Disclaimer: Los personajes no me pertenecen, la trama sí. Como todos ya sabéis esta historia es de nuestra reina, la razón de nuestra existencia, la fabulosa J.K Rowling, nuestra inspiración.

"Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas"


Capítulo I : Secretos de un Malfoy


Si algún Slytherin la veía, sin duda se ganaría bastantes problemas; ¿En qué momento Hermione Granger se había metido ahí? No lo sabía.

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Hermione estaba caminando por los pasillos de Hogwarts. Acababa de salir de la enfermería y se dirigía hacia el campo de Quidditch con Crookshanks acurrucado en sus brazos; cuando de pronto éste saltó y se fue corriendo.

Había corrido detrás del gato lo más rápido que sus piernas le permitían, pasando por el vestíbulo y atravesando a Nick Casi Decapitado, quién la miró con sorpresa por la forma apresurada en la que se desplazaba mientras la castaña le gritaba un "lo siento" al fantasma.

Siguió al escurridizo gato naranja por los pasillos de Hogwarts, y con asombro se dio cuentaa que éste tomaba la dirección hacia las mazmorras, para ser más específicos hacia la sala común de las serpientes.

Cuando ya había llegado al lado del gato y lo iba a coger, éste se adentro a la sala común de Slytherin y Hermione no tuvo más opción que seguirlo a través de la pared de piedra que sorprendentemente estaba abierta, porque si dejaba a Crookshanks sólo en la sala común de Slytherin, jamás se lo perdonaría.

La actitud de Crookshanks era extraña—pensó la castaña—Él no era de esos gatos que no hacían casos a sus dueños; la única vez que había pasado eso fue cuando Crookshanks salió corriendo hacia el bosque tenebroso para encontrarse con un perro negro, que no era ni más ni menos que Sirius Black, el padrino de Harry. También Crookshanks había hecho lo mismo cuando trató de comerse a la rata de Ron, y quién diría que Crookshanks sabía que esa rata era Peter Petigrew.

Interrumpiendo el rumbo de sus pensamientos, Crookshanks empezó a maullar y alzó su pequeña pata señalando las escaleras que daba a los dormitorios.

Hermione no tenía idea de lo que pasaba, pero no tuvo tiempo de pensarlo ya que Crookshanks empezó a correr por las escaleras, se reprendió a sí misma por no haberlo atrapado mientras estaba quieto.

Era sorprendente que no hubiera ningún alumno merodeando por ahí—pensó Hermione—Seguro era porque todos estaban camino al campo, ya que ese día era el Partido de Quidditch Slytherin Vs. Gryffindor, eso debía darle tiempo suficiente para atrapar a Crookshanks y salir corriendo de ahí, o por lo menos eso esperaba ella.

Crookshanks siguió avanzando, pasando por varias puertas del mismo diseño hasta que llegó al final del corredor y se detuvo, maullando y olisqueando la puerta que se alzaba ahí. A Hermione se le erizaron los vellos y dio un pequeño respingo, sino se equivocaba, y por primera vez la castaña deseaba que así fuera; esa era la habitación de lo prefectos; y en Slytherin, la casa de las serpientes, solo habían dos prefectos: Parkinson y Malfoy.

Con cuidado y expectación, Hermione se acercó hacia la puerta lentamente, alzó su brazo para agarrar el pomo y lo giró, abriendo la puerta de la habitación.

Crookshanks saltó hacia el interior mientras Hermione seguía paralizada debajo de la puerta, aferrada aún al pomo. ¿La razón? Hermione había reconocido la habitación, era de uno de los prefectos como lo había sospechado desde un inicio, el dormitorio era de Draco Malfoy.

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Draco Malfoy despertó temprano ya que hoy era el partido Slytherin Vs. Gryffindor; a pesar de todo, el Quidditch era algo que distraía su mente. Este año él no estaba seguro si seguir en el equipo, pero su madre le había dicho que debían mantener las apariencias.

Desde que Lucius Malfoy había sido encerrado en Azcabán por su estupidez de confiarse que muy fácil podría vencer a unos adolescentes alborotados—pensó el rubio; su madre no la pasaba muy bien ya que tenía miedo de que algo le pasara a él, por lo que se mantuvo en el equipo.

Este año el capitán era Blaise, a Draco le habían ofrecido el puesto pero lo rechazó, ya que no quería otra responsabilidad, contando que ya sabía que el Señor Tenebroso había regresado y seguramente él lo reclutaría muy pronto, cosa que no le entusiasmaba en lo absoluto.

Se dió una ducha rápida y se puse su túnica, éste año el capitán de Gryffindor era Potter, Malfoy sabía que tenían un buen equipo, y ni que hablar de la chica Weasley, que era una buena cazadora.

Antes de salir de la habitación, el rubio sacó una llave de su baúl e ingresó esa llave en su cajón. De ahí sacó un cofre. En ese cofre él guardaba un secreto, era un secreto tan grande que si su padre lo descubriera lo mataría sin piedad.

Draco había quebrantado la regla de los Malfoy.

Se supone que un Malfoy busca a una esposa que le pueda dar un hijo, que sea apta para reuniones sociales y a quién pueda complacer despilfarrando la fortuna de la familia; pero él había cometido un gran error...

Draco Malfoy sentía "algo" por "alguien".

Había tratado de evitar que eso pasara, pero de todas formas había llegado a pasar. Al principio pensó que solo era una atracción momentánea, pero ese sentimiento se rehusaba a desaparecer por lo que empezó a buscar formas para eliminar ese sentimiento; había tratado de borrar esa sensación estando con sus típicas conquistas, pero si pasaba mucho tiempo con esa chica, empezaba a imaginarla como si fuera ella;esa era la razón por la que sus conquistas no duraban más de dos semanas.

Sus "ligues de turno" funcionaron durante algún tiempo, pero después empezó a aburrirse, y eso le daba más tiempo para pensar, más tiempo para pensar en ella.

Un golpe empezó a escucharse, interrumpiendo los pensamientos del rubio.

Dejó el cofre encima y lentamente se acercó a la puerta.

—¿Qué quieres Blaise? —preguntó cortantemente.

—Qué forma de saludar a tu mejor amigo Draco, estoy aquí para darte el beso de buenos días.—exclamó Blaise haciendo el además de arrojarse a los brazos del rubio.

—Blaise no me vengas con estupideces y dime de una buena vez ¿Qué haces aquí? —exclamó Draco disgustado

—Auch, al parecer alguien se levantó con el pie izquierdo, ¿Será que estás así porque ayer no tuviste ninguna actividad interesante que hacer?—aguijoneó Zabini

—No me digas, acaso tu ayer estabas "ocupado"—repuso Malfoy con una pizca de ironía

—Bueno, digamos que Daphne Greengrass no olvidará lo que pasó anoche—repuso Zabini con un tono de lujuria; ya después te contaré detalles, estoy aquí porque quiero reunir al equipo para trazar algunas estrategias antes del partido.

—Entonces ¿qué haces ahí parado? Vámonos

—A sus órdenes señor Malfoy—dijo Blaise con tono de burla.

Ambas serpientes bajaron por las escaleras, salieron por la pared de piedra y fueron directo al gran comedor a buscar a los demás.

Mientras caminaban, algunas chicas suspiraban y Blaise las saludaba y las miraba con todo el descaro del mundo, mientras Draco solo las ignoraba.

—Malfoy, tienes a toda la población femenina comiéndote con los ojos—comentó Blaise.

—Si quieres que te de consejos de como conquistar una chica, mejor lo hablamos luego—contestó él

—Como si necesitara tu ayuda; sólo es que me parece raro que no te hayas fijado en ninguna.

—No hay ninguna que me atraiga, todas esas chicas eran de quinto, y sabes que no me gusta pasar el rato con "inexpertas"—comentó Malfoy con aburrimiento.

—Bueno si no fueras tú, dirías que eres gay, entonces ¿quién es tu próxima conquista? —inquirió Zabini.

—¿A qué se debe tanta curiosidad?—preguntó el rubio

Zabini se encogió de hombros a modo de respuesta.

—Si tanto quieres saber estaba pensando en Clarisse Lightwood.—comentó Malfoy

—Así que una Ravenclaw ¿no? Bueno dicen que es una chica difícil, aunque sabes que prefiero a las pelinegras, en cambio a ti, ¿Te atraen más las castañas, no? Ella es muy hermosa, claro sólo para pasar el rato.

—Tú nunca cambias, ¿Verdad Blaise? No me has contado nada de lo que pasó con Daphne.

—Después te cuento, sólo digo que le prometí que si ganábamos el partido de hoy tendría su recompensa, y ya sabes un hombre jamás rompe una promesa.

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Draco y Blaise llegaron al gran comedor y caminaron directo a la mesa de Slytherin, ahí estaba todo el equipo, por lo que tuvieron tiempo suficiente para desayunar. Por todas partes se veían gente de rojo y verde, ya que en días como hoy, los de Ravenclaw y Hufflepuff elegían a sus favoritos.

Involuntariamente, como pasaba desde el inicio de año, Draco levantó su cabeza en busca de una melena castaña, recorrió la mesa de Gryffindor pero sólo se encontró con San Potter y la Comadreja. Era raro que ella no estuviera ahí, pero si hubiera pasado algo grave ambos Gryffindors estaría con una cara de pena, además parecía que ni ellos se había dado cuenta ya que Potter miraba a la chica Weasley embobado y el pobretón se estaba comiendo a Lavander Brown.

De pronto Draco recordó que había dejado el cofre afuera, pero no podía pasar nada ya que él no compartía habitación con nadie, y nadie se atrevía a entrar a la habitación su habitación, ni siquiera Blaise o Theodore.

—Blaise vámonos—dijo Malfoy

—¿A dónde? —preguntó Blaise confundido

—A patearles el trasero a los Gryffindors.


Bueno, este es el primer capítulo, si les gustó aprieten el botoncito de abajo

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"Travesura Realizada"