—Estoy harta de esta cama y de esta habitación —Se quejaba Kagome mientras depositaba los pies en el suelo frío. Su cabello negro estaba todo enmarañado y bajo sus ojos se alojaban pequeñas bolsas de oscuro color, causadas por noches sin dormir a causa de la gigante barriga de embarazo que apenas la dejaba moverse en la cama. Sango, quien decidió pasar esa noche con ella haciéndole compañía, abría las ventanas para dejar que la luz entrara y calentase un poco la habitación; riendo al escuchar a su amiga.
—El parto cada vez está más cerca, he pensado un montón de nombres para el bebé. ¿Qué crees que sea? —Sango se acercó con rapidez y la tomó de la cintura con cuidado para ayudar a la azabache a levantarse. Kagome había logrado deteriorarse con rapidez en las últimas dos semanas, lo que inició con desmayos y fatiga había continuado hasta impedir que diese tres pasos sin que le fallaran las rodillas. Parecía cada vez más débil, como si el bebé con su desarrollo le chupara las energías. Dormía por horas y cuando despertaba su aspecto daba la impresión de estar incluso más cansada, Sango estaba preocupada y no le molestaba exteriorizar el sentimiento.
La anciana Kaede decidió alojarse en la mansión hasta el día del parto, prefería estar cerca por si había algún percance en el embarazo de Kagome y se alegraba de su decisión cada vez que visitaba la habitación de Kagome y la miraba tan desmejorada.
—No me importa lo que sea, pero que tenga los ojos de mi madre—Respondió Kagome estirando la columna y apoyándose lo menos que podía en Sango, aunque no creía estar lográndolo.
—Si es niña se llamará Chihiro, cómo la película. Y si es niño se llamará Manuel, siempre quise un bebé con nombre en español.
Kagome rió a carcajadas al escucharla.
—Guárdalo para tu bebé, el mío tendrá un nombre totalmente japonés.
— ¿Bebé? Yo no tendré ningún bebé, ¿de qué hablas? —Rio, ayudando a Kagome a apoyarse en las barandas del balcón de la habitación, donde tenía una perfecta vista del jardín.
—No diré nada, pero me ofende que quieras ocultármelo, ¿crees que no me he dado cuenta de tus cambios de humor, tus llantos improvisados y las caderas anchas? —Kagome se sentó en la silla de plástico que le acercó Sango, luego fue a por la suya y se sentó frente a ella con las mejillas sonrojadas.
—Miroku y yo queríamos darles la noticia cuando todo se calmara un poco.
Kagome soltó un chillido de emoción.
— ¡Felicidades amiga! Me alegra mucho que nuestros bebés sean cercanos de edad.
Ambas amigas se juntaron en un abrazo, Kagome feliz de no ser la única que pronto traería una nueva vida al mundo, Sango feliz de tener con quien compartir su secreto aparte de con su marido.
—¿A qué te refieres con "cuando todo se calme"?
Kagome y Sango mantuvieron sus manos entrelazadas con cariño.
—Pensamos que lo mejor era no decírtelo, con lo agotada que te ves por el embarazo. Naraku no ha aparecido desde que los trajimos, Nue y Lía parecen haberse desvanecido. Inuyasha está desesperado por ir a rescatar a Kikyo. Shippo y Rin han ido un par de veces a investigar el refugio, pero Souta no ha aparecido desde la última vez que se contactó con Shippo hace meses.
Kagome bajó la mirada con tristeza, Souta y ella siempre habían sido muy unidos hasta donde ella recordaba. ¿Quién le diría que su hermano se enamoraría de una demonio zorro, tendría una hija y ahora sería un hombre de negocios? Y ella ni siquiera recordaba todo eso. ¿Su hermano estaría de acuerdo con Naraku? Ella no recordaba haberle hablado nunca de él, de su apariencia y de lo que hacía. Cuando Kagome viajaba a la era feudal, él solo era un niño y ella le contaba que debía salvar al mundo de alguien malo y una perla traicionera.
—Siento mucho haberme convertido en una carga estos últimos días—Kagome estrujó la mano de Sango y ella le devolvió el apretón.
—No eres una carga, son cosas que pasan. Aunque Inuyasha está insoportable, ya lo conoces.
Kagome rodó los ojos y rio.
— ¿Cómo está él? Pasó mucho tiempo encerrado allí… Y cuando Kikyo vino a vernos se veía tan triste.
—Es el mismo de siempre, aunque toda esta situación de incertidumbre lo tiene bastante afectado. Quiero decir, cuando estaba encerrado al menos la veía, ahora es como si se hubiese derretido en la tierra.
A Kagome comenzaban a dormírsele las piernas.
—Tenían un Inuyasha en tu dimensión, ¿qué pasó con él?
Sango bajó la mirada, en ese momento en el jardín aparecieron Shippo y Rin conversando, al parecer sin darse cuenta de la presencia de las amigas en el piso superior.
—Él enloqueció cuando Kagome murió, cualquiera diría que lucharía para vengarse… Pero fue demasiado para él, amaba a Kagome más que nada en el mundo. Kikyo le juró que se vengaría de Naraku por él, por ambos.
—Se me hace tan extraño que digas esos nombres para referirte a personas y situaciones tan diferentes a las de mi memoria. ¿También vivían cerca del pozo?
—No, en la otra dimensión el pozo no era algo sagrado. Era territorio demoníaco, los demonios engendraban allí a sus crías. Era un nido colectivo.
Rin en el jardín reía con fuerza ante algo que Shippo le comentó, Kagome pensó que harían una tierna pareja.
—Kagome y Kikyo eran unas hermanas muy poderosas, se complementaban para todo.
—¿Eran hermanas? —Kagome tragó saliva, sorprendida.
—Si, unas sacerdotisas excepcionales.
Kagome recordó el momento en que su poder espiritual reaccionó al de Kikyo en aquella celda. En ese momento no sabía que la mujer no era la de barro, sino que tenía un cuerpo de carne y huesos, ¿su poder espiritual respondería igual si fuese la mujer de barro?
Distraídamente, Kagome acarició su estómago, recibiendo una patada a cambio.
—Estoy cansada, ya quiero que nazca.
—¿Falta mucho?
—No lo sé, ¿tres meses? El bebé es muy grande.
Sango rió.
—¡Oigan! ¡Sango! ¡Kagome!
Rin las llamaba animadamente en el jardín, Shippo mantenía la mirada baja. Un par de minutos después y Kagome ya no estaba sentada frente al barandal, sino que reposaba tranquila entre las mantas de la cama, con las dos chicas y el demonio alejado. Shippo había tomado a Rin en brazos y de un salto habían llegado a la habitación.
—¿Por qué no te acercas?
Shippo se removió incomodo en el lugar, Rin y Sango, que estaban conversando animadamente, hicieron silencio.
—Shippo — Insistió Kagome.
—Perdón.
Kagome arrugó el entrecejo, confusa. Shippo se acercó con los ojos vidriosos.
—No sabía que Naraku utilizaba el refugio, debí saberlo. He visitado miles de veces ese sitio y jamás percibí tu olor o el de Inuyasha. Perdóname Kagome. No estuve cuando despertaste sin memoria, debí estarlo. Kagome, sé que no es suficiente lo que pueda decirte, pero a partir de ahora no dejaré que…
—Shippo —Kagome lo interrumpió, con una sonrisa. Estiró su mano y acarició la cabeza del demonio. Podía ver que, aunque pasaron quinientos años, él seguía siendo ese niño que ella tanto quería—. Deja de disculparte, no es tu culpa.
Shippo sonrió y asintió.
—Siempre serás mi pequeño protector —Le besó la coronilla, antes de encorvarse hacia adelante con dolor, víctima de una fuerte contracción.
Respiró profundo y se recostó de nuevo. Kaede apareció en la habitación con un paño mojado en agua, luego lo puso sobre la frente de Kagome.
—Aún falta, niña. No dejes que el bebé se te salga antes de tiempo.
Kagome rió un poco.
—Vamos, hay que dejarla descansar.
Inuyasha golpeó con fuerza la pared frente a él, rompiéndola.
—Me niego a quedarme aquí un minuto más. Kikyo está en grave peligro.
—¿Y a donde irás, Inuyasha? No tenemos ni idea de donde pueden estar y hemos revisado el refugio muchas veces, sin éxito. —Miroku intentaba convencer al medio demonio de desistir de la idea de correr hacia la nada, lo cual se le hacía una tarea tremendamente difícil. Inuyasha era terco, pero estresado lo era aún más.
—Yo que sé, Miroku. No puedo estar aquí perdiendo el tiempo, ¿debo dejar que ese maldito se salga con la suya? No dejaré que la mate de nuevo…
En la habitación reinó el silencio. Sesshomaru, que revisaba impasible los papeles en su escritorio, alzó la vista.
—¿Entonces por qué no te vas?
Ni Inuyasha ni Miroku parecieron entender.
—Si piensas que estar aquí es una pérdida de tiempo entonces vete, Inuyasha. Nadie te retiene.
Inuyasha bufó.
—Maldito Sesshomaru, conozco mis límites. Si voy en su búsqueda yo solo, nada más haré que vuelva a capturarme y será como estar en el inicio.
—Hmph.
Miroku no supo si Sesshomaru hizo ese sonido por burla o porque Inuyasha había dicho algo inteligente. Sango y Shippo entraron en el estudio en silencio.
—¿Aún no saben nada de Souta? —Preguntó Shippo. Miroku negó.
—Oigan, estaba hablando con Kagome y tuve una idea. ¿Por qué no vamos al templo Higurashi? Souta podría estar allí.
—¿A la casa antigua de Kagome?
Sango asintió.
—¿Por qué no tuvimos esta idea antes? —Miroku se dio una palmada en la frente, ganándose la risa de su esposa.
—¿Llevamos a Kagome? Se pondrá muy contenta de ver a la señora.
—No me parece que sea lo mejor, está muy débil.
—El cachorro le succiona la energía —Intervino Sesshomaru, levantándose de su asiento. Todos lo miraron con confusión— El cachorro que espera Kagome no es solo humano, los crías de demonio necesitan de la energía demoníaca de sus madres, pero Kagome al no poseer ninguna, hace que el esfuerzo del cachorro por mantenerse y desarrollarse sea mayor. Sería diferente si Kagome fuese una humana común, pero es una sacerdotisa; en lugar de ignorar la energía demoníaca que el cachorro produce, su cuerpo la purifica.
»Es un proceso difícil y ella lo hace inconscientemente, y mientras más se acerca el momento del nacimiento, más energía necesita el cachorro; por ende, menos energía tendrá Kagome.
—¿Es peligroso para ella?
—Claro.
Inuyasha tomó a Sesshomaru por el cuello.
—Maldito… ¿No te importa la vida de Kagome?
Sesshomaru con tranquilidad, se apartó de Inuyasha.
—Los cachorros demonio no duran nueve meses, Inuyasha. Duran siete, Kagome dará a luz antes de que la energía demoníaca en su vientre ponga en peligro su vida.
—Eso significa…
—Exacto, a Kagome le quedan, como mucho, cinco semanas de embarazo.
Todos sabían lo que eso significaba. Si las amenazas de Naraku eran ciertas, estaría en cinco semanas "tocando" la puerta de la mansión, amenazando con llevarse al bebé y probablemente, matarlos a todos.
Me van a matar por la tardanza, yo lo sé. Este capítulo tiene más de un año escrito y había olvidado por completo subirlo, lo siento mucho :( De ahora en adelante las publicaciones serán más constantes, de verdad verdaditas.
¡Gracias a quienes aún se mantienen allí!
PD: Sus reviews me hacen feliz, muchas gracias por todos sus comentarios, revisarlos de vez en cuando me anima a continuar la historia. Recuerden que las críticas CONSTRUCTIVAS siempre ayudan muchisimo. Muchas gracias 3
