Faltaban un par de horas para que empezara otro año… pronto seria la cena familiar de año nuevo. Veía a mi esposa Sakura ocupada arreglando los últimos detalles de la cena. Su hermana Hinata la ayudaba, eran igual de exageradas y perfeccionistas, tan insoportables que me había hecho amigo de quejas de mi concuño, un rubio tonto que era súper mandilón. Me estresaba ver como su mujer, que por cierto era igualita que la mía, le gritaba y le decía que hiciera esto y aquello y el obedecía como perrito regañado, obvio yo no, solo ponía mi cara de "no me molestes" y Sakura entendía que no contaba conmigo.

Llevábamos 4 años de casados, 4 laaargos años, donde había puesto sido a prueba de paciencia diariamente, si no fuera por las noches tan buenas que pasábamos, no valdrían la pena los días, así que trataba de pasar todo el tiempo posible en la oficina para solo llegar a cenar…

Pero esa noche no había pretextos, ni modo de poder salirme de la casa, así que decidí hacer mi buena acción del año unos minutos antes de que se acabara.

Naruto, me acompañas? – le pregunte al rubio

A - a donde Sasuke?

Solo acompáñame – le dije mientras le dedicaba la misma mirada que a mi mujer cuando no quería ser cuestionado.

Llegamos al salón, y le serví un vaso de whisky. Lo mire fijamente a los ojos y vi como se estremecía.

Toma tu bebida – dije cortante al mismo tiempo que yo tomaba la mía, el obedeció inmediatamente. Y cuando ambos vaciamos nuestros vasos volví a llenarlos

Sasuke, yo no soy muy bueno para tomar – dijo tímidamente el rubio mientras me veía servirle otro trago

Cállate y tómatelo – le ordene y ambos vaciamos nuestros vasos –mientras te sirvo otro trago quiero preguntarte algo – mire al rubio que ya empezaba a verse rojo de la cara.

A mí? – titubeo –que?

Tienes huevos – pregunte y lo mire fijamente a los ojos. El solo abrió los suyos y casi se ahoga, repeti – que si tienes huevos? Que si eres hombre?

Y – yo? … si, claro – murmuro confundido, sus ojos empezaban a perderse e hizo algo que llamo mi atención.

Quiero que tomes otro trago y escuches mi pregunta – mi voz era severa y esperaba que el entendiera mi punto, pero el solo mordía su labio una y otra vez. –te lo pregunto porque veo como te trata mi cuñada, que no eres hombre? Porque dejas que te trate asi?

Ahh… - suspiro y volvió a vaciar su vaso – digamos que me gusta llevar la fiesta en paz – volvió a suspirar y esta vez fue el quien estiro la mano para que le sirviera mas.

Medite un rato su respuesta… "llevar la fiesta en paz". Saukura y yo "llevamos la fiesta en paz" descargando todo sexualmente, casi nunca hablábamos, no desayunábamos, ni comíamos juntos, yo llegaba a mi casa tan tarde todos los días, que solo había tiempo para comer y relajarnos en la cama.

Ósea que permites que te trate como mandilón para llevar la fiesta en paz? Que no tienes dignidad? – mi indignación iba subiendo al mismo tiempo que el nivel de alcohol de mi cuerpo. Apure mi vaso otra vez y serví mas para los dos sin percatarme de las lagrimas que empezaban a salir de los ojos del rubio.

Yo – yo… -le temblaba la voz, parecía perdido – yo… no lo sé… - hablaba entre sollozos, tuve que acercarme para entender lo que decía.

Vi como se puso rojo completamente, las lagrimas caían de su cara sin detenerse, no sé si por el alcohol o porque, pero me dio tristeza verlo así, lloraba con una tristeza tan grande.

Trata de calmarte – dije nervioso, nunca había sido bueno para consolar a las personas, de hecho siempre me alejaba cuando alguien empezaba a llorar.

Solo… no quiero estar solo… - no se entendía muy bien lo que decía, me acerque un poco mas y estire mi brazo, aun no se porque lo hice, pero el busco aprisa ese espacio y se aferro fuertemente de mi cuerpo mientras lloraba mas y mas.

No sabía cómo alejarlo, sentí como que se había roto por mi culpa, por culpa del alcohol que le di, ahora entendí porque nunca tomaba. Pero era muy tarde. Voltee a ver el reloj, faltaban 20 minutos para las 12, casi era media noche, nuestras quejumbrosas esposas vendrían en cualquier momento a buscarnos para hacer todo el protocolo de año nuevo. Y el no dejaba de llorar.

Tienes que calmarte – le repetí mientras levantaba su cara con mi mano, sus profundos ojos azules estaban llenos de lagrimas… comencé a limpiarle la cara mientras me perdia en su mirada celeste…

Su mano de repente toco mi cara, quise soltarlo, pero estaba perdido en sus ojos, nuestros rostros estaban tan cerca, y el se veía tan vulnerable… lentamente acerque mis labios, sin pensar en lo que hacia y lo bese, un beso tierno, sin maldad, sin malas intenciones, profundo. Me sentía como si flotara, como si no existiera nada mas a nuestro alrededor. No se cuanto tiempo paso hasta que termino, nos vimos interrumpidos por el sonido de unos tacones en el pasillo, el tiempo había terminado, y había que regresar a la realidad, con cuidado lo ayude a sentarse en el sofá y camine hasta la ventana justo en el segundo que se abrió la puerta…

Es hora de cenar –chillo mi mujer… y regreso a la cocina. "Hora de cenar", repetí… y Salí del salón sin voltear…