"Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas"

Soundtrack: AlwaysSaliva

Capítulo dedicado a LucyTheMarauder, la mejor de las mejores xD


Capítulo XII: Knockout


Dudaba mucho que de ahora en adelante encontrara algo bueno de Malfoy, pero aun así quería seguir leyendo, ya que la duda más importante estaba en mi cabeza.

¿Por qué Malfoy escribía sobre mí?

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Si quería descubrir eso debía empezar a leer más rápido, sabía que estaba tentando mi suerte al quedarme en la habitación de Malfoy, pero no podía irme sin averiguar la razón por la que él escribía sobre mí.

Si tuviera mi varita en estos momentos podría duplicar las cartas y así irme de aquí y leer con más tranquilidad en otra parte, pero lamentablemente no la tenía conmigo. ¿Por qué justo hoy tenía que dejar olvidada mi varita en mi habitación? ¿Cuántas cartas más podría leer antes de que acabara el partido?

Sabía que si me iba de aquí ahora, jamás tendría otra oportunidad para volver a entrar, pero ¿Qué pasaba si Malfoy venía antes de lo esperado a su habitación? Necesitaba idear algún plan por si eso pasaba.

Podría esconderme en el armario, pero corría el riesgo de que Malfoy abriera su armario para agarrar algo, por la que la única opción aceptable que se me ocurría era esconderme debajo de la cama con Crookshanks. Era una actitud algo infantil, pero no se me ocurría alguna otra salida.

Agarré la siguiente carta y me senté en el suelo, al costado de la puerta. Si Malfoy venía, con suerte escucharía sus pasos y tendría tiempo para esconderme.

11° Carta

(…)

¿Cómo se atrevía la estúpida sangre sucia a desafiarme? ¿Con qué derecho se atrevía a tocarme a mí? ¿Cómo osaba a humillarme ella de esa forma?

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Hoy era el día.

Había esperado este momento durante varias semanas, desde el incidente de Hogsmeade había molestado al pobretón y la sangre sucia a diestra y siniestra, incluso los había molestado a ellos dos más que a Potter.

En clase de pociones, Snape había pronunciado un comentario mordaz hacia la rata de biblioteca y yo me había reído fuerte de manera intencional para que me escuchara.

Durante la clase de Transformación, la comadreja accidentalmente había convertido una pluma en una rata sin cabeza en vez de convertirlo en una copa de cristal, eso había ocasionado que durante los siguientes días los de Slytherin, liderados por mí, se burlaran de él.

Por último, un día estaba caminando por los pasillos cuando vi a la sangre sucia dirigirse a la biblioteca, decidí que sería el momento perfecto para molestarla ya que se encontraba sola, por lo que cambie el rumbo de mis pasos y la seguí. Vi como entraba a la biblioteca y dejaba toda la ruma de libros en su mesa, luego sacó de su mochila un pergamino, una pluma, su tintero, y se puso a escribir.

Con paso decidido entré a la biblioteca, me escabullí por los estantes para evitar que me viera, saqué un libro cualquiera y con elegancia me dirigí hacia la mesa donde se encontraba ella. Al llegar dejé el libro sobre la mesa con un golpe sonoro, corrí la silla y me senté en frente de ella. Debido al ruido que había ocasionado levantó la vista y me miró molesta, luego frunció los labios y siguió escribiendo como si no estuviera ahí.

Su actitud no me sorprendió demasiado, sabía que la sabelotodo me ignoraría por lo que empecé a mover el pie en señal de impaciencia, me balancee en la silla y al pasar las hojas del libro que "supuestamente" estaba leyendo hacía más ruido de lo necesario.

La sabelotodo no aguantó demasiado.

Quince minutos después cerró el libro que estaba leyendo, guardo sus cosas y salió evidentemente molesta de la biblioteca, mientras yo le dedicaba una sonrisa sarcástica.

En conclusión, había molestado a la sangre sucia y al pobretón más de lo normal, además hoy sería el golpe final. Hoy la estúpida ave que me había atacado sería ejecutada, y lo mejor era que conservaría su cabeza como trofeo, incluso se lo podría mandar a Granger por Navidad.

La ejecución sería en la tarde, por lo que después de almorzar me dirigí acompañado por Crabbe y Goyle a los terrenos de Hogwarts para observar la ejecución de la estúpida ave.

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—Mi padre me escribió y dijo que el Ministro en persona iba a venir—empecé a decir. —Incluso mi padre eligió al verdugo que matará a Buckbeak.

—¿A qué hora será la ejecución?—preguntó Crabbe mientras se metía un dulce en la boca.

—El verdugo ya está aquí, solo están esperando al ministro por lo que supongo que empezará pronto. —¿Les conté que me quedaré con la cabeza de Buckbeak?—presumí. — La colocaré en la sala común de Gryffindor, será fantástico ver la cara de todos los imbéciles de Gryffindor.

—¡Qué bien! —exclamó Goyle.

—Miren quién llegó—exclamó Crabbe apuntando hacia el lado opuesto, mientras yo dejaba los binoculares alrededor de mi cuello y me volteaba.

—¡Ah! ¿Vienen a ver? — pregunté con arrogancia en dirección al estúpido trío dorado

Lo que no me esperaba, era ver a la sangre sucia tan molesta y menos que me enfrentara.

—¡TÚ ERES UNA DESPRECIABLE Y MALDITA CUCARACHA!—exclamó furiosa la sabelotodo, mientras sacaba su varita y la apuntaba hacia mi garganta.

Estaba asustado, no era un imbécil y sabía que si quería ella podría hacerme daño. Además, estaba demasiada cabreada como para importarle el hecho que si hacía algo la castigaran, por lo que sabía que no saldría ileso de esa situación.

—Hermione, no—exclamó Weasley. —Él no vale la pena. La sangre sucia siguió apuntando su varita hacia mi yugular, pero luego de unos segundos la bajó y me siguió mirando con odio.

Cuando lo hizo empecé a reírme.

Error.

No pasaron ni cinco segundos cuando sentí un intenso dolor y empecé a sentir un líquido fluyendo por mi nariz.

Joder, ¿La sangre sucia acababa de golpearme en mi rostro? ¿La sabelotodo se había atrevido a desafiarme?

—Draco, ¿Estás bien? —preguntó Crabbe mientras se acercaba a mí.

—Vámonos de aquí—ordené mientras salía corriendo en dirección a la enfermería.

Llegué en tiempo record a la enfermería, atravesé las puertas apresuradamente y fui hacia donde se encontraba la medimaga. Por suerte no había nadie más en la enfermería que pudiera verme en ese estado.

—Señor Malfoy—exclamó la sanadora con horror. — ¿Qué le paso?

—Acaso está ciega—espeté. —Me rompí la nariz

—¿Cómo pasó eso? —preguntó la medimaga.

—Eso no importa ahora—exclamé furioso. —Solo haga su trabajo, y que mi nariz quede como antes.

La señora Pomfrey se quedó mirándome unos segundos sin decirme nada, luego agarró su varita y la apuntó hacia mi nariz, aplicó un hechizo no verbal y una luz blanca salió de la punta de mi varita mientras sentía que mis huesos volvían a su sitio.

Sin decir más, salí de la enfermería—acompañado por Crabbe y Goyle—y fui en dirección a la sala común, pero antes de llegar a las mazmorras me di la vuelta, encarándome hacia Crabbe y Goyle.

—Ni una palabra sobre esto—sisee, mientras ambos asentían la cabeza eufóricamente.

(…)

(…)

Recordaba muy bien esa escena, había sido la primera vez que había dejado al rubio prepotente sin palabras.

Tal vez me había excedido un poco, pero la verdad era que mi paciencia ya había llegado a su límite, había tenido que soportar al tedioso de Malfoy durante dos semanas. Había ignorado sus comentarios mordaces durante clase y los pasillos, había hecho oídos sordos cada vez que la pandilla de las serpientes nos molestaba a mí y a Ron, incluso había tenido que dejar de estudiar en la biblioteca porque el rubio engreído se las había ensañado conmigo; pero sin duda la gota que colmó el vaso fue lo que dijo sobre Buckbeak.

En un primer instante—como acto reflejo—saqué mi varita de mi bolsillo y le apunté, sentía la ira correr por mis venas, no pensaba en otra cosa que quitarle esa expresión arrogante y altanera de su rostro.

Estuve a punto de lanzarle un hechizo; cuando Ron habló y me hizo entrar en razón.

Bajé mi varita lentamente, pero el muy cínico empezó a reírse. Claramente me estaba probando y su risa era una forma de decirme que él sabía que yo nunca podría hacerle nada, por lo que sin pensarlo le di un puñetazo en su cara.

Un golpe se oyó en medio del silencio de los terrenos de Hogwarts, lo había hecho, había puesto a Draco Malfoy en su sitio, y lo más interesante era que golpearlo se había sentido muy bien, se lo tenía merecido por todo el calvario que me había hecho pasar las últimas semanas.

Me miró con una expresión estupefacta y no sabía que decir, lo que causó mayor satisfacción en mí, después de unos segundos se fue corriendo—seguramente a la enfermería—maldiciendo por lo bajo.

Después de que se fue, una voz llamada razón hizo acto de presencia y me dijo que lo que había hecho podría traer consecuencias, pero luego recordé que Malfoy era demasiado orgulloso como para contarle a algún profesor que una chica lo había golpeado, por lo que disfruté de mi pequeño acto de rebelión.

Como era de esperarse, en ese instante Harry y Ron me miraron como si no pudieran creerlo, pero a la vez estaba ese brillo de satisfacción presente en sus ojos.

En ese momento, años atrás, me había sentido algo extraña, a pesar de que sabía que Malfoy se lo tenía merecido, no podía evitar pensar que debí haber actuado con la razón y no dejarme llevar por los instintos, pero ahora me sentía orgullosa, porque por segunda vez había humillado al rey de las serpientes.

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Me paré del suelo agarrando la carta firmemente, fui hacia donde estaba el cofre de Malfoy, ordené todas las cartas que ya había leído y saqué las demás; luego agarré el cofre y me dirigí hacia donde estaba antes. Si Malfoy venía antes, aparte de escuchar sus pasos, también podría meter todo en el cofre apresuradamente y tener tiempo para esconderme.

Pidiéndole a Merlín que hiciera todo lo posible para que el partido se alargara o para que Malfoy no viniera a su cuarto, agarré la siguiente carta y me puse a leer.

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A pesar de que yo tenía la ventaja, sabía que él no tardaría mucho tiempo en seguirme el rastro y atraparme.

Caminaba apresuradamente por la temible oscuridad, no se escuchaba ningún ruido, salvo por la excepción de mi respiración agitada y violenta. Sentía impulsos de correr, pero si lo hacía me atraparía más rápido y eso de ningún modo podía pasar.

A pesar de que no se veía absolutamente nada, sabía hacia donde iba ya que conocía este camino perfectamente. El conocer el camino era una gran ventaja, pero lo único que podría aprovechar de eso era tiempo, ya que él era muy hábil y no se dejaría engañar fácilmente.

Tenía mucho temor, podía sentir el miedo calándose por mis huesos, consumiéndome, pero no dejaba que esas emociones se descontrolaran, por lo que seguía manteniendo la misma expresión fría y arrogante que me caracterizaba.

Estaba a punto de salir de este infierno, solo tenía que girar una vez más y podría desaparecerme, pero un ruido anunció la llegada de mi muerte.

Había desarrollado muy bien el sentido de la audición, por lo que agarré fuertemente mi varita y me di la vuelta.

Aparentemente no había nadie, aunque no podía estar seguro de eso ya que todo estaba en completa oscuridad. Me quedé congelado en esa posición, mirando la oscuridad que se encontraba delante de mí, no podía permitirme un fallo, porque eso sería fatal.

Después de unos segundos, una silueta negra apareció entre los arbustos, aunque no podía observar muy bien su rostro, esa risa fría y maquiavélica la delató, al menos no era él, aunque ella tampoco era un agradable compañia

Draco, mi querido Dracopronunció con una voz melosa.¿A dónde crees que vas?

Apreté mi varita con mayor firmeza y hablé.¿Qué es lo que quieres?pregunté con voz segura, a pesar de que por dentro estaba temblando.

Sabes por qué estoy aquí Dracosiseó Bellatrixhas desobedecido al Señor Tenebrosopronunció mientras se acercaba a mí, como un leopardo asechando a su presa.

No sé de lo que hablasrepuse con voz fría e impersonal.

Mi querido Dracosusurró mientras daba vueltas alrededor de mí, yo solo apretaba fuertemente la varita, listo para actuarYa lo sé todo, sé que no pudiste asesinar a esos despreciables mugglespronunció con sorna.Así que ahora recibirás tu castigo.

Por fuera no demostraba nada, pero por dentro estaba aliviado, al menos no se habían enterado de toda la verdad, agradecí el hecho que la persona que se encontraba frente a mí me hubiera enseñado Oclumancia.

Mientras mi tía se jactaba de mi cobardía, aproveché el escaso momento de distracción para lanzarle un "Expelliarmus", pero no avancé mucho, cuando apareció frente a mí, bloqueándome el paso.

Solté una maldición, ¿Por qué no le había lanzado mejor un hechizo aturdidor?

El niño rubio quiere jugarpronunció con voz maquiavélica, seguido por un hechizo imperdonable. —"Crucio"

No fui lo suficientemente rápido para bloquear la maldición, por lo que la luz que salía de la punta de su varita, impactó con fuerza en mi cuerpo.

Dolor.

Sentía como si mil cuchillos al rojo vivo estuvieran hundiéndose en mi piel, podía sentir a todas mis defensas flanquear y rendirse ante el hechizo imperdonable. El dolor era tan grande que no pude sostener mi varita durante mucho tiempo y la dejé caer en el pasto. Mi cuerpo tampoco resistió, por lo que caí de rodillas al pasto, con la mirada en el suelo.

A pesar de que el dolor era intenso, ni un sonido salió de mi boca, me había mordido la lengua en un intento de aplacar las ganas de gritar, por lo que cuando Bellatrix dejó de torturarme, mi boca estaba llena de sangre.

Que no se vuelva a repetir, DracosiseóSe acercó hasta donde yo estaba, agarró mi cabello y lo tiró para alzar mi cabeza.Porque la próxima vez no tendrás tanta suerte…

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Draco Malfoy despertó sobresaltado en la camilla de la enfermería. Gotas de sudor caían por su rostro, y su ritmo cardiaco se había acelerado

—Joder—pensó. —¿Tan rápido me he quedado dormido? —se preguntó a sí mismo.

Para Draco, la pesadilla había sido tan vívida, tan real, que por un momento se había olvidado que era un sueño. Su mente le estaba jugando trucos, cada vez que cerraba los ojos sus miedos se veían reflejados en una pesadilla, algunas veces sabía que solo estaba soñando, pero otras veces se olvidaba de eso y vivía la pesadilla como si fuera real.

Interrumpiendo sus atormentados pensamientos, un joven castaño ojimiel ingresó a la enfermería…


Hola, después de tanto tiempo vuelvo con otro capítulo.

Antes de que me maten, quiero explicar porqué me ausente por tanto tiempo. Estuve sin ordenador por 3 semanas más o menos, el día que les conteste sus comentarios tuve mi ordenador de vuelta. Puede que el próximo capítulo también me demore ya que empiezo bimestrales, por lo que les pido paciencia.

¿Qué tal les pareció el capítulo? No puedo evitar reírme cada vez que recuerdo el puñetazo que le dio Hermione a Draco, y la cara de Draco es la mejor parte xD. Hermione se siente bien después de haberlo hecho, algo raro en ella ya que no le gusta romper normas, pero ¿No creen que Malfoy ya se había pasado del límite? La paciencia de Hermione no es infinita, además los Gryffindors son algo impulsivos xD.

*Inserte voz de comercial* Hermione está empezando a idear un plan de escape, ¿Funcionará su plan? ¿Malfoy la encontrará en su habitación? ¿Malfoy se duchará con Theodore? ¿Chrookshanks delatará a Hermione? ¿Hermione terminará de leer todas las cartas? Conjeturas y opiniones, ya saben donde dejarlas.

*Voz normal* ¿Qué piensan sobre la pesadilla que tuvo Malfoy? La verdad, es que me duele imaginarlo tirando en el suelo, resistiendose a la maldición Cruciatus.

Recuerden: Si dejáis un review, Draco y Theodore se pelearán por ti. ¿A quién elegirías?

Un abrazo para cada uno de mis lectores y hasta el próximo capítulo.

"Travesura realizada"