Disclaimer: The Hunger Games no me pertenece.


Me reúno con mis amigos y cuando salimos del edificio de entrenamiento, nos llevan por las calles en un coche con ventanillas tintadas, el tren nos espera. Apenas podemos despedirnos de nuestros estilistas, aunque los veremos dentro de unos meses, cuando Delly y Peeta tengan que hacer la Gira por los distritos para una ronda de ceremonias triunfales. Así el Capitolio recuerda al pueblo que los Juegos del Hambre nunca desaparecen del todo. En esa gira el pueblo tendrá que fingir que les adora, solo espero no tener que acompañarles.

Al llegar a la estación no esperamos más y entramos en el tren, ignorando el griterío. El tren empieza a moverse y nos introducimos en la oscuridad de un túnel, dejando atrás el Capitolio, momento en que respiro libre por primera vez desde que oí aquella sirena en el bosque. Cierro los ojos y me relajo en el enorme sillón, sé que aún tardaremos muchas horas en llegar, casi veinticuatro. Peeta se sienta a mi lado y me acaricia la mejilla con el dorso de la mano. Yo sonrío antes de abrir los ojos y mirarle.

—Me han dicho que vamos a vivir al lado…seremos vecinos.

—Sí…—Susurro.

—Me gusta la idea— Esa afirmación me hace sonreír.

—No sé si a nuestros padres les hará tanta gracia…—Murmuro— Ahora que nos estamos acercando, me da miedo la reacción de mi madre por…—Carraspeo—Por nuestra primera vez…

—Katniss, estás viva, creo que eso es lo que le va a importar a tu madre…

Asiento aunque no estoy muy segura, conforme nos acercamos al distrito doce, no dejo de pensar en mi madre, Prim y Gale. En sus reacciones y en cómo me recibirán. No sé a quién habré decepcionado más. Solo espero que mi joven hermana no haya visto esa escena. Noto mi cara arder y para que Peeta no lo vea me levanto rápidamente y me disculpo para ir al baño. Allí me refresco un poco intentando eliminar el maquillaje también aunque se supone que debo llegar al distrito perfecta. Además en un acto de rebeldía me trenzo en pelo.

Cuando salgo del baño Peeta y Delly están dormitando en los sillones mientras que Haymitch toma una copa de licor mirándoles, suspiro porque sé que va a darme un discurso.

— Estos dos chicos han tenido un golpe de suerte contigo.

—No necesito un sermón de un borracho—Murmuro mirándole fríamente.

—No estoy borracho aún, encanto.

—Lo que sea…—Murmuro de nuevo.

—Sé que el Presidente ha hablado contigo—Me quedo blanca al oírlo.— Por suerte no parecías actuar en la Arena.

—No lo hacía… Quiero a Peeta—Susurro.

—Me alegra oír eso…en el Quemador se oían cosas ¿Sabes?— Sigue susurrando, no sé si Peeta y Delly duermen completamente, pero al menos creo que a esta distancia no podrían escucharnos, yo resoplo cansada de lo de siempre, porque sé a qué se refiere.

—Solo somos amigos.

—Ahora sois primos, fueron a hacer una entrevista al distrito, ya sabes, suelen hacerlo cuando quedan pocos tributos…y al preguntar por tus amigos, todo el mundo habló de Gale, No sé de quién ha sido la idea de que seáis primos, pero es mejor así.

—Lo sé, el Presidente me lo dijo.—Sigo hablando sin emoción en la voz.

—Me alegro de que lo sepas…—Me mira fijamente a los ojos y luego se bebe de un trago la copa de licor, la deja sobre una mesa y sin despedirse sale del vagón.

Cuando se va, me deja pensativa. Pensando en los rumores, en Gale, y en Peeta. En lo que siento por cada uno. Me acerco al que ahora es algo más que mi compañero de distrito y me siento a su lado. Su respiración me indica que está dormido. Me apoyo sobre su hombro e intento dejar la mente en blanco e intento dormir.

La pesadilla sobre mutos en el tren hace que me despierte. Estoy sudando y apretando la manga de la chaqueta de Peeta con mis puños. Él me susurra palabras tranquilizadoras. Le miro aterrada y el acaricia mis mejillas.

—Tranquila…es solo una pesadilla, solo una pesadilla…—Asiento y le abrazo, aterrada aún.— Vamos a cenar…

—¿A cenar?

—Llevas todo el día durmiendo…

—oh, vaya…

—No hay nada mejor que hacer, aparte de comer…—Sonrío y le beso, luego nos encaminamos al vagón comedor.

Cenamos en silencio algo que aunque delicioso no me llena como me gustaría. Mi mente se va a los bosques que cada vez están más cerca, a las ardillas asadas y el queso de Prim con albahaca. Parece que la comida tenga somníferos o "jarabe" porque nada más terminar vuelvo a tener sueño de nuevo. Effie sugiere que puede ser por los días tan emocionantes que he vivido, pero mi versión es que se debe a que hasta que no he subido al tren mi cuerpo no se ha relajado del todo y busca las horas de sueño perdido.

Aunque tengo una habitación asignada ni siquiera paso por ella para recoger un pijama. Me dirijo a la habitación de Peeta y rebusco en sus armarios, saco una camiseta y me quito el vestido, dejándolo colocado perfectamente en una silla para ponérmelo al día siguiente, no parece muy arrugado y quiero llegar con él al distrito, solo porque sé que es del color preferido de Peeta. Me pongo la camiseta y me acuesto. Pasan pocos minutos cuando oigo como Peeta entra en la habitación, se acuesta a mi lado y me abraza. Esta noche no hacemos el amor pero nos acariciamos hasta que me quedo dormida.

Effie pica a la puerta gritando que solo queda una hora para llegar al distrito. Creo que no le gusta mucho que Peeta y yo durmamos juntos, pero es algo que no me importa lo más mínimo. Me estiro entre los brazos de Peeta mientras que le veo sonreírme. Podría acostumbrarme a despertarme así todos los días.

—Buenos días…

—Buenos días…—Le respondo besando sus labios.

—Ya estamos llegando…—Asiento notando que un nudo se forma en mi estomago.—Será mejor que nos preparemos.—Vuelvo a asentir como una idiota. Me aparto de él y me levanto ante su atenta mirada.

—¿Qué?

—Me gusta que lleves puesta esa camiseta…—Me ruborizo al escucharle.

—¿No te gusto más con el vestido…?

—Digamos que son diferentes formas de gustarme.—Susurra a la vez que su voz se vuelve más ronca.

Me ruborizo más y cojo el vestido para ir al baño a ponérmelo en un ataque de vergüenza. Cuando salgo Peeta ya esta vestido, me sonríe y tomándome de la mano nos vamos a desayunar. Delly ya está sentada a la mesa devorando un bollito de chocolate, y nos saluda con la mano intentando ocultar la sonrisa ya que tiene la boca llena.

Mi desayuno es muy escueto ya que tengo el estomago cerrado. Y cuando Effie nos avisa de que estamos entrando en el distrito, el corazón me da un vuelco. Nos ponemos de pie ante las puertas del vagón y por las ventanas veo como entramos en la mugrienta estación del distrito que está repleta de gente y de cámaras. Doy un paso hacia atrás para quedar en un segundo plano y cuando las puertas se abren Peeta coge la mano de Delly y la levanta, saludando así a todo el mundo.

Oigo gritos y vítores, pero lo que más me sorprende es que entre sus nombres también aparece el mío, sobre todo cuando Peeta me obliga a pegarme a ellos. Mi mirada vaga entre la gente que se encuentra allí. Prácticamente está todo el distrito. Con la mirada busco las trenzas doradas de Prim, y la encuentro junto a mi madre que sonríe, parece orgullosa. Junto a ella está Hazelle y los niños (Rory, Vick y en sus brazos Posy) pero su hijo mayor no está allí.

Y algo se quiebra dentro de mí. Mi mejor amigo no ha ido a recibirme, y eso duele más que todas las heridas que he recibido en la Arena.

Prim se lanza a mis brazos llorando desconsoladamente de alegría y yo procuro calmarla, entre sollozos puedo oí como pronuncia "creía que estabas muerta". Empiezo a llorar también cuando mi madre me abraza obligándome a soltar a Peeta, la pequeña Posy salta de los brazos de su madre y se agarra a mis piernas también.

Las grabaciones, fotografías y preguntas duran demasiadas horas donde no nos dejan ni a sol ni a sombra. Todo el mundo quiere saludarnos y todos quieren felicitarnos. Peeta y Delly son mucho más pacientes que yo y contestan a todas las preguntas, pero yo en ese momento solo quiero ver a Gale. Cuando el gentío empieza a dispersarse Hazelle me susurra que Gale está en casa. Miro a Peeta, él asiente y agradezco infinitamente su compresión. Le beso suavemente en los labios y corro a la Veta, ignorando a todo el mundo que me saluda.

Llego a su casa jadeando y pico a la puerta ansiosamente. Gale me abre estupefacto.

—¿Qué haces aquí?—Parece sorprendido.

—Quería verte. ¿Por qué no has ido a la estación?—Entro en la casa sin su permiso.

— Porque supuse que preferirías estar con tu noviete.

—No me hables así…—Murmuro.

—¡¿Y cómo quieres que te hable Katniss?! ¡Creí que habías muerto y luego te veo en los Juegos, poniéndote en peligro constantemente!

—¡Me obligaron a hacerlo! ¡Tenía que hacerlo!

—¡¿También tenías que acostarte con el ante todo Panem?!—Mi mano actúa antes de que mi cerebro lo procese y se choca contra su mejilla, abofeteándole.—¡CONTESTAME!— Gale hace algo que me sorprende, ni siquiera se frota la mejilla enrojecida cuando me agarra de los brazos con fuerza y me zarandea—¡CONTESTA! ¡¿Cómo pudiste ser tan imprudente?! ¡Os podían haber matado mientras que te lo follabas!

—Gale…Yo…

—¡Gale nada! ¡¿Sabes lo que fue para mí verte así ahí dentro?! ¡¿Lo que supuso saber que estabas viva?!—Sus manos aprietan más fuerte mis brazos y puedo ver como la ira se concentra en sus ojos.—¡¿Pensaste en mí o en tu familia aunque fuera solamente un segundo?! ¡¿Pensaste en lo que podríamos opinar?,¿ Por lo que podríamos estar pasando?!

—¡Claro que sí!—Intento escaparme de sus fuertes brazos retorciéndome, porque sus palabras duelen y me rompen aún más, pero es tan fuerte que solo me hago más daño.

—Fue un maldito infierno verte así ahí, allí, en la Arena…y con él…—Sigo intentando soltarme de su agarre pero cuando me doy cuenta de que si no es por su voluntad no voy a conseguir soltarme me quedo mirándole a los ojos, a punto de llorar, porque sé que le he decepcionado. Porque sé que me odia por ello, porque en esas palabras van implícitos sus sentimientos.

Sus ojos grises están dilatados y levemente enrojecidos, supongo que de furia. Cuando voy a abrir la boca para darle alguna absurda excusa, me besa. Sus labios son pura furia y rencor contra los míos, me besa con fuerza, con pasión. Y mis labios se dejan besar y al poco, se están moviendo al compás de los suyos, porque le he echado tanto de menos que no sé explicárselo de otra forma. Su boca no deja de devorar y morder mis labios a la vez que mi espalda choca contra la pared con fuerza. Gimo contra sus labios y mis manos quieren rodearle y pegarle a mí pero sigue agarrándome y no puedo moverme. Pero parece leer mi pensamiento porque su cuerpo comprime el mío y notarle tan cerca me hace gemir aún más fuerte.

Levanta mis manos por encima de mi cabeza y las atrapa con una de sus manos, la otra deja de sujetarme y no tarda ni un segundo en meterse bajo la falda del vestido y acariciar mi muslo de manera ascendente. Me estremezco al notarlo y gimo más alto. Sus besos incendiarios no me dejan tiempo de respirar ni de pensar. Mi mente se queda en blanco cuando de un tirón aparta mi ropa interior y sus dedos acarician la humedad de mi intimidad. Gimo más fuerte porque Gale no se anda con rodeos y rápidamente empieza a acariciarme, a estimular mi sobreexcitado clítoris sin compasión. Su mano experta sabe donde tocar para hacerme enloquecer y gritar. Mi cadera se mueve buscando un mayor roce mientras que mis labios son mordidos. El fuego en mi interior crece y empieza a expandirse, el hambre y el calor van a explotar cuando dos de sus dedos se pierden en mi interior. Esos dedos se mueven con fuerza contra mí, me exploran me recorren por dentro, me hacen gemir más y más. Hasta que mi cuerpo no soporta la tensión y me dejo ir, el orgasmo me llega de forma arrebatadora nublando todos mis sentidos, e incluso noto como me cuesta respirar.

—Katniss…

Le oigo gemir cuando mi pierna roza su entrepierna. Y su voz me devuelve a la realidad. Mis labios dejan de moverse contra los de él, mi cerebro intenta mandar ordenes a mi intimidad para que deje de sentir lo que está sintiendo, porque ella pide más.

Y eso no está bien.

—Gale…—Mi voz suena ronca—Gale para… para…—Sus labios dejan de besarme aunque su aliento sigue chocando contra mis labios y sus dedos no se apartan de mi interior.

—¿Qué?

—Aparta…No puedo…—Con toda mi fuerza de voluntad, consigo soltar mis manos y aparto la mano de mi amigo de mí y ante su perplejidad consigo apartarle de mi cuerpo.—Lo siento, Gale…

—¿Qué sientes?— Esa es una pregunta que podría hacerme a mí misma. No sé lo que siento.

—Ahora estoy con Peeta…—Le miro a los ojos, dilatados por el deseo.— Le quiero.— Confesarle eso a mi amigo creo que es lo más difícil que he tenido que hacer hasta el momento.

—¿Estás segura?—Asiento recolocándome la ropa interior y el vestido, aún jadeando.

—Le quiero— Repito, casi para mí misma, para recordármelo y dejar de sentir ese ardor en mi interior.

—Katniss recuerda que…

—No digas nada…es mejor que me vaya…

Esquivo a mi amigo y salgo por la puerta sin ni si quiera mirarle, queriendo desaparecer del mundo. Y llena de remordimientos, porque ahora siento que he engañado a Peeta, pero porque también siento que engañé a Gale durante los Juegos.

Busco a Peeta por todo el distrito y le encuentro en la panadería rodeado de gente, con esa dulce sonrisa, recibiendo todos esos halagos. Su sonrisa se ensancha cuando me ve. Y yo no puedo evitar sonreír también, aunque me sienta rota de nuevo.

Cuando se acerca y me besa dulcemente, su beso sabe tan diferente a los de Gale y es tan reconfortante que no puedo evitar hacer mi elección en ese momento.

Peeta es mi elección, porque le quiero, porque Gale tiene demasiado odio dentro por todo lo que me ha visto hacer y porque es lo que todo Panem quiere.

El es mi Chico del pan, mi diente de león, mi tributo ganador.

Mi chico y le amo, y nada de lo demás tendrá sentido si no estoy junto a él. Ni Gale, ni Panem deberían entrar en la ecuación.

¿FIN?


Nota de autor: Muchísimas gracias a todos por haber llegado hasta el final. Gracias a todos los que me dejaron review, y a los que no lo dejaron pero me leyeron. Gracias a todos. Como podéis ver el "fin" está entre interrogaciones, quizás haya continuación. ¡Gracias de nuevo y nos seguimos leyendo!

Besos de fuego!