Myrtle La Llorona y las Siete Libretas de los Secretos
Disclaimmer: Todo el potterverso pertenece a J.K Rowling.
Dedicatoria: Quiero dedicarle este fic a Kaochi y Venetrix porque son unas autoras EXCEPCIONALES Y PERFECTAS, además de que les encanta el absurdo tanto o más que a mí. En serio, pasaros por sus historias porque las recomiendo 100% tanto las parodias como las calificadas de "normales". Y como aún es Reyes, pues es un regalico para las dos.
Advertencia: No os quejéis del fic en general, ni de los comentarios a lo largo de él. Todo es para mejorar la parodia. I promise.
Prólogo
13 de Abril 1943. Sábado. Cuarto de las chicas de sexto curso. Torre de Ravenclaw. 18:43
Myrtle abrió el cajón de sus bragas de abuela y sacó, una a una, todas las libretas que había almacenado durante su estadía en Hogwarts. Le gustaba comprobar su estado y echar un vistazo de todo lo apuntado cada día.
Cuando terminó de comprobar que todo estaba en perfecto estado, volvió a abrir el cajón y apartando un montón de bragas-fajas color carne metió allí las libretas. Era un el mejor escondite del mundo, y más si tenemos en cuenta que nadie, ni bajo la maldición Imperius, tocaría esas bragas con ronchones –porque nuestra querida Myrtle además de acosadora, era una completa guarra. Vamos, que si no fuera por su madre, ella ni lavaba la ropa. Normal que la matara el basilisco debió de oler el pestazo que desprendía y la mató para hacer un bien común, si en el fondo, el basilisco era un buen reptil-.
También aprovechó el momento para cambiarse de bragas. Tras quitarse las que llevaba puestas y ponerse unas "limpias", cogió las primeras del suelo y las olió.
—Aún valen —dijo metiéndolas de nuevo en el cajón y cerrando este, sin apenas alterarse por la pedazo guarrada que acababa de hacer.
13 de Junio 1943. Lunes. Baño de las chicas. Segunda planta. 20:01.
Myrtle miró hacia abajo por décima vez. Bajo ella estaba… ella misma. No, no es que se hubiera vuelto loca, es que su cuerpo estaba bajo ella. ¡Se había convertido en fantasma! Y ni siquiera sabía cómo, bueno, sabe que ha muerto, pero ¿cómo?
Miró como Tom Ryddle salía corriendo del baño.
13 de Junio 1943. Lunes. Pasillos. Segunda planta. 20:06.
¡Será hijo de puta! —pensó Myrtle mientras le seguía flotando. —No tiene suficiente con haberme rechazado, ¡a mí! Sino que, además, ¡tiene que matarme! ¿Pero qué le he hecho? Yo solo he desprendido mis encantos de mujer hacia él. Seguro que si le hubiera enseñado sus preciosas bragas ahora estaría arrodillado a sus pies y no huyendo de la escena del delito. Pero, a lo mejor, ha sido un crimen pasional. ¡Tiene que ser eso! Seguro que en cuanto vio que no volvía a hacerle caso pensó que estaba con otro y me asesinó porque si no estaba con él no estaría con nadie. ¡Pero que tontorrón, si yo soy suya! Bueno, entonces le esperaré, en algún momento tendrá que morir y seguro que se queda como fantasma para estar conmigo.
Myrtle empezó a bailar en el aire, porque ahora que era fantasma volaba, aunque claro, sus movimientos seguían siendo ortopédicos a más no poder.
Algunos diréis, como repipis, "¡es el rigor mortis!" Pues no, listillos, que sois unos listillos, es que la pobre es un pato mareao' y punto.
Mientras Myrtle "bailaba", dejémoslo en que hacía unos movimientos extraños con el culo y la cadera, recordó, súbitamente, que tenía que proteger su tesooooro –introduzcan voz de Golum, y si no sabéis quién es, ya lo estáis buscando porque una descripción exhaustiva de él no os la puedo hacer… solo os diré que es un amor de bicho-.
Corrió como solo un fantasma puede hacerlo; atravesando todo lo que pillaba por delante.
13 de Abril 1943. Sábado. Cuarto de las chicas de sexto curso. Torre de Ravenclaw. 20:17.
Myrtle atravesó la pared de su habitación y fue a abrir el cajón cuando se acordó que atravesaba las cosas. Maldijo en arameo, porque una chica como ella era bilingüe, y pensó que necesitaría sacar sus cosas de allí enseguida. NADIE podía ver jamás esas libretas.
Cuando una luz se iluminó en su cabeza fue corriendo a buscar al único que podría ayudarla: Peeves.
Cinco minutos después, Peeves, del cual no os puedo hacer una descripción porque en las películas no salió y de los libros no me acuerdo –no me miréis así, ¿acaso vosotros os acordáis? Pues eso-.
Este, abrió su cajón de un chasquido y arrugó la nariz cuando el nauseabundo olor de las bragas de Myrtle ascendió e inundó la habitación.
—¿Pero cuánto haces que no lavas las bragas, cacho guarra?
—Están limpias —aseguró Myrtle. —Saca las libretas y escóndelas. Nadie, jamás, debe encontrarlas.
Peeves, colocándose una pinza de la ropa en la nariz se acercó al cajón y sacó las libretas.
13 de Abril 1943. Sábado. Cualquier clase vacía de Hogwarts de la que no voy a decir la planta porque me da pereza inventármela. 23:43.
Peeves hizo aparecer de nuevo las libretas de la fantasma guarrona ensucia bragas.
Había prometido que las escondería, pero no que nadie pudiera encontrarlas, al fin y al cabo, él no puede impedir que la gente encuentre cosas distribuidas por Hogwarts.