Disclaimer: Los personajes ni el canon nos pertenecen, son propiedad de Arthur Conan Doyle y la BBC. La historia tampoco, nosotras sola la traducimos con permiso de la autora ("dramatis-echo" en Tumblr). No ganamos nada haciendo ésto, sólo un poco de diversión.

Traductora: Serpent

Beta: Blaireau


El distante sonido de sirenas no ayudaba a confortarlo, y las varias columnas de humo que se elevaban hacia el cielo nublado desde los barrios de Londres contaban una historia desesperanzadora…

John abrió los ojos, tomando un fuerte respiro mientras sus sentidos despertaban…

Exhaló lentamente, y dejó que sus ojos se acostumbraran a la tenue luz de las velas. Sin electricidad. Obviamente. El agua fresca era un problema también, pero John prefería centrarse en lo problemas más grandes a los que se enfrentaban por el momento. Podría empezar estando agradecido por la oportunidad de dormir seis horas seguidas.

Volvió la cabeza, y miró a su lado para ver que Sherlock seguía allí, casi inconciente de costado y respirando constantemente. Los ojos de John se suavizaron con cariño. Le había hecho la vida un infierno por la broma que le había gastado hace unos días. Había pensado que Sherlock realmente estaba muerto… y John nunca había sentido tal sensación de perdida, de pánico. Aun molesto como había estado, John había tenido que seguir al detective; cubrirse en la sangre de los muertos y copiar sus erráticos gestos les había permitido viajar a través de la ciudad de un modo mucho más rápido.

Se dirigieron al palacio de Westminter, según las instrucciones de Mycroft – pero cuando llegaron no vieron un helicóptero ni un vehículo de rescate. En su lugar, habían dos soldados (que habían sido instruidos a seguir las órdenes de John, al mantener su rango de Capitán), y otros cinco sobrevivientes. Molly Hooper, Sally Donovan – quien se había auto-encomendado cuidar de Spencer, un pequeño niño que también se encontraba entre ellos – y otros dos hombres llamados Jacob y Matt. Los habían subido a todos a una furgoneta negra, y habían sido instruidos para conducir a una "casa segura" fuera de Londres. Recibirían nuevas instrucciones una vez que llegaran allí. Francamente, John había estado feliz de ver a otros sobrevivientes.

Acercandose, lentamente recorrió con la parte posterior su dedo la sien de Sherlock. El detective se agitó con un pequeño ruido, y abrió sus ojos color cielo para descansarlos en John "¿…Oíste algo?" preguntó el barítono.

John negó y quitó la mano para sentarse en la cama. Inclinó su cabeza a un lado para hacer sonar su cuello, y luego rodó los hombros "¿… Crees que tengamos noticias de tu hermano hoy?" preguntó, la voz un poco ronca por el sueño y el cansancio general por estar sumergido en esa pesadilla viviente. "Han sido tres días."

Sherlock no respondió. Sólo se quedó mirando a John…

"¡John!" un agudo grito femenino hizo saltar a ambos hombres fuera de la cama. Todavía estaban vestidos (tenía sentido, teniendo en cuenta el que tenían que estar listos para moverse en cualquier momento), y rápidamente tomaron sus abrigos y una gran variedad de armas, antes de volar por las escaleras de madera de la vieja casa que estaban ocupando.

"¿Qué pasó?" John estaba instantáneamente en modo soldado cuando se acercó a los dos militares asignados. Sally tenía sus brazos alrededor de Spencer, y a pesar de estar murmurando que todo saldría bien – sus ojos y cara estaban llenos de temor.

Uno de los soldados dio un paso adelante, "La sargento Donovan vio movimiento afuera…" explicó.

John se acercó tentativamente a la ventana tapada con tablas y miró por entre ellas, "…Yo… no veo nada…" murmuró.

"¿Crees que estoy mintiendo?" Le espetó una tensa Sally, liberando al niño y caminando hacia la otra ventana. "¡Los vi! ¡Se están moviendo más rápido! Vi dos sombras pasar por delante de las ventanas; bloquearon la luz por un momento," insistió.

John entrecerró los ojos hacia ella, "Ellos no se mueven rápido. Estuviste en Londres; viste como andaban cojeando por ahí a un ritmo normal."

"Tienen todas las capacidades que nosotros tenemos, John… salvo el pensamiento coherente." La voz de Sherlock los interrumpió calmadamente; aunque a juzgar por la forma en que sus ojos se movían por la habitación, su compañero podía decir que estaba buscando por posibles vías de escape. "Si es que hay infectados allí afuera… podrían sentirse inclinados a correr, tal y como nosotros haríamos. Los infectados en Londres no tienen ninguna causa para moverse rápidamente debido a las calles estrechas y la gran cantidad de objetivos posibles. Sin embargo, aquí afuera… la sangre fresca debe ser escasa. Viste los cadáveres de cordero descomponiéndose tal y como yo lo hice cuando llegamos." Señalo el detective, regresando la mirada a John.

Sally asintió, "¡Exacto!"

El sonido de madera rompiéndose llamó la atención de todos en la sala – y todos se giraron hacia la parte trasera de la casa.

El sonido de los gritos de terror, sin embargo, confirmó el peor miedo de todos.

John y los dos soldados fueron los primeros en ir a investigar, seguidos por Sherlock. Sally optó por quedarse en la sala con el chico. Cuando el grupo entró a la cocina, vieron a Jacob de pie frente a la puerta trasera, casi en estado de shock mientras miraba hacia afuera. "¡¿Qué demonios estás haciendo?!" espetó John, "¡Las puertas y ventanas están tapiadas por una razón!"

"A-Allí… Matt vio… Matt vio una chica… una chica afuera, e-e-ella…" señaló.

El doctor militar se asomó justo a tiempo para ver a Matt gritando y agitándose; una pequeña niña infectada lo había mordido en el cuello y se aferraba a él como una especie de koala rabioso. John apartó la vista para ver a dos infectados más abalanzándose hacia ellos.

Empujó a Matt a su lado y cerró la puerta de nuevo. Sin la seguridad adicional de las tablas, sería mucho más fácil para los infectados entrar.

Ya estaban golpeando y lanzándose a si mismos contra la puerta…

"Y-Yo, nosotros… ¡lo sentimos! ¡Matt no sabía que estaba infectada!" tartamudeó Jacob, temblando mientras se apartaba de la puerta.

John lo ignoró, "Ustedes dos, apóstense contra ella – ¡NO los dejen entrar!" les gritó a los dos cabos. Los soldados asintieron y se apoyaron contra la puerta, haciendo de barricada humana.

Sherlock se había distraído brevemente por el caos reinante (y la evidente estupidez, su mente añadió) cuando recibió un mensaje de su hermano.

Simplemente decía: Helicóptero. Canal adyacente. No puede esperar. MH

"Tenemos que irnos…" Sherlock susurró, agarrando el bate que John tenía colgado en la espalda para armarse a si mismo – mientras el doctor sacaba su Browning, armándola, dejándola preparada y cargada.

Otro sonido de madera rompiéndose hizo que el par se girara y entrara de nuevo a la sala de estar. Un par de brazos se agitaban a través de la ventana tapiada; sangrientos, rasguñados y fuertes, mientras sostenían el pequeño brazo de Spencer en un férreo agarre. Sally gritaba y hacía todo lo posible para alejarlo, pero era una causa perdida.

El instinto de John inmediatamente le dijo que se moviera y los ayudara, pero el sonido de más tablas rompiéndose hizo que Sherlock lo agarrara del brazo – y lo llevara directamente hacia el tramo de escaleras. "¡Muévete!" apremió, mientras arrastraba al doctor escaleras arriba.

"¡Sherlock, tenemos que ayudarles!" gritó John furiosamente.

"¡Es demasiado tarde, John! ¡No puedes salvarlos a TODOS!" le recordó Sherlock. "¡¿Molly?!... ¡Molly!" aulló.

Más gritos resonaron desde el piso de abajo. Sherlock podía oír el golpeteo irregular de los infectados mientras rápidamente invadían la casa. Unos pocos disparos fueron hechos, sin duda por los soldados, que estaban haciendo todo lo posible por defenderse.

Molly por fin salió de su habitación con un poco de timidez, sólo para ser empujada dentro de nuevo por John y Sherlock. "¿Q-Qué está pasando?" tartamudeó.

"Nos estamos yendo. ¡Tenemos que irnos!" le respondió John frenéticamente, mirando a Sherlock que seguía de pie en la puerta – vigilando la escalera.

El detective se tensó cuando vio la rabiosa silueta de un infectado subiendo las escaleras. Se miraron a los ojos por un momento, antes de que Sherlock estuviera dentro de la habitación – cerrando y bloqueando la puerta tras de si. Un fuerte ruido vino del otro lado; frenéticos golpeteos, gruñidos y jadeos se deslizaban a través de la vieja madera de la puerta, que poco a poco comenzaron a dar paso a una violenta paliza contra ella.

"¡Por aquí!" les llamó John, traspasando la puerta que los comunicaba con la habitación contigua. "Podríamos ser capases de bajar por ésta ventana…" murmuró para si mismo, guardando la pistola, mientras comenzaba a quitar las tablas con nada más que sus manos.

"¡Molly!" gruñó impacientemente Sherlock desde el dintel de la puerta que unía los dormitorios, viendo como ésta frenéticamente trataba de cambiarse el pijama y recoger algunas cosas. "¡No hay tiempo!"

Temblaba mientras se movía, agotada y evidentemente muerta de miedo mientras los gritos y los golpes comenzaban a acercarse. "Y-Yo sólo tengo que… ¡Tengo que encontrar algunas cosas! Sólo espera, espérame..." divagaba. "¡No estoy lista!"

La puerta cerrada del dormitorio se agrietó, y de pronto, un hombre infectado pasó a través de ella.

Se detuvo por un momento, la sangre resbalando por su mentón, enrojecidos y salvajes ojos moviéndose alrededor de la habitación, deteniéndose en Sherlock y Molly, mientras se paraba entre ellos.

Molly parecía congelada. "S-Sh… Sherlock…" susurró sin aliento.

Él apretó los dientes, mirándola con tristeza; dividido entre salvar a su querida amiga y salvarse a si mismo. Más pasos se oían, tronando por las escaleras y al final del pasillo…

Todavía tenía el bate… podría tratar de luchar contra ellos para salvarla… pero el sonido de más infectados acercándose significaba que ponto sería superado en número… no había forma de decir cuantos más habían en la casa…

Cuando el infectado se giró hacia Sherlock – y echó a correr hacia él – el detective cerró la puerta y le puso llave. "¡SHERLOCK!" Se oyó el desesperado grito desde el otro lado.

El infectado se volvió y corrió hacia Molly – que se metió en el antiguo cuarto de baño y cerró la puerta tras de si.

John se dio la vuelta para ver el final de la escena, "¡Molly!" gritó, yendo hacia la puerta. Pero Sherlock le bloqueó el paso, empujándolo hacia la ventana, "¡No PODEMOS ayudarla, John!" vociferó, obviamente incómodo con la idea de abandonarla… pero lo suficientemente inteligente para saber que era una batalla perdida.

Eran ellos o ella.

Si ella no hubiera insistido en empacar o en hacer alboroto con esas infernales… Sherlock sacó su mente de ese tren de pensamiento, y en cambio, abrió la ventana que John había estado desbloqueando.

Los dos subieron al inclinado tejado, y se deslizaron por la corta pendiente hasta derrumbarse en el suelo fuera del terreno de la casa. John gimió ante el impacto, todavía un poco aturdido – pero Sherlock estaba allí para aferrarse a su brazo y levantarlo, todavía sosteniendo el bate en la mano. "Vamos, John… TENEMOS que irnos…" le apremió.

Unos pocos infectados más pasaron junto a ellos hacia la puerta de la casa, obviamente ya echada abajo.

Los dos hombres comenzaron una carrera por sus vidas. John no pudo evitar echar una última mirada hacia la casa.

Fue un error hacerlo. Vio la inquietante imagen de Molly Hooper, golpeando la ventanilla del baño en el que había encontrado refugio; gritando, suplicando que volvieran por ella…

Entonces, repentinamente, había desaparecido. Arrancada bruscamente de la ventana.

John ahogó un sollozo, "¡Jesucristo!"

"¡El canal… que bordea la propiedad! ¡Mycroft dijo que había enviado un helicóptero!" jadeó Sherlock, "Tenemos que… que…" la voz de Sherlock se apagó cuando miró hacia atrás, sólo para encontrarse con al menos cinco infectados persiguiéndolos a John y a él.

"¡¿Tú, tú sabías que iba a haber un helicóptero y no… no dijiste NADA?!" vociferó John mientras corrían. Al darse cuenta que Sherlock miraba hacia atrás, John hizo lo mismo, y vio a los infectados cada vez más cerca. "¡Oh, maldita puta mierda!" maldijo.

Sherlock hizo lo mismo mientras respondía. "¡Sólo he recibido el mensaje… hace unos momentos!" argumentó. "¡Te DIJE que teníamos que irnos!..."

Mientras seguían el estrecho canal de agua que rodeaba la casa, Sherlock captó un movimiento por medio de su mirada periférica; casi una docena de infectados habían aparecido sobre la cima de la colina, y corrían todos juntos hacia ellos.

"Oh… Cristo…" jadeó John, apretando los dientes mientras corría.

"¡Allí!" exclamó Sherlock – viendo la silueta de un helicóptero cerca de la orilla. Las palas de rotor ya estaban funcionando, mientras el helicóptero comenzaba a flotar por encima del suelo, deseoso por despegar.

El detective se acercó, y cogió la mano de John, preparándose para hacer un último empuje, un esfuerzo final; toda la energía que les quedaba… para poder llegar al helicóptero.

Los gruñidos, chillidos y aullidos de la manada detrás de ellos se multiplicaron, haciéndose cada vez más cercanos, mientras ellos alcanzaban la rampa de descarga, sumergiéndose en la seguridad del fuselaje mientras éste comenzaba a despegar.

Mientras se elevaban, algunos infectados daban saltos desesperados e intentaban agarrarse de los patines de metal. Sherlock balanceó el bate que aun sostenía, y los obligó a dar marcha a tras y quedarse en el suelo.

El helicóptero finalmente llegó a una altura inalcanzable, dejando a los infectados bajo ellos – confusos, gruñendo y retorciéndose salvajemente mientras formaban una masa, preguntándose donde se había ido la carne fresca.

Sherlock se apoyó contra el lateral del fuselaje, su pecho agitándose mientras intentaba recuperar el aliento. Miró a dos de los agentes de Mycroft, fuertemente armados – y escribiendo furiosamente en sus móviles. "… Pueden decirle a mi inútil hermano… que llegó tarde…" gruñó.

Los dos agentes miraron a Sherlock, pero no dijeron nada. Uno siguió escribiendo, mientras el otro se movía al asiento delantero, al lado del piloto, tranquilamente dándole instrucciones sobre donde ir ahora.

Sherlock se volvió a ver a John, que estaba tendido de espaldas en suelo del helicóptero, jadeando y tratando de regular su propia respiración. Se veía bien por el momento; ojos duros, concentrado, en modo soldado superviviente.

Pero la realización de que estaban a salvo lo golpeó… y antes de darse cuenta, John estaba abiertamente llorando.

"… John." Murmuró Sherlock tristemente; su voz casi sonando compasiva.

Su rostro reflejaba tanto dolor y remordimiento; arrepentimiento por no haber sido capaz de salvar a sus compañeros. Las palmas de sus manos subieron para cubrirse los ojos.

Siempre había tenido un gran corazón. John el doctor. John el soldado. Siempre había querido ayudar a todo el mundo…

Pero en éste mundo, era un 'tu-o-ellos' – el corazón de John podía hacer que lo mataran. Sherlock necesitaba que viera eso… esperaba que, a pesar de sus perdidas, John pudiera verlo ahora.

Aún así. No había nada de malo en sufrir por sus amigos perdidos.

Molly… en particular…

Sherlock encontró sus propios ojos volviéndose un poco brumosos, así que apretó los dientes, e intentó poner ese incómodo sentimiento de arrepentimiento lo más lejos posible. En cambio, extendió su mano y tomó el brazo de John. Se sentó en el suelo, y acomodó a su lloroso compañero contra su pecho, entre sus piernas; completamente envuelto en sus extremidades mientras lo acunaba más cerca.

John siguió dejando escapar su dolor, mientras Sherlock presionaba su cara contra el suave y cálido cabello de la coronilla del doctor militar. Inhaló lentamente; el reconfortante aroma calmándolo, poco a poco, con el conocimiento de que la única persona que REALMENTE le importaba… estaba allí. Aun con vida.

Junto a él.


Notas de las traductoras:

¡La autora subió nuevo capítulo! Pensábamos que hasta ahí había llegado, pero no!, la autora nos deleita con otro capitulo. Nos gustó bastante así que decidimos traducirlo (Soulmate tiene una continuación también, pero creemos que el final de la primera parte es perfecto, y si le agregáramos algo más perdería la magia(?)).

Ya estamos traduciendo Role, así que espérennos un poquito más.

Besos.