, la trama pertenece única y exclusivamente a Cheryl Dyson, sólo la traducción es de nuestro grupo.
RESUMEN: Draco Malfoy, dechado de maldad, sigue a Hermione Granger un día a una sección no utilizada de Hogwarts y descubre su secreto indecible... Oh sí, y la escena del cementerio general no fue así. Cedric Diggory está vivo. Porque yo lo digo.
CAPITULO 1
Draco estaba aburrido. Después de escuchar las disputas torpes de Crabbe y Goyle toda la mañana, que hasta consideró convertirlos en algo viscoso y sin espinas con el fin de silenciarlos. Ellos eran muy buenos para mantenerlo seguro en una confrontación, pero como conversadores dejaban mucho que desear. En vez de maldecirlos, les gritó que se perdieran toda la tarde y se marchó para estar a solas. Hogwarts estaba plagado de lugares para la reflexión solitaria, pero hoy la mayoría de los puntos principales estaban ocupados, en gran parte debido a la lluvia que caía torrencialmente afuera.
Las mazmorras eran aún más oscuras y sombrías que de costumbre y Draco ya estaba de mal humor, por lo que dejando atrás las escaleras cambiantes se dirigió hacia mayores latitudes. Después de deambular por media hora sin rumbo su caminar lo llevó a un largo pasillo, desierto y lleno de enormes ventanas góticas. Se asomó por una y descubrió una maravillosa vista del lago, o hubiera sido así, si pudiera ver más de un cuarto de distancia debido a la llovizna. El agua se vertía por el vidrio en riachuelos. Apoyó la frente contra el cristal, sintiéndose más que aburrido. Él no podía ponerle un nombre a lo que estaba sintiendo, pero no era nada bueno.
Se apartó de la ventana y tomó nota de varios orificios oscuros dispuestos a lo largo de la pared opuesta, intercalados con puertas de madera oscura que llevaban a quién-sabía-donde. Las alcobas tenían un gran potencial, ya que estaban llenas de grandes estatuas de piedra de varias criaturas. Directamente frente a él, tenía la cola de un enorme león, casi el triple de tamaño del natural. Draco se burló. Ningún león de Gryffindor para él hoy, muchas gracias. Se dirigió al nicho de al lado. Un hipogrifo. Atornilla eso. Bestias estúpidas. La tercera estatua era más prometedora. Una mantícora. Su rostro humano gruñendo, con una melena parecida a la de un león y el aguijón suspendido sobre su cabeza que parecía a punto de atacar. Draco podría relacionarse. Se agarró a una pata de león, y se subió al hueco. Se puso detrás de la criatura y buscó brevemente las puertas ocultas, las cuales estaban a menudo escondidas en nichos alrededor de Hogwarts. Si existiera una aquí, estaba muy bien escondida para una búsqueda casual y un rápido Alohomora.
La cola de escorpión, estaba perfectamente rizada para proporcionarle una percha relajante. Draco se sentó y apoyó la cabeza y los hombros hacia atrás contra la curva de la cola. Hizo girar su varita en sus dedos y se preguntó si debía practicar sus hechizos para la clase de Transfiguración de mañana, pero los conjuros necesarios eran ridículamente fáciles.
El dio toques con su varita sin hacer nada contra uno de sus muslos y miró más allá de la cabeza de la estatua hacia los ventanales. El deseó que la deprimente lluvia se detuviera. Él preferiría estar afuera con su escoba practicando Quidditch que desanimándose aquí en un pasillo abandonado.
Pasos rápidos se acercaban, tal vez no estaba tan abandonado. Draco se sentó y se pegó contra la parte posterior de la mantícora. Él se asomó tras asegurarse de que estaba escondido completamente en las sombras del nicho.
Las pisadas pertenecían a Hermione Granger. Draco se burló. ¡Granger! ¿Qué es lo que quiere aquí? Una caja de madera cuadrada levitaba detrás de ella, flotando con facilidad tras su rastro. Se preguntó qué estaba haciendo. Probablemente, haciendo a escondidas algún recado u otra cosa para Potter o Weasley. Estaba realmente sorprendido al verla sola. Normalmente, los tres se mantenían unidos por protección, como las crías de lémur. La única vez que Granger andaba siempre sola era cuando estaba en la biblioteca con la cara hundida en un libro. Probablemente su pequeño baúl estaba lleno de libros y estaba buscando un lugar privado para leer.
Se alejó briosamente del escondite de Draco sin hacer una pausa y continuó hasta una puerta a dos alcobas más allá del suyo. Ella entró con su caja y cerró la puerta con firmeza. Draco esperó a ver si Potter y la comadreja se presentaban, pero finalmente salió de su escondite. Brevemente lamentó no hechizarla cuando pasaba por allí. Podría haberle puesto la cola de un asno o las orejas de un murciélago frugívoro. Él sonrió y luego hizo una mueca; al darse cuenta de que si él la hubiera hechizado era probable que lo hubiera convertido en una babosa de mar o algo peor. La pequeña sangre sucia era buena con una varita, maldito sea el infierno.
Se acercó sin hacer ruido a la puerta por la que ella había desaparecido. No a hurtadillas, porque un Malfoy no se escabullía, pero sí caminó con el silencio suficiente para que sus pasos no fueran escuchados. Lanzó susurrando un Silencio a la puerta, aunque no había escuchado ningún ruido cuando Granger la había abierto. Tiró del cerrojo y se asomó.
Vio una habitación enorme, sobre todo oscura, con un techo que parecía tener millas por lo alto. Una ventana de cristal en el techo solo admitía una luz dispersa en un patrón cuadrado en el centro de la sala vacía. La habitación parecía carente de mobiliario y ocupantes.
Se deslizó en el interior y dejó que la puerta se cerrara detrás de él en silencio. Se preguntó si había otra puerta para salir de la habitación. Probablemente, ya que Granger había desaparecido. Estaba a punto de cruzar la habitación cuando una extraña cacofonía le hizo tapar sus oídos.
¿Qué demonios es ese ruido extraño? Estuvo a punto de la pregunta en voz alta y se alegró de no haberlo hecho cuando Hermione entró en el cuadrado de luz. Él se echó hacia atrás instintivamente, pero ya era demasiado oscuro cerca de la puerta para que ella lo notara.
Después de ese breve momento de pánico, se quedó paralizado y, francamente, la miró boquiabierto, como tambaleándose, como si ella lo hubiera aturdido con su varita.
¿Qué diablos llevaba ella? Atrás quedaron los vestidos voluminosos de la escuela y la camisa blanca remilgada, los calcetines hasta la rodilla y los zapatos toscos. Sus pies estaban desnudos. Sus piernas estaban envueltas en negro - ¿Y qué demonios era aquello, de todos modos? Parecía que se había bañado las piernas en pintura negra, ya que parecía tener una textura brillante y que se aferraba a su piel en todos los lugares. Su estómago desnudo era indecente, al igual que sus brazos. La parte superior que llevaba era negra y las pequeñas correas que la sujetaban sobre los hombros sólo hacían hincapié en que la señorita Granger había florecido espectacularmente bastante en los últimos meses. ¿Quién hubiera adivinado lo que ella estaba escondiendo debajo de sus ropas? Curiosamente, todavía llevaba la corbata de Gryffindor anudada sin apretar alrededor de su cuello. Se colgaba encantadoramente entre los senos que acababa de descubrir que ella poseía.
Él presionó su lengua sobre sus labios que se secaron repentinamente y trató de recordar respirar. Su cerebro no podía aceptar esta nueva información: la profundamente e inesperada revelación de que Hermione Granger, la sangre sucia, la presumida, sabe-lo-todo, y gran molestia general, estaba impresionante. Su cintura estaba en forma y definida, sus piernas estaban esculpidas como una visión de la perfección y... tenía que admitir... su rostro había perdido todo rastro de la hinchazón infantil y se había convertido en... oh maldita sea... ella era realmente bonita. Incluso su pelo había perdido gran parte de los rizos indomables y ahora eran bucles favorecedores sobre sus hombros desnudos, y por la espalda.
Él buscó a tientas el pomo de la puerta detrás de él. Tenía que escapar. Tenía que borrar la imagen de su mente tan pronto como le fuera posible. ¡Conseguiría que Goyle le lanzara un hechizo de memoria a él!
Y entonces Hermione comenzó a moverse. Los sonidos parecían ser alguna clase de música y ella revoloteó alrededor al ritmo del ruido. Había un montón de golpes involucrados y las caderas de Granger se desplazaban atrayentemente cada vez que el ritmo bajaba. Sus hombros temblaban y sus manos se levantaron en el aire. El ritmo aumentó y Hermione giró y giró más y más violentamente. Tenía las manos en el aire y sus pies se movían en una nebulosa. Parecía estar cantando, aunque Draco no podía oír más que la música, que no tenía palabras reconocibles.
La observó durante un tiempo interminable, sin darse cuenta de que su mano todavía descansaba sobre el pestillo. Tenía la garganta seca y sentía un calor inconfundible subir por su espalda. Tuvo la repentina urgencia de acercarse furtivamente hacia la luz y agarrarla. Ella lo miraría en estado de shock, con los ojos muy abiertos y asustados, posiblemente. Su cabello estaría desordenado y su pecho estaría moviéndose por el esfuerzo. Sus labios estaban húmedos y…
Draco giró el picaporte y salió de la habitación, sin importarle si ella lo escuchaba. Corrió por el pasillo delante de las ventanas sollozantes y huyó por las escaleras. Sólo cuando estuvo a salvo en la sala común de Slytherin se detuvo, jadeando por el esfuerzo.
— ¡Ey!— Goyle comentó desde su posición habitual en el sofá frente al fuego. —¿Dónde has estado, Draco? Alguien te estaba persiguiendo, ¿ah?
Draco se le quedó mirando, sorprendido de que hubiera considerado por un momento dejar a Goyle lanzar un hechizo de memoria en él. El mandril probablemente freiría su cerebro como un huevo. ¿Qué demonios había estado pensando? Recordó. Fricking Granger. Dando vueltas en el cuarto oscuro y con el aspecto de un ángel del infierno. ¿Cómo era que lo llamaban ellos? Un súcubo. Se sacudió la imagen. No serviría de nada estar teniendo pensamientos lujuriosos sobre Hermione Granger. Simplemente no lo haría.
Miró a su alrededor brevemente buscando a Pansy Parkinson, pero el pensamiento de manosearla no le produjo nada en ese momento. Sus pechos eran como dos mandarinas, en comparación con…
— Tengo dolor de cabeza— se ahogó Draco. —Voy a descansar un momento.
Eso, sin embargo, resultó ser la peor cosa que podía hacer. Se revolvió en sus mantas y trató en vano de pensar en las cosas más aburridas imaginables: Herbología, jugando al Quidditch con Hufflepuff en contra, Historia de la Magia, las clases de Gusamocos. Nada funcionó. Su mente volvía una y otra vez al baile de la sangre sucia Gryffindor y a su extraña música muggle.
ooOoo
Hermione lanzó un Scourgify en sí misma para eliminar el sudor y limpiar su ropa. Era un proceso penoso, pero no tenía el tiempo para sumergirse en un baño relajante. Se suponía que debía encontrarse con Harry y Ron a la hora de la cena. Suspiró alegremente mientras se deslizaba en su túnica de la escuela y envolvió su ropa de ejercicio en la esquina cerca de la máquina tocadiscos. Ella había tropezado con el antiguo fonógrafo durante una de sus vueltas equivocadas y lo había pasado de contrabando a este cuarto no utilizado en un ala olvidada. En su último viaje a casa, había ido a tiendas de segunda mano y escogió tantos discos antiguos que pudo encontrar. De todas las cosas muggles que echaba de menos en la escuela, la música moderna estaba en lo alto de la lista. En la parte superior de la lista estaba también su computador, por supuesto, y los teléfonos, pero los dispositivos electrónicos simplemente no funcionaban en Hogwarts.
El viejo fonógrafo de manivela, sin embargo, no era electrónico. Tocaba los vinilos de los años 70 y 80, muy bien. Alguien debe haber descargado toda su colección de los 80, porque ella había encontrado a Van Halen, Def Leppard, Billy Squier, Queen, y Pat Benatar. Hoy ella había escuchado a Guns N 'Roses, que no era su favorito, pero "Sweet Child of Mine" tenía un gran ritmo para el baile.
Había descubierto que la vida de un mago no era precisamente favorable para tener una figura esbelta, con la cerveza de mantequilla, las empanadas de calabaza, y los dulces robados de la cocina por Ron en cada oportunidad. Cuando regresó a su casa para el verano, se había sentido terriblemente gorda, un sentimiento confirmado por la báscula del baño. Ella se había comprometido a comer menos dulces y hacer más ejercicio, pero las chicas en su cuarto pensaban que el ejercicio era una curiosidad muggle. Ellas se mantenían esbeltas por la aplicación de diversos hechizos y pociones, una práctica que Hermione estaba segura no podía ser saludable. Por lo tanto, se ejercitó en secreto, y el baile le permitió disfrutar de su amor por la música muggle.
Se alisó la túnica sobre sus caderas y sonrió. El régimen estaba trabajando perfectamente. Se sentía muy bien. Revisó su guardarropa nuevo y salió de la habitación y sus secretos detrás.
ooOoo
Draco notó de inmediato cuando Hermione entró en el Gran Salón para la cena, aunque deseó no haberlo hecho. Ella había vuelto a su estilo normal de vestir, gracias a Dios. La camisa blanca abotonada hasta lo alto de su cuello. Calcetines hasta las rodillas adecuadamente. Zapatos feos en los pies delicados. Ropas que cubrían su físico delgado. La Corbata bien anudada y metida en la desagradable blusa de Gryffindor en vez de colgando tentadoramente sobre la inflamación, moviéndose….
Draco de pronto se interesó mucho en su plato de comida, a pesar de que todo lo que comía de repente le sabía a aserrín. Trató de no darse cuenta de que Hermione se ubicó entre Harry y Ron y les sonrió. Ellos no le prestaron atención, ya que estaban aparentemente involucrados en una conversación acalorada con Seamus Finnigan. Ella se encogió de hombros y empezó a comer.
Draco la ignoró con esmero por el resto de la comida y se satisfizo con una corriente de insultos sobre los Ravenclaw los vecinos que tenían, causando un rugido de risa en la mesa de Slytherin para el final de la comida. Cuando varios de los Ravenclaw llevaron sus dedos a sus varitas y mirándolo a él, se imaginó que su trabajo estaba echo y se retiró por la noche.
Un rápido vistazo a la mesa de Gryffindor le mostró que el trío de Lemurs ya había desaparecido. Dejó escapar un suspiro de alivio porque ni siquiera la vio salir.