Capitulo 8

- Antes que todo, quiero decirte algo. - Michiru ladeó la cabeza intrigada.

- Claro... ¿Sobre qué? - preguntó. -

- Sobre lo que sucedió anoche. - El corazón de Haruka comenzó a golpearle fuertemente el pecho. Levantó la vista hacia el techo intentando encontrar las palabras adecuadas.

- ¿Es mi impresión o estás un tanto nerviosa? - La voz de su acompañante la hizo volverse. Su mirada transparente se clavaba en ella como un sable. -

- Bueno... - empezó a decir - Verás... - Michiru soltó una suave carcajada.

- Jamás hubiera imaginado verte así Tenoh – Sus labios ligeramente rosados no se dignaban a desdibujar su preciosa sonrisa. Cada mirada que le dirigía la hacía sentir más culpable. Por primera vez en su vida no había hecho nada, y era precisamente eso lo que estaba mal. "¿Por qué me pasan éstas cosas?" se preguntaba sin dejar de ver sus cristalinos ojos azules. - ¿Qué puede ser tan terrible? - preguntó Michiru. Haruka intentó sonreír. - No te preocupes. ¿Te parece si mejor cenamos? No quiero que se enfríe. - Ella asintió.

Aunque no era la idea, quizás durante la cena pudiese encontrar el momento indicado o al menos las palabras con las cuales expresarse. Michiru la invitó a acomodarse en la mesa. Haruka se quitó el saco a pedido de ella y se lo entregó para que lo dejara en el colgador. Creyó en aquel momento que quizás se había vestido demasiado formal para la ocasión pero, ¿Cómo podría imaginar que sería en un sitio asi? Había pensado que llegaría a una casi mansión con cientos de sirvientes esperando para atenderla. Pero no, ahí estaba la dueña de una de las corporaciones más importantes del mundo sirviendole ella misma la comida en el plato. Era una situación muy inverosímil.

- ¿En que piensas? - preguntó mientras servía una porción de papas anna en forma de flor. - Se que ésta cena no es muy gourmet, o que debería haber preparado algo yo pero, realmente hoy fue un día muy largo. - comentó con una sonrisa. -

- No te preocupes por eso – la tranquilizó sonriendo. - ¿Quieres que te ayude? -

- ¡Por supuesto que no!, eres mi invitada, no sería correcto. Pero dime, ¿Por qué tan callada? -

- Bueno, sinceramente estaba pensando que es un departamento muy sencillo. - respondió observando a su alrededor. - Pensé que me encontraría con algo un poco más...

- ¿De magnate? - rió colocando los platos en la mesa y sentándose frente a ella. - Me lo han dicho un par de veces. Pero la verdad es que no le encuentro mucho sentido a vivir en mansiones llenas de sirvientes y autos en las puertas. Quiero decir, somos sólo Miku y... bueno ahora yo sola y creo que con éste departamento es más que suficiente para una persona. Además, las mansiones me producen una sensación constante de soledad, en cambio ésto es más acogedor - Haruka se quedó en silencio. - Tengo personas que trabajan para mi. Una señora viene todos los días a hacer el aseo y se encarga de mantener mi ropa limpia, tengo un chofer que me lleva a donde quiero cuando se lo pido. Y un restaurant amigo que me prepara siempre platillos deliciosos cuando no siento deseos de cocinar y me los traen a casa.

- Es asombroso. - comento con total sinceridad. - Quiero decir que seas tan simple. - Michiru se llevó la mano a la boca para cubrir su risa. -

- ¿Qué clase de persona creías que era? - hizo una pausa para mirarla. Haruka sonrió apenada - Creo que debes dejar de ver películas.

- Veo que tus padres las han criado muy bien. - comentó cortando la tierna carne que tenía en el plato. -

- En realidad mis padres nos han criado muy poco. En especial a mi. - comentó. una triste sonrisa adornó su rostro. - Mi padre se decepcionó cuando nací. El esperaba un varón. Cuando llegó Miku mi madre quedó imposibilitada para tener más hijos, por lo que mi padre se resignó a que yo sería quien lo heredaría. Tenía siete años cuando comenzó mi inicación. Decidieron no enviarme al colegio, sino prepararme en mi casa con instructores especiales. Tenía a mi nana quien fue mi mayor influencia que me hablaba en alemán e inglés. Tenía además clases de francés, italiano y chino. Piano, violín, Historia, Arte, economía, política, marketing, filosofía, teología y todas las cosas aburridas que puedas llegar a imaginarte. Cada materia con eminencias nacionales que me daban clases privadas en mi casa. Al finalizar el año daba los exámenes correspondientes al año escolar y asi fui pasando. Nunca tuve problemas.

- Pobrecita – susurró sin darse cuenta. -

- ¡Asi es! - coincidió sonriendo. - Por ésta razón no tengo muchos amigos, salvo los de la universidad que son dos, pero hace mucho no hablo con ellas, nunca tengo tiempo. -

- Entonces, viviste estudiando. ¿Nunca saliste a divertirte en tu adolescencia o a enloquecerte con compañeros o fiestas? - Haruka estaba completamente sorprendida, lo que provocaba cierta risa en su anfitriona que negó con la cabeza. - ¿Nunca has hecho algo que realmente te gustaba? - Michiru se quedó unos instantes en silencio.

- Quizás si. Hubo una época, en la que hice algo que realmente disfrutaba. - Su rostro se iluminó al recordar aquellos momentos de satisfacción. - Mi profesora de música les había dicho a mis padres que yo tenía un talento especial con el violín. Que debían enviarme con alguien más por que ya no podía seguir enseñándome. Todos los conocimientos que ella podía transmitirme yo los había adquirido con mucha facilidad, así que les aconsejo que me enviaran a un conservatorio o con alguien más capacitado.

- ¿Cuántos años tenías? -

- Doce – respondió con una sonrisa. - me enviaron con un profesor supuestamente mejor, que les dijo lo mismo que la profesora anterior unos meses después, así que hice un examen y me aceptaron en el conservatorio de las bellas artes. - Haruka se sorprendió al escuchar el comentario, sabía que en aquel lugar admitían sólo a mayores de dieciséis y no solo eso, sino que el nivel de exigencia era el más alto del pais. Si ella había logrado ingresar con doce años, lo más probable era que se encontrara frente a un verdadero prodigio. - Estuve allí hasta los 17 – continuó - mi padre me obligó a dejarlo cuando tuve que ingresar a la universidad, dijo que debía hacerme cargo de la empresa por que ellos se irían del país en poco tiempo. Así que ingrese y deje la música y la pintura. Gracias al cielo Miku corrió otra suerte.

- Es una verdadera pena. - comentó con tristeza. - Imagino que eso es lo que realmente desearías hacer ¿no es cierto? - ella asintió con una melancólica sonrisa.

- Pero no siempre se puede hacer lo que uno quiere. - hace una pausa - Por eso siempre quise que Miku tuviera una vida relativamente normal. - continuó - Mis padres la enviaron al colegio, y la dejan hacer lo que le gusta. Se que luego tendrá que enfrentar sus responsabilidades Kaioh, pero, mientras pueda quiero que disfrute de hacer lo que desea. Que haga las cosas que yo no he podido hacer. No quiero mi vida para ella. Por eso la apoyo. Por eso quise que viniera a vivir conmigo. Mis padres son muy estrictos y realmente insoportables.

- Ya lo creo, tu padre por lo que me cuentas es un verdadero cuadrado. - Michiru rió. -

- Puede ser, pero es el que me tocó. Y se esforzó mucho por mantener la empresa, así que lo menos que puedo hacer es cumplir con el rol para el que me prepararon durante toda mi vida.

- Eres admirable. - Haruka la observaba con una sonrisa mientras ella se disponía a comer unas papas. - ¿Además pintas? - preguntó

- ¡Oh si! - exclamó ella emocionada. - Es mi pasatiempo. Bueno, sigo tocando el violín, pero la pintura me fascina y es algo que puedo empezar y terminar cuando quiera sin limite de tiempo. -

- Eso es cierto. Espero que me enseñes alguna de tus obras algún día. - Michiru sonrió .-

- Bueno, aquel cuadro lo hice yo. - dijo señalando un paisaje clavado en la pared central del living. Haruka dirigió la vista al objeto, era maravillosa, un enorme prado, pequeñas flores distribuidas a lo largo y ancho de la pintura, un tranquilo arroyo lo recorría de una punta a la otra mientras las ramas de los sauces parecían mecerse con el viento. - Y aquel también. - señaló la pared del pasillo que llevaba a las habitaciones.

- El mar está inquieto. - murmuró al ver la pintura. - ¿Así te sientes? ¿Cómo si quisieras salir más allá de la orilla pero no puedes? - Michiru arqueó las cejas sorprendida por su buena interpretación.

- Puede ser. - respondió ella con sinceridad. - ¿Te gusta la comida? - quiso evadir el tema, ciertamente no encontraba entretenido el hablar de todas sus frustraciones, aunque extrañamente se sentía completamente cómoda con ella.

- Si - respondió – está deliciosa. -

- Bien, ahora cuéntame de ti. - exigió sin dejar de sonreír. - ¿Toda tu vida has hecho lo que te gusta?

- Bueno, mi familia es normal, mis padres me han dejado hacer de mi vida lo que quisiera. Nunca me pusieron restricciones y como siempre fui apasionada de la velocidad, los autos y las motos me apoyaron hasta hace un tiempo, luego comencé a trabajar por mi cuenta y ahora me mantengo sola y estoy bien como estoy. Tengo a mi hermana menor con la que no me llevo para nada bien. - Michiru la interrogó con la mirada. - Es Rin, la amiga de Miku, no se si la conoces. -

- Ah. - exclamó recordando el incidente de la fotografía. - si ya se quien es, para serte sincera parecen muy distintas ustedes dos.

- Lo somos, demasiado. Por eso las discrepancias. Mi hermana de corazón es mi prima Luka. A ella si la conoces. También es amiga de Miku. -

- ¡Si! La recuerdo muy bien. - Se quedaron en silencio por unos instantes. - ¡Disculpa Haruka que grosera soy!. - dijo de repente llamando su atención - ¿Qué quieres beber? No te he ofrecido nada. - ella sonrió. -

- No te preocupes, lo que tu te sirvas estará bien. - Michiru se levantó a buscar una caja de jugo del refrigerador y volvió a su lugar

- Sólo tomaré ésto no quiero nada de alcohol para esta noche. - rió apenada. Aquellas palabras la hicieron recordar que aún había algo que debía decirle. Michiru sirvió el jugo en su copa y en la de ella. - No es muy glamoroso pero es lo que hay. - comentó levantándola. Haruka sonrió. Le encantaba ver ésta faceta suya. Realmente la había sorprendido. Ésta era la verdadera Michiru Kaioh, la chica que ama el arte, que quiere una vida tranquila y es temerosa del amor. Se quedó observándola fijamente. Tanto que no se dio cuenta del rubor que cubrían las mejillas de su compañera hasta que le llamó la atención. - ¿Qué? - preguntó dejando la copa en la mesa.

- Es que, eres realmente fantástica. - respondió sin pesarlo. -

- Bueno - empezó sin saber que decir. Se puso de pie para evitar que su compañera viera el rubor que se había instalado en sus mejillas y levantó los platos para ponerlos en el lavador. - dejaré esto aquí, la limpieza no es algo que me guste mucho. - bromeó. - mañana Ikuko sabrá que hacer. ¿Quieres postre? - Haruka sonrió y se puso de pie para ayudarla.

- No, muchas gracias. - Michiru le sonrió y agradeció el hecho. La cena había sido contundente.

Al concluir la tomó de la mano y la guió hacia los sillones de la sala de estar frente al paisaje que antes le había intrigado. Ella se acomodó e invitó a la corredora a hacer lo mismo. Se sentaron de forma que pudieran verse de frente. Michiru no podía evitar sonreír y Haruka, a su vez, estaba fascinada con la sencillez y belleza de la mujer que tenía en frente. Acercó su mano para acariciar su mejilla. Ella cerró los ojos al sentir la tibieza y suavidad de aquella caricia y la dejo descansar levemente en ella.

- Haruka... - susurró volviendo a abrir los ojos. -

- Dime. - respondió ella sonriendo. -

- Quizás te suene un tanto extraño pero...- bajó la mirada - ¿Podrías... abrazarme? - la rubia se sorprendió ante la petición y luego sonrió.

Se acercó a ella y la rodeó con el brazo. Michiru levanto los pies y se acurrucó casi en el regazo de ella, se apoyó a su pecho y colocó su cabeza y su mano a la altura de su corazón. Cerró los ojos. Y se quedó sintiendo su respiración al tiempo que la acariciaba lentamente. Levantó su mano hacia la mejilla de su corredora y la inclinó levemente hacia ella. Volvió a verla, su corazón latía con tanta fuerza que podría jurar que alcanzaba a escucharla. Fijó su vista en la de ella. No lograba entender que había en aquel verde intenso que habitaba en su mirada que la hacía perderse por completo. Llevándola a perder el control de su mente al verla, no podía manejar sus sentidos. Su cuerpo se movía por instinto y deseaba resguardarse en aquel hermoso refugio que eran sus brazos. Haruka se dejó llevar por sus emociones.

Se había olvidado el motivo de su nerviosismo, al estrecharla entre sus brazos, con aquella dulce sonrisa, dedicándole la más cándida mirada, hizo que todo lo demás pareciera carecer de importancia. Se acercó lentamente a su boca. Cerró los ojos. Con suavidad. Paciencia y calidez. Tomó entre sus labios los de ella. Sintiendo y deleitándose con su delicioso sabor. Deseaba impregnarse de él, grabarlo en su memoria, en sus sentidos, en su boca. Michiru Presionó su mejilla aumentando sus ansias de profundizar aquel contacto. Ésta vez ella estaba perfectamente consciente, estaba segura de que aquel onírico beso era lo que deseaba. No se sentía como el beso que le había dado la noche anterior con sabor a vino, ni el incontenible y apasionado que le había propinado en la oficina. Ésto era diferente, ella estaba intentando entregarle a través de aquel contacto sus sentimientos, por que sí. Estaba segura que lo que sentía hacia su corredora era algo más que atracción física. Era algo que iba más allá de todo lo que podía imaginar. Nunca se había sentido más plena en los brazos de nadie. Y en ese momento la besaba. Sin que ella supiera, estaba entregándole su alma, su seguridad, su orgullo, su fragilidad estaba quedando al descubierto, Completamente expuesta. Su corazón naufragaba en el cálido sabor de sus labios. Se envolvieron en la aventura de disfrutarse, de hablarse sin palabras, recorrerse los sentidos. Las caricias comenzaron a sentirse por si solas. Se separaron lentamente. Notando mutuamente las ansias de fundirse la una en la otra. Haruka se alejó, abrió los ojos para observarla a ella aún perdida en aquel mágico momento. El verla frente a si, el notar su aporcelanada piel con aquel delicado tono carmín, la convencían aún más de que era una mujer fascinante. La belleza inigualable de Michiru Kaioh, tan glamorosa, tan perfecta y radiante, no se comparaba con la hermosura de la chica que tenía en frente, casi sin maquillaje, con ropa sencilla, actitud cómoda y ésa timidez tan natural.
Michiru sonrió. Haruka por su parte se dedicó a observar la forma perfecta de sus labios. Ella abrió lentamente los ojos dejándola ver aquel maravilloso océano azul. Cruzó su mirada con la suya..

- Haruka... - musitó sin borrar la sonrisa de su rostro. -

- Michiru... - empezó a decir ella. Pensó que sería quizás un momento que jamás se perdonaría por romper. Pero tenía la necesidad de quitarse aquel peso de encima. Temía por su reacción. Temía que lo poco que llevaban juntas se fuera a pique, luego de la hermosa velada que acababan de vivir, más aún conociéndola realmente a ella por quien era y no sólo por ser físicamente perfecta. No... No quería arruinar aquelloo. Pero no podía seguir más con aquella culpa. - Yo... - intentó decir. -

- Vamos a mi cuarto – propuso más como una orden. Haruka se quedó en silencio. Michiru se incorporó en el sofá y se puso de pie extendiéndole la mano para que la siguiera. Ella asintió y caminó detrás suyo. Estaba yendo demasiado lejos. Lo sabía. Pero no podía encontrar las palabras exactas para decirle la verdad. Un remolino de ideas se aglomeraron en su mente. "Bueno, tampoco es tan grave" intentaba convencerse mientras ingresaba al enorme cuarto. Era bastante espacioso, quizás un poco menos que la sala de estar. La enorme cama estaba entreabierta del lado derecho, dejando al descubierto lo que se notaba ser un lujoso ajuar con las iniciales MK delicadamente bordadas. En la pared frente a la cama se encontraba un escritorio con una laptop que suponía seria la de su uso personal. Frente a ella dos enormes y lujosos armarios adornaban el cuarto haciendo juego al resto del mobiliario. Se quedó de pie unos instantes mientras Michiru cerraba la puerta de lo que parecía ser el cuarto de baño personal. A pesar de los lujos, su apariencia seguía siendo normal. "Quizás si veo demasiadas peliculas y dejo volar mi imaginacion con respecto a los multimillonarios" pensaba mientras su compañera se acercaba a ella.

- ¿Que piensas? - le preguntó sonriendo. -

- Que tu cuarto es muy sofisticado. - respondió por inercia – pero aún así muy sencillo. - Michiru sonrió.

- Gracias. - le respondió. - a mi también me gusta. Me siento muy cómoda aquí y... - trató de decir disimulando su sonrojo. - es la primera vez que le permito a alguien, además de Miku, ingresar a éste sitio. -

- Vaya – exclamo sorprendida. -

- Es mi santuario, mi refugio. - le comentó dándose la vuelta para admirar el lugar. - Es aquí donde puedo escaparme de todo aquello y volver a ser yo. - Haruka sonrió. Ella se dio la vuelta y le dedico una tierna mirada.

- Gracias por confiar en mi. - le dijo. Michiru bajó la vista sin saber que contestar. Le dedicó una coqueta sonrisa acompañada de una curiosa e inquieta expresión en sus ojos. Lentamente se acercó a ella, Haruka tragó saliva con dificultad, realmente aquella mirada seductora, que jamás había visto hacía que perdiera la cordura. Pareció acercarse a ella en cámara lenta. La rodeó con sus brazos por la cintura y Michiru la tomó por la camisa cerrando sus puños en el pecho de la corredora. - ésta vez estaré completamente consciente. - murmuró acercando sus labios a los suyos – quiero grabar cada centímetro de tu piel en mi memoria... - acariciaba su pecho con su respiración recorriendo el contorno de su boca. El tono sensual de su voz, la calidez de su aliento, sus ojos entrecerrados que la veían con lascivia. Estaba a punto de cumplir con un ferviente deseo que la envolvía desde hacía un buen tiempo pero, no debía. Tenía que decírselo ahora. Aunque se disgustara, debía saberlo. -

- Michiru... - empezó a decir mientras ella acariciaba sensualmente su oreja. - Hay algo que debo decirte... acerca de anoche.

De repente su semblante cambió a uno de sorpresa. Se llevó las manos cubriéndose la boca. - No me digas que hice algo indebido. - Ciertas imágenes de un sensual baile encima de la cama llegaron a su mente provocando que su rostro se cubriera de carmín. - ¡Oh por Dios!. - dijo llevándose las manos al pecho. -

- Tranquila. No has hecho nada malo, al contrario. - Haruka tomó sus manos. - No tienes por que sentirte avergonzada de nada. Por que la verdad... -

- Haruka. ¿Qué sucedió anoche? - su voz había adoptado un tono grave, el silencio a su alrededor hacía casi posible oír sus palpitaciones. - ¿Qué es eso que quieres decirme? -

- Es que la verdad, anoche, no paso nada entre nosotras. - Michiru se quedó observándola en silencio. Sus ojos estaban fijos en los de la rubia que esperaba una respuesta. -

- ¿Eh? - fue lo único que su cerebro logró conectar. -

- Anoche, no sucedió nada entre nosotras. - reiteró con la voz firme. Michiru se alejó de ella rápidamente. Movió la cabeza confundida.

- Pero... ¿Cómo? - le dio la espalda y caminó hacia la cama. Las imágenes comenzaron a golpear su memoria. Haruka besándola, ella desvistiendola, su despertar sobre su pecho desnudo. - Entonces todo... - Haruka se acercó a ella para tomarla por los codos.

- Lo que sucede es que cuando estábamos a punto de tener algo, te quedaste dormida. - Los calores comenzaron a consumir el rostro de Michiru. Un torbellino de sentimientos se agolparon en su pecho. Se dio vuelta bruscamente para ver con una fúrica mirada a la rubia que la observaba con impaciencia.

- ¿Cómo no me lo dijiste? - su voz temblaba. Sentía las manos sudorosas cuando nerviosamente las pasaba por su cuello. Se volteó para verla. -

- Intenté decírtelo en la mañana pero no me dejaste hablar, luego en la oficina pensé que te molestarías y no me animé en aquel entorno. Discúlpame. - Haruka bajó la mirada. Michiru sentía una enorme angustia. Quería gritarle y echarle la culpa de todo, quería abrazarla y decirle que nada golpearla por no habérselo contado, pero deseaba besarla por haber tenido el valor de confesárselo. Estaba segura que cualquier persona en su situación se hubiera aprovechado de la circunstancia pero, ella no fue así. Pero la vergüenza que sentía no podía borrar ninguno de sus anteriores pensamientos. Estaba demasiado apenada por todo lo que había dicho y hecho. Gruñó sin saber como reaccionar, tomó aire y se dio la vuelta sin verla a los ojos.

- Por favor déjame sola. - pidió Michiru saliendo de la habitación. Haruka la siguió sin saber bien que decirle y la vio tomar su abrigo para luego entregárselo.

- Michiru, no vale la pena que arruinemos ésta hermosa noche por esto. - le dijo dirigiéndose a la salida. - Te dejaré sola si eso es lo que deseas, pero no deberías avergonzarte de nada.

- ¡Cállate! No necesito que digas nada mas. - con la mirada en el piso le abrió para que saliera, la rubia caminó hacia la puerta y la abrió para que su invitada saliera. Clavó sus ojos en los de ella intentando controlarse.

- Pase una hermosa noche. - comentó con una sonrisa. - Espero que pienses un poco y...

- Por favor vete. - pidió perdiendo ya el control de si misma. Haruka decidió no seguir presionándola y salió a paso lento del departamento. La puerta se cerró a sus espaldas con lentitud. Estaba de pie en aquel lujoso pasillo. Dio unos pasos hacia el elevador pero luego se detuvo. ¿Estaba dispuesta a dejar que esa noche terminara así? Volvió a pensar en aquella mirada y su sincera sonrisa mientras le pedía que la abrazara. No podía dejarla sola. Se rascó la cabeza dándose la vuelta aún sin decidir que hacer.

Al otro lado Michiru aún confundida sin entender muy bien lo que acababa de hacer y decir. Se encontraba con la mente en blanco. Se odió a si misma por su cobardía. ¿Era correcto correrla? ¿Que diferencia había si había o no pasado algo entre ellas? ¿La dejaría ir y echaría a perder todo lo que acababan de vivir? ¿Acaso no le importaba lo fantástica que ella la hacia sentir? Jamás se había sentido tan protegida como con Haruka. ¿Por qué simplemente no se dejaba llevar? Después de todo lo que le había dicho en la tarde y en la cena, ¿Por qué no confiaba en ella? Al fin y al cabo era la única persona que se fijaba en ella por ser ella misma, y no la mujer que todos veían. ¿Cómo podía dejarla ir luego de que había sido completamente sincera? Cualquier otra persona se hubiera aprovechado de ella en todas las situaciones, sin embargo Haruka la había respetado hasta para decirle la verdad sobre el asunto. ¿Por qué debía sentirse avergonzada? ¿Por ser aún virgen? Eso a ella no le importaba. Se alejó de la puerta y se golpeó la frente con la palma de la mano maldiciéndose a si misma por ser tan estúpida y vergonzosa. Sabía por que la había corrido. Por que había sentido vergüenza de todo lo que había creído, por cómo había actuado y por haberse quedado expuesta y en evidencia frente a ella. Se sentía absolutamente patética. Y así era siempre, ella huía por miedo de entablar relaciones con las personas. De quedar en ridículo. No podía seguir huyendo de su realidad y mucho menos perder la oportunidad de estar con la persona que realmente quería estar. No podía permitirlo. ¿Y si Haruka después de eso no quería volver a tener nada con ella? No, no podía perderla. Tomó aire e impulsada por sus reflexiones abrió la puerta bruscamente y para su sorpresa aún ella se encontraba allí.

- Haruka.. - murmuró haciéndola voltear. Los ojos de la rubia se clavaron en aquellos húmedos y azules orbes que la veían con indecisión. - Lo siento yo... - Pero ella no la dejó terminar, había tomado su rostro entre sus manos y sellado sus labios con un beso descontrolado que la hizo retroceder. Se separó de ella unos momentos. - Haruka yo... -

- No. - suplicó ella a media voz. - Ya no hay nada más que decir. ¿No es así? - Michiru sonrió tímidamente y volvió a fundirse una vez más en sus labios.


Emmm bueno, prometo volver a revisar éste capitulo xD Al fiiiiiiiin

estas dos se ponen las pilas y dejan las excusas y problemas alcoholicos de lado jajajajajaja

aqui nos seguiremos leyendo, muchísimas gracias a todos los que leen ésta historia y podría haber agregado a luka y miku pero seharía interminable asi que en el próximo aparecerán,.. supongo XD

Nos leemos prontito en otra de mis historias, estoy actualizandolas de a poquito!

gracias a todos los que leen. y disculpen las demoras, estamos trabajando para usted XD