Keeping heart.

Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad.-Albert Einstein

Aclaraciones: Warm bodies es la mejor novela que he leido y mi libro favorito entre todos los que me he leido, no puedo esperar a que estrenen aquí la película, llevo un año esperando por ella, siento que me volveré loca como no aparezca ya! Bueno ahora hablando del fanfic, pues está ambientado en días después de que sucediera la historia de R y Julie, iré ilustrando cómo el mundo empezó a cambiar gracias a la historia de ellos dos, claro que fue un cambio lento pero poco a poco irá cambiando :3, pongo otra historia de otros dos y siguiendo el ritmo de warm bodies lo escribiré en primera persona, por supuesto hay referencia Julie y saldrán~~ ohoho no perdería por nada del mundo escribir sobre R y Julie, bueno la idea del fanfic se me vino por un concurso en el deviantart sobre crear nuestra propia historia amor zombi con ocs, me presenté a dicho concurso y con el modo en que se conocieron mis ocs así que pues me dije "eh, ¿por qué no aprovechar y hacer un fanfic?" y aquí estamos, espero que os agrade. La portada que uso para el fanfic es la que presenté al concurso.

Mando muchos saludos y gracias por prestarme atención.

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Tío, menuda cara llevo.

Me estoy volviendo un poco asocial. Debería comunicarme más con la gente.

Tal vez era mejor que no gruñera tanto.

Estoy hecho un desastre, tengo sangre por la ropa y muchas manchas, pero no voy tan mal, el que pasó por mi lado tiene una cagada de pájaro en lo alto de la cabeza y creo que ya está seca, nadie le dijo nada, pero tampoco nos decimos hola ni mucha más cosa que un gruñido, no sé si porque somos unos antisociales o es porque estamos muertos, si, muertos, somos cadáveres putrefactos-mi olor no está tan mal-que andan aquí y allá, pero no somos bonitos vampiros que van seduciendo jovencitas para chuparles la sangre, ni hombres lobo que aullamos-algunos aquí aúllan pero por otras cosas-somos lo peor, por lo menos cinematográficamente hablando, somos zombis.

Si, soy un zombi. No tengo como endulzarlo, quizás debí ser más suave, pero no es algo que se me de bien, nos pudrimos y comemos cerebros, gruñimos, vagamos, volvemos a comer, no es bonito ni está bien, sin embargo es cómo somos. Pero no somos zombis de los que corren, lástima, somos de esos que vamos lentos, dando traspiés y soltando vagos gruñidos, no estamos infectados como en las películas, nosotros nos hemos muerto y levantado o eso supongo porque aquí cuándo nuestra comida sobrevive a nosotros se acaba murieron y poco después, cuándo ya no hay latido se levanta, obviamente yo soy como todos los que están aquí, bueno como la chica de al lado no, a esa le falta media oreja.

Yo estoy completo, apesto y tengo unas ojeras que parece que me he muerto de insomnio , no estoy demasiado mal, me paro frente al escaparate, soy un chico que camina encorvado, mi piel es gris como la de todos y mis ojos también, con una gran marca de círculos oscuros, tengo suaves pecas en las mejillas, apenas bien visibles, mi pelo está sucedido pero es castaño con suaves reflejos rubios, quizás era más bien rubio pero tengo tanta mierda encima que es difícil decirlo y tengo un nombre, empieza por J, no espera, una….m, ¿Era una m? No, no, era S…..No, tampoco, una J, sí, seguro que era una J, nunca me planteo las otras letras, me hago demasiado lío para recordar la primera aunque casi seguro sé que era una a o una e la segunda, sin embargo me quedo con la J, añadir una de las otras letras que sé que tiene es como decir Ja, como una risa y me jodería que alguien me mirara y se riera. Yo tengo mis problema, sé que es complicado que estando muerto pueda tener problemas, pero los tengo. No sé nada sobre mí, salvo que parezco alguien joven, puede que veintitrés o veinticinco años, tampoco tengo ni la más remota idea de qué podía estar haciendo con mi vida cuándo me pasó esto, ¿era estudiante? ¿Trabajaba? Era….camarero…. ¿dependiente en un supermercado?...Ahm…..¿Taxista pirata?... Creo que sólo estudiaba o igual estaba en el ejército, mi ropa es bastante normal pero tengo un colgante con chapas como las de los soldados, no sé qué mierda ponen, las letras son puntos que saltan y se distorsionan, no sé si me fijé antes en ello y pensé que debía ser analfabeto, aquí nadie puede leer.

Eso es un fastidio si estas aburrido porque también estas sin televisión, la luz va y viene y no hay señal, no funciona, estoy viviendo con un montón de compañeros de piso muertos en…creo que es un centro comercial, es un buen sitio para vivir o lo era al principio, los vivos lo solían saquear y era genial para tender emboscadas. Yo me paseo mucho por todos lados, me subo varios pisos a pata porque el ascensor tampoco va y tal como anda todo no me arriesgaría a cogerlo, hay un piso dónde me gusta estar, creo que antes era un refugio de vivos porque la puerta tiene un montón de tablas y en las ventanas también, algunas fueron medio arrancadas pero decidí que esa era mi casa, es divertido, antes había problemas de viviendas y ahora están todas vacías y gratis, si quisiera podría vivir en un ático de esos que tenías que empeñar los dos ojos de la cara para pagarlo, pero me mata subir tantas escaleras, además con esas tan enrevesadas que tienen los dúplex seguro que acabo desnucándome al bajar por ellas, es absurdo que me aferre a esta vida.

Tengo miedo de la nada. Es decir, no sé por qué estoy así, qué me pasó, si sufrí un accidente y me levanté de la morgue por una fuga de gas o alguien me mordió, no lo sé, sólo sé que esto fue como una segunda oportunidad, no la mejor de todas pero sigo aquí. No sé si morirse de verdad es mejor o peor que esto, tampoco tengo ganas de comprobarlo, me gusta estar aquí. En este piso medio jodida y saqueado pero es mío, mi casa, hay una pequeña ventana que es la más intacta, redonda y pequeña con un agujero, hay algunas telas de araña en ese cuarto, también hay cojines desperdigados y mantas roñosas, supongo que era un refugio de vivos, hay libros y manchas de moho, algunas veces cojo esos libros, creo que eran cómics, despego las páginas y mira los dibujos, no veo diálogos, no creo que de vivo lo hiciera tampoco, ver a Batman pelear con el Joker casi me hace tener una mueca, es entretenido cuándo reina el silencio, esos libros son toda la diversión que tengo cuándo estoy sólo, también hay linternas-a veces juego con ellas encendiéndolas- y hasta un pequeño generador, supongo que lo usaban para prender luz o algo así, hay tirado un camping gas en una esquina. Tampoco tengo ningún amigo, no me gusta mucho juntarme sino es para comer, aunque hay muchos que son de mi edad, también viejos, niños, bueno, hay de todo, pero bastantes de los míos, tampoco hacen esfuerzo por hacer piña, solo gruñir, ir entre los estantes del último piso dónde está el supermercado y poco más, no tengo por qué estar en este sitio, me gusta y es seguro, a veces algún vivo está en las azoteas tan atrincherado que no conseguimos acercarnos, así que a él se le da por volar cabezas, luego se le suele ir la pinza y pegarse un tiro.

Supongo que te acabas desesperando, te ves sólo, sin nadie, rodeado de muertos que desean comerse tu cerebro y una sola bala, empiezas a hacer balance hasta que decides que es mejor coger la vía rápida. Yo no era de esos, no lo creo, porque…entonces no me estaría aferrando de esta forma a la no vida del zombi, no es la opción más embellecedora, lo sé, si alguien sabe de una tercera opción que me la diga.

Así que suspiro y sólo tiro para adelante. Me siento contra la pared, agarro uno de los cómics con mis dedos mugrosos, lo abro viendo los colores, Spiderman está persiguiendo al duende verde, voy pasando las páginas observando la persecución, mis ojos se pierden entre las líneas de las palabras bailantes, me paro entre los dibujos de bombas, parpadeo, vuelvo a fijar la vista en las inalcanzables palabras, veo su línea negra la forma en la que se separan, después bailan y es cómo si se pusieran al revés, no sé por qué, ¿Qué tenemos los ojos mal o qué? ¿Usaba gafas en mi vida humana? A lo lejos veo bien. Joder. Tiro el cómic contra la pared y me llevo las manos a la cabeza, mis arranques de genio son normales, ¿una rabia acumulada? Imagino que este era mi carácter como vivo. Alguien que se encendía a la mínima, tengo mal café, qué más da.

Puedo decir, pese a todo, que tengo algo que me hace diferente a los que estamos aquí, no lo tengo seguro: se trata de mis recuerdos, los tengo, muy hondo en mi cabeza, impresiones y caras, cuándo muerdo a un vivo recibo sus recuerdos, de alguna forma veo su vida como si estuviera abonado a la tele por cable, un pase de cinco minutos, eso de alguna forma hace que algo dentro de mí despierte, veo mis recuerdos, cuándo los suyos se van vienen los míos, no es la gran cosa porque cuándo los acabo de ver, ya no tengo idea de lo que he visto, puedo quedarme con detalles pequeños como los de mi carácter o la J de mi nombre, es posible que en algún momento alguien me llamase por mi nombre completo, pero en mi cabeza sólo se ha quedado memorizado el inicio.

El centro comercial dónde vivo es enorme, unos tres pisos y el pequeño cubículo que yo encontré en la parte de arriba de todo, las escaleras mecánicas tampoco van, bueno, a ratos sí, muy pequeños, las luces parpadean, por un instante todo brilla, se vuelve de color, para mí es como recibir un gran flash del pasado, si fuera capaz de concentrarme lo suficiente estoy seguro de que sería capaz de imaginarme a la gente caminar, siempre con prisas, los locales de comida a rebosar de gente comiendo, una larga cola en el cine, adolescentes llenando las tiendas de ropa, gente hablando por los móviles, niños corriendo, ¿era así mejor la vida? No hay mucha diferencia con ahora, cada uno a su bola sin comunicación, lo que pasa es que ahora las cosas son más fáciles, todo está simplificado, se acabaron las obligaciones y el estrés, igual que los viajes vacacionales y todo ese tiempo libre, el señor dinero también ha muerto, todos somos unos don nadie.

No nos importa gran cosa.

He asumido hace mucho tiempo que pese a que mis recuerdos vengan y vayan no tengo por qué luchar para retenerlos, ya no soy esa persona, el chico, el tipo alto de la fila de atrás o el que se enoja y te pega un puñetazo.

Soy un cadáver.

Consumo la vida de otra persona, le robo lo que tiene para mí por muy efímero que sea, por mucho que sepa que no me hará revivir ni mantendrá mis memorias en su sitio, lo hago porque es nuestra base, es con lo que caminamos, no tenemos otra opción. No podemos hacernos los "vegetarianos", el cerebro de un animal es inconexo con el nuestro, es como pedirle a un vivo que coma bichos, simplemente incompatibles, algún muerto desesperado se les echa al cuello, son algunos que han estado demasiado tiempo solos, desesperados por alguna forma de contacto muerden sin distinguir a qué o a quién.

Nuestra naturaleza es un asco.

Pero son las normas que tenemos para sobrevivir.

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Estoy tirado durante horas, la luminosidad del pequeño habitáculo cambia según la luz, primero es de día, luego se hace más luminoso, después se empieza a apagar como si al sol se le acabaran las baterías, se hace de noche, ya no hay el legendario alboroto que se recuerda de otros tiempos, no tengo ningún recuerdo de eso aunque si me paro a mirar la ciudad imagino todas las fiestas nocturnas, dónde la gente se reunía y bebía, cerca de los bares aún veo muchas botellas vacías, algunas con cuerpos. Borrachos que fueron pillados cuándo empezó este follón.

¿Qué nos pasó? ¿Pandemia mortal? ¿Guerra bacteriológica? ¿Un escape de gas en una funeraria? ¿Catástrofe natural y nuclear? Buff, no sé, de todas esas movidas que salían en esas películas pudo ser cualquier cosa, nunca me paro mucho a pensarlo, sólo en estos momentos en los que estoy aquí tirado filosofando sobre mi nueva no vida. No sé qué será de mí, ni que me espera, tal vez me pudra y poco a poco me vuelva un esqueleto como les pasa a los huesudos, no son tipos que nos molesten, sólo vagan como nosotros y también comen lo que pillen por delante, lo único que me irrita de ellos es ese sonido escalofriante que hacen, por lo demás no tengo problemas, ya se sabe.

Muere y deja morir.

Creo que no era así, bah.

De todas formas me intriga como se mueven, sólo son un montón de huesos más secos que el desierto, no hay carne, no hay nada, en teoría la función motora es imposible, sin embargo, yo estoy aquí como tantos otros, nuestras funciones hacen mucho que se han parado pero todavía caminamos, no tan bien como un vivo, también gruñimos, podemos decir palabras, no tan seguido como los vivos, imagino que es más fácil tan sólo gruñir y encogerse. Cuándo vuelve a ser día me levanto, vago de un lado a otro del habitáculo hasta que bajo por las escaleras mecánicas, algunas veces siento un pequeño estremecimiento, como un recuerdo muy lejano de cuándo funcionaban, en esos escasos segundos que dura me quedo sentado en ellas esperando un movimiento que puede tardar meses en volver a surgir. Bajo todos los pisos hasta la parte del supermercado, hay una maraña de muertos caminando por todo el edificio, algunos están tirados por las escaleras, sin querer le piso a uno la mano, uno grande muy descompuesto con pinta de punk, abre lo queda de su boca, suelta un sonido fricativo parecido a un gruñido y aparto el pie al ver mi error, quisiera discutir, joder, que no se hubiera puesto ahí tirado pero me encojo de hombros y sigo adelante, un grupo de los cercanos a mi edad están reunidos, unos junto a otros en la sección de cárnicos, están espatarrados en el suelo viendo la poca carne que queda enmohecerse, son un total de cuatro, conmigo cinco, son dos chicas y dos chicos, una de las chicas lleva uniforme escolar, la otra un vestido de noche algo roído, distingo pocas cosas como que los cuatro están en la fase inicial como yo, la del vestido tiene el pelo rojo y rizado apagado y tan lleno de mierda como cualquiera de nosotros, la otra lo tiene negro y corto, uno de los tíos lleva corbata con un jersey de punto, como si perteneciera a algún club de hípica o algo así , su pelo es de color arena, el otro lo tiene rubio y va vestido todo de negro, los cinco somos grises y vamos con las ropas hechas porquería, me miran levemente antes de volver su atención a la carne, yo también me siento a un lado, cerca de la chica de uniforme, miro la carne consumirse poco a poco.

La chica del vestido suspira.

-Es…..

-L…..-dice el tipo de pelo arena.

-Ca…-le sigue la del uniforme.

Están diciendo sus nombres, se señalan como en un ritual mientras lo van diciendo, el único callado es el rubio que no debe tener ni repajolera idea de cuál es. Me encojo de hombros y me señalo.

-….Soy…..J….

Se me quedan mirando otra vez, sus cabezas parecen moverse en un extraño balanceo, después vuelven a su posición original, los miro de hito en hito y bajo la vista a las baldosas. Es un aburrimiento, no sé por qué he bajado con estos muermos, parecen que están muertos…. Vale, eso no ha tenido gracia. ¿No es esto una broma? ¿Un sueño del que cuesta levantarse? Intento imaginarlo, pensar en cómo sería despertarme, en lo que era despertarse antes y mirar un techo, sentir las sábanas, oír el despertador cada dos minutos taladrándote, me resulta imposible, mi cerebro está demasiado muerto para mantener el pensamiento fijo.

Cuesta tener un solo pensamiento fijo, es parecido a aquel truco de…no lo recuerdo, era que después era inevitable pensar en ello, para nosotros es pensar demasiado tiempo en la misma cosa, no nos interesa o perdemos el hilo del pensamiento, nos quedamos pasmados con cara de tontos, después los vivos piensan que lo somos, yo no soy idiota, aunque en este momento esté sentado en el suelo con expresión vaga sin variar gesto ni soltar un sonido mirando las baldosas, no tienen nada para hurgar en mi cerebro, tengo mis cosas, mis inquietudes y todo eso, no pueden saberlo, para ellos solo somos muertos que tratan de abalanzarse sobre sus cuellos y claro que lo haría, con gusto pero tengo más cosas aparte de eso.

-….Comer….

No lo hemos dicho nosotros. Fue alguien cercano, pero es como una estimulación, nos levantamos de en dónde estamos, camino arrastrando los pies hasta sumarme a la masa, camino por la ciudad con ellos, nunca es seguro comer sólo, es como la regla básica para sobrevivir siendo Zombie, todos la seguimos, tal vez por instinto. He ido con ellos porque…..mi estómago no ruge, no sé, lo noto por todos lados, desde mi piel muerta hasta el fondo de mis huesos, sé que lo necesito, es como una droga, como padecer el síndrome de abstinencia. Lo necesitas.

No le des más vueltas.

Mientras caminamos nos cruzamos con otro grupo de muertos, ellos parecen venir de comer, veo que arrastran miembros, siempre tuve la impresión de que teníamos que estar sucios, desvío la mirada y sigo el recorrido que teníamos. Buscamos a los vivos, su olor nos atrae como las polillas, así que los buscamos como perros famélicos, un olor que notamos con facilidad, es cómo si me picase en la nariz, un olor potente y suave, el que puede llamarnos la atención en esta nueva vida, como agitar una campana a la hora de comer. Dudo que seamos capaces de notar otros olores a parte del de los vivos y la porquería a muerto que somos nosotros, reaccionamos demasiado…..al instinto primario. Entonces después de patear la ciudad y siendo ya la noche del día siguiente encontramos algo, un pequeño olor centrado en una tienda de ultra marinos, no es gran cosa, posiblemente nos peleemos por comer, cerca de la entrada uno de los nuestros cae. La puerta no está apuntalada con tablones, debían venir buscando provisiones y esto está casi a las afueras, por aquí no hay tantos muertos, debieron catalogarlo como zona segura, de cualquier forma arremeto entre empujones queriendo llegar a primera línea, hay más fogonazos y un brazo paso zumbando por mi lado golpeando a Ca que se cae gruñendo. ¿Somos tontos o qué nos pasa? Por más que se que ese Pum, Pum nos puede dejar secos en el sitio no me quito ni me pongo a resguardo, siento tanta hambre, anhelo tanto tomar esa efervescencia vital que ya me da igual todo lo demás, nuestro grupo se divide cuándo los vivos empieza a salir por las ventanas, yo tumbo con otros cuatro al tipo del rifle.

Mis compañeros se abalanzan sobre los brazos del tipo vestido de militar que sujetaba la escopeta, yo lo aprovecho para hincarle los dientes en el cuello, noto la sangre caliente escurrirme por la garganta pero no es lo que me interesa, quiero llegar a la sonrosada materia gris, y cuándo llego a ella, cuándo doy el primer mordisco, se me olvida todo, el griterío, el dolor del hombre, que haya más tipos armados o que me vuelen la cabeza.

Veo flashes de cámaras. Un micrófono. Felicidad. Dinero….Deseos…..Sexo. Y puff, se acabó lo de él. Empieza lo mío.

Soy Jared. Tengo veintitrés años, me preparo para ir a recoger un grupo en la ciudad, lejos de la seguridad de la cúpula de Goldman, han conseguido comunicarse y muy cercados, no aguantarán mucho y su munición tampoco, agarro las pistolas y el rifle que me brinda el sargento, reviso la munición, no me paro a pensarlo, es tan sólo como una película, debo tener cuidado de que no me muerdan, apenas una herida aunque no sea por esos muertos y me pegarán un tiro en la frente para evitar riesgos o quizás me tengan atado para diseccionar o lo que sea.

-¿Has hecho lo que tenías que hacer?

Asiento. Como siempre que salgo me despido de mi hermana pequeña, de mi sobrino y mi cuñado, puedo confiar en que él cuide de ellos, me parece un pringado, demasiado joven como mi hermana para casarse, fue precipitado, ellos lo querían así, no atendieron a lo que yo decía ni nada, no saben cuánto durará el mundo desde el apocalipsis zombi, necesitan estar juntos, necesitaban crear una familia y disfrutar el máximo tiempo juntos por eso los dos trabajaban en el huerto hasta que el niño nació, ahora hacen turnos para cuidarlo pero tengo que reconocer que Aarón es muy espabilado para tener dos años.

A ella no le gusta como vivo, no quiere que esté sólo, para ella es como si asumiera que voy a morir.

Qué tonta.

Siempre vuelvo. Siempre.

El sueño se acaba. Estoy como al principio. No tengo ni repajolera idea de lo que he recordado, sólo impresiones vagas, rostros borrosos, palabras que ya no recuerdo, sitios ambiguos, confusos que me desorientan. Regreso a mi realidad, alguien me apartó del cuerpo de un empujón, los otros siguen comiendo lo que pueden, yo me paso la manga por la cara limpiándola. Lo que más odio y quiero al mismo tiempo son estos instantes, lo que hace que mi cerebro maquine otra vez y vibre con fuerza, por otra lo aborrezco con toda mi alma, o lo que sea que tenga dentro, no son mis recuerdos lo que me dura después en la cabeza aún si son diez segundos, son los de otro, sosos, pocos y rápidos, apenas un buen vistazo.

Impresiones tenues de su vida y ahora es tan sólo un cadáver descerebrado, literalmente, tirado en el suelo de un ultramarinos, abandonado por sus compañeros. Ca entonces me agarra el brazo, olisquea el olor de la sangre fresca y empieza a lamerme la manga con la que me limpié, le gruño y la sacudo como puedo hasta que hago que se separe.

-….No… to….ques…-digo, lo bueno de ser zombi es que es fácil parecer amenazante.

-¡Comer!

Se estremece y gime como un animal moribundo, le vuelvo a gruñir y la empujo dónde está el cadáver, que se conforme con los restos, yo todavía noto el olor a efervescencia vital, los otros siguen corriendo, vuelvo a avanzar dando traspiés aún con el sonido del rifle advirtiéndome, nos vamos reuniendo poco a poco para secundar la persecución de los otros, ¿cuál es mi problema si ya he comido? ¿Es que nunca tendré suficiente? Al parecer no. Los vivos están corriendo, van vestidos de cualquier forma, su mayor retraso es el peso que llevan por la comida y quién sabe qué más cosas, deben estar desesperados, la comida en sus grandes encerramientos debe ir como el culo. Cierto, ahora encontramos pocos vivos por las calles o a la búsqueda de cobijo, muchos se han atrincherado en grandes estadios y otros en prisiones, tienen allí los animales, los huertos y sus cosas, pero es obvio que arrastran carencias, puede ser que por abastecimiento, deben ser ciento y pico allí dentro, podría imaginarlos seguir el ciclo interminable de nacer, comer, matarnos, reproducirse, parir y morir, una y otra vez como hormiguitas dentro de su hormiguero, ¿acaso no es eso lo que nos da comida? Mientras sigan multiplicándose siempre tendremos que comer, ¿podemos razonar el criarlos de alguna manera? Esa forma en la que había granjas con cerdos y gallinas y vacas, engordarlos, esperar a que paran y la cría se baste por si misma, entonces al cazo. Todos debemos de ser demasiado impacientes para poner la idea en práctica, no somos capaces de resistir esa efervescencia vital, nuestra metadona para resistir la abstinencia.

Por fin los siento cerca, lo bastante para casi paladearlos.

No soy consciente de nuestro número.

De en dónde estamos.

De nada.

Sólo tiro para adelante.

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Hasta aqui el primer capi ^^. Espero que les gustara, nos vemos! se me cuidan!