Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, pero la trama es totalmente mía.

Esta historia fue publicada en Potter Fics a nombre de Livia Scofield, que soy yo misma, solo que con una cuenta distinta.

Hay unas pequeñas modificaciones en la historia, con los que intento conseguir mejorar el capítulo original.

Lo que está escrito entre "comitas" son los pensamientos de la gente.

Lo que está escrito en cursiva son conversaciones en la lejanía o telefónicas.

La historia está escrita en tercera persona.

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1.

El día había amanecido nublado, lo que no era muy extraño en Londres, donde la mayor parte de los días estaba nublado o llovía, aunque ese día parecía que el sol quería salir.

Harry se despertó en cuanto vio un poco de luz a través de la ventana, aunque no se movió de la cama. Era temprano y Ron seguía durmiendo profundamente, a pesar de las explosiones que se oía en el piso inferior. "Fred y George deben de estar con otro de sus inventos." pensó Harry, cogiendo un libro de encima de la mesita de noche.

Y era exactamente eso lo que estaba pasando.

Desde que Harry les había dado a los gemelos el premio del torneo de los tres magos (cuatro en esa ocasión), Fred y George se habían puesto las pilas respecto a sus proyectos. Tenían en mente abrir una gran tienda de artículos de broma y era exactamente eso lo que pensaban hacer, en cuanto tuvieran todos los artículos listos.

- Chicos! En pie! - dijo la voz de la señora Weasley al otro lado de la puerta.

Harry se puso en pie de un salto, pero Ron ni se movió. Seguía durmiendo. Harry, en más de una ocasión, había pensado que Ron no se despertaría ni que la casa se le cayera encima y, en esos momentos, lo estaba viendo con sus propios ojos.

- Ron. - susurró.

- ¿Qué?

- Ron! Despierta!

- Ya voy…

- Chicos, el desayuno está listo. Y Hermione ya os está esperando a bajo.

Como si hubiera recibido un calambrazo, Ron se puso en pie de un salto y fue corriendo hacia el armario. Harry se quedó alucinado al verle y se dejó caer sentado en la cama, mirando a su amigo.

- ¿Qué? - dijo Ron al sentirse observado. - Solo me he levantado porque, sino lo hago, Hermione es capaz de venir a buscarnos.

- Si, claro. - dijo, poniéndose en pie, haciendo grandes esfuerzos por no ponerse a reír.

- Paso de que nos vea en pijama.

- Si. Tienes razón.

Harry también fue a vestirse y, en diez minutos, los dos estuvieron en la cocina, sentados a la mesa junto a Hermione y Ginny, que también se había levantado.

- Si que os habéis levantado temprano hoy. - comentó Hermione, empezando a comer un trozo de tarta de calabaza.

- Si. Es que solemos despertamos temprano. - dijo Ron, lo que provocó que Harry se atragantara con un trozo de bacón.

- ¿En serio? - dijo Ginny, alzando una ceja, no se lo creía. Ni de lejos. Conocía demasiado bien a su hermano. Pero a quien no podía dejar de mirar era a Harry.

- Si, si. Claro. - dijo, distraídamente, aunque no engañaba a Ginny.

- Ya...

- Adiós!

Los cuatro miraron hacia la puerta, por la que acababan de salir Fred y George. Los cuatro se miraron entre ellos y miraron a la señora Weasley, que acababa de aparecer con una bandeja repleta de pequeñas tartas de arándanos.

- ¿A donde han ido Fred y George, mamá?

- Ginny, chicos. Veo que vuestros hermanos no os han dicho nada, así que os lo voy a decir yo, ya que en una hora iremos al callejón Diagón y no quiero que os pille por sorpresa. - Harry se imaginaba qué era lo que la señora Weasley les iba a decir, pero no dijo nada. La verdad era que se sentía bastante incómodo al ser cómplice de los gemelos. - Vuestros hermanos han realizado... lo que ellos llaman su sueño.

Harry se dio cuenta de que no le hacía mucha gracia lo que habían hecho sus hijos, aunque también vio que se sentía orgullosa de que no se hubieran convertido en pequeños delincuentes. Sonrió internamente.

- Vuestros hermanos han abierto una tienda de bromas.

- Que guay! - dijo Ginny.

- Serán... no me habían dicho nada! - exclamó Ron, ofendido. - ¿Tú sabías algo, Harry?

- Bueno... no lo sabía de cierto, pero... bueno, era de imaginar. - dijo, bajando la vista a su plato. - Quiero decir. Llevaban tiempo amenazando con abrir una tienda. ¿No?

- Si, es cierto. - dijo Ron.

Harry soltó un suspiro de alivio. Ginny le miró y sonrió. Se preguntó si Ginny sabría la verdad.

Cuando terminaron de desayunar, los cuatro, junto a la señora Weasley, fueron al callejón Diagón.

El callejón era un lugar sombrío desde que Voldemort y sus mortífagos ya no se escondían a los ojos del mundo de los magos, por lo que la tienda de bromas de los Weasley llamaba mucho la atención.

- Que guay. - dijo Ron, mirando la tienda con los ojos como platos.

Fueron todos juntos hacia la tienda sin decir nada más. Bueno, todos no. Cuando Hermione iba a seguirles, sintió como una dura y fría mano la sujetaba por la muñeca y tiraba de ella.

Fue llevaba a un callejón oscuro. Al principio se asustó, pero cuando vio el rostro de quien la había sujetado, empezó a ponerse nerviosa, aunque no pudo evitar que una leve sonrisa apareciera en sus labios.

- Hola.

- Ho-hola. - dijo, cada vez más hipnotizada por los grisáceos ojos de quien, en ese momento, acariciaba su mano. - ¿Por qué has echo eso? Podrían haberte visto.

- Pero no lo han hecho. Tranquila. – dijo, aun acariciando la mano de Hermione, que no podía evitar estar nerviosa ante tal situación.

- Esto es muy peligroso.

- ¿Peligroso? ¿Que hay de malo en que te diga hola?

- En que tú nunca me has dicho hola.

El chico sonrió con timidez. Sabía que Hermione tenía razón. Él la odiaba. Bueno, eso a ojos de todos los demás, porque eso no era en absoluto lo que sentía.

- Te vi pasar y quise decirte hola.

Hermione sonrió en el momento en que el chico se inclinaba sobre ella y le dio un breve beso en los labios.

- Hola.

- Hola Draco.

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Capítulo terminado.

Lo se, es corto, pero es el primero, quería poneros en situación.

Espero que os haya gustado y, para saber si os ha gustado, necesitaría que me dejarais un pequeño comentario.

Es broma. Opino que si la historia es buena, dejareis comentario. Si no lo dejais, me contentaré con saber que estais leyendo mi historia. Aunque me gusta saber que opinais y en que puedo seguir mejorando, que es lo que quiere cualquier persona a la que le encanta escribir.

Lo dicho, espero que al menos os haya gustado lo suficiente como para seguir leyendo.

Besitos.