CAPITULO 8

NARRADOR

Una profunda y sepulcral oscuridad cubría por completo el enorme diámetro que se encontraba en la antigua bóveda real del poderoso emperador Jet-Chu Han, donde hacía aproximadamente más de cinco mil años había albergado sus más valiosos tesoros y joyas, los cuales se encontraban ahí hasta el día de hoy. Y en donde incluso había edificado féretros especiales como tumbas; en donde se ordenó deberían sepultar a sus dos esposas y sus cinco concubinas, quienes a la hora de la muerte del Monarca fueron rápidamente enterradas vivas, bajo la estricta orden de este, quien cegado por los celos prefirió que muriesen antes de verles desde el otro mundo en los brazos de otros.

El misterio y la oscuridad fluían visiblemente mientras lo cósmico caía sobre el grupo de jóvenes ladrones quienes se encontraban internados en aquella fortaleza China desde hartas horas de la madrugada.

Por supuesto se encontraban divididos por zonas y en parejas.

Unos extraños ruidos comenzaron a escucharse en la profundidad del lugar, lo cual alarmo a todos dentro.

¡¿Pueden por favor guardar todos silencio?! —Ordeno severamente Christopher, quien era el líder y encargado de monitorear la misión. —No quiero ningún mínimo movimiento. No, si yo no lo ordeno. —Sentencio.

Todos se mantuvieron en absoluto silencio, a excepción del chico Swan, quien bufo en respuesta.

Si algo no te parece estás en total libertad de dármelo a conocer, querido Jon. —Murmuro en respuesta y petulantemente Christopher

Bella frunció el entrecejo a Christopher mientras que el por su parte le guiño un ojo, haciéndola alucinar por completo con aquel simple acto.

Aquel hombre la traía loca por completo, y ella; ella no podía hacer absolutamente nada al respecto.

No me provoques Grey. —Le reto Jon, mientras se disponía a ir al encuentro de aquel pequeño y grandísimo idiota que se había encargado de engatusar por completo a su hermana. —Mira que me sobran las ganas de romperte tu estúpido rostro de muñeca de porcelana.

Jonathan había maldecido una y otra vez, el no haber poder estado ahí cuando el estúpido de Christopher Grey e Isabella Swan se habían conocido por primera vez. Lamentaba el haber estado ausente, dejándole el camino fácil para estar con su hermana.

Daymelis por su parte miraba con preocupación aquel chico que le hacía remover todo en su interior.

En lo más alto de aquella ruina, Melissa explorando su alrededor, apretó accidentalmente lo que parecía ser una pequeña roca, ocasionando que esta se transportase a un pasadizo oculto. Y en respuesta a aquel toque de la roca, un misterioso polvo plateado cayó sorpresivamente intoxicando el aire por algo completamente distinto.

Vamos Corazón, déjalo pasar. —Le susurro sedosamente ella a su oído, mientras acariciaba suavemente sus nudillos, los cuales se encontraban fuertemente cerrados a causa del coraje.

El chico frunció el ceño profundamente confundido mientras se preguntaba el porqué de aquella extraña actitud de la chica. Si bien ella no le era indiferente y estaba completamente seguro que era la primera chica que de verdad había despertado una fuerte atracción y algo distinto en él, ella no era de esas chicas tiernas que iba por ahí diciéndole "Corazón".

Daymelis miro intensamente a Jon quien suspiro y cerró los ojos tratando así de controlar su enojo, pero más aún, tratando de luchar contra el instinto que en estos momentos le atacaba.

Ella se acercó más a él, colocando ambas manos en su musculoso pecho, acariciándolo, para después trazar algunas líneas imaginarias en su blanquecino y delicioso cuello. Él no podía explicarse cómo ni porque, pero ya en ese mismísimo momento no era él. Algo dentro de él se había alterado, provocando que correspondiera de la misma manera a las caricias de ella, atacando vorazmente aquellos excitantes labios carmesí que le habían vuelto loco desde el primer momento en el que los había contemplado y así ambos comenzaron aquella frenética y apasionante danza con sus lenguas.

La chica arranco sus diadema-micrófono, botándolas al piso para así evitar que el resto del grupo escuchara lo que estaba por ocurrir, mientras trataba con dedos débiles arrancarle la entallada y favorecedora camisa que dejaba a relucir los perfectos pectorales, al joven Swan. El cual coloco suavemente a la castaña sobre la superficie de uno de los féretros, acariciando desde su espina dorsal hasta sus muslos, ella por su parte se concentró por completo en su cuello, dejando a su paso pequeños besos mojados. Aquella pasión trastornada y repentina que se había despertado entre ellos era algo que ninguno de ellos podía explicarse con una lógica certera.

De momento a otro una voz molesta que Daymelis conocía a la perfección tras sus espaldas carraspeo y el clima a su alrededor que había cambiado de repente volvió a su normalidad, trayendo a ambos chicos nuevamente al planeta tierra.

Vaya, vaya, vaya…—Murmuro detrás de ellos la masculina y fría voz del pelirrojo Garrett. —Me parece que a Christopher no le va a parecer el enterarse de que una de sus pequeñas gemelas, planeaba revolcarse en la tumba de una pobre difuntita…—Lanzo Garrett en amenaza. Daymelis rodo los ojos.

Wow…—Exclamo Jonathan fuera de sí, mientras trataba con todas sus fuerzas mantener sus dos piernas bajo equilibrio.

Garrett lo fulmino con la mirada.

¿Pues darme una maldita explicación a todo esto DAYMELIS GREY STEELE? —Grito el chico pelirrojo, mientras le miraba con rabia. Ella lo miro como si tuviera dos cabezas.

¿Disculpa? —Respondió. —Al único par de seres que le debo explicaciones es en primera: a mi madre y por supuesto a mi padre. —Ella se quedó pensativa por un par de segundos, mientras Garrett le miraba duramente: —Okay, bueno está bien, quizá a Melissa también, después de todo es mi hermana gemela y pensamos igual ¿No? —Dicho esto se encogió de hombros.

El pelirrojo la miro incrédulo.

¿Estas segura de lo que dices? —Ella asintió distraídamente mientras miraba con una sonrisa de satisfacción a Jonathan; que aún no lograba recuperarse de lo ocurrido. —Tú sabes que…—Le sermoneaba el chico. Pero ella ni siquiera se tomó la molestia de escuchar una jota de lo que le hablaba. Ella solía ser una chica responsable y respetuosa con Garrett; él era su amigo y sus consejos siempre eran sabios y bienvenidos para ella. Pero ahora; ahora ella se estaba comportando como una tonta…

Él es…

Simplemente…

Verdaderamente él es: tan Perfecto. —Pensó ella. Mientras observaba con intensidad aquel par de penetrantes ojos verdes como el olivo del chico Swan. —Necesito que me ame. Lo necesito intensamente...quiero que me ame otra vez y…

¿Te haces una idea de lo que diría Demetrí si se enterase? —Con la simple mención de aquel nombre Daymelis se sobresaltó; abriendo sus ojos ampliamente. Al instante detuvo el camino por el que iban sus pensamientos y le miro…asustada, aunque en realidad más bien sus facciones describían las de una chica aterrorizada.

Jonathan frunció el ceño y se dispuso a largarse de aquel maldito lugar.

¿Otra vez? Si otra vez se respondió a sí mismo.

¡Maldita sea, no puedo creer que haya vuelto a caer en sus redes! ¿Cómo puede una sola mujer hacerme añicos una y otra vez en tan poco tiempo? —Pensó mientras se giraba para mirarla…

Su cara se encontraba horrorizada por la mención de aquel maldito. El maldito italiano romántico, si, aquel chico de flores y corazones de chocolates, aquel chico honrado y sincero, aquel chico que jamás podría llegar a ser él.

A ella le importaba el italiano, no, más que eso. Ella sabía que él le amaba y por eso le quería. Y lo que sentía por él era otra cosa…otro sentimiento…que ni el mismo podía descifrar.

Quizá era… ¿Atracción? O podía ser ¿Deseo? —Una vez más examino sus oscuros y penetrantes ojos que le invitaban a amarle, tratando así de descifrar la respuesta a su pregunta, pero le fue imposible. Garrett le miro con el ceño fruncido.

Ella era una chica difícil de leer, no era fácil y común como todas las demás mujeres. Odiaba aceptarlo pero lo que le hacía a ella diferente era porque ella en comparación con los demás era: única e incomparable; definitivamente ella era especial.

Y de lo que se había dado cuenta con el pasar de las semanas era que ella no estaba dispuesta a renunciar al tal Demetrí, solo por lo que había ocurrido entre ellos aquella noche después de Cleopatra`s Night.

Él se había dado cuenta de eso, cuando en una ocasión estando con él, el móvil de ella sonó anunciando una llamada de Demetri y ella como si nada ocurriera le había contestado con naturalidad.

Aturdido y notablemente dolido por lo ocurrido, decidió largarse de una vez por todas de ahí, anunciando que Garrett tomaría su lugar como pareja con Daymelis.

Bien. —Acepto Christopher. —En todo caso trabajarás solo cuñadito. —Jonathan ya ni siquiera respondió nada a aquel estúpido. Solo se limitó a seguir sus órdenes y a vaciar el contenido de unos de los féretros en donde había descubierto de pronto unos antiguos y preciosos jarrones artísticos de oro, con incrustaciones de piedras preciosas, los coloco en su mochila y se dispuso a continuar explorando aquella tumba, tratando así de olvidarse por completo de aquel rostro de ángel pero por más que quiso no pudo y entonces imágenes y recuerdos de "Aquella noche" en el Cairo le invadieron.

INICIO DEL FLASH BLACK

Una vez que Jonathan tuvo en sus manos las llaves de aquel fabuloso Murciélago no dudo dos veces en ir a buscar aquella belleza.

Apretó los botones de la llave del deportivo y este fue localizado inmediatamente.

Antes de abrir la puerta del auto para Daymelis, acaricio suavemente con una de sus manos la puerta de este; disfrutando lo que su tacto sentía.

Oh Dios…—Murmuro él joven. —Me parece que me he enamorado…

Daymelis quien aún no se subía al vehículo rodo los ojos, ante la reacción dramática del chico, sintiendo un absurdo piquete de celos, por un objeto sin vida.

Eres un payaso. —Dijo ofensivamente. Jonathan le ignoro y se limitó a seguir admirando el deportivo, mientras le abría la puerta para que la chica entrase. — ¿Me escuchaste? —Pregunto ella cuando el tomo el lugar del copiloto, al darse cuenta que no había recibido respuesta alguna.

Escucha. —Le pidió él, mientras soltaba un audible suspiro. Ella le miro. —Le dije a tu hermana que haría lo posible para que mi petulante actitud fuese reprimida un poco y quizá no lo sabes pero soy un hombre de palabra. —Ella bufo. —Sí, lo sé, tu reacción es entendible, y no espero que me creas, porque: ¿Un ladrón de palabra?, no, por supuesto que no, ni siquiera en las películas de acción ocurre así, pero da la casualidad que es verdad, así que aunque sea por esta noche intentare no ponerme a discutir, y enserio espero que tu hagas lo mismo.

La chica se sorprendió por sus palabras pero asintió.

Bien. —Acepto. —De todas maneras, esperaba divertirme un poco esta noche. —Expreso. —Tiene muchísimo tiempo que no me tomo un tiempo para relajarme y creo que lo necesito. Tratare de no irritarte mucho. —Al hacer mención de esta última oración soltó una risita. —Aunque me parezca casi imposible.

Bien. —Contesto él con una sonrisa sincera. —Entonces vamos a divertirnos…quiero saber si de verdad tu hermana tenía razón con eso de que las pirámides no son lo único interesante en el Cairo.

Tú déjamelo a mí. —Exclamo ella mientras le guiñaba un ojo.

CLEOPATRA'S NIGHT

Los jóvenes llegaron a un club nocturno completamente lujoso, en donde la elegancia y la diversión podían fluir incluso desde el interior al exterior. Jonathan abrió los ojos sorprendido.

Definitivamente este lugar era increíble.

Daymelis alzo una ceja mientras observaba como Jonathan miraba embelesado el lugar.

Oh, espera a que lleguemos a dentro.—Pensó

¿Y bien, vas a abrir la puerta para mí, para que podamos entrar de una vez o te quedaras ahí toda la noche perdiéndote de la diversión? —Pregunto ella con una sonrisa, él se la devolvió y se dispuso a abrirle la puerta caballerosamente.

El valet parking se dirigió donde ellos y Jonathan le entrego las llaves del deportivo.

Ni siquiera se formaron para poder entrar como todos los demás, ya que solo bastaron un par de palabras de Day; con el enorme gorila de la entrada para que entrasen al interior,

Vamos adentro Jonathan. —Indico Daymelis haciéndole una seña. Él le miro sorprendido.

¿Has conseguido entrar sin formarte? —Exclamo sorprendido, ella sonrió dulcemente y acaricio la barbilla del chico, quien fue tomado completamente por sorpresa por su toque, pero no se apartó.

Por supuesto cariño. —Respondió satisfactoriamente. —Tener contactos tiene sus ventajas. —El asintió y ella alcanzo su mano, entrelazando sus dedos con los de él.

Ahora entremos. —Dijo con una sonrisa, que por un momento le hizo parecer más joven.

Jonathan en realidad no sabía exactamente la edad de aquellas misteriosas gemelas, a pesar de que se hacía una idea, pero como siempre; con aquellas chicas era difícil saber, sobre todo con Daymelis quien actuaba casi la mayoría de veces, como una persona mayor: madura, irritante y un poco amargada a comparación de su hermana; infantil, salvaje y demostrativa, en realidad demasiado demostrativa para su gusto.

Él sabía que detrás de aquellos misteriosos ojos oscuros de Day había ciertas sombras que le impedían a la chica ser quien de verdad era y él lo iba a averiguar. Ella a veces parecía tan fría, tan enojada con todos; pero más consigo misma.

Una vez que se hubieron internado dentro del club, ella lo dirigió hasta una mesa apartada en la segunda planta del club.

El mesero llego y ordenaron, minutos después el mesero regresaba con sus bebidas.

Salud. —Exclamo ella mientras levantaba su trago en el aire. El levanto su copa y sonrío sin decir palabra alguna. El tiempo transcurrió tranquilo, mientras una agradable conversación por parte de ambos fluía.

Daymelis se encontraba totalmente relajada y a gusto por completo, y a pesar de que iban ya aproximadamente por la sexta ronda ella estaba totalmente consciente, a diferencia de Jonathan que al parecer comenzaba a actuar más atrevido y elocuente de lo normal.

Por ti. —Brindo el chico, cuando el mesero llego con sus tragos y se los entrego, acto por el cual ella frunció el ceño. —Por ti y esos profundos ojos que hacen que me pierda…—Un poco confundida la chica, choco su copa con la de él, quien sonrió abiertamente.

Jonathan tomo de un solo trago su bebida y pidió otro.

Un Martini por favor. —Casi tuvo que gritarle al mesero, debido al altísimo volumen de la música.

De momento a otro una contagiosa melodía que le encantaba a Jonathan comenzó a sonar "Silence" de Hi Tack, y sin dudarlo dos veces haló de la mano a la Daymelis llevándola a la pista; donde todos se movían al ritmo de la música, el chico comenzó a bailarle de una manera muy provocativa que le resulto en extremo sensual a ella.

Los chicos cada vez bailaban más cerca, él sonreía y en ningún momento despegaba su mirada de la de ella.

Mientras bailaban él le susurró al oído:

No sé si soy yo, o es el ambiente o quizá los tragos que llevo de más; pero en estos momentos lo único que se me apetece hacer es: es perderme en lo más profundo de tu mirada, respirar de tu mismísimo aliento y besar esos suaves y excitantes labios —Ella casi se derritió ahí mismo.

Estaba claro lo dura que era ella con él, pero esto era mucho, ella no era de palo, era una simple terrenal y aquellas palabras de aquel maldito pero atractivo Jonathan Swan se le hacían irresistibles…

No podía. Por más que quisiese no podía resistirse. En ese momento pensó en Demetri; en Roma y en todos los planes que tenían—o mejor dicho, los planes que tenía Demetri— no podía hacerle aquello, estaba claro que en un principio la provocación con Jonathan, era solo un jugueteo, pero las cosas ahora habían cambiado, en tan pocos días habían cambiado. Ahora era tenía más que claro que la atracción que sentía por el chico Swan era más intensa de lo que pudo llegar a imaginar. Él le atraía como un mismísimo imán.

Jonathan acercó su boca y lentamente hundió sus labios a los de ella, la chica cerró sus ojos y entonces todo pensamiento cuerdo y de remordimiento desapareció.

En ese momento supo que no había marcha atrás. Estaba perdida y sabía que sin dudarlo dos veces se entregaría a él.

¿Te parece si vamos a un lugar más privado? —Pregunto el chico, mientras acariciaba su cabello con delicadeza. Ella asintió y entonces él sonrió.

Una vez que salieron del club; Daymelis decidió tomar mando del vehículo de su hermana, dirigiéndose a una hermosa mansión que se localizaba afueras de la ciudad.

No quiero parecer merolico pero… ¿A dónde nos dirigimos? —Cuestiono él mientras ella le dedicaba una sonrisa.

A una de las mansiones que fueron de mi padre. —Respondió ella como si nada.

¿Una de las mansiones que fueron de tu padre? —Repitió la misma oración Jon, pero haciéndola pregunta.

Sí así es. —Afirmo Day. —Nosotros no toda la vida hemos sido lo que somos ¿Sabes?, antes teníamos una vida y éramos felices, pero como siempre ocurre; todo termina. —Al hacer mención de estas últimas palabras la voz de la chica se quebró

Jonathan se acercó a ella y le deposito un beso en la mejilla.

Tranquila. —Le consoló. —Puedes hablarme de ello si quieres.

Ella asintió, mientras enfocaba su vista en la carretera.

Antes de convertirnos en lo que ahora somos mi hermana Melissa y yo, éramos unas chicas completamente normales, bueno nunca hemos sido normales, pero lo que quiero decir es que vivíamos felices, teníamos todo. Suspiro al recordar aquello, mirando con nostalgia el volante del Murciélago. — Teníamos como padre a un maravilloso hombre de negocios, inteligente y cariñoso: al igual que la mejor madre de todas, no puedo describirte lo plenos que éramos todos juntos. Nuestra familia era unida y feliz, pero siempre hay alguien que viene a joder y arruina aquel estupendo cuento de hadas…

Un día que mi padre se quedó hasta tarde a trabajar en algunos proyectos de su empresa se presentó un hombre que supo jugársela, mi padre es el hombre más astuto que hasta el día de hoy he conocido, pero como todo humano tiene una debilidad; no es inmortal. Y la debilidad de Christian Grey; mi padre somos nosotros: su familia. Este hombre tenía todo perfectamente planeado, y a pesar de que mis hermanos, mi madre y yo teníamos guaridas encima de nosotros todo el tiempo, mis hermanos y yo pudimos escaparnos de ellos en una ocasión para irnos a una estúpida fiesta, jamás olvidare esa noche; porque esa noche todo cambio.

Unos enormes tipos armados y encapuchados, nos sacaron a los tres a rastras de la fiesta, nos golpearon y enviaron un video a mi padre, amenazándolo con matarnos.

Mi padre no tuvo más remedio que darles lo que querían y el resto es historia…todo el dinero de mi padre le fue despojado, nos quedamos sin nada. Pero lo peor no quedo allí, lo peor fue cuando aprehendieron a mi padre, por una demanda de otra empresa vecina a la que mi padre precisamente al otro día de lo ocurrido debía pagar aproximadamente 70 millones de dólares por algunos negocios y proyectos. Ese fue el fin…y todo por nuestra culpa. —Cuando termino su historia ya habían llegado a la mansión, la chica no pudo contenerse ningún segundo más y soltó en llanto.

Sh…Tranquila, todo está bien, todo estará bien…—Dijo Jonathan mientras ofrecía sus enormes brazos como consuelo, ella los acepto agradecida.

Después de unos momentos ella habló.

Entremos. —El asintió y así ambos entraron en la mansión. Ella lo tomo de la mano y lo condujo donde solía ser su habitación.

La ciudad luce más hermosa desde aquí ¿No es así? —Pregunto Day.

Supongo que sí, pero no lo suficiente como para igualarte a ti. —Murmuro lentamente él, aproximándose donde ella, quien acarició su rostro suavemente, el cerró los ojos ante su toque y beso sus labios dulcemente.

—Imaginémonos que esto es solo un sueño —cantoneo Daymelis al oído del chico y beso su cuello y entonces ambos se perdieron en el deseo.

"Ella es: la escultura más perfecta que alguna vez pude contemplar y la obra de arte más bella que puede existir en este planeta" pensó Jonathan al contemplarla. Ella yacía a su lado completamente rendida.

Parecía un ángel. Tan inocente, sin preocupaciones y sin prejuicios, tan ella, tan bella.

La noche anterior había sido completamente espectacular y el a pesar de no saber exactamente lo que le ocurría con aquella chica, estaba completamente seguro que no se separaría de ella al menos que así ella lo quisiera. Él era consciente del compromiso que tenía ella pero no de rendiría, además ella no lo amaba; porque si así fuera no habría ocurrido aquello.

Cuando amas a alguien eres pleno; ya que el otro ser te complementa, cuando amas no necesita de otra persona porque él es tu todo, por el cambiarias el mundo entero y tu mente no puede estar en nada más porque ella o él cambia tu mundo, por él o ella eres capaz de hacer lo que sea; incluso dormir bajo la lluvia si es necesario, esa persona esta antes que todo; e incluso antes que tú mismo. Cuando amas a esa persona desde lo más profundo de tu alma…le das todo; te entregas por completo, él o ella pueden traerte tristeza, felicidad o alegría, cambiando tu estado de ánimo en una milésima de tiempo.

En lo personal Jonathan antes de conocerla no había experimentado nada intenso como hasta ahora, de hecho era la primera vez que llegaba hasta este punto, en pocas palabras era su primera vez; y por lo que se había dado cuenta la de ella también.

FIN DEL FLASH BLACK

Una vez más Jonathan quiso olvidarse por completo de toda la estúpida situación en la que se encontraba. Ya habían transcurrido meses desde aquello y él no podía superarlo, comenzaba a creer que aquello había sido como las propias palabras de Daymelis: "solo un sueño".

N/A: Hola queridos lectores, les dejo este capítulo, algo más largo de lo habitual, esperando que compense un poco la larga espera por la que los he hecho pasar, de todo corazón espero sea de su agrado. Los quiero. Saludos desde México.