Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, sino a J.K. Rowling, pero la trama es totalmente mía.

Lo que está escrito entre "comitas" son los pensamientos de la gente.

Lo que está escrito en cursiva son conversaciones en la lejanía o telefónicas.

La historia está escrita en tercera persona.

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Capítulo 8.

Cuando Hermione vio a Ron ante ellos, deseó que les tragara la tierra. Sobretodo cuando notó que su mano y la de Draco estaban unidas.

- ¿De qué va todo esto? - preguntó Ron, mirándoles a ambos. A Draco con odio y a Hermione... Sentía que le había decepcionado.

- De nada. - dijo Draco, aunque en ningún momento separó su mano de la mano de Hermione. Había pasado demasiado tiempo separado de ella y no quería que ello sucediera de nuevo. - ¿qué quieres?

- Estaba buscandoos. - respondió Ron, cruzándose de brazos, mirando fijamente a Hermione, que tenía la vista fija en sus zapatos.

- Ya nos has encontrado. - dijo Draco, aun hablando en tono burlón. - No es muy dificil, teniendo en cuenta que has hecho trampas.

- No sé a que te refieres.

- A ese mapa de Potter. - dijo, logrando que Ron se sonrojara al haber sido descubierto por uno de sus peores enemigos, delante de la chica de la que se estaba enamorando, aunque eso él no pensaba reconocerlo nunca, sobretodo al verla cogida de la mano de Malfoy.

- No sé de que estás hablando, Malfoy. - dijo, intentando disimular, aunque no le funcionó. - Ya empiezas con tus delirios de grandeza y crees que la vida de los demás giran a tu alrededor.

- Parece ser que la tuya si.

- Bueno, ya basta, no? - dijo al fin Hermione, que hasta ese momento se había mantenido en silencio. - Os estais comportando como críos. - separó su mano con delicadesa de la de Draco y se apartó unos pasos de ambos chicos.

- Ha empezado él. - dijeron Draco y Ron al mismo tiempo, señalándose el uno al otro con el dedo.

- Me da igual quien haya empezado, voy a terminarlo yo.

- Pero...

.- Me voy a la cama. - dijo, dando media vuelta. No había dado ni dos pasos cuando alguien le cogió con delicadeza del brazo. - Draco, por favor. - dijo sin darse la vuelta. Sabía que era él quien la tenía sujeta.

- Perdóname. - susurró, acercándose a su oído.

´- No te preocupes. - dijo Hermione en el mismo tono de voz. - Nos os peleéis. - suplicó la chica, mirando sobre su hombro a un Draco preocupado. - Por favor.

- No te puedo prometer que lo haré, pero lo puedo intentar. - dijo, con una media sonrisa asomando en sus labios. Hermione intentó controlarse, parecer estar seria, pero también sonrió.

- Me conformo. - susurró.

Draco soltó su brazo y Hermione comenzó a caminar, cada vez más de prisa, de vuelta a la sala común de Griffindor.

...

- ¿Me vas a explicar porque narices estás jugando con Hermione?

Rone estaba tras Draco, mirándole con todo el odio que era capaz de expulsar sin explotar.

- Yo no estoy jugando con nadie. - dijo, mirando al pelirojo, que estaba a apenas dos pasos de él. - Y espero que mantengas esa bocaza cerrada, si no quieres que juegue a boxeo contigo.

- Si de verdad te importara Hermione, nunca me harías eso. - dijo Ron, con una burlona sonrisa en su rostro.

El rostro de Draco se contrajo por la rabia, aunque logró controlarse y relajarse. O al menos, a fingir que estaba relajado. Sabía que eso exasperaría a Ron. No se equivocó.

- Puedes intentarlo. - dijo, sonriendo, con una de sus habituales sonrisas burlonas. - Hace tiempo que no hago ejercicio y necesito tener un poco de movimiento. - dijo, cerrando las manos en puños, mostrándole a Ron que hablaba totalmente en serio. - No te metas conmigo, Weasley, si no quieres acabar mal.

- No me busques las cosquillas, Malfoy.

- Ja ja ja. que grácia que me haces Weasley. - dijo, comenzando a caminar en la dirección opuesta, hacia su sala común.

- Deja a Hermione en paz.

Draco le ignoró y volvió a su residéncia. En la sala común solo había cuatro personas, los que se hacían llamar sus amigos, pero por los cuales ya no sentía ninguna simpatía, sino que iba con ellos más por costumbre que por otra cosa.

Sin decirles nada, fue directemane hacia su dormitorio.

No se molestó en desvestirse y se metió en la cama al instatnte.

Odiaba sentirse así. Odiaba sentir envidia. Envidia hacia Weasley. Obviamente, no envidiaba su estilo de vida ni nada de eso, pero odiaba la relación de amistad que había entre Potter, Weasley y Hermione. Eso si que eran amigos de verdad, y lo demás son tonterías.

- ¿De donde vienes? - dijo una voz femenina a su espalda.

No dijo nada, no se movió.

Notó como el peso cedía bajo el peso de su "amiga", que se tumbó en la cama y se abrazó al chico. Se sobresaltó al sentir el cuerpo de la chica contra el suyo, pero al momento continuó inmóvil.

- Crabbe y Goyle nos han dicho a Zabinni y a mí que te ves con la sangre sucia de Granger.

"No la llames sangre sucia." - pensó, intentando no responder así a su compañera. No quería que se enterara de lo que sentía por la chica de Griffindor. - Crabbe y Goyle son idiotas.

- Bueno, eso ya lo sabemos, pero ¿tienen razón?

- No.

- Ya decía yo que eso no podía ser verdad. - la chica comenzó a acariciar el pecho de Draco, que cada vez tenía más ganas de salir corriendo. - Pero tenía que preguntártelo.

- Lo entiendo. - se limitó a decir, sintiendo las caricias de la chica.

Cerró los ojos y para que el momento no fuera tan violento, imaginó a Hermione tumbado a su lado, pensando que era ella la que le acariciaba de esa forma. Deseaba que Hermione le tocará de esa forma y le dejara hacer más que besarla. Quería tocarla y acariciarla.

- Oh, Draco. - suspiró Pansy, cuando este se volvió y comenzó a besarla. Había estado esperando ese momento por mucho tiempo.

Comenzó a quitarle la camiseta y a besar el musculado pecho del chico, que suspiraba, aun con los ojos cerrados, por lo que estaba sintiendo en esos momentos. Eso era lo que había estado esperando que le hiciera Hermione. Le encantaba.

Sintió como la chica comenzaba a bajarle los pantalones y acariciar lentamente su excitado y duro miembro.

Abrió los ojos, intentando ahogar los gemidos, cuando se dio cuenta de lo que estaba pasando en realidad. Sus deseos hacia la chica de sus sueños habían engañado a su mente.

Se levantó corriendo de la cama, subiéndose los pantalones, dejando a Pansy, mirándole a lucinada.

- ¿Pero qué es lo que te pasa? - exclamó, bajando también de la cama. - Si te estaba encantando.

"Si, pero tu no eres Hermione." - Pensó. O eso creyó él.

- Así que Crabbe y Goyle tenían razón.

- ¿Qué?

- Estás con la sangre sucia.

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Hola, hola.

Lamento haber tardado tantísimo. No me odieis, por favor.

Al menos espero que os haya gustado.