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Notas De La Autora: Siento mucho la demora que me ha llevado a no publicar un solo capitulo desde hace un par de meces, la verdad, no tengo escusas ni pienso aburrirlos con líos personales que tienen nada que ver con la historia. Lo que si puedo decir es que agradezco los comentarios y espero que les guste este capitulo. Esta escrito con todo mi esfuerzo y cariño.

Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, son propiedad de Masashi Kishimoto.

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"Aprendiendo a ser padres"

Capitulo cuatro: Canción de cuna

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Hinata Hyuga no era una princesa de cuentos. No despertaba en su castillo con los rayos de sol que se colaban delicadamente a través de su ventana. Hinata Hyuga no abría los ojos para cantar dulces melodías mientras los pajarillos y demás animales silvestres danzaban alrededor de ella.

En vez de eso, solía abrir los ojos debido al sonido de su despertador con forma de rana. Le costaba mucho abrir los ojos y remoloneaba en la cama hasta que se resignaba a que el mundo no se detendría por "cinco minutos más" aunque ella lo deseara.

Se desperezaba como un gato y cuando por fin sus músculos estaban listos para la actividad que no habían tenido por la noche, abría las cortinas para que el sol y el viento entraran a su habitación y se duchaba.

Mientras el agua corría por su cuerpo el recuerdo de los ojos vivaces de aquel que le robaba el aliento le espantaba el poco sueño que le quedaba y cuando ya estaba vestida, no había pisca de aquella muchacha adormilada de hacia una hora atrás se arrebujaba en sus cálidas mantas. Animada, Hacia el desayuno para su familia y preparaba el obento que ella y su pequeña hermana llevarían a la escuela.

Sin embargo aquel día, cuando Hinata abrió los ojos; aquello que hacía que sus parpados no quisieran levantarse había huido, de alguna forma, espantado ante el primer signo de lucidez.

Se había despertado agitada, una extraña emoción bailaba en su interior y solo cuando vio el calendario en su celular pudo saber porque. Se ahogo de la nada, presa de una extraña emoción que le hacia respirar hondo y sonreír tontamente. Aquel día estaba de cumpleaños Naruto.

Inyectada de energía hecho un vistazo a al bolsa negra que descansaba sobre la silla del escritorio antes de meterse a la tina.

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Hinata se recargo tras un pilar con el alma en el pecho. Su pequeña silueta se sujetó en el firme poste y no se atrevió a asomarse. Sentía sus piernas temblar como si hubiese corrido un maratón pece a solo haber recorrido un par de metros.

Había sentido la mirada potente y penetrante de alguien, enviándole escalofríos desde sus pantorrillas a la nuca y sin girarse había corrido como si le estuvieran pinchando la espalda con un tridente. No estaba muy segura si quien estaba del otro lado del pasillo había alcanzado a verla. El lugar sin los rayos solares era opaco y oscuro.

Su respiración poco a poco fue normalizándose, la tensión en sus manos disminuyendo y los latidos de su corazón se volvían regulares y no parecían querer escapársele del pecho. Llevándose una mano a ese lugar se giró cuidadosamente y asomándose apenas miró hacia el lugar donde antes había estado.

Parpadeando confundida, se dio cuenta que una persona más estaba en el casillero de Naruto. Observó como la persona se quedaba un tiempo allí y sacaba de paso el presente que ella había dejado para esculcarlo y volverlo a dejar en el lugar. Cuando vio que este comenzaba a girar se dio vuelta rápidamente escondiéndose en el pilar y se quedó allí por unos segundos, esperando que la quien fuera que estuviese allí se marchara.

Cerró los ojos unos segundos apoyada en el pilar antes de salir y luego los abrió para continuar su camino esperando que Sasuke Uchiha no hubiese llegado primero. No quería que se repitiera el penoso evento de hace un par de días. Sus demandas la ponían nerviosa, cual regañina de su padre y sus ojos eran igual de duros a los de él.

No pudo evitar dar un saltito espantada en su lugar y pegarse al pilar a sus espaldas cuando noto a Sasuke Uchiha, con las manos en los bolsillos y la mirada oscura frente a ella. Sus ojos afilados estaban clavados en ella como reclamando y Hinata se asusto. ¿Y si era él la persona que había estado en el casillero de Naruto? ¿Y si había descubierto que ella era quien había dejado el presente? Todo su trabajo se iría directamente a la basura. Todo el esfuerzo que puso para que nadie se enterara.

― ¿Acaso piensas quedarte aspirando el aroma de las flores toda la mañana Hyuga? ―le espetó Sasuke duramente. Hinata se sonrojó y no pudo evitar mirar de reojo las rosas al lado de ella. ¿Eso era todo lo que tenía que decirle el Uchiha? Un atisbo de alivio corrió como agua tibia por su pecho.

―Y-Yo...―Hinata bajó la mirada y junto los dedos sin saber que más hacer.

―Camina ―ordenando, Sasuke se dio media vuelta.

Hinata lo siguió asintiendo débilmente. Sin dudas se reprocho el tener una actitud tan sumisa con él. Ella era una muchacha acostumbrada a recibir órdenes o seguir mandatos, no solía oponerse mucho a nada y no sabía si su padre estaba orgulloso o no de eso cuando la mandaba a hacer algo y ella obedecía sin chistar. Por el rictus de su boca, jamás podría descifrarlo.

Pero obedecerle a Sasuke Uchiha era otra cosa. Su padre constantemente decía que un Hyuga no bajaba la cabeza ante nadie y eso era lo que constantemente hacía cuando estaba cerca de él. Sin embargo no podía hacer otra cosa, los ojos de Sasuke Uchiha la intimidaban tanto como lo hacían los de su padre.

Caminaron por un par de minutos en silencio, Hinata siempre unos pasos tras de Sasuke y cuando llegaron al salón, el Uchiha se apoyo en la pared exterior y se cruzó de brazos.

―Me avisas cuando termines ―le dijo simplemente a ella. Hinata parpadeó confundida y el rodo los ojos ― ¿Acaso planeas que nuevamente abra las cortinas yo, Hyuga?

Hinata esta vez comprendiendo, soltó un pequeño "oh" y asintió. Sasuke también lo hizo y ella se dedico a sus quehaceres diarios con la calma con la que un ama de casa lo haría. Lo hacía con cierta alegría, no podía negarlo. En un casa tenían alguno que otro sirviente que limpiaba todo y aunque a ella se el permitía cocinar, no hacia mucho más que eso.

Mientras sacaba una botella con agua de su mochila para regar el lirio, comenzó a tararear una dulce melodía.

Se sentó en su lugar emocionada, olvidando completamente a su compañero que la esperaba afuera y abrió el cuaderno como todos los días para estudiar. Un par de minutos después se hizo evidente que no podía hacerlo cuando todos sus pensamientos giraban alrededor de cierto rubio. Un suspiro se escapo de su garganta al imaginar el rostro de Naruto Uzumaki cuando viera su regalo. A todo esto no debería estar por llegar a clase. A esta hora la mayoría de los estudiantes comenzaban a llegar. Sasuke Uchiha soltaría su común bufido y...

Se atraganto.

Sasuke Uchiha.

Girando la cabeza lista para levantarse a avisar, se topo con unos brazos cruzados y unos ojos amenazadores entrecerrados. Todo su menudo cuerpo entro en tensión esperando el regaño que Sasuke Uchiha tenía preparado para ella.

― ¿No te dije que me avisaras? ¿Eres tonta, sorda o qué?―Ante la agresividad de las palabras, Hinata dio un respingo.

―L-Lo siento ―susurró bajando la cabeza y apretó las manos luchando contra su impulso de jugar con sus dedos. No podía creer que se había olvidado de él. Lentamente entraba en pánico al notar que el muchacho no se movía de su lugar frente a ella. Sasuke Uchiha estaba ahí, observándola en todo su porte como si quisiera lanzarla por la ventana ―Y-Yo...Yo m-me olvide.

No sabía mentir. Tuvo que admitirlo. No estaba acostumbrada a compañía matutina y siguió su rutina tal cual, olvidándose de aquel pequeño gran detalle de ojos negros.

Sasuke la miró atentamente sin pestañear y luego soltando un bufido lleno de desprecio y descredito, se fue a sentar en su lugar. Nerviosa por la penetrante mirada que el cosquilleaba en la nuca, Hinata se removió en su asiento.

"Por favor, por favor, por favor. Que empiece luego la clase"

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Sasuke se sentó en su lugar conteniendo su mala leche. Había estado parado como estúpido por diez minutos fuera del salón esperando que la Hyuga se dignara a aparecer y decirle que no había polvo en el salón solo para descubrir que la muy sinvergüenza estaba cómodamente sentada en su lugar estudiando.

Inmediatamente se había enfurecido, sin embargo no supo precisar si el enojo fue más grande que la sorpresa al escuchar perplejo que Hinata, Hinata Hyuga, se había olvidado de él, de Sasuke Uchiha. Hinata Hyuga se había olvidado Sasuke Uchiha. En todos sus años de colegio jamás se había sentido tan humillado. Sasuke estaba tan acostumbrado a ser el centro de atención que aquello lo hizo sentir extraño. Su arrogancia le hizo obviar el echo de que Sasuke Uchiha también poseía cierto grado de vanidad (bien alimentada vanidad) y que la verdadera razón de su furia confusa era su ego herido.

Entonces como un salvavidas, su mente le recordó entonces que Hinata Hyuga es rara y que no recordaba siquiera el día que estaba viviendo.

Claro que tener ese conocimiento no evaporaba su mal humor.

-¡Teme! -entro gritando Naruto e inmediatamente tras el Sakura. El rubio agitaba un par de bolsas en una mano y se habría paso entre la gente -¡Teme, no sabes lo que encontré en mi casillero!

-¡Ten cuidado Baka!- le grito Kiba enojado, a quien Naruto le había dado un codazo en su intempestiva carrera hacia él.

-Oi Kiba -saludo Naruto escuetamente y siguió caminando. Kiba bufo y se marcho de la clase maldiciendo- ¡No sabes Teme!

Naruto hizo el escándalo que tanto temía el moreno y luego de una pequeña discusión en que el rubio le reprochara a su sabiondo amigo -puño en alto- si era un adivino al predecir con antelación cuales eran sus regalos, Sakura intervino frenando la discusión nerviosamente.

El moreno vio como su amigo sacaba la chaqueta negra con capucha y la extendía frente a él. Sakura a su lado miraba enternecida los gestos inocentes e infantiles que tenía Naruto. Este se puso la prenda y se levantó de su asiento.

-¡A que me veo mejor que Sasuke-Teme!

Sakura rió solo un poco y negó con la cabeza. Sasuke rodo los ojos mirando hacia otro lado. En ese momento noto como Hinata Hyuga miraba de reojo a su amigo con cierto color en las mejillas. El enojo momentáneamente olvidado volvió a el.

―Que tanto miras Hyuga ―le gruñó.

Estaba a un par de asientos adelante pero entre ellos no había ninguna persona, ya que estos aún no llegaban. Hinata se puso de todos colores y miró hacia el y sus amigos sin saber que hacer, cada vez más nerviosa. Sasuke se regocijó en su vergüenza. Naruto en cambio se acercó a ella con una sonrisa en su rostro y se empinó en una pose que había visto de un chico idol en una revista. Sasuke elevó una ceja al ver enrojecer a su compañera de trabajo y no saber donde poner la mirada.

― ¿No es cierto Hinata-chan? – preguntó Naruto sin pudor alguno, modelando en todos los ángulos posibles ― ¿No es cierto que me veo más guapo que Sasuke-teme?

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Hinata le observó sintiendo como su corazón se disparaba. Quería decirle que para ella el era el chico más guapo que existía, que era más guapo que Sasuke y que cualquier chico (aunque claro está, nunca había puesto real atención en el Uchiha tampoco. Solo sabía que era apuesto por la primera imagen que había tenido de él cuando lo había conocido). Sin embargo no podía decirlo, ya que estaría siendo descortés con Sasuke y de todas formas las palabras se enredaban en su lengua. Esta casi le cosquilleaba por hablar.

―Y-Yo ―murmuró y acercó una mano a su boca. El corazón quería salírsele y miró hacia abajo mordiéndose el labio, ya que comenzaba a temblarle en ese extraño tic que tenía de cuando se ponía nerviosa.

― ¿No es cierto Hinata-chan? ―Naruto se hincó y la miró ladeando la cabeza intentando capturar su mirada. Hinata solo le dirigió un vistazo fugaz y cerro los ojos sintiendo como se iba quedando sin aire.

―Ya déjala Naruto ―Sakura puso una mano sobre su hombro sonriendo suavemente a Hinata. Sin embargo Naruto realmente tenía la duda. Quería saber por una fémina si se veía bien y Sakura siempre diría que nadie era más perfecto que su Sasuke-kun.

―No seas tímida, Hinata-chan. Solo dilo, Sasuke-teme no se enojara.

Hinata lo escucho y supo que si no lo decía ahora, que tenía la oportunidad, no lo haría nunca. Aquella era la oportunidad y el mismo se la estaba regalando. "Se fuerte, se valiente. Dile". Se infundió ánimos a ella misma. Tenía que hacerlo. Mandando su cortesía hacia Sasuke Uchiha a un lugar donde no pudiese contenerla, Inspiró fuertemente y abrió los ojos, miró brevemente a los hermosos ojos de Naruto y bajó la mirada.

―Y-Yo...―empezó. No era tan fácil como en su mente. ―Y-Yo creó...creo que Naruto-kun ―se mordió el labio y cerro fuertemente los ojos― ¡Yo creo q-que Naruto-kun s-se ve muy bien!

Cuando terminó abrió los ojos como platos dándose cuenta que todo estaba en silencio. El alivio y terror por sus anteriores palabras le llenaron el pecho. Sin embargo cuando noto que el profesor acababa de llegar y no corría una sola mosca que cortara aquel silencio, el terror desterró de una patada al alivio y solo sintió como su pecho se presionaba y el aire se retenía en su garganta. La sangre subió hasta sus mejillas expandiéndose hasta su frente y orejas. Un sollozo ahogado escapo de su boca.

Naruto que jamás se había sentido tan halagado en su vida abrió los ojos desmesuradamente y acostumbrado a no tener vergüenza alguna en público, cerró los brazos alrededor de Hinata con una enorme sonrisa en la boca. Hinata abrió los ojos de par en par, incrédula, soltando un suspiro. Sakura elevó las cejas y Sasuke, que había estado mirando con curiosidad el rojo escarlata que tomaba el rostro de la muchacha, recordó su agravio hacia él y deseo, con rencor, que se pusiera morada.

-¡Lo sabía! Soy más guapo que Sasuke-Teme! ¿Oíste eso, teme? Soy más guapo que tú ¡Ha!

Y para Hinata todo fue a negro. Lo ultimo que sintió, felizmente, fueron los brazos de Naruto en torno a ella, como fuego sobre su piel. Lo ultimo que vio, fueron los ojos negros, profundos y fríos de Sasuke Uchiha sobre ella.

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Sakura almorzaba junto a sus amigos bajo un fresno más bien alejado de la preparatoria. Elegían ese lugar porque no solía ser frecuentado. Todos estaban sentados como en un picnic, con una mantita escocesa amarilla bajo ellos que Sakura se escarbaba de cuidar bien y lavar, siempre guardándola en su casillero.

―Hinata-chan se desmayo ―Naruto suspiró pero luego sus ojos brillaron y una gran sonrisa se formó en su rostro, achinándole sus ojos― Al menos estuvo en clases de gastronomía y me regalo el ramen que preparo como regalo de cumpleaños. Hinata-chan es muy gentil, siempre me regala la comida que prepara.

Sakura le dirigió una fugaz mirada y mastico su obento pensativamente. Hinata era la mejor de su clase en gastronomía, mientras que Sakura aunque hiciese su máximo intento, simplemente la comida le quedaba mal. Había leído las recetas minuciosamente y ejecutado al pie de la letra las indicaciones cual experimento en un laboratorio de química. Sin embargo su comida siempre quedaba sin sal, o demasiado salada. Sobrecosida o mal cocida. Un sentimiento de envidia se acunaba en su interior, luchando por esconderse incluso de ella misma. Pero Sakura sabía que estaba allí y se avergonzaba de ello. La muchacha era la mejor de su clase en todo. La mejor deportista, la más rápida en matemáticas, las ciencias se le daban muy bien además de que en música le gustaba tocar la flauta y era la mejor en ello.

Simplemente no estaba acostumbrada a ser la segunda en algo y sabía que aquello estaba mal, que estaba siendo demasiado competitiva y que la envidia no era un buen sentimiento. Sin embargo la emoción estaba en su interior y se hacía más palpable cuando en las clases de gastronomía, Hinata le regalaba su comida a Naruto y este la comía con lagrimillas en los ojos.

―Si ya te llenaste el estomago comiendo, deja de hacer escándalo.

Sakura miró a Sasuke, había estado inusualmente enfadado todo el día y por las miradas que de ves en cuando se le escapaban hacia su compañera de trabajo, algo le decía que aquel inusual comportamiento tenía mucho que ver con la muchacha.

― ¡Eres un envidiosa teme! Todo por que tu no trajiste tu obento ―Naruto bramo y luego saboreó su ramen, frente a sus ojos con malicia ―Y eso te pasa por no aceptar la comida que Sakura-chan te ofreció tan amablemente, Baka.

Sakura lo sabía y por ello mismo había ofrecido su comida. Aquel día Sasuke había olvidado su obento y al rechazar su comida como consecuencia había tenido que hacer cola en la cafetería, una eterna cola a la que no estaba acostumbrado para nada. Aquello le había cabreado en demasía o así lo hacia notar el tic de su ceja izquierda mientras esperaba parado, con muchachas suspirando alrededor de él.

―Hmph

La de ojos verdes observó a Sasuke. El era tan guapo, tan inteligente, el mejor en todo realmente. Era como un sueño hecho realidad y Sakura, que había estado todos esos años luchando de diversas formas por él, sentía que se mecería estar a su lado más que nadie. Albergaba una esperanza de que con el tiempo, quizas, si es que Sasuke le daba una oportunidad…

Inspiro soñadora.

Ella podía darle cariño, podía acunarlo entre sus brazos, podía ponerle un trapo frío en la cabeza cuando estuviese enfermo y podía ser todo lo que el quisiera. Se esforzaba por serlo, por agradarle, porque estuviese cómodo con ella.

Pero Sasuke no dejaba que se acercara. Solo la mantenía a una distancia segura, como algo inevitable. Como aquel primo lejano, odioso y desubicado que llega a tu casa y tienes que soportar por días por la simple razón de que pertenecía a tu familia.

―Hey, fengo una buba ―Naruto con la boca llena de fideos hablo y Sasuke le gruño asqueado. Naruto trago con gran esfuerzo y se palmeó el pecho sintiendo con dolor como todo lo que había tragado de golpe bajaba por su esófago ―Tengo una duda ―dijo al fin ―Si Sasuke-teme me regalo la chaqueta y Sakura-chan el llavero de Gama-chan, ¿quien me regalo la bufanda y los pases gratis para el Ichiraku?

Sasuke se encogió de hombros y se apoyo en el tronco del árbol con los ojos cerrados. Naruto en cambio se limpio las manos con una servilleta y esculco la muy abrigada bufanda.

―Debió haber sido alguien que te conocía mucho.

Naruto acaricio las franjas naranjas que tenia en un extremo la bufanda y el logotipo de Gama-chan. Sakura miró el pasto que bordeaba la mantita. Ella si que sabía quien podía haberle regalado aquella bufanda que Naruto enredaba en su cuello con un suspiro.

En esos momentos debía estar comiendo un exquisito obento preparado por ella misma.

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No se podría decir, a ciencia cierta, que estuviese poniendo atención a la clase. Simplemente seguía con la mirada absorta a su profesor, que se paseaba con una mano metida en el bolsillo y un libro de dudosa reputación en la otra. Sin embargo dictaba sus clases a cabalidad y todos le ponían atención porque Kakashi Hatake no repetía dos veces. No podía hacerlo porque no le daba la gana, y porque llegaba tan tarde a sus clases que solo le alcanzaba el tiempo para decir lo que debía decir y responder lo que debía responder.

Se decía de él que era un genio, que se había graduado a los quince años de la preparatoria y que tenía solo veintiún años. Quizas era por eso que lo dejaban usar esa marcara oscura y rara que le dejaba a la vista solamente el ojo derecho. Muchos rumores circulaban alrededor de él y ella le ponía atención a cada uno de ellos. No es que fuera metiche, pero estaba bien admitido para ella que estaba loca por el cabello blanco de Kakashi-sensei.

Había pasado, simplemente. Ella no sabía como precisarlo, pero desde que sus ojos se habían conectado con los ojos oscuros y enigmáticos del profesor, no había podido esperar a que la siguiente clase de él llegase pronto para volver a escucharlo, aunque fuese solo media hora.

Ahogando un suspiro, apoyo el mentón en la mano derecha. Era tan guapo, y su voz era tan ronca que le daba escalofríos escucharlo.

―Entonces, señorita Minami, ¿Cual es la importancia de la planificación en la administración de empresas?

Rin parpadeó intentando no soltar una sonrisa bobalicona y carraspeando bajito, se enderezo en su asiento.

―La importancia de la planificación en la administración de empresas es que propicia el desarrollo de la empresa, reduce al máximo los riesgos y maximiza el aprovechamiento de los recursos y tiempo.

Salvo por el ruido de una lapicera cayendo y una disculpa tímida, no se oyó nada. Kakashi miró a Rin penetrantemente, y ella le sostuvo la mirada testarudamente. Estaba serio, aunque solo se veía un ojo de su cara, Rin a base de mucho escrutinio había aprendido a distinguir cuando su profesor estaba enojado, aburrido o divertido. Algo en el silencio, el las cejas apenas fruncidas y los ojos alicaídos, le decía que pece a haber contestado al pregunta correctamente, su profesor sabía que ella no había puesto la mas mínima atención en la clase.

Rin no era de las chicas que se dejaban amedrentar y aparentando una firmeza que no tenía en esos momentos (no con él mirándola de esa manera) no le quitó la vista de encima hasta que el caminó un par de pasos hacia su escritorio.

―Bien ―dijo, y continuó con su lección.

Rin le dio gracias a Kami por haber estudiado la noche anterior toda la clase que se dictaría aquel día.

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Sasuke caminaba hacia la biblioteca con las manos en los bolsillos y un gesto un tanto fastidiado, ignorando las miradas nerviosas y anhelantes que dejaba a su paso. Necesitaba hablar con la Hyuga. El problema se había gestado luego de la penúltima clase cuando un dirigente estudiantil les había informado que a falta de un profesor, la clase sería suspendida y quien quisiera se podía retirar o quedarse a hacer hora libre. Se había parado con sus amigos y a unos pocos metros Hinata conversaba con Kiba. Sasuke pretendía ir a hablarle en ese mismo momento pero entonces Naruto lo tomo del brazo parloteándole algo acerca de no sabía que cosa y cuando se había dado la vuelta, La Hyuga ya no estaba, sino solo el pulgoso de su amigo.

Preguntarle que había sido de la muchacha lo había puesto de mal humor. El Inuzuka lo había mirado con desconfianza y enojo, dispuesto a no decirle absolutamente nada. Sasuke, luego de mucho debate, le había informado gruñendo que decir que solo quería preguntarle (o avisarle) a Hyuga sobre si ese día podían ir a ver al crío. Kiba no había estado convencido, pero al final le termino diciendo su ubicación a regañadientes: La biblioteca.

Le molestaba un tanto lo sobreprotector que el muchacho era con la Hyuga. El no estaba acostumbrado a darle explicaciones a nadie y no quería tenerlo encima si se le llegaba a desaparecer la Hyuga, ni mucho menos tener que estarle casi pidiendo permiso para hablarle a la Hyuga. Entrecerrando los ojos giro en un recodo. Una chica choco contra el y Sasuke le agarro fuertemente del brazo antes de que callera. Rodo los ojos cuando la muchacha retorció las manos y suspiro batiendo las pestañas, frente a el, sin ningún disimulo.

Las mujeres eran tan obvias. Tan poco sorprendentes que aburrían. Todas actuaban igual.

Llego entonces a la biblioteca. Estaba vacía, desierta, y solo se escuchaba el ruido de la pluma de la bibliotecaria correr sobre el papel. Sasuke observó sus profundas ojeras dispuestas contra él en el más frío saludo que se le pudo dar. La biblioteca era grande, así que se demoró unos cuantos minutos en encontrar a la persona que buscaba.

Estaba en una mesa solitaria, tenía varias cosas regadas en la mesa y la cabeza hundida sobre lo que hacía. Noto como la luz de la tarde se regaba en la mesa de madera de roble y sobre el cabello y la piel de Hinata. La muchacha lucía muy concentrada. Tenía un libro sobre flores abierto sobre la mesa, tijeras, bisturís y pétalos de varios colores sospechosamente parecidos a los que albergaba el colegio en algunas partes cuidadas. Un cuaderno grueso y de tapas color rosa estaba abierto a la mitad donde con mucho cuidado la muchacha insertaba una flor.

Aun estaba enfadado con ella, pero finalmente decidió que no debía darle tanta importancia a alguien tan insignificante en su vida como lo era la muchacha, así que haciendo un esfuerzo sobrehumano se dispuso a buscarla para el asunto del trabajo.

A medida que se acercaba a la mesa Sasuke centro su mirada en algo que antes no le había llamado la atención y que luego de solo tenerlo un momento en la cabeza, lo desecho por estúpido. Las pestañas de Hinata eran inmensas. Sasuke había visto a muchas chicas batirle las pestañas de todas las maneras posibles. Sin embargo las hebras de Hinata eran profundamente oscuras, espesas y largas, acariciaban sus pómulos ruborizados. Pero sobre todo, eran naturales.

―Hyuga

Hinata dio un respingo en su lugar observándolo y al instante una mueca de dolor se el formó en el rostro. Sasuke enarco una ceja, sin entender el porque de su gesto y miró hacia abajo, viendo como la Hyuga soltaba sobre la mesa un pequeño bisturí y de su dedo comenzaba a bajar lenta pero incesantemente un hilo de sangre.

―A-Ah...

Tras el breve momento de sorpresa, vino la culpa que desapareció tan luego como había llegado a él. No dijo nada, pero luego al ver que la Hyuga no hacía nada más que rebuscar en su mochila mirando con nerviosismo su dedo, se levantó bufando y dándole la vuelta a la mesa, tomó a Hinata de la muñeca, estirando el brazo hacia el para observar el corte. No era muy extenso, pero parecía profundo. La muchacha lo miró sorprendida poniendo cierta reticencia en el acto. Sasuke la observó y haciendo un mohín se saco un pañuelo del bolsillo. Doblándolo varias veces se lo entrego a la muchacha y esta lo recibió con ambas manos mirándolo absorta, como si pudiera creer lo que descansaba en sus manos.

―Apriétalo y ve a la enfermería a que te den una banda.

Hinata lo miró nuevamente y muy, muy lentamente una sonrisa se formó en su rostro. Hinata siempre le miraba con miedo o simplemente no lo miraba así que ver aquella sonrisa se le hizo desconcertante. Que le dedicara una sonrisa, por más pequeña que fuese, se le hacia extraño. La Hyuga era extraña. Extraña y torpe.

―A-Arigato Uchiha-san

―Hmph

Hinata hizo una respetuosa reverencia y Sasuke asintió mirando hacia las estanterías en busca de algo con que distraerse. Para su maldita suerte solo eran flores y botánica. Nada que el leyera. Escucho como Hinata guardaba todas sus cosas de manera lenta y pausada y afianzaba el cierre con un largo sonido.

―H-Hasta luego Uchiha-san ― La vio apretando el pañuelo sobre su dedo y haciendo una nueva reverencia antes de retirarse con pasos inaudibles.

Se apoyo en la estantería observando como la muchacha se alejaba. La Hyuga era extraña. Se había disculpado cuando el la había interrumpido cuando trabajaba en algo de cuidado con una herramienta de filo, y sin embargo, ella le había dicho gracias. Aquella palabra resonaba en su cabeza. Nadie solía agradecerle cosas, porque nunca hacia nada por nadie.

Recordando súbitamente a lo que venía a la biblioteca, se quiso golpear mentalmente. Maldita fuese esa Hyuga. Le había distraído todo el tiempo con sus torpezas hasta que se había olvidado completamente de su propósito. De cualquier manera tenía que seguirla, como un estúpido, porque ese era su único día disponible en la semana.

Maldita fuera Hinata Hyuga.

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Hinata toco el timbre de la casita roja. Se veía muy acogedora, de un solo piso y pequeña. Las luces ya prendidas le daban un aire familiar que en el templo Hyuga normalmente no existía. Minori salió, cargando a su bebe que se entretenía mirando los arboles de la calle. La mujer iba muy arreglada. Hinata noto el maquillaje en sus facciones que la hacia ver más mujer, más segura y más madura y pece a que tenían solo un año de diferencia, se sintió como una niña de catorce años. Ella no usaba maquillaje, no era capaz de hacer que sus labios se vieran más rojos de lo usual ni que sus ojos sobresalieran de manera exótica en su rostro.

―Hinata-chan, Sasuke-kun ―saludo la mujer con una sonrisa. Les abrió la puerta y los hizo entrar frunciendo el ceño tapándole la cabecita a su hijo con una frazada ― ¡Que viento!

Y era verdad, mientras caminaban a la casa de Minori Nagano, la tarde se iba oscureciendo más y más, los postes se iban encendiendo y Hinata, sonrojada, luchaba con su falda constantemente para que estaba no se le levantara y dejara ver más de lo permitido.

Ambos entraron y una ola de calor les azoto el rostro y el cuerpo. Izumi gorjeo alguna especie de risita y Hinata le sonrió cálidamente. En la mesa kotatsu estaban puestas un par de tasas de te caliente y unos panqueques y tartas.

―Puedes servirse muchachos. Están recién preparados.

―N-No debió haberse molestado, M-Minori-san -Hinata se sonrojó suavemente pero su mirada vago hacia los panqueques y la tasa de te con algo de nostalgia.

Cuando ella era pequeña y llegaba del jardín infantil, su madre le tenía alguna sorpresa exquisita preparada y ambas hacían el te. Cuando su madre había muerto aquella tradición se olvido por un tiempo, hasta que Hanabi entro a la escuela y ella pudo desempeñar el papel de su madre con Hanabi. Cuando la pequeña llegaba de sus clases de Karate, Hinata le tenía listo un te caliente y algún postre. Hanabi adoraba los dulces.

―De todas formas, ya esta hecho y yo no tengo ningún problema con esto. Lo hago todos los días Hinata-chan ―Minori le pico una mejilla con ternura ―Recuerda que soy una repostera.

Hinata sonrió animadamente y se sentó en su lugar.

Ambas comenzaron a conversar mientras Minori arrullaba a su bebe. Hinata no hablaba tanto pero asentía de vez en cuando y ponía total atención a su plática. Pasados algunos minutos, la mujer frente a ella desvió su mirada hacia el muchacho y sus mejillas se sonrojaron tenuemente. Los labios de Hinata se curvaron en una pequeña sonrisa, notando que tenía la misma mirada anhelante de Sakura Haruno ¿Seria posible que todas las muchachas tuviesen la misma reacción con su compañero de trabajo? Hinata no lo entendía, Sasuke Uchiha era apuesto, pero más allá de eso era un muchacho frío y apagado.

No como Naruto, que era capaz de iluminar un lugar con su sola sonrisa.

― ¿No comes nada Sasuke-kun? ―la voz de Minori se había suavecito y ralentizado, como un arrullo ― ¿No te gustaron?

―No me gustan los dulces ―dijo este parcamente y bebió un poco de te.

Minori asintió y se retorció las manos, nerviosa. Hinata notando el inusual gesto en ella se puso un mechón de cabello tras la oreja y se atrevió a preguntarle.

―S-Sucede algo, Minori-san?

La muchacha guardo silencio observando sus manos. Hinata le espero pacientemente hasta que la muchacha terminara el debate que parecía sostener en su mente. Ella era paciente. No solía presionar a la gente. Sin embargo si podía ayudar en algo a la mujer, al menos debía intentarlo.

―Es que...―Minori desvió la mirada hacia su compañero de trabajo con un nerviosismo palpable. Este la miró inmutable, gélido, lo que pareció acrecentar sus nervios ―Debo ir de compras por leche, ya que se me acabo esta mañana. Pero... no quise salir porque cuando me di cuenta ya era tarde y corría mucho viento. No tengo con quien dejar a Izumi y yo me preguntaba si...

―Quieres dejarnos a cargo de él mientras tu te vas de compras.

Dicho así sonaba bastante mal y aunque Hinata ya debía estar acostumbrada, jamás dejaba de sorprenderse de lo duras que salían las palabras a través de los labios de Sasuke Uchiha. Observo entonces como este taladraba con la mirada a Minori y esta se encogía en su lugar. Tragando saliva tomo valor y se dispuso a hacer algo que en condiciones normales no haría. Sin embargo estaba la salud de un bebe en juego y no podía tener tan mal corazón como para actuar de otra manera.

―Y-Yo...―murmuró y trago saliva nuevamente, aguantándose las ganas de observar por el rabillo del ojo a Sasuke ―Y-Yo no tengo n-ningún problema con c-cuidar a Izumi-chan.

Minori le agradeció con la mirada, sin embargo, antes de que pudiese decirle algo, Sasuke se le adelanto.

―Entonces yo también me debo quedar ―dijo entre reproche y resignación enfadada. Se podía ver a todas luces que aquello no le agradaba. Hinata le observó sorprendida y Sasuke rodo los ojos ―Si caminas sola de noche estoy seguro que no llegas a tu casa. No es que me interese, pero no quiero policías en mi casa.

Hinata se sonrojo intensamente pero asintió no queriendo echar a perder la amabilidad del muchacho con sus palabras. De cualquier forma no tenía que decirle. Solo le dedico un "gracias" muy bajito mientras que Minori hacia una reverencia agradecida.

―Arigato Hinata-chan ―su voz se volvió casi un suspiro ―Gracias también Sasuke-kun, fue muy amable de tu parte.

―Como sea ―Sasuke se cruzó de brazos mirando hacia el cielo que poco a poco de oscurecía. No sabía si era su impresión, o comenzaban a caer unas gotas. Hinata siguió su mirada y observó el parque a lo lejos. Las hojas rojizas volaban en todas direcciones y Hinata se apiado de los arboles que quedaban desnudos ante el próximo invierno.

―Entonces...―Minori se levanto con un inusual esfuerzo y entrego a Hinata su hijo. Sasuke levantó una ceja ante los ojos oscuros puestos en él ―Volveré en media hora, máximo. Lo prometo.

Hinata asintió amable y le pico suavemente la nariz al muchacho que enredaba las manos en su larga cabellera. Este rio y a Hinata sele alumbraron los ojos. Minori salió de la casa y todo quedó en silencio entonces, exceptuando por el silbido de los arboles cuando el viento se precipitaba entre su ramas y sus escasas hojas.

A los pocos minutos el lactante comenzó a llorar y cuando mecerlo no funciono como método para tranquilizar al bebe, ambos se miraron. Hinata temerosa ante lo que intuía y Sasuke desconcertado. Aquellos serían los treinta minutos más largos de su vida.

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Hinata se paseaba de un lado a otro, con Izumi en brazos llorando a todo lo que daban sus pulmones.

Afuera la ventisca se había convertido en una ligera lluvia y la ligera lluvia en una tormenta o así hacia parecer el techo de la casa. Hinata se sentía anonadada y horrorizada tanto por el mal tiempo que por el bebe en sus brazos que no paraba de llorar.

Sasuke se masajeó el puente de la nariz comenzando a alterarse. El no era alguien con paciencia, es más, era probablemente intolerante y jamás había estado más de cinco minutos en un lugar donde un crio se deshiciera llorando. Ya llevaba diez en aquella salita de luces cálidas, aire caliente y una especie de asfixia le hizo acercar la cara a la ventana y respirar profundamente. Los pasos de su compañera poco a poco iban tomando pesadez y aunque Sasuke no la veía, podía escuchar sus susurros intentando calmar a Izumi. Cuando el bebe, llorando convulsivamente se atraganto y tosió un par de veces, Sasuke se dijo que ya estaba bueno.

― ¡Haz algo ya, Hyuga! ―Grito con la paciencia colmada. Hinata soltó un gimoteo tanto por la desesperación como por el bramido de su compañero.

―Y-Yo no se que hacer ―Estaba tan nerviosa que no noto que casi no había tartamudeado.

―Inventa algo ¿Quieres? ―gruño Sasuke respirando hondo. Una vena palpitaba en su sien anunciando el inminente dolor de cabeza que se avecinaba ―Que se yo. Solo cállalo.

Hinata miró hacia todos lados de la casa buscando algo con que entretener al bebe. Sus ojos se iluminaron al ver un sonajero y batiéndolo frente al bebe le sonrió. Sin embargo, aquella mueca a medias reír-a medias llorar pareció espantar el bebe que se soltó en un llanto aún más fuerte. Hinata por su parte gimió meciendo al bebe y al verla, casi deshecha y al borde de las lagrimas, Sasuke temió que esta también se echara a llorar y el tuviese que encargarse de callarlos a ambos.

―Bien ―dijo Sasuke comenzando a utilizar su lógica. Se sentó en el tatami cerca de la ventana y frunció el ceño ―No podemos darle leche, porque se le acabo.

Hinata asintió.

―T-Tampoco puede tener frio ―agrego la muchacha observando las muchas capas de ropa que portaba el bebe ―Esta m-muy abrigado.

―Puede estar sucio ―aventuró Sasuke observando penetrantemente a Hinata. El no se encargaría de limpiar al crio. Nunca. Aunque reprobara.

Hinata negó con la cabeza lentamente.

―Minori-san lo dejo m-mudado antes de irse ―dijo y de todas formas intento agudizar su olfato, pero no olio nada. Después se mordió el labio pensativamente ―D-De cualquier forma yo…L-Lo revisare.

Sasuke asintió sin ver toda la maniobra que la muchacha desplegaba en torno al bebe. No quería ver la suciedad ni olerla mucho menos. Se giró cuando intuyo que ya había terminado, la observó cargando al bebe en brazos nuevamente.

―E-Esta limpio ―murmuró esta apenas, mirando al bebe con confusión. Este gimoteaba largamente.

Sasuke asintió y miró hacia afuera. Los arboles de la plaza, a lo lejos, eran azotados por el viento que silbaba entre ellos. Las hojas se desprendían y caían al suelo debido al peso agregado del agua en ellas. El techo de la casa sonaba bastante más fuerte de lo que abría sonado en su casa debido a los golpes de las gotas de lluvia. Sasuke se vio levemente impresionado de que la casucha aún se mantuviese en pie y sin goteras.

Recordó entonces que la vez pasada a esa hora, Izumi se encontraba durmiendo en los brazos de su madre. Por lo poco que sabía de los bebes (y había investigado solo para evitarse situaciones como esa), si Izumi había sido criado siguiendo algún tipo de horario, en aquellos momentos sería su hora de la siesta. Frunciendo el ceño se dijo a si mismo que había leído claramente que con un poco de suerte podían dormir toda la noche de corrido. Izumi era un muchacho caprichoso entonces.

―Izumi tiene sueño ―sentencio. Se sorprendió que de sus labios no hubiera escapado "el crio" tal cual había reproducido su cabeza.

Hinata se giró hacia él sorprendida.

― ¿U-Usted cree? ―pregunto Hinata y Sasuke rodo los ojos, tanto por la formalidad que usaba en una persona que tenía su misma edad, que por lo inaudible de su voz.

―Hazlo dormir.

― ¿P-Pero como? La lluvia…―titubeo Hinata ―N-Ni yo podría…

Ya con la paciencia perdida Sasuke la miró directamente a los ojos.

― ¿Acaso prefieres dejar que llore hasta que llegue Minori? –le espetó, duramente ― ¿Qué clase de madre desnaturalizada serás algún día?

Los ojos claros de Hinata se llenaron de lágrimas mientras Sasuke reprimía un gruñido. La muchacha bajó el rostro mordiéndose el labio y apretó levemente al bebe contra su pecho.

"Genial"

Sasuke bufó y se terminó de apoyar en la pared mirando obstinadamente hacia afuera, concentrándose en la lluvia, en las hojas y en el viento. Le había dado la solución y ella se ponía reticente. Le dijo lo primero que se le vino a la mente y ya. No sabía porque tanto alboroto. Al parecer esos temas para las muchachas eran muy importantes. De cualquier forma estaba seguro que de haber sido Sakura no estaría llorando en esos momentos. Hinata Hyuga era extraña, torpe e irritante.

"Deja de lloriquear" quiso decirle. Sin embargo, prefirió ignorarla. No quería verla ni escuchar sus gimoteos, ni mucho menos los de Izumi. Maldita sea. Quería irse de allí. Cerrando los ojos se obligo a si mismo a no seguir escuchando, en concentrarse en el parque y poco a poco y casi sin darse cuenta, sus oídos fueron perdiendo sensibilidad, hasta que solo la lluvia logro quedar en ellos por un largo tiempo.

―"En el cielo azul"

El sonido llego dulce y claro a los oídos de Sasuke en una melodía conocida. Sasuke abrió los ojos de par en par, con la vista aún fija en las afueras. Lentamente se giró hacia el lugar de donde provenía el sonido y se encontró a Hinata cantando suavemente mientras le sonreía al bebe secándose las lagrimas con el dorso de la mano.

―"…Vuelan aves sin fin" ―Sasuke con la mente en blanco, dejo que sus ojos se cerraran para evocar ― "Abajo en la tierra respira el solaz"

La lluvia poco a poco iba deteniéndose y solo quedaba el murmullo arrullador de Hinata. El llanto del bebe iba amainando hasta convertirse en un par de gimoteos que no tardaron en extinguirse.

― "Una ala aquí, otra ala allá. Y Todas las noches durmiendo estará "― Hinata observó atentamente como el bebe la miraba con sus enormes ojos oscuros "Se levanta el sol, el rocío se va. Los pájaros cantan ¿Hola como estas?"

Los ojos se Izumi se fueron cerrando lentamente y luego de que el bebe diera un gran bostezo, terminaron de hacerlo. Hinata sonrió conmovida al notar la perfecta belleza de aquella criatura que dormía frágil y vulnerable en sus brazos.

― "Que bonito es vivir, en un mundo así. Te damos las gracias por ser tan feliz "

Espero unos segundos en los que aguardó la respiración hasta que el bebe respiró acompasadamente anunciando su reciente entrada al mundo de los sueños. Levantó la cabeza entonces, para darle la noticia a Sasuke aunque este ya se hubiese dado cuenta.

―U-Uchiha-san…

Las palabras se quedaron retenidas en su boca al notar a su compañero de trabajo apoyado en la ventana y con los ojos cerrados. Respiraba pausadamente, delatando su estado. Sus brazos estaban cruzados en un gesto inflexible, más sus gestos se habían suavizado de tal forma que hasta le hicieron recordar un fresco que había visto en algún lugar en el cual criaturas del cielo bajaban a la tierra para vivir entre los humanos.

Sasuke Uchiha se había dormido.

Y Hinata no entendió si le sorprendió más aquel hecho, o que su rostro denotara aquella impersonal aura de paz.

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―Lo siento de nuevo chicos ―se disculpó Minori nuevamente ―Se me olvido decirles que a esta hora Izumi dormía. Estaba tan apurada que…

Sasuke, demasiado distraído para prestarle atención, solo asintió. Su compañera, en cambio, le dio unas cuantas palabras amables a la mujer y finalmente cuando terminaron de hablar, se dio la vuelta, con el paraguas rojo en la mano.

Ambos se observaron largamente y las mejillas de Hinata fueron ganando color hasta que bajo la cabeza intentando esconder la cara. El cielo se estaba viniendo abajo en forma de lluvia, eran dos y tenían solo un paraguas, encima prestado.

Presos de un entendimiento impropio de dos personas totalmente desconocidas, Hinata abrió el paraguas y se acercó a Sasuke cuidando se no rozarse. Pronto ambos se dieron cuenta que el hombro de Hinata se estaba empapando y que el paraguas rozaba la coronilla de Sasuke cada dos por tres. Bufando, Sasuke le quitó el paraguas y tomando a Hinata de un brazo, la empujo hacia el hasta que estuvieron hombro con hombro. Hinata dio un respingo y luego de darle una mirada azorada, bajo el rostro.

En el centro comercial había poca gente y la que había, corría frenéticamente por las calles tal cual lo harían las hormigas ante el peligro. Todos se protegían la cabeza y de vez en cuando se giraban a mirarlos con envidia.

Ignorando todo, Sasuke metió su otra mano al bolsillo cuidando de que su bolso no callera de todas formas. Se sentía tranquilo. Mientras había dormido en la casa de Minori, se había sentido lleno de una tranquilidad que ya no formaba parte de su vida, y mucho menos de sus sueños. Había soñado con su infancia, su feliz infancia lleno de caprichos cumplidos, de galletas horneadas; de felices días entre trenes y juguetes de acción. Sasuke había soñado con su feliz infancia antes de que su padre mandase a botar todos sus juguetes y los reemplazara por libros y más libros.

Al despertar, su chaqueta olvidada sobre el humilde perchero de la casa, se encontraba protegiendo sus brazos y su torso del frío que entraba por las rendijas de la ventana. Pece a no saber (y saber, a la vez, que nunca lo sabría) cual de las dos mujeres lo había arropado mientras dormía; una parte fría, cruel y dura en sí, se ablandó por un pequeño y efímero instante de agradecimiento.

Mientras caminaba se dio cuenta que Hinata no se notaba ya nerviosa a su lado (más bien se comportaba extraño, como siempre, mirando hacia la nada bobaliconamente y suspirando de vez en cuando), sino había sido el gesto algo brusco que había tenido él, lo cual la había coloreado de tal forma. Su rápida mente concluyo en que caminar con Hinata Hyuga, hombro con hombro, no era tan malo como parecía. Porque ella en vez de intentar aprovecharse de la situación, miraba hacia todos lados sin prestarle más atención. Porque sabía que de alguna u otra forma, Hinata Hyuga no le diría a nadie lo que había sucedido ese día, tal cual lo había hecho cuando la fue a dejar a su casa.

Atravesaron toda la ciudad caminando lentamente y Sasuke tuvo una leve sorpresa al notar, cuando ya estaban llegando al camino en que cada uno se dividía para ir a su hogar, que aquella especie de paseo no le había desagradado.

Luego de un pequeño debate (porque luego de su rotundo "no", Hinata solo asintió), sobre quien se quedaba con el paraguas, Sasuke puso la capucha de su chaqueta sobre su despeinada cabellera y partió rumbo a su departamento intentando protegerse algo de la lluvia durante las pocas calles que debía recorrer.

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Notas de la Autora: No he querido responder los reviews antes de publicar la historia como suelo hacer para que fuese una sorpresa x3. Si, lo se, mi fic no tiene cientos de seguidores ni la gente de desvive por saber si es que publico o no día a día, pero quería que fuese una sorpresa para aquellos a quienes les interesa leer el fic. Muchas gracias a todos quienes leyeron el capitulo anterior y este, que me costo tanto escribir. Me anima bastante leer sus reviews, todos son importantes. Prometo pronto responder por inbox a los mensajes no anónimos como siempre, durante estos días.

Al respecto de la informacion sobre administracion de empresas (no tengo idea sobre ello) la encontre en alguna pagina que ya no recuerdo, pero debe estar por algun lugar.

Responderé a los anónimos por mientras. Por cierto ¿Alguien aparte de mí está emocionada por todo el asunto de que Sasuke defenderá su aldea? Honestamente el manga quedó tan emocionante que no puedo imaginarme lo que seguirá en el próximo capitulo, aunque me emociona intentar hacerlo y maquinar, en mi loca mente, la manera en que Sasuke se pueda enamorar de Hinata sorpresiva y locamente.

Bueno, a los reviews.

Dama fanen: ¡Hola de nuevo! ¡Tanto tiempo! Si, la verdad es que creo que la historia va para largo, se me están ocurriendo algunas cosas que quizas cambiare, quizas no, nada está fijo en este fic y por eso quizas también me demore en estructurarlo y hacer cada capitulo. Espero que me sigas hasta el final n.n

sasuhina forever: Muchas gracias por la ayuda con el Rated, creo que lo cambie al instante o no se que, pero por arte de magia es K+ x3. Te cuidas mucho y espero verte en otro capitulo. Me esforzare por actualizar más continuamente u.u me estoy volviendo una floja x3

gleidys: La verdad es que si, yo también lo he pensado (sobre lo del lemmon) y quizas también tenga sus partes subidas de tono. Obviamente necesitare algunas ayudas por aquí y por allá. Me di cuenta de que si, es una parte fundamental y que le da cierto "no-se-que" que lo hace más emocionante. Así que si es una buena noticia, te informo con alegría que lo estoy pensando x3.

Dalila xD: ¡Lamento la demora! Y seguiré publicando, aunque tarde siglos en completarlo no lo dejare sin terminar. Te lo garantizo :D

Bueno, gracias a todos por sus reviews. Y se que no debería seguir hablando pero estoy un tanto emocionada por haberme decidido publicar al fin el cuarto capitulo. ¿Que les pareció Rin Minami? Les recuerdo, la chica enamorada de su profesor, Kakashi-sensei ¿Quién no lo ha estado alguna vez? Cierto, el personaje es Rin Nohara (la de Naruto) pero ya veremos porque no tiene aquel apellido.

Agradecimientos a: LaCrazyWriter, Tokeijikakeno orenji, Natsuki-07, Nessieprettysweet, Meilyng-LoveU.H., Yumiko Phantomhive, JenSchiffer, Annie Thompson, Lilipili, EyesGray-sama, okashira janet, Ahome Uchiha-Hiuga, Dama fanen, sasuhina forever, gleidys, hinasweet, Dalila Xd, Mitsuji Hitsagi.

Besos y abrazos, saludos a todos.

Mitthens.

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Sábado 20 de abril de 2013.

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