¡Hola! Espero guste este capítulo, me esmere en hacerlo bastante largo. El objetivo es ir descubriendo cositas de la trama, se viene la parte más jugosa de la historia, gracias por tener la paciencia de haber llegado hasta acá.

Ningún personaje es de mi pertenencia, a excepción de los que ya saben, son de JK Rowling.

Capítulo 18

Albus Dumbledore

La capa de invisibilidad les quedaba pequeña, Ronald había crecido mucho los últimos años y era evidente que se les vislumbraba los tobillos, sin embargo, la poca gente que pasaba por allí lo hacía de forma rápida y distraída, sin prestar especial atención a nada. Se encontraban ocultos en una capilla, esperando a que se hiciera la hora, ante los distintos atentados que provocaba el señor tenebroso, el ministerio de magia tomo la medida de hacer un veto horario, en que la gente no anduviera por las calles pasada siete de la tarde, cuando ya caía el sol. Habían visto gran cantidad de aurores y aun viendo que el lugar era lo suficiente seguro no quisieron hacerse ver, en especial Harry. Voldemort tenía infiltrados en todas partes.

Habían visitado el cementerio de día, no había gente y les pareció más seguro hacerlo así, Harry vio las tumbas de sus padres por primera vez y dejo unas flores que tomó del bosque donde se estaban ocultando. La capilla donde se mantenían ocultos quedaba justo en frente de su roída casa, donde habían puesto una placa de bronce en la que decía "Aquí nació Harry Potter". Ron pareció verse disgustado con la simpleza de la placa, pero para Harry no tenía importancia, en ese lugar había vivido los pocos momentos junto a sus padres. Bathilda Bagshot, vivía a solo dos casas de las ruinas, según lo que lograron averiguar a través de una poción multijugos y una escapada al ayuntamiento del pueblo.

Las sonoras campanadas de la capilla, retumbaron en el lugar, indicando el horario de veto. Esperaron unos quince minutos antes de sacarse la capa de invisibilidad y ponerse las capas que taparan el rostro, ambos tomaron pociones multijugos revolviéndose el estómago, mientras vieron como sus rostros de desfiguraban y tomaban la forma de los rostros de la pareja de jóvenes magos que vivían en la casa que solían usar para comunicarse con Hermione. Ron había perdido el juego de papel y tijeras (él había sugerido, astutamente, que fuera un juego de ajedrez) y debido a eso, sus rasgos y aspecto físico eran los de una joven mujer de cabello castaño y grandes pechos.

_ Deja de mirarlos Ronald…_ apremio Harry rodeando los ojos, Ron con el rostro de mujer coloreo sus mejillas.

_ ¡No la estaba mirando de esa forma! ¡Es que se siente realmente incomodo! ¡Es como si estuviera cargando dos quaffles del cuello! Por dios, ser mujer es angustioso…_ dijo el pelirrojo mientras seguía a Harry, quien se encaminaba a la salida de la capilla. _ ¿Por qué rayos usan estos zapatos? ¿Acaso son adoradoras del dolor? _

_ No lo sé Ron… pregúntale a Hermione cuando la veas…-

_ ¿Hermione? _ Harry vio de reojo a su amigo, aun con facciones de mujer, podía vislumbrar esa mueca que hacia cada vez que pensaba en ella. Como si fuera algo de su agrado, y a la vez, le provocara un malestar. El pelinegro sospechaba que la relación entre sus dos amigos fuera más que una amistad y que a su tiempo ellos estarían juntos. No quería que su amigo sufriera, pero era obvio que la castaña y Malfoy eran mucho más cercanos que antes, había cierta tensión en la castaña cuando él se acercaba, que era muy lejana a la que puede generar el miedo. Y el rostro sonrojado de su amiga, acompañada de su rodete desarreglado, hacía pensar que hubiera pasado si no gritaba su nombre desde la chimenea. Ronald era lerdo, y aparentemente Malfoy, con 17 años de prejuicios, había ganado una batalla. Sin embargo, Harry apoyaría a su amigo, lo prefería mil veces antes que el hurón platinado, solo necesitaba un pequeño empujón.

_ Si… cuando la veamos nuevamente ya se quedará con nosotros en la misión, podrás hablarle de algunas cosas. _

_ ¿Y crees que decirle que me trasforme en una mujer ayudaría? ¡Antes muerto! _ Harry rio ante el comentario divertido, casi olvidándose a que habían ido allí. Una pequeña casa de ladrillo se alzaba frente a ellos, no tenía timbre, pero de la puerta colgaba una cabeza de león dorada. Harry toco suavemente. Una mujer de baja estatura vestida con una bata atendió después de unos segundos.

_ ¿Bathilda Bagshot? _ pregunto Harry, en esos momentos se veía como un chico de cabello rubio, alto de unos veintitantos años.

_ Si… ¿quiénes son ustedes? Es horario de veta… _

_ Somos del profeta…_ comento la voz femenina de Ron_ venimos a hacerles unas preguntas acerca de Albus Dumbledore para nuestra columna acerca del libro de Rita Skeeter… Se nos hizo algo tarde y por eso mismo no pudimos pasar antes. _

_ Oh…_ dijo la mujer_ Veo que la Srta. Skeeter realmente ha llamado la atención del mundo mágico… realmente no doy entrevistas, acepte hablar con ella porque una amiga mía me lo pidió. _

_ Por favor… pidió Harry_ podría darnos bien su punto de vista, no queremos preguntar lo mismo simplemente lo que tiene para decir…_

La anciana mujer dudo por unos segundos, pero al final se apartó de la puerta y los dejo pasar. La pequeña sala se encontraba arrebatada de libros, saco unos cuantos de un sillón con un tapizado floreado horrendo y les indico que se sentaran. Lentamente, para el horror de Harry, se dirigió hacia lo que parecía ser la cocina.

_ Preparare algo de té…_

_ No hay necesidad…_ comento rápidamente Harry.

_ Niño si esperas que te hable de Albus debemos tomar té… se me secara la boca. _ Harry no volvió a objetar. Se limitó a observar a su amigo que llevaba contando el tiempo de acción de la poción multijugos. Llevaban consigo más, pero la verdad, las había guardado por emergencia, ya el hecho de haber utilizado las pociones para algo no relacionado con la misión haría que Hermione quisiera ahorcarlos, pero necesitaba saber la verdad acerca del difunto profesor.

Bathilda volvía con una temblorosa bandeja, la cual rápidamente Ron fue a ayudar. Sirvió los tés y miro expectante a los dos jóvenes.

Harry saco una libreta la cual estaba totalmente en blanco y comenzó a preguntar.

_ Sra. Bagshot… usted dijo algo acerca de que Albus Dumbledore era amigo de Grinderwald. ¿Cómo es eso posible? _ Harry decidio ir directamente al grano… ya que llevaban veinte minutos.

_ Bueno… Albus vivía a unas cuadras de aquí… y junto a él vivía una mujer llamada Anna Trova, era una extranjera que decidio mudarse a nuestro país después de la primera guerra. Era una mujer anciana y soltera, así que no tenía hijos, y cuando se vio en la necesidad de que alguien la cuidara, llego un joven llamado Gellert Grinderwald. Parecía ser un sobrino proveniente de su país natal, no recuerdo bien cual era. Resulta que las habitaciones de este joven y de Albus estaban enfrentadas así que solían hablar por la ventana, lo sé porque cuando pasaba por allí los podía ver riendo mientras conversaban. Gellert se había educado en Durmstrang, y aparentemente era unos años mayor que Albus, por ese entonces Albus también había terminado sus estudios en Hogwarts. Albus solía llevarlo a los bailes y reuniones de amigos, las cuales no eran muchas, pero al ser una amiga de el puedo decirte claramente que pocas veces los vi separados en esos tiempos. _

_ Y cuando… _ Ronald se cayó súbitamente, al ver el rostro sombrío de la mujer.

_ Albus era joven, yo también lo era… junto con Grinderwald hablábamos horas acerca de las decisiones tomadas por el Ministerio, las restricciones a los magos, el tener que vivir en zonas alejadas de los muggles para poder usar magia con libertad o los castigos implicados por el estatuto del silencio. Hoy en día es mucho más flexible, logrando que muggles y magos pudieran casarse incluso. Antes no era así… llegue a conocer a magos que negaron su magia rompiendo en trozos sus varitas para poder seguir junto a muggles. Las restricciones molestaban a los brujos, y eso influyo a grandes familias que en la antigüedad tenían buenas relaciones con la realeza muggles comenzaran a hablar de la pureza de sangre y editaran el libro de los sagrados 28. _

_ Dumbledore es mestizo…_ dijo Ronald mientras olvidando cualquier tipo de modales engulló un trozo de scone. La anciana mujer lo miro extrañada, no solo porque le pareció algo tosco la femenina mujer tragando dificultosamente un scone con las piernas relativamente abiertas, sino por lo que había dicho.

_ Dumbledore no es mestizo… pero tampoco es sangre pura… Su bisabuelo era muggle. Nada linda su historia… en la época de la inquisición los muggles solían usar a las brujas de divertimento… De allí nació su abuelo, brujo y siguió la descendencia con familias de sangre pura. Sin embargo, nunca fue aceptado por ese tipo de familias, aunque fuera lo que esperaba su padre. _

_ ¿Es verdad? ¿Su padre mato a tres muggles? _

Bathilda Bagshot miro detenidamente el rostro de Harry, parecía estudiar sus rasgos y por un segundo se sintió descubierto si no fuera porque su amigo seguía con su forma femenina.

_ No fue el…_ dijo la mujer clavando sus ojos en los del joven. _ Fue su hermana… Ariadna_

Tanto Harry como Ron se recostaron hacia adelante prestando especial atención a lo que la mujer decía.

_ Su hermana era algo especial… no era una squib como todos dicen. No quise decirle a Rita sobre ella porque no podía romper mi voto… pero sé que a ustedes puedo decirles. La niña despertó sus poderes a una edad avanzada, a los once años cuando tendría que haber empezado sus estudios no parecía presentar ningún poder, obviamente esto los avergonzaba a los Dumbledore ya que querían pertenecer a la rama de familias puras. Sin embargo, un día en el que su madre la saco a dar una vuelta por el jardín, unos muggles se acercaron a ella, ya que tenía una belleza particular. Albus los vio, como los muggles querían llevarse a la niña que se encontraba sola leyendo al sol; y también vio como un rayo salía de ella envolviendo a los tres muggles hasta no dejar más que huesos y cenizas…_ Bathilda tomo un sorbo de su té y prosiguió. _ Su padre se inculpó, y vinieron a vivir aquí, donde Albus me conoció a mí, y donde conoció a Gellert. _

_ ¿Usted conoció a Grinderwald? _

_ Si… a decir verdad, en esa época me gustaba Albus, y solía perseguirlo por todas partes… Gellert era buen mozo y con modales refinados, era callado y misterioso. _

_ ¿Qué ocurrió con Ariadna? _

_ Yo estaba allí… cuando sucedió. _ la mujer volvió a ver a Harry, esta vez a los ojos. _ Albus y Gellert estaban metidos en algo oscuro, en algo en que no debían estar. Aberforth su hermano, los había descubierto. Yo fui a su casa a visitar a su madre que estaba muy enferma, y los vi discutiendo en la sala. Albus y Aberforth, gritaban mientras Ariadna se tapaba los oídos mientras cantaba… recuerdo esa canción… era la canción de los hermanos Peverell de los cuentos de Beedle el Bardo. Albus estaba furioso y le pedía a la niña que se callara, pero a medida que aumentaban los gritos ella cantaba más fuerte aun… Aberforth furioso con su hermano le lanzo un hechizo, Albus lo contraataco y el hechizo reboto a la niña… Ariadna se esfumo sin rastro alguno. Como si nunca hubiera estado allí. _

Ron le pellizco la pierna a su amigo, haciendo ver el reloj… tenían solo cinco minutos.

_ Creo que es suficiente por hoy… es horario de veta y si seguimos por aquí nos sancionaran…_ la anciana mujer lo miro detenidamente unos segundos y sonrió asintiendo. Lentamente los acompaño hacia la puerta. _ Muchas gracias señora Bagshot…_

_ De nada… Harry. _ la mujer cerró la puerta antes de que el pelinegro se diera cuenta, sorprendido y asustado vio a su amigo, los rasgos femeninos seguían allí. Tomo del brazo a Ron y puso la capa de invisibilidad sobre ellos. Y sin pensar en nada más que en escapar, se desapareció allí mismo.

. . . . . . . . . . . . . . . . . .

Dos figuras encapuchadas caminaban por el frondoso bosque, era casi mediodía y solo de filtraban pequeños reflejos de luz sobre el suelo.

_ ¿Aquellos a los que buscas nos ayudaran? _ Severus se limitó a estar en silencio mientras observaba a la niña oculta por la capa. _ Tus pensamientos son contradictorios… de alguna forma crees que ir con estas personas es lo que debes hacer, pero tienes una marcada desconfianza. _ Severus suspiro cansino, a pesar de que la niña leía los pensamientos, no podía decodificar las emociones de aquellos. No podía entender la tristeza, la risa o en ese momento desconfianza y miedo. Sabía que la niña hurgaba en sus sueños cuando él dormía y a la mañana temprano solía preguntar lo que era una sonrisa.

_ Falta muy poco para llegar…_

_ Lo se…_ dijo la niña mientras se acercaba a un espino en medio del claro.

Severus se acercó rápidamente y con la varita toco el tronco del árbol, este se desvaneció dejando ver la gran mansión. Ambos dejaron descubiertos sus rostros y se acercaron a la puerta, ya los estaban esperando.

_ Sybilla dijo que llegarían hoy…_ Libia, la mujer de grandes ojos azules los esperaba en la puerta vestida con su clásica túnica azul.

_ Gracias por recibirnos_ dijo Severus con su tono seseante, observaba con detenimiento a la mujer, de todas las participantes de esa organización es la que mayor confianza le inspiraba, la habían mandado a ella seguramente por esta razón.

Libia los dejo entrar a la gran casona, la cual se encontraba más arreglada, el salón principal antes roído y mohoso, se encontraba limpio y con nuevos tapices y empapelado. Subieron las viejas escaleras que aun chirriaban, se detuvieron al llegar a las habitaciones.

_ Estas son sus habitaciones… espero puedan descansar después de este largo viaje…_

_ Sybilla no está aquí…_ escucho la voz de la pequeña que la observaba con sus grandes ojos inexpresivos.

_ Ahora mismo está en una misión, por lo tanto, no vendrá hasta que sea el momento indicado. _

_ Ese momento llegara pronto…_

Libia observo a Severus en busca de respuestas, pero el rostro pétreo del hombre no pareció despejar sus dudas. La mujer se limitó a sonreírle y a mostrarles su habitación. Severus se excusó con la niña y la mujer y se dirigió a su habitación asignada, quería ducharse y descansar su cabeza de la legeremancia de la niña.

Cuando descubrió quien era, un miedo irracional se apodero de su cuerpo. Albus Dumbledore fue su mentor y amigo, fue quien lo acepto después de haber aceptado la marca tenebrosa, después de haber visto consumir su amor a manos del señor tenebroso, lo tomo en su cuidado y reparo los pedazos de su vida pasada. Pero al ver a esa niña, se dio cuenta que esa vida hecha añicos no se comparaban con los pedazos del pasado de su mentor.

Severus, se recostó en la cama después de tantos meses durmiendo en el suelo, y pronto cayo dormido. En la habitación contigua, la niña ya limpia y cambiada se encontraba viendo a través de la ventana el gran castillo de Hogwarts, podía sentir la magia que salía de allí, poderosa, eso que se encontraba oculto, desde antes de sus fundadores.

_ tic tic toc… da cuerda el reloj… aquel que la muerte algún día evito… tic tic toc… da cuerda el reloj, porque se acerca aquel día en el que por fin lo encontró…_

El gran castillo mágico brillaba a los ojos de la niña, mientras cantaba su canción acariciando levemente el vidrio de la ventana; en él se reflejaba el rostro de Draco durmiendo plácidamente en su cama, esperando el amanecer.

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

_ ¿Crees que el libro que estamos buscando está aquí? _ pregunto Draco, mientras enredaba uno de los mechones de la castaña en uno de sus largos dedos. Hermione se encontraba leyendo en una de las pocas mesas contra los estantes buscando algún indicio de los Horrocruxes.

_ No lo sé… pero seguramente si buscamos efusivamente lo encontraremos. _

_ No has cambiado de página ni una sola vez en estos diez minutos_ recalco el blondo. Hermione mostro un notorio sonrojo sin dirigir la mirada a otra cosa que no sea ese libro.

_ No puedo concentrarme si me miras y me tocas el cabello todo el tiempo_ la castaña lo aparto con la mano de su cabello y resoplo nerviosa, el rubio tenía una mirada divertida que junto con su sonrisa socarrona de medio lado le hacía sentir una pequeña electricidad en el bajo vientre.

_ Lo siento…_ se disculpó sin dejar de mirarla divertido, rozo con sus largos dedos su mejilla al sacar un pequeño rizo de su cara_ pero odio cuando otras cosas que no sean yo se llevan toda tu atención…_

_ Eres un crio…_ lo dijo casi en un susurro, Draco lograba que entrara en una extraña ensoñación cuando la miraba fijamente.

_ Pero aun así me adoras…_

Hermione soltó una pequeña risa, Draco sonreía igual que un niño travieso. No pudo con el impulso y lo beso levemente. El rubio quiso seguir el beso, pero la castaña se puso firme a finalizarlo allí ya que necesitaban encontrar el dichoso libro. Solo tenían dos días de permiso y ya habían perdido uno y medio en la búsqueda.

_ Que rayos… _ Draco se encontraba revisando una de las repisas algo extrañado. _ Hermione, en los archivos que te dejo ver la señora Pince, había un libro que tildaste como interesante, tenía dos volúmenes. _

_ Si…_ reviso la lista hasta que encontró el titulo_ Se llama Secretos de las Artes más oscuras…_

_ Aquí solo está el volumen 2 _

_ ¿Crees que el volumen 1 sea el que estamos buscando? _

Draco saco su varita del pliegue de su túnica oscura, realizo un pequeño giro con ella mientras recitaba el hechizo.

_ ¡Accio libro Secretos de Las Artes más oscuras volumen 1! _

Ambos esperaron unos segundos, pero viendo que ningún libro aparecía desistieron resoplando.

_ Tenía que probar…_

Sin embargo, en unos momentos se escuchó una ventana romperse y un grito de la señora Pince que los descoloco a ambos. Sin tiempo a que fueran a ver lo que había pasado, un libro de color negro llego a sus manos. Draco sonrió con su blanca sonrisa de sorna a Hermione y esta le respondió con un pronunciado ceño fruncido. No quería admitir que su idea había tenido éxito mientras ella perdía el tiempo leyendo libros en la biblioteca. El rubio le beso la frente divertido provocando un sonrojo pronunciado en ella.

_ Vamos a leerlo juntos… _ Hermione le sonrió, le encantaba ver a Draco sonreir. Ese año, cuando vio la gran figura de Draco Malfoy en Grimmuld Place tenía una mirada turbia y semblante serio, casi de tristeza. El que ahora, le permitiera ver sus ojos brillosos y su sonrisa blanca la hacía sentir especial y no podía evitar escapar un pequeño suspiro. Draco se dirigió a la pequeña mesa debajo de la repisa, ambos se sentaros juntos, rozándose a penas las piernas y codos. Hermione sintió un leve calor en el pecho y tratando de concentrarse lo que más podía presto atención al libro. Ojearon paginas al azar, a pesar de que Draco también leía, Hermione pasaba las paginas a su antojo en búsqueda de algún indicio de los Horrocruxes. El título "Horrocruxes" aparecía en la página 135 con tanta simplicidad que le pareció mentira. Si bien era un libro oscuro, que se explique algo tan peligroso de forma tan fácil le daba escalofríos, preguntándose cuantos además de Tom Riddle habrían leído ese texto.

_ Es imposible…_ escucho decir junto a ella_ La única forma de recobrar los pedazos de alma a su cuerpo es sintiéndose arrepentido… y ese hombre no tiene la capacidad. _ Hermione siguió leyendo.

_ Aquí habla de una magia antigua que puede recobrar los trozos de alma. Esto es… _ en el centro de la página se encontraba el mismo dibujo del medallón del diario de Merlín. Hermione comenzó a conectar sus pensamientos, el diario de Merlín dado por las Gwyn ap Nudd, el permiso de Teresa O 'Hara… Estaba segura que ese medallón lo había visto en otro lado. _ He visto este dibujo antes… en el diario de Merlín. _ Hermione lo había puesto al tanto a Draco sobre el diario, la supuesta orden conformada por esas dos extrañas mujeres y la llave que ellas le habían dado, en aquellos dos días. Draco no le había contado mucho, le había contado sobre su verano entrenándose con Alasthor Moody y las cartas de Albus Dumbledore, pero no comentó nada antes de ello y ella no presiono para que lo haga, ya que hace pocos días que salían o algo parecido, sin embargo, ella realmente quería saberlo.

_ Deberíamos hablar con esas mujeres… tienen mucho que explicarnos. _ Hermione asintió levemente. _ ¿Qué ocurre?_

_ Nada…_

_ Tu rostro no parece decir que pase nada…_

_ Cuando converse con ellas… La profesora Sybilla parecía estar interesada en ti… No se cómo decirlo… pero me pregunto por ti y se marchó antes de que le pudiera contestar algo_

_ Es algo de lo que yo tampoco estoy del todo seguro… pero tiene algo que ver con aquel hombre que viste en el libro de los sagrados 28. _

_ Él es tu tío…_ se aventuró a decir.

_ Aparentemente… pero nunca lo conocí y mi padre jamás lo mencionó. Tanto Sybilla como su hermana Liz saben algo que desconozco acerca de mi familia. Y temo que pueda estar relacionado a todo esto. ¿Sino porque aparecerían de repente a ayudarnos? _

_ ¿Crees que tengan que ver con este medallón? _

_ No lo sé…_ Hermione lo observo por unos momentos, Draco le ocultaba algo, podía verlo en sus pupilas grises, su instinto después de tantos años es de desconfiar, pero el hecho de que se estuviera enamorando de él no la ayudaba a decidir qué camino seguir. Si el verdaderamente sintiera algo por ella, terminaría por contarle todo ¿no? Observo sus pestañas rubias, hace poco había hecho ese descubrimiento, ahora que podía observarlo a su antojo descubría pequeños rasgos y gestos que los guardaba para sí. Como cuando ese brillo peculiar aparece en sus ojos grises al sonreír, o sus ojos plata parece más oscuros e intensos con el deseo. Siempre terminaba viendo esa pequeña cicatriz debajo de su mentón, la acaricio levemente con la yema de sus dedos, sintiendo como el rubio temblaba bajo su mano. Ambicionaba saberlo todo sobre él, como se hizo cada cicatriz, tanto en su cuerpo como en su corazón.

_ Bellatrix me la hizo cuando me entrenó aquel verano…_ susurro mientras la miraba de forma intensa. _ Solía decir que a partir del dolor nace el poder… _ Hermione sintió un vuelco en el corazón al escuchar que él le contaba sobre aquello, y con ternura, besó la pequeña cicatriz. En un gesto de valentía Griffindore se aventuró a besar la línea de su mandíbula, repartiendo pequeños besos a lo largo de esta, hasta que el Sly corrió su rostro para besarla de forma intensa.

A Hermione le sorprendía el poder que tenía Draco sobre su mente cuando la besaba. Sentía como inmediatamente se ponía en blanco y el cuerpo se relajaba como si se metiera en una tina de agua caliente. Draco era demandante, parecía como si pidiera todo de ella, pero, a la vez, lo tomara todo sin permiso.

Un estruendo de libros caerse los despertó de su ensoñación. Ambos se separaron rápidamente y dirigieron su vista hacia la causa del ruido. Una gran pila de libros se desparramaba sobre el suelo mientras Neville Longbotton trataba de levantarlos todos a la vez de forma nerviosa. Hermione escucho el bufido de Draco.

_ ¿Qué haces aquí Neville? _ pregunto la castaña con un leve sonrojo en las mejillas.

_ La señora Pince me dejo pasar para darte un mensaje de la profesora Macgonagall…_ comento también sonrojado, evitando a toda costa con la mirada tanto a su amiga como al Sly, que Hermione observo de reojo, tenía cara de muy pocos amigos. _ Quiere que vayas a verla, que es algo urgente. _

_ De acuerdo… iré en seguida. Gracias Neville…_

El joven Griffindore quiso en un último intento, levantar los libros, pero lo único que logro con eso es tirar la pila que se encontraba detrás de él. Hermione sintió una risa reprimida detrás de ella, el rubio contenía su risa ante la graciosa imagen del chico tratando de escapar de la montaña de libros.

_ Ve Neville… nosotros juntaremos todo. _

_ Ok…_ dijo levantándose apenado.

Draco saco su varita debajo de su túnica y Neville se vio claramente tenso, el rubio en un solo giro acomodo los libros en sus estanterías. Y en otro giro saco la tierra que cubría la túnica a Neville. Este último se sorprendió del gesto y lo miro con ojos abiertos.

_ No me veas así… ya das bastante pena tu solito como para que además vayas por los pasillos con esa túnica…_ Neville le agradeció dubitativo y se marchó, saludando con la mano a la castaña. Hermione se rio por lo bajo, a lo que Draco respondió con un resoplido. _ No digas lo que hice… mi reputación se ira a los suelos._

_ Tienes un concepto raro sobre la reputación…_ dijo divertida ante la mirada preocupada del blondo_ vámonos que Macgonagall me regañara. _

_ Si quieres puedo acompañarte y esperar afuera… hay que hacer los preparativos para cuando nos marchemos… y quiero hablar contigo al respecto_ Hermione lo miro algo extrañada

_ De acuerdo…_

Tomaron sus cosas rápidamente y las ordenaron en su mochila, a decir verdad, Draco tenía un hermoso portafolios de cuero negro con hebillas de plata. Hermione se quedó observándolo más de la cuenta.

_ ¿Te gusta? _

_ Siempre quise uno, pero, creo que no se vería bien en mi…_ dijo la castaña algo apenada

_ Tonterías…_ dijo seriamente. Ambos ya habían salido de la biblioteca, afortunadamente la oficina del director no quedaba muy lejos de allí. Draco iba a replicar algo más, pero la figura de su amiga Sly hizo que se callara. Hermione miro a donde se dirigía la mirada del rubio y vio como la muchacha se acercaba tranquilamente a ellos.

_ Por fin te encuentro…_ dijo Pansy algo molesta, llevaba su largo y lacio cabello suelto hasta la cintura, vestía una túnica de color verde oscuro que resaltaba su figura elegante. Hermione creía que no quedaba nada de la joven a quien le hacían burla por su cara de bulldog. Si bien su nariz no dejaba de ser demasiado respingada, sus facciones eran armoniosas y sus ojos grandes y azules la hacían muy bonita. La Sly ni siquiera le dedico una mirada a la castaña, que seguía junto a Draco en ese momento. _ La llamada directora te busca… te he estado buscando por todo el castillo… ¿Qué has estado haciendo? _

_ Cosas en la biblioteca…_ respondió sin dar detalle lo que pareció molestarle un poco a la joven.

_ Ah… _ la pelinegro por fin le dirigió una mirada a Hermione, una de curiosidad mezclada con molestia. _ Bueno ya realicé mi tarea del día… Voy a ver a Blaise. _ dijo mientras acomodaba innecesariamente el cuello de la camisa de Draco, desabotonando el primer botón. Hermione creía que iba a reventar de ira, ¿Qué se cree esta? _ Te espero esta noche…_ le beso la mejilla en forma de saludo y se marchó por el mismo pasillo donde la había cruzado.

Hermione comenzó a caminar rápidamente sin mirar si el rubio dirigía alguna mirada a la morena, pero por los pasos tras ella se dio cuenta que la alcanzaría. Sintió la mirada plata sobre ella, como tratando de leer en su cara que le ocurría. Hermione sintió un sonrojo severo en sus orejas, pero el sonrojo era causado por la ira.

_ ¿Qué ocurre? _ escucho preguntar directamente.

_ Nada…_

_ Otra vez con eso de "nada" … _

_ No tengo derecho a preguntarte o reclamarte nada…_ dijo ella repentinamente. Caminaba cada vez más rápido tratando de sobrepasar al rubio y no tener que verle la cara.

_ ¿Qué carajos te pasa? _ el rubio no solo la había alcanzado, sino que la había tomado del brazo obligándola a que la mire.

Hermione lo fulmino con la mirada, y el aflojo el agarre.

_ Me molesta que Pansy te trate con familiaridad, pero no puedo evitar nada de eso…_ se sinceró sin filtros, no tenía ningún sentido ocultar su molestia_ … ella es de tu círculo más cercano y la conoces desde hace mucho tiempo más que a mí. Espero que no se moleste por haberte visto conmigo. _

_ ¿De qué hablas? _

_ Ella dijo algo de que tenían planes para hoy a la noche. No sé qué planes puedes tener con tu ex novia a la noche, y realmente, no quiero saberlo tampoco. _

_ No es nada de lo que te estas imaginando _ contesto molesto, la castaña podía sentir la dureza de su voz, sin embargo, no se inmutó.

_ Ok… ¿Y qué me estaría imaginando? _

Draco suspiro cansino, no llevaban ni una semana saliendo y ya tenía este tipo de problemas. La llevo a un lugar más apartado detrás de una columna, aprovechando el agarre que tenía en su brazo, quería explicarle todo de la mejor manera. Pidió a Merlín y todos los grandes brujos que no le dirigiera un hechizo doloroso.

_ Iba a decírtelo hoy más tarde… _ tomo aire mientras ordenaba las palabras en su cabeza_ Tengo planeado que, en vacaciones de navidad, cuando nos vayamos… llevemos a Pansy y Blaise. _

Hermione tardó en reaccionar unos segundos, por lo ridículo que le parecía esa sentencia.

_ ¡Les contaste! _ Hermione grito con horror, haciendo que el Sly mirara para ambos lados del pasillo por si alguien los veía.

_ No grites… Sé que no crees que pueda ser posible, pero, están de nuestro lado… confío en ellos _

_ Pues YO NO confío en ellos_ recalco la castaña.

_ Pero…_ dijo suavizando la voz y la mirada_ Confías en mí ¿verdad? _

Hermione se mordió el labio inferior, sabía que estaba perdidamente enamorada del blondo, pero decir que confiaba en él un 100%, era otra cosa. Le seguía ocultando cosas de su pasado y todavía no tenia en claro el porqué de su cambio de bando. Era obvio que lo hacía porque no tenía remedio, pero parecía mucho más comedido en la causa el último tiempo, y no sabía la causa.

_ WOW… No contestes tan deprisa_ Draco salió rápidamente detrás de la columna y se dirigió al despacho de la directora a grandes pasos. Segundos después la castaña lo alcanzaba con dificultad.

_ No es que no confíe en ti… ¡No trates de cambiar de tema! No podemos arriesgar a Harry o Ron…_ decía tomando bocanadas de aire mientras daba repetidas zancadas.

_ Oh… disculpa si tente en poner en peligro a tu adorado Harry Potter y su mascota la comadreja…_ Hermione puso los ojos en blanco ante el inmaduro comentario de Malfoy.

_ No seas ridículo, sabes que Harry es el blanco del señor tenebroso. _ Hermione miro a todos lados después de lo que exclamo, no parecía haber nadie, pero de todas formas bajo la voz a casi un susurro a gritos_ ¡Y quieres meter a un mortifago y a una aliada de lord Voldemort entre nosotros en la última misión contra el! _

_ ¡No lo llames por su nombre! _ exclamo Draco también en susurros _ Y ya te dije que yo confío en ellos… eres tú la que no confía en mi…_

_ ¿Qué pauta me das para confiar en ellos? _

_ Si llegan a hacer alguna maniobra en que pudieran poner en peligro a ti o a esta misión… yo mismo los matare… ¿te parece bien? _

Hermione trago en seco, Draco ni siquiera había parpadeado. Su semblante era tan serio, que no dudo un segundo, de que fuera capaz de hacerlo. La castaña no dijo palabra alguna, temblando levemente al darse cuenta de lo que el joven había dicho. ¿Sería para él, tan fácil como lo decía, matar a quienes eran sus amigos?

_ De todas formas sigues sin confiar en mi…_ el rostro del Sly, antes tan serio, parecía lleno de tristezas y dudas.

_ No me cuentas nada…_ comenzó a decir ella de una forma dolida, quería explicarle mejor, que dejara de tener esa expresión en su rostro_ No sé nada de ti, solo lo que he visto todos estos años, y que de pronto parece ser todo mentira. Y no conozco el porqué de muchas cosas de ti… y me desorienta y… ¡ME DA MIEDO! _

_ Te doy miedo…_ sus palabras salían dolidas, acongojadas. Soltó una pequeña risa amarga. _ esta relación tiene mucho futuro. _

_ No ese tipo de miedo…_ dijo deteniéndose ya en la gárgola de piedra que daba lugar a las escaleras del despacho. _ Me da miedo el hecho de que te dé todo de mí y algún día decidas irte nuevamente y dejarme sin nada…_ dijo ella al borde de las lágrimas.

_ Si no confías en mi… esto no va a funcionar. _ Draco suavizó su voz al ver los vidriosos ojos de la castaña.

_ Lo se…_ Hermione estaba frustrada y sin poder evitarlo miro el botón desabotonado del cuello del rubio y la furia se sumó a sus preocupaciones. Todas sus inseguridades nacían de él… Descubrió que los chicos que le habían gustado hasta entonces, Ron o Víctor, eran jóvenes simples, fáciles de leer en cuanto pensamientos y deseos. Podía entenderlos sin preguntar nada. Pero Draco parecía tener muchos rostros, y nunca llegaba a conocerlos todos, y eso la ponía nerviosa. Porque no solo deseaba conocerlos todos, sino que todos ellos le pertenecieran a ella. El estúpido ojal suelto en su camisa la hacía recordar que no sabía nada de su pasado. Que no sabía hasta donde habría llegado con Pansy o con cualquier otra. Estaba furiosa por no saber y humillada por caer en la ira por algo tan infantil. _ Abróchate el botón_

_ ¿A qué viene eso? _ Draco la miro como si estuviera loca.

_ Solo abróchate la estúpida camisa…_ impugnó molesta.

_ No voy hacerlo solo porque me lo pides… y menos de esa forma…_

_ ¡Abróchate el jodido botón! _ dijo mientras se acercó a la camisa y Draco la tomó de las muñecas para mirarla a la cara.

_ ¿Qué sucede Hermione? _ pregunto el de forma más calma al ver como las lágrimas caían de sus mejillas.

_ No sé nada sobre ti… y me molesta… _

Draco aflojó su agarre y le tomó el rostro con ambas manos, con las yemas de sus dedos limpió las lágrimas y la besó tiernamente.

_ Te prometo que te dejare ver todo de mi…_ puso su frente sobre la de ella mirándola fijamete a los ojos_ A su tiempo… te dejare ver todo de mi y tu me dejaras ver todo de ti… es un hecho del que estoy seguro_

Hermione asintió levemente, frunciendo el ceño, algo molesta por la veracidad con la que el rubio dijo esa sentencia, cerró los ojos mientras buscaba sus labios. La beso dulcemente, mientras acariciaba sus mejillas. Se separaron luego de un momento y dejaron que sus miradas hicieran contacto antes de incorporarse frente a la gárgola.

Hermione, algo más tranquila, miro la enorme gárgola en forma de ave que cerraba la escalinata, dándose cuenta de un detalle importante.

_ No se la contraseña_

_Yo menos…_

Hermione se mordió el labio inferior con fuerza, no quería perder el tiempo, tenían que preparar en los dos meses que quedaban las pociones y demás equipaje para la misión que les esperaba en navidad. Sin tomar en cuenta el detalle de que dos personas se acoplaban al plan, y que sus amigos no tenían idea. Debía pensar cómo diablos iba a hacer para que Harry no les lance un hechizo ni bien los vea. Porque para ser sincera consigo misma, no creía que decirles a sus amigos fuera buena idea. Faltando dos meses, irían con ellos no solo un mortifago, sino dos, y una insoportable adora sangre pura. Aunque pensándolo bien, tal vez permitiría que le den un "Incendio" a la Sly, de esa forma se le quemaría su larga cabellera oscura quedando solo un nido de cuervos.

Unos pasos la interrumpieron de sus pensamientos con respecto a serpientes y fuego. Desde el otro extremo del pasillo venía, a paso ligero, el profesor Slughorn.

_ Oh… _ dijo algo sorprendido por ver a ambos jóvenes juntos_ Sr. Malfoy… Srta. Granger. Buenos días. Venía a ver a la directora para entregarles estos informes. _ el regordete hombre vestido de verde mantenía varios rollos de pergamino en las manos_ ¿Que los trae por aquí? _

_ La profesora Macgonagall nos citó, pero no sabemos la contraseña…_

_ Oh si… se supone que el estudiante que mando a buscarlos les daría la contraseña_ sonrió el hombre.

Ambos jóvenes fruncieron el ceño al darse cuenta de que no fue muy inteligente de su parte mandar a Neville, que era olvidadizo, y a Pansy, que simplemente no le interesaba nada. Ante las significativas expresiones que indicaban molestia el profesor se limitó a acercarse a la gárgola y recitar la contraseña.

_ Rana de chocolate…_

La gran escultura estiro sus alas y comenzó a subir hacia el despacho, dejando ver la escalinata de piedra maciza.

_ Siempre me he preguntado cómo es que el profesor Dumbledore, con su peculiar afición a los dulces, fuera tan delgado… A decir verdad, era algo que siempre me ponía verde de la envidia_ Slughorn río divertido ante la ironía de su chiste mientras señalaba su panza enfundada en la túnica verde. Los jóvenes sonrieron levemente, lo que decepciono un poco al anciano. _ Bueno henos aquí…_ toco la puerta levemente y después de unos segundos se abrió sola.

El despacho se encontraba tal como lo recordaba, la profesora Macgonagall no habría cambiado nada, aunque noto que había más repisas de libros y que el retrato del difunto director se encontraba expuesto en la pared, cerca del escritorio de la nueva directora. La profesora Macgonagall se encontraba en su escritorio, escribiendo en grandes pergaminos que se desenrollaban cayendo al suelo. Hermione vio de reojo a Draco, quien miraba el retrato de Dumbledore con una expresión que no podía descifrar.

_ Minerva…_ llamo Slughorn_ Viniendo para aquí me encontré con estos estudiantes… vine a darte los informes que pediste. _

_ Hola Horace… muchas gracias_ dijo levantándose y tomando los pergaminos de las manos del profesor de pociones. _ Srta. Granger… Sr. Malfoy. Estoy esperándolos hace un tiempo. _

_ Tuvieron unos problemillas de paso de información Minerva…_

_ Está bien… _ la mujer no siguió replicando, se dirigió al mayor de los tres de forma amable. _ Gracias Horace, los leeré y te hare saber lo que pienso, puedes irte. _

_ ¡De nada! Nos vemos en la cena Minerva…_ el hombre se fue alegremente, dejando a ambos jóvenes bajo la mirada escrutadora de la profesora.

_ Bien…_ comenzó mirándolos por encima de sus lentes, como si tratara de descifrar algo a través de sus rostros. _ Siéntense…_

Ambos se miraron por unos segundos y obedecieron, acto seguido la profesora saco de un armario una pequeña caja y un libro. Se dirigió a su escritorio sentándose en la silla frente a ellos.

_ Albus Dumbledore… les dejo algo antes de morir…_

Hermione abrió los ojos sorprendida, a su lado escucho como el Sly habría dejado de respirar por unos segundos y dio una bocanada de aire antes de dirigirse a la directora.

_ ¿De qué está hablando? _

Macgonagall miraba al rubio dubitativa como si realmente no creyera, ni ella misma, lo que estaba por hacer.

_ Albus Dumbledore les dejo algo antes de morir_

Hermione vio como los ojos del rubio se abrían como platos y su respiración parecía algo irregular.

_ Quiere decir que le dejo algo a Granger_

_ Albus Dumbledore les dejo algo antes de morir… a ambos_ la profesora parecía algo aburrida, no era de su agrado repetir nada más de tres veces. Hermione vio una expresión de hastío en su jefe de casa que jamás había visto dirigirle a ninguno de sus alumnos, una expresión que ella podría haber emparejado con Snape.

_ ¿Nos dejó una herencia? _ esta vez pregunto la castaña algo extrañada. Se había llevado bien con el director siempre, pero no había ninguna relación allegada como para que le dejara nada. Draco parecía aún más sorprendido y Hermione entendió algo. Dumbledore no dejo nada al azar. Las cartas póstumas, los arreglos para la misión, y ahora la herencia. Todo estaba conectado.

Macgonagall largo un largo suspiro, sacándose sus lentes, arreglo un inexistente cabello sobre el rostro y tomo ambos objetos que antes habían estado en el armario.

_ Para Hermione Granger… _ dirigió su mirada a la castaña, quien estaba expectante. _ Un libro que espero sea de su agrado. _ Hermione lo tomo y lo miro atentamente.

Parecía un libro no muy largo, de tapa dura y con dibujos infantiles en la portada. Parecía gastado y tenía ese aroma a viejo que a Hermione le gustaba. El titulo rezaba "Los Cuentos de Beedle el Bardo".

_ ¿Cuentos infantiles? _ pregunto el rubio.

_ ¿Cuentos? _ pregunto Hermione, nunca había leído ese libro y se extrañó que el profesor Dumbledore le dejara un cuento para niños. ¿realmente serviría para la misión?

_ Mi madre solía contármelos… es un libro clásico de niños entre los magos. _ Hermione asintió sonriendo, le gustaría leer los cuentos que escucho Draco de pequeño. La castaña noto que Macgonagall dirigía una mirada cuestionadora al Sly. Por unos momentos se sintió incomoda, sabiendo que esa mirada venía a que Draco no la habría insultado como hubiera pasado en años atrás.

_ Para Draco Malfoy…_ dijo ella, mientras leía un documento en el escritorio, Hermione dudo que fuera el verdadero testamento. _ La caja que guarda la verdad. _

Draco tomo la pequeña caja de madera oscura, tenía talladas rosas y espinas enredadas, parecía antigua. Los ojos color plata de Draco miraron la caja mientras le temblaban las manos. Quiso abrirla rápidamente, pero estaba cerrada.

Hermione respigo al recordar la llave que llevaba colgada al cuello, tenía las mismas flores grabadas y era lo suficientemente pequeña para que entrara allí. En un rápido movimiento saco la llave debajo de sus ropas y se la mostró al rubio. El asintió nervioso, acercando la pequeña caja a la castaña. Macgonagall observaba curiosa y una mueca que parecía una leve sonrisa se posó en sus labios al escuchar el "clic" al abrirse la cerradura.

Los tres parecían haber dejado de respirar los dos segundos que tomo abrir el cofre, y ver que allí reposaban sobre una almohadilla de terciopelo color morado, tres pequeños francos. Dentro de ellos un contenido nebuloso de color plateado brillaba intensamente. Cada uno llevaba un nombre.

_ Albus Dumbledore…_ leyó Draco en el primer frasco_ Helena ¿Dumbledore? _ nunca había escuchado ese nombre_ y… Crepuscus Malfoy…_

Un gran silencio rodeo a todos en la sala, los pensamientos de tres personas reposaban allí desde hace saber cuánto tiempo. La caja que guardaba la verdad. Draco parecía estar procesando lo que veía, rozando su apellido escrito en el pequeño frasco, mientras Hermione miraba el cuadro del antiguo director. Sus ojos azules detrás de los lentes en forma de medialuna brillaban de forma intensa, sonriendo alegremente, parecía divertido ante el hecho de que aquellas personas se hayan quedado sin palabras.

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Bueno aquí me tienen actualizando, como habrán leído poco a poco se van descubriendo cosas.

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