Hola a todos :D

Este es mi primer intento de fanfic largo de One Piece y aunque voy a intentar darle un cierto grado picante, lo cierto es que hace años que no escribo un lemon, así que tendréis que disculparme lo cutre que soy u.u

Las parejas principales son Kid x Law y Marco x Ace.

Disclaimer: One Piece no me pertenece, y evidentemente no obtengo ningún beneficio económico de este intento de historia.


Capítulo 1: El acuerdo del viernes por la noche

Como cada viernes por la noche, a las diez menos cinco Trafalgar Law entraba en el distrito veinticinco de Sabaody, una zona donde la ley prácticamente nunca llegaba y donde él sabía que no debía preocuparse de ser atracado: sus vaqueros, sudadera y gorro no eran algo que gritase "dinero" y mucho menos las permanentes ojeras bajo sus ojos que le daban un aspecto permanente de cansancio y cierto aire demencial.

Y además, nadie se atrevía ni a acercársele después de ver a la persona con la que había llegado la primera vez. A Law le hacía bastante gracia pensar que un estudiante de ingeniería pudiera causar tanto miedo entre la gente más endurecida de la ciudad, por mucho que ese estudiante fuese el hijo de un personaje tan infame, según Law había averiguado tras investigar un poco.

El joven llegó a la casa de aspecto decaído y llamó al timbre.

La puerta tardó varios minutos en abrirse, sin que fuese ninguna sorpresa para Law. Llevaban dos meses con ese acuerdo y el hombre todavía se empeñaba en fingir que aquello era una molestia muy grande para lo que obtenía a cambio.

Cuando la puerta se abrió, un extremadamente malhumorado pelirrojo apareció al otro lado.

-Vaya, Eustass-ya, siempre es un placer ver tu agradable y acogedora expresión.

-Cállate, imbécil, llegas tarde.

-No, yo he llegado a en punto, eres tú quién ha tardado en abrirme la puerta.

En vez de otro insulto como era la tradición, Eustass Kid agarró a Law del brazo, lo metió en la casa de un tirón y lo empujó contra la puerta, cerrándola de un portazo con el movimiento. Antes de poder hacer otro comentario, Law se encontró con su boca asaltada por la del pelirrojo, y la lengua de este aprovechando el intento de hablar para colarse en su boca.

Kid comenzó a tirar de los pantalones de Law, mandándolos al suelo en un par de movimientos y el moreno se apartó para quitarse él mismo la sudadera antes de que el otro decidiese arrancársela. Esa era una de sus prendas preferidas y prefería conservarla, gracias.

-¿Sin calzoncillos? Alguien está impaciente.- Comentó Kid, mirándolo de arriba a abajo de forma que a muchos les habría resultado perturbadora. Law solo esbozó una sonrisa.

-La última vez que me molesté en llevar ropa interior no pude volver a ponérmela para irme. Y ahora, creo que deberíamos igualar las cosas.

Que Kid ya llevase la camisa abierta fue una gran ayuda, de lo contrario puede que Law hubiese reventado los botones para quitársela. El jodido pantalón de lunares ridículamente ajustado fue un problema bastante mayor, pero pronto estaba, justo a los calzoncillos del hombre, tirado en el suelo con el resto de la ropa.

Inmediatamente, Kid echó a Law sobre la mesa del comedor, con el pecho contra la madera, una de sus manos firmemente apoyada en una de las nalgas del hombre mientras la otra buscaba el lubricante en uno de los cajones del mueble junto a la mesa.

-¿Directamente?- Preguntó Law, sonando entre curioso y burlón.

-No estoy de humor para tus jueguecitos.- Nada más decir esto, Kid forzó dos dedos cubiertos en lubricante dentro del otro hombre.

Law se mordió el labio para no gemir, negándose a ser el primero en ceder de algún modo, y empujó hacia atrás, indicándole a Kid que hiciera algo con esos dedos. El pelirrojo comenzó a mover los dedos, metiéndolos poco a poco hasta los nudillos mientras buscaba…

Esta vez, Law no pudo contener un gemido esta vez cuando la punta de uno de esos dedos rozó su próstata.

Kid decidió que ya era suficiente para lo que quería y retiró los dedos, colocándose detrás de Law, sosteniendo su polla ya cubierta en lubricante con la mano que había utilizado para prepararlo y guiándola a la entrada de Law. Cuando estuvo en posición, entró de una sola embestida.

Law dejó escapar lo que era una mezcla de un gemido de dolor y uno de placer.

Kid no esperó a que el moreno dijera nada y comenzó a moverse con embestidas rápidas, descargando toda su frustración en el cuerpo del otro hombre, que se retorcía bajo su cuerpo y trataba de contener todos los gemidos posibles.

Llevó una mano al desastrado cabello de Law y tiró para girarle la cabeza, besándolo tan bruscamente como estaba embistiendo en él. Su otra mano rodeó la cadera del hombre más joven y llegó a su miembro, completamente endurecido y goteando ya con las primeras gotas de semen.

Unas pocas embestidas más, acompañadas con el movimiento de su mano, y Kid detuvo el beso para escuchar el gemido, casi un grito, que Law dejó escapar el correrse.


Portgas D. Ace solía pasar los viernes por la noche viendo películas con un enorme cuenco de palomitas en el regazo, cuenco que llenaba varias veces a lo largo de la noche. Su compañero de piso se iba esa noche todas las semanas, supuestamente a un club para ver si encontraba a alguien con quién acostarse, pero Ace sabía que hacía un par de meses que no lo hacía. No es que el chico lo estuviese controlando ni nada, pero sabía que, por muy bueno que Law estuviera, no podía ser que todos los viernes, sin excepción, encontrase a alguien con quien irse. Debía haber alguien, pero Ace no estaba seguro de si llamarlo algo serio o solo sexo, después de todo las relaciones de solo sexo de Law no duraban más de unas semanas, y esta ya llevaba dos meses. Por otro lado, el otro chico no había cambiado su rutina en nada que sugiriese citas o algo por el estilo.

De cualquier modo, en esos momentos Ace odiaba a Law por tener una vida sexual. Y no es que él no pudiese tenerla, más bien al contrario: si Portgas D. Ace decidía buscar a alguien a quien tirarse podía encontrar a varios fácilmente, pero había varios problemas con eso.

Uno de los problemas era que, siendo Ace alto y musculoso, la mayoría de hombres que se le acercaban lo hacían pensando que él tomaba el rol dominante en la cama, y aunque alguna vez sí que le gustaba estar encima y no era ni por asomo lo que se definiría como "pasivo", lo cierto era que Ace prefería estar abajo. O arriba con el rol del de abajo, o de lado o en cualquier posición por la que le diera por hacerlo.

El otro problema tenía nombre y un aspecto concreto.

A principios de curso su profesor de psicología de la personalidad había tenido un accidente de tráfico que lo había dejado de baja por tres meses, de los cuales había pasado ya uno y medio, y para sustituirlo habían contratado temporalmente a un antiguo estudiante que acababa de terminar el doctorado y que les daría clase hasta finales de diciembre. Marco hacía las clases muy interesantes, pero al mismo tiempo resultaba muy complicado prestar atención a las explicaciones.

Desde que el hombre entró en la clase por primera vez Ace se había sentido atraído por Marco, y esa atracción no había hecho más que aumentar cada vez que pasaba tiempo en la misma habitación que el hombre. Ace empezaba a sospechar que ya había pasado del nivel de simple atracción física.


Apenas había amanecido cuando Trafalgar Law terminó de vestirse y entró al baño de la casa de Kid para arreglarse un poco el pelo antes de marcharse. Aquel baño era más bien un trozo de pasillo ancho en el que se habían metido a presión un váter, una ducha y un lavamanos con un armario cuya puerta era un espejo sobre este. Las toallas estaban apiladas sobre el armario y la de secarse las manos encima de la cisterna del váter.

Realmente, aquél cuarto de baño era un reflejo perfecto de la casa, con sus habitaciones estrechas y los muebles apretados en ellas. Aunque tampoco era como si Kid tuviese tantos muebles. La casa estaba compuesta por tres espacios.

La puerta de estrada daba a una habitación alargada que, aunque en sí no era pequeña, estaba tan abarrotada que a mucha gente le resultaría un tanto claustrofóbica: cerca de la puerta estaba una alta cajonera junto a la mesa donde habían empezado aquella noche, un sofá de cuero que había visto tiempos mejores, una tele bastante grande, aunque antigua, que sobrevivía por pura cabezonería y habilidad por parte de su dueño y lo que debería ser la cocina, con un par de armarios, un trocito de encimera, un único fogón y la nevera, situada en el lado opuesto a la entrada.

Entre el sofá y la nevera de la habitación principal había una puerta que daba al dormitorio de Kid, donde en una esquina junto a la puerta había una mesa de madera con su correspondiente silla y un par de estantes en la pared de encima de la mesa repletos de libros, En la pared frente a la puerta se erguía un armario estrecho con una puerta que no cerraba bien y, ocupando gran parte de la habitación, una cómoda cama de matrimonio que era sin duda la mejor parte del mobiliario de la casa.

A la derecha de la puerta que daba a la otra habitación, en frente de la cama, estaba la entrada al baño.

Cuando salió de nuevo al dormitorio, Law se quedó parado al ver a Kid sentado en la cama jugando distraídamente con un llavero.

-¿Hay algún problema, Eustass-ya?

El hombre levantó la cabeza para mirarlo, se encogió de hombros y le lanzó el llavero. Law lo paró en el aire, lo miró extrañado y después volvió a mirar al dueño de este.

-Estoy harto de tener que estar esperándote cada vez. La semana que viene ven a las nueve. Sin cenar.- Prácticamente gruñó el pelirrojo, asegurándose de eliminar cualquier nota amable que la frase pudiera tener.

Law sonrió, sabiendo lo irritante que podía resultar aquella sonrisa autosuficiente suya.

-¿Me estás pidiendo una cita?

-¡No!- Impresionante, ¿aquello había sido un rugido? Law estuvo tentado de silbar.- No sé qué coño comes, pero estoy hasta los cojones de clavarme tus puñeteros huesos cada vez que follamos.

-Oh, vale, no te ofendas.- Con el tono de voz que utilizó, aquella frase sonó completamente al contrario de lo que las palabras sugerían.

-¡Lárgate!

Continuará


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Algunas notas de interés:

Law tiene veinte años y estudia tercero de medicina.

Kid tiene veintitrés años y ya casi ha terminado la carrera de ingeniería mecánica.

He decidido dejar el "Eustass-ya" original porque de lo contrario debería poner "señor Eustass" y no me gusta cómo suena.

Ace tiene veinte años y estudia segundo de psicología.

Marco tiene 32 años y acaba de terminar un doctorado en psicología.