Título: Maktub

Significado: Quiere decir que algo estaba destinado a ser o a ocurrir.

Pairing: Neji x Sakura (main). Leve NaruHina.

Advertencias: Escenas subidas de tono. Más adelante.

Los personajes de esta historia no me pertenecen. Lamentablemente.


Capítulo I


Tsunade contempló con expresión seria el cadáver de Mei Hyūga reposado en la camilla de la sala de operaciones. El olor a sangre fresca y muerte casi opacaba el intenso aroma a antiséptico característico de las habitaciones del hospital. Una arruga etérea adornó su frente mientras extendía la lona blanca sobre el cuerpo que, aunque carente de vida, aún se mantenía tibio. La chūnin había perdido la batalla contra la muerte, pero no sin pelear con uñas y dientes intentando aferrarse al mundo de los vivos, había que admitirlo.

Su equipo arribó a la aldea sin un integrante y con dos en estado deplorable, resultado de una misión que terminó mal. Chasqueó la lengua con molestia, el idiota que había contratado sus servicios les había mentido acerca del rango de la misión para pagar un precio más accesible. Se suponía que sería una misión relativamente sencilla, sus subordinados tendrían que escoltar a un objetivo hasta Iwa, dejarlo y regresar. Sin embargo, en el camino fueron emboscados y lograron huir del campo de batalla. Tuvieron suerte de que un equipo centinela los encontrara y retornara con ellos a Konoha. Isao, el compañero de Mei, se encontraba en terapia intensiva pero fuera de peligro después de que Shizune se hubiera encargado de él; ya que presentaba menos peligro que la única mujer del equipo.

El familiar sentimiento mezclado de culpa y frustración que la albergaba cada vez que perdía un paciente se expandió como la lluvia en su interior. Todavía sentía como la vida de Mei se le había resbalado por los dedos hacía pocos minutos, sin poder haber hecho nada más de lo que un ser humano capaz habría hecho. Era la Medic-nin más calificada de todos los tiempos, y ni siquiera eso había sido suficiente. No es que Tsunade no lo entendiera, es decir, había vivido lo suficiente para saber que no podía salvarlos a todos, pero eso no quería decir que cada pérdida la hacía menos humana. Sentía la pérdida como persona, y como Hokage a cargo de la seguridad de cada uno de sus soldados.

Hiashi Hyūga, que había sido informado hace unos minutos sobre la situación, ingresó a la sala con su expresión imperturbable en lugar. Al deparar en la lona que cubría el cuerpo de su prima y el silencio otorgado por su superior, comprendió lo que acababa de ocurrir. Cabeceó con pena y exhaló un aire que no sabía que había estado conteniendo hasta ese momento. Con tantos años en esta profesión, cualquier persona pensaría que terminas acostumbrándote al sentimiento. Pero nada podría estar más lejos de la realidad. Aunque el camino ninja te prepara para este tipo de situaciones, la noticia de que no volverás a ver o a hablar con una persona con la que estás familiarizado te golpea como cuando te estrellas de manera violenta contra la superficie del agua. No terminas de acostumbrarte a la sensación de vacío que te hace preguntarte cuándo será tu turno.

—Las enfermeras se encargarán de ella —rompió el silencio al cabo de unos minutos, dándose vuelta y encarando a la cabeza del clan Hyūga—, para que tú y los tuyos puedan ofrecer sus oraciones y enterrar el cuerpo.

Antes de que Hiashi pudiera asentir, la puerta doble de la sala de operaciones se abrió de par en par. Una camilla era empujada por dos enfermeras y Shizune en la cabeza.

—¡Tsunade-sama! —su piel estaba perlada por el sudor y el estrés afincó las facciones de su rostro haciéndola lucir mayor de lo que realmente era. Pero no fue el tono de pánico de su voz, ni la manera en la que sus manos temblaban en el borde de la camilla lo que llamó la atención de ambos presentes, si no la mota de cabello rosado que se desbordaba por el borde de la parihuela.

La Godaime sintió como su corazón se saltó un latido cuando reconoció a la persona que se encontraba frente a ella. Había pasado demasiado tiempo desde la última vez que Tsunade se había paralizado ante una situación. Sakura, o lo que quedaba de ella, se encontraba tendida inconsciente en la camilla con quemaduras de tercer grado que iban desde su mejilla baja izquierda hasta parte de su bícep del mismo lado. Múltiples hematomas adornaban su piel nívea, pero los más prominentes eran uno en su pómulo derecho y otro en su abdomen plano descubierto. Tenía varias incisiones a lo largo de su piel y, con su ojo clínico, Tsunade sospechó que debajo del pantalón -unas tallas mayores que la de su pupila- habría más, si las manchas de sangre seca señalaban algo. El brazo diestro guindaba de un lado de la camilla como si fuera de hule indicando la fractura del hueso.

—...he detenido la hemorragia, pero necesita intervención quirúrgica inmediata. Sus órganos están comenzando a fallar.

La voz insistente de Shizune la hizo reaccionar. Colocó sus manos expertas en el pecho de su pupila y chakra verde empezó a emanar de sus palmas. Los párpados de Tsunade se encontraban cerrados mientras contemplaba internamente el diagnóstico de Sakura y se debatía qué zona requería con mayor importancia ser atendida de primero.

Hiashi decidió en ese momento que su presencia no era requerida por más tiempo y que, como bien había mencionado la Hokage, su prima recibiría la atención correspondiente mientras él se encargaba de los preparativos para despedir su alma cuando algo atrapó su curiosidad. Sus cejas se encontraron y detalló el rostro de la kunoichi sintiendo que algo se revolvía en su estómago. Una gruesa línea de sangre se resbalaba por cada orbe de su rostro, cruzándose en su mentón y trazando una cascada por su cuello lleno de tierra.

—Pero eso no es todo, Tsunade-sama...

Las pupilas color caramelo siguieron el punto en el que estaba concentrado la atención de todos los presentes y un nudo se instaló en su garganta cuando con uno de sus dedos alzó el párpado izquierdo de su aprendiz, las largas y espesas pestañas manchadas y tiesas por la sangre. Dejó de respirar por un segundo y cuando alzó el contrario sintió el escozor de agua salada acumulándose en sus propios ojos. Ambas cavidades se encontraban vacías.

Tragó la saliva que se le había acumulado en la boca y su garganta seca se quejó por el daño que la ansiedad le había causado en cuestión de segundos. Relajando sus manos que se habían cerrado en puños por la rabia, se recordó mentalmente que este no era el momento para tener una crisis de angustia. Sakura la necesitaba, y si quería que su alumna sobreviviera tenía que pensar con cabeza fría y concentrarse en primero sacarla del peligro inmediato.

Su mirada se desvió por un momento cuando percibió un movimiento a su izquierda, donde había quedado por completo en el olvido el cadáver de Mei Hyūga. Una idea comenzó a formarse dentro de su cabeza, cuando su cerebro como un engranaje empezó a dar vuelta, generando un planteamiento no tan descabellado.

—¿Hiashi? —llamó sin dejar de emanar chakra verde de sus manos, sintiendo todavía su presencia junto a la puerta. Lo miró por encima del hombro.

—¿Sí, Lady Tsunade?

Ella pareció examinar mentalmente con atención por unos momentos las ventajas y desventajas de un asunto antes de contestarle.

—¿Cómo se encuentra la salud de Neji?

Como respuesta recibió un largo silencio y ojos reducidos.


—"¡Maldición, un ataque dirigido, son demasiados!" —pensó Hiashi frunciendo el ceño cuando su mirada persiguió la trayectoria en la que iban las estacas de madera con dirección hacia el jinchuriki del Kyūbi— "Los Hakke de Hinata y Neji no podrán-"

¡Byakugan!

El sonido de la carne fresca siendo atravesada silenció el campo de batalla. Sangre salpicó de la herida mortal que causó los garrotes que el oponente había proyectado en su último ataque. Naruto se volteó lentamente y su expresión se congeló cuando divisó la figura que había recibido el impacto que estaba dirigido a él.

N-eji...—susurró Hinata sin respirar, conmocionada. Se había interpuesto entre el ataque que acabaría con la vida de Naruto, a sabiendas de que era un ataque mortal pero en paz de poder proteger a la persona más importante para ella. Sin embargo, Neji se había atravesado recibiendo el ataque de lleno en su espalda.

¡Equipo médico! ¿Dónde están? —exclamó Naruto sosteniendo a Neji. El pánico adornaba sus facciones usualmente optimistas. Había prometido no dejar morir a ningún camarada, y ahora uno de ellos estaba muriendo porque él había descuidado sus espaldas— ¡Un herido grave! ¡Vengan, maldición!

No... yo... ya...—un hilo de sangre se desbordó por los labios pálidos acompañando su débil y forzoso respirar.

Nii-san...

Naruto... Hinata-sama moriría por ti —una gota de sudor descendió por su sien por el esfuerzo que estaba haciendo para mantener la conciencia—. Así que tu vida ya no es solo tuya.

Hinata lo contempló con labios entreabiertos y lágrimas acumuladas en los ojos, en la espalda de Naruto. Sentía como si su corazón estuviera encerrado en un puño que cada vez ejercía mayor fuerza. Sabía que las reglas de su clan eran que la rama secundaria debía proteger la integridad de la principal, pero ella nunca había deseado esto. Nunca había querido que Neji diera su vida por protegerla.

Y parece que... la mía... tampoco... lo era.

Pero, ¿por qué...? ¿Cómo puedes hacer esto por mí? Sacrificar tu vida...

Porque dijiste que soy un genio —si Naruto no hubiera estado tan cerca, habría fallado en oír las palabras de Neji— "Padre, por fin entiendo este sentimiento. Elegir dar la vida para proteger a tus compañeros..."

El rubio cerró sus ojos con fuerza, luchando por reprimir las lágrimas que querían escapar de sus ojos. Un camarada había dado su vida por protegerlo, sin el más mínimo remordimiento. Al principio, cuando conoció a Neji no había podido estar más en desacuerdo con sus ideales. Pero con el pasar del tiempo, el genio había demostrado ser más que un compañero, y a pesar de su actitud distante -levemente parecida a la de Sasuke-, Neji era una persona cálida en el interior.

Sintió una sombra moverse a través de sus párpados cerrados y cuando abrió los ojos se encontró cara a cara con su compañera de equipo.

¿Sakura-chan...?

Naruto —respondió con determinación, en su modo médico. Sus cejas estaban fruncidas y su mirada estaba concentrada de manera feroz en la herida que atravesaba el torso de Neji—. Necesito que mantengas alejado a Obito. Voy a operarlo aquí mismo.

Hiashi observó el perfil de la pupila de la Hokage con asombro como de sus palmas emanaban chakra verde alrededor de la herida de su sobrino, que se había terminado desmayando por la pérdida de sangre.

—"No puede ser... ¿será capaz?" —se preguntó, analizando si la determinación de la chica, que aparentaba ser de la misma edad de su hija, era estupidez en su máxima expresión o valentía. Evidentemente que su sobrino muriera, después de todo lo que había sacrificado Hizashi por él, era una de las últimas cosas que le parecían apropiadas. Además de que perder un activo tan importante como era Neji sería perjudicial para su clan. Pero esto era la guerra. La Cuarta Guerra Mundial Shinobi, joder. Estaban a mitad de un campo de batalla, y el ataque que había recibido Neji era letal. Él sabía las consecuencias cuando se atravesó recibiendo de lleno el impacto. Pero ahí estaba la muchacha de cabellos rosados, hincada, poniendo en riesgo su pellejo para intentar salvar a un camarada. Hiashi estaba observando en primera fila la voluntad de fuego.

Naruto pareció pensar una cosa antes de asentirle con valor.

Haz tu magia, Sakura-chan.

Las comisuras de sus labios se alzaron levemente, pero el gesto no alcanzó sus ojos —"Haré lo imposible. Quédate conmigo, Neji".


Una venda cubría los ojos de la mujer que yacía en la cama dentro de la habitación. Su brazo derecho se encontraba cubierto e inmovilizado totalmente por un yeso, pero el hueso había sido encajado con éxito de regreso a su lugar. Múltiples vendas y bandas adhesivas decoraban la piel ahora aseada y curada. Desde su posición, Hiashi no podía contemplar las quemaduras que habían dañado el tejido de la piel, pero a juzgar por lo que sí podía ver, la parte calcinada había sido reducida a un color rosáceo. Seguramente con varias sesiones de terapia, las rosetas desaparecerían en su totalidad.

Un chakra familiar se acercó a él posicionándose a un lado. Hiashi la miró de reojo y decidió no comentar nada sobre el estado deplorable en el que se encontraba su superior. Parecía que acababa de salir de una batalla en la que habían limpiado el suelo con ella, y tres veces peor.

—¿Sobrevivirá? —inquirió suavemente con genuina curiosidad.

Tsunade desvió su mirada de la ventana que daba hacia la sala de cuidados intensivos por unos segundos dubitativa, antes de volver a posar su vista en Sakura.

—Eso creo...—cerró sus ojos unos segundos, perdida en su memoria. Pareció recordar algo gracioso porque Hiashi la escuchó reírse entre dientes—. Esa de ahí... es bastante terca.

El jōnin asintió, de acuerdo con la Hokage. Sólo le bastaba mirar a la cara a su sobrino para recordar lo terca que podía ser la única mujer del legendario equipo siete. Sin duda la mejor kunoichi de su generación, algo bastante sorprendente si tomas en cuenta que en su año se encontraba su primogénita (poseedora de un dōjutsu) y una chica capaz de leer la mente de su oponente. Pero eso mismo era lo que diferenciaba a Sakura de las demás. No venía de ningún clan, sus padres eran civiles y no poseía más talento que su inteligencia y perfecto control de chakra, una cualidad que ella misma había desarrollado con perseverancia y trabajo duro.

Esa misma chiquilla que se encontraba luchando por aferrarse a la vida, había alcanzado muchos objetivos con su determinación y terquedad. Su deseo de mejorar y estar codo con codo con sus compañeros de equipo la habían llevado al lugar donde se encontraba en estos momentos. Aprendiz de la mismísima Tsunade Senju, una de las promesas médicas más grandes de todos los tiempos, jōnin, con un razonamiento fácilmente comparable con el de Shikamaru Nara —"si no fuera tan imprudente se pelearían por la cabeza del Escuadrón de Inteligencia y Estrategias", pensó, y el espíritu de la misma voluntad de fuego que acompañaba a Naruto. Esa misma chiquilla, que se había detenido en medio de un campo de batalla, en plena guerra, y le había salvado la vida a su sobrino.

Hiashi cerró los ojos, recordando como Neji había despertado adolorido y desorientado en el campamento de División médica y Apoyo logístico posicionado por la Alianza, tras un día de ser intervenido quirúrgicamente. Vivo y coleando.

'—El Clan Hyūga está en eterna deuda contigo, Sakura-san.

Sólo hacía mi trabajo, Hyūga-sama —aseguró ella, con las mejillas adorablemente sonrosadas.'

—Tsunade-sama, el cuerpo de Mei Hyūga está listo —informó una enfermera con su uniforme levemente manchado con sangre. La aludida reparó en ella y asintió con la cabeza.

—Gracias Kaori, eso es todo por hoy. Ve a casa y descansa.

La chica murmuró un suave 'buenas noches' y desapareció por el pasillo. Hiashi escuchó suspirar a la Hokage a su lado antes de que diera media vuelta para marcharse.

—Tú también deberías ir a casa, Hiashi. Han pasado dieciséis horas.

Él asintió antes de contestarle un escueto 'sólo un rato más', sin despegar la mirada de la ventana. Tsunade se encogió de hombros y se encaminó a su hogar. Debía descansar y reponer su chakra para cualquier casualidad que pudiera surgir con respecto al bienestar de su pupila.

Mientras, Hiashi veía a Sakura sin mirarla, su cerebro analizando cómo enfocar esta contingencia con los ancianos de su clan.


Voy a dejar esto por aquí y me retiro lentamente...

Hahaha, no puedo creer que han pasado cinco años. Me parece que fue ayer cuando escribí este primer capítulo, algo bastante diferente a lo que estoy publicando hoy. Hace unos días retomé la lectura de esta historia y me perturbó un poco lo out of character de los personajes y lo débil del trama. Espero que no les moleste mucho algunos ajustes que hice para que la historia no se desviara demasiado del manga.

Cambié un poco la temática de la historia porque la anterior me parecía bastante irreal. Hago esto por mera diversión, no tengo muchos capítulos reescritos pero las ideas nadan dentro de mi cabeza y me gusta lo que voy moldeando. Ojalá disfruten tanto esta trama como yo lo hago escribiéndola.

Trataré de publicar lo más pronto posible.

(puff).