28. ENEMIGO PÚBLICO

SIGYN

Se despertó de golpe, con un sudor congelado que le bajaba por la frente. Seguía desnuda y tapada hasta media espalda. Miró a su alrededor: estaba sola en la habitación, así que se acomodó en medio de aquella gran cama para estirar los músculos.

-Auch…

Notaba pinchazos ahí abajo por la noche con Loki. Por la noche… y la mañana. Se levantó lentamente y se vistió con lo que encontró en el armario: vestidos tupidos, de franela, abrigados. Y no era para menos; según se veía por la ventana, el aire helado de Jotunheim azotaba los setos y árboles sin piedad.

Suspiró. Aquél era su nuevo hogar a partir de ahora. Un cielo eternamente nocturno y azul, con dos Lunas encima de su cabeza… y el blanco, el blanco puro y virgen de la nieve que reinaba allí. Aunque el paisaje le fascinaba, no pudo evitar pensar que echaría de menos el Sol radiante del verano asgardiano. Miró al nudo de sábanas que se había convertido su cama y sonrió todavía más. Si ese clima era el precio que debía pagar por estar con Loki, sacrificaría 40 soles y 40 veranos si hacía falta.

Se miró desde todos los ángulos posibles en el espejo de la puerta del armario. No le quedaba nada mal aquél vestido azul petróleo. Nunca había llevado ese color y, menos, aquella ropa tan invernal… pero le quedaba bien. Se arregló las ondas del cabello con los dedos. No. Nada mal.

-¿Y desde cuándo te has vuelto tan presumida?- le dijo a su reflejo.

Volvió a sonreír. Echó un último vistazo al espejo y salió de la habitación. Seguía haciendo calorcito por los pasillos. Por lo visto, Byelist era un caballero con los huéspedes y, aunque Loki le repitiese mil veces que ellos soportaban bien las temperaturas altas, sintió pena por los Gigantes que se iba encontrando.

-Alto ahí, mujer.- le dijo uno, en frente de la puerta de la Sala del Trono. –No tienes permitida la entrada.

-Si ayer Byelist dijo que…

-"Su Majestad" está reunido en estos momentos y no podrá atenderla. Vuelva más tarde.- el Jotun volvió a mirar al frente, barrándole el paso.

-Imbécil…- se dijo para sí misma.

Miró de mala gana a su alrededor. Sólo había paredes de piedra. Paredes de piedra altísimas. ¿Loki se enfadaría si se enterase que había salido del palacio sin su permiso? ¿Y por qué se enfadaría? Él le había dicho que aquella era su casa ahora.

Cuando se acercó al gran pórtico y se mentalizó que tendría que utilizar la fuerza de 30 hombres para empujarlo, pero se sorprendió al ver que se abrió solo. Allí todo funcionaba con Magia y debía empezar a acostumbrarse a eso.

El frío del exterior le cortó las mejillas y sus pulmones dudaron en si acoger todo ese aire dentro de ellos, así que cogió el cuello de franela del vestido y se tapó media cara con él, respirando aire caliente y menos doloroso. Saludó con una mano a los Guardias que estaban en la puerta y ellos le correspondieron. Padre de Todos se sorprendería de lo educados que podían llegar a ser "esas bestias azules"... qué asco le daba al pensar en esa manera que tenían los asgardianos de menospreciar a los demás... y pensar que su padre había sido uno de ellos.

Cuanto más se adentraba en los jardines blancos y puros de detrás del Palacio, más se enamoraba de aquella tierra. Su paisaje, sus tonos, su sonido, hasta su clima, que era el responsable de toda esa belleza: todo era precioso.

Se atrevió a sacar una mano de dentro del puño de la manga, para tocar lo que parecía un diamante, un cristal en forma de lágrima, que caía de la rama de un árbol. Nunca había visto nada parecido.

-Son hojas de hielo.

-¡Loki!

-Te he visto por la ventana- la señaló con la cabeza y se acercó a ella, abrazándola por la espalda y apoyando su barbilla en la coronilla de la rubia -¿Cómo te sientes?

-Pues... normal, supongo.- giró la cabeza para mirarle -¿Cómo se supone que debo estar?

-Pues muerta de cansancio, derrotada, sin poder caminar, dolorida... Te has acostado con Loki, cielo. Y eso te deja unas agujetas tremendas.

Se echó a reír a carcajadas. ¿Desde cuándo Loki había vuelto a ser el chico que conoció cuando eran pequeños? Se giró para tenerlo de cara y le abrazó fuerte, apoyando su cara en el pecho aterciopelado de su Dios.

-Pues siento defraudarle, señor, pero... estoy bien.

-Mmmm... Entonces, habrá que arreglar la situación más tarde- le levantó la barbilla con un dedo.

-¿Más tarde?

-Oh, ¿Es que quieres ahora? Sigyn... qué mosquita muerta pareces y qué obsesionada estás con el sexo.

-¿Perdona?- se volvió a echar a reír -Eres tú el que está obsesionado. Hemos estado toda la noche, toda la mañana... ¿Y quieres más?

-Por mí, podría estar contigo todo el día. Las 24 horas. Ni siquiera saldríamos de la cama.

Su cara. La cara de Loki había cambiado. Su mirada. Volvía a ser el chico que era antes de caer por el Abismo, cuando Thor fue desterrado a Midgard. Sus ojos volvían a ser brillantes y claros. Tranquilos. Felices.

Enlazó sus brazos en la nuca de Loki, chocando las puntas de la nariz.

-¿Y qué hacemos en el jardín, entonces?

El Dios del Engaño sonrió y la besó. Y sonreía mientras lo hacía. Ella le imitó y él la abrazó tan fuerte que la levantó del suelo.

-¡Loki, bájame!- aunque pataleara para que la dejara en el suelo, seguía abrazada a su cuello.

-Señor Laufeyson.- uno de los Guardias de la entrada de acercó a ellos -Su Majestad quiere hablar la mujer asgardiana.

-Sigyn- contestó él, dejándola en el suelo -Su nombre es Sigyn.

-Sigyn...- repitió el Jotun, bajando la cabeza, mirando a la rubia.

-Está bien, gracias- dijo Sigyn, asintiendo con la cabeza.


THEORIC

-¡Correo!- gritó uno de sus compañeros.

-¿Ya han abierto el Puente?- dijo otro.

-No, sólo lo justo para enviar y recibir noticias. Asgard sigue en Alerta Roja.

-Pero eso es absurdo- dijo Theoric, sentándose al lado de ellos, repartiendo las jarras de Hidromiel que había pedido en la barra de la Taberna -¿Cuánto llevamos fuera de casa?

-Casi un trimestre.- le contestó uno de los soldados, empezando a beber.

-Es absurdo que sigan con Máxima Seguridad y no hayan pedido ayuda a otros Reinos.- dijo él, sorbiendo de su vaso.

Y era verdad. Lo único que les había dicho el Capitán es que habían cerrado todas las puertas de Asgard hasta nuevo aviso y ni siquiera les dijo por qué.

¿Qué narices era lo que había pasado como para precintar la Ciudad? ¿Era por Loki? ¿Ya había hecho alguna de las suyas? ¿Seguía en Asgard? ¿El Reino estaba más seguro con él dentro, sin posibilidad de salir...? ¿Cómo se tomarían en Jotunheim que Padre de Todos tuviera retenidos a una veintena de los suyos?

¿Y Sigyn? ¿Cómo estaría Sigyn?

Conociéndola, asustada, pero fingiendo lo contrario y eso le hacía sonreír. Era como una cría pequeña. Lo que más le martirizaba es que, antes de irse, habían discutido por una tontería y, ahora, sólo tenía ganas de volver atrás en el Tiempo y despedirse de ella como se lo imaginaba cada día.

Todo era culpa de Loki... siempre conseguía joderlo todo. Se había creído la mentira, se había dejado llevar por la rabia y había discutido con Sigyn, en vez de abrazarla y decirle que la echaría de menos cada día, cada noche.

-¡Eh! Una carta para ti.- le dijo un compañero.

La cogió anonadado.

-No hay nada como ser un enchufado, eh- otro soldado le dio un codazo, tambaleándole.

-Cállate.

Aunque había sido una broma, dejó boquiabiertos a los demás, tomándosela de mala manera. Salió de la Taberna; allí hacía un frío de mil Demonios, así que se ajustó la capa de piel de lobo al cuello y fue al establo.

Cuando encendió una lámpara de aceite, se recostó en el lomo de su caballo, que levantó su cabeza al verle entrar.

-Tenemos noticias de Sigyn, amigo- le sonrió y el animal resopló, como entendiendo lo que acababa de decirle y volvió a posar la barbilla en el heno.

Pero cuando abrió el sobre, no fue la letra redondeada de su Prometida lo que vio, sino una perfecta caligrafía, más alargada y cursiva, en un papel en el que sólo constaba: "Sigyn está a salvo. Frigga".

La Reina.

Mentiría si dijese que era lo que quería leer. Él esperaba una carta exageradamente larga de Sigyn, con tachones y flechas de párrafos que se había olvidado escribir, en el que contara por qué Asgard estaba blindada y de cosas que sólo le pasaba ella y le obligaban a reírse. Pero también mentiría si dijera que no se alegraba por haber recibido esa noticia, pero no pudo evitar mirar a ese pequeño trozo de papel con tristeza.

Su deber era estar allí, manteniendo a su Prometida a salvo, no Frigga, ni Thor, ni siquiera Odín... pero prometió en silencio que, en cuanto pudiera volver, no se separaría de ella.

La necesitaba, sentir su infantil olor de vainilla en su pelo, abrazarla y esconder la cara en su cuello, pálido y perfecto como el mármol, necesitaba mirarla reír, el color cereza de sus labios, sus ojos, tan azules y tan verdes que podías sentir cómo te tragaba el Mar de su mirada.

Pero, sin embargo, lo último que recordaba era Amargura y Tristeza... y lágrimas. Había sido un completo estúpido.

-Cuando te vuelva a ver, juro que te compensaré por todo...- suspiró y apretó la carta contra su pecho.


El ruido de las botas metálicas, al correr, le despertó, dándose cuenta de que su caballo seguía medio estirado, para no despertarle, mientras comía heno de su lecho. Le sonrió, acariciándole el cuello y estiró los músculos.

-¿Qué ocurre?- le dijo al primer soldado que pasaba, mientras se arreglaba el pelo con los dedos.

-¡Volvemos a casa, por fin!- dijo otro más joven, que pasaba cerca.

-¿Han abierto el Puente?

-¡Venga, Theoric! Prepáralo todo y larguémonos.- le dijo al que había preguntado. -No sabes las ganas que tengo de ver a mis niños.

Él le apretó el hombro y le sonrió... y corrió de vuelta al establo a prepararlo todo. La carta que le había enviado Frigga estaba en el suelo, la recogió y la besó.

-Ya voy, mi Amor. ¡Por fin!

Si alguna vez no creyó que las casualidades existían, aquélla era una para retractarse. El estómago se le había convertido en un lío de cosquillas y nervios, como cuando caes de un sitio muy alto, o cuando eres pequeño y alguien te ha dicho que mañana te dará un regalo.

-¿Has oído eso, chico? ¡Volvemos a casa!- besó el hocico del caballo, que resopló y sacudió la cabeza.

Theoric no pudo evitar echarse a reír, con ganas, como hacía mucho que no lo hacía.


LOKI

-Te encanta esto- le dijo, mientras las manos de Sigyn se enredaban en su pelo.

-No sabes cuánto- ella soltó una pequeña carcajada.

-Créeme que sí lo sé...

-No te enfades.- le dijo, dándole un beso en la mejilla. -Que yo te quiero.

-Ya...

A Sigyn le encantaba hacerle trenzas en el pelo, por lo que, a veces, deseaba cortárselo, pero al ver el reflejo de la rubia en el espejo del armario, sonriendo, blanca, dorada, desnuda, acariciando sus mechones negros como las plumas de un cuervo...

-Eres perfecta.

No había nada más perfecto que Sigyn. Nada. Por más que lo hubiese creído antaño, por más que ella se empeñara en negarlo y no creerle.

Ella suspiró y le devolvió la mirada al espejo, clavando su reflejo en sus ojos.

-Loki...

-Sigyn.- le cogió una de las manos que le peinaban y se la llevó a los labios. -Cásate conmigo.- vio cómo la rubia del espejo abrió los ojos y arqueó las cejas.

-Loki...

-¿No quieres?

Ni siquiera parpadeaban, se taladraban con la mirada, mezclándose el verde esmeralda del Dios con el degradado de azules de los de la rubia, dentro de una lámina de vidrio, como si no pudieran escapar de allí.

-Sí, pero...

-Llevamos meses aquí y no vamos a volver.- Loki vivía en su cabeza y vio el rostro de Theoric en su mente y es que, aunque se empeñara que él era el único que podía y debía estar con ella, sabía que tres meses no borran cuatro años de soledad. -Con el tiempo que llevamos aquí, creo que tu compromiso con él está más que roto.

-Ya, pero no puedes pretender fingir que no ha pasado nada.

-Este es tu Hogar, ahora.- se giró un poco, para tenerla de frente, cogiéndole un mechón rubio y llevándoselo a los labios. -Después de tanto tiempo, de tantos errores... No te estoy pidiendo que lo olvides, sólo que empieces de nuevo... conmigo. Darnos una oportunidad a los dos. Quiero hacer las cosas bien contigo...

Sigyn le acarició la cara, sonriéndole levemente, hasta que sus labios se encontraron con los suyos, primero con delicadeza, casi con vergüenza, pero luego más y más intensos y cálidos, hasta tenerla totalmente de frente, aferrándose a su nuca. Los dos sonrieron mientras se comían a besos, acariciándose como si nunca lo hubiesen hecho, respirándose fuerte en la boca del otro.

Loki sólo apartó sus labios de los de ella, para llevarlos a sus pechos, otra vez erectos y duros, tanto como él. Aquel cuerpo era su droga, lo único que necesitaba, lo único que quería. Verla encorvada, con la cabeza hacia atrás, apoyada en sus hombros, mientras él rozaba con su lengua el pezón izquierdo de la rubia, que ya había vuelto a dejar escapar leves gemidos, mezclados con las bocanadas de aire que necesitaba para seguir con ese juego.

Sigyn no tardó en tirarle del pelo y obligarle a parar, clavando en sus ojos esa mirada de fiera que sólo le había visto en el sexo. Mientras le acariciaba el miembro, tan hinchado de deseo por ella, se sentó encima, lentamente, como a ambos les gustaba, liberando a la vez un suspiro ansioso.

Se agarró a sus caderas, que empezaron a moverse igual que con el beso: primero lentas, pero más rápidas a medida que ella lo creía conveniente. Sigyn se impulsaba con las rodillas, apoyada en sus hombros con los codos, mientras que las manos se aferraban a esa mata de pelo negro que ya volvía a estar revuelta.

Gemían en la boca del otro, sin llegar a tocarse, a milímetros la una de la otra, mirándose, retándose, jurándose mil cosas, diciéndose todo lo que nunca se decían en voz alta.

Las lágrimas de Sigyn le advertían que pronto llegaría al orgasmo, que le faltaba poco, así que aceleró el ritmo de sus caderas, hasta que la rubia clavó la frente en la suya, gritando en silencio, frunciendo el ceño, aferrándose más fuerte a su nuca... corriéndose él, obligándola a quedarse clavada en su pelvis, hasta que se sintió lo suficientemente fuerte como para abrir los ojos.

-¿Eso es un "sí"?- le susurró, buscando aire, asfixiado por el post-orgasmo. -¿Te casarás conmigo?

Sigyn atrapó su rostro en sus manos y aplastó la nariz en la de él, riéndose a carcajadas y empujándole hasta chocar contra el colchón.

-Es un "Oh sí!"- se reía mientras se acomodaba a su lado, besándole el cuello- ¿Por qué siempre estoy esperando a estar así contigo?

-¿Así cómo?- le dijo él, acariciándole la cabeza, enredando los dedos en perfecta melena dorada.

-Así... tirados en la cama, haciendo el Amor hasta hartarnos, riendo, desnudos, abrazados, mirando al techo...

Loki sonrió y suspiró. Todas esas cosas que había dicho, a parte de ser verdad, dichas por ella, las hacía doblemente placenteras.

Hacía meses que en esa habitación no pasaba el Tiempo. Desde que llegaron juntos a Jotunheim, no pasaba una noche alejado de ella; sentía que si no la tenía cerca, podría morir.

Sigyn era el Sol que no brillaba en Jotunheim... y sólo le alumbraba a él.

-¿En qué piensas?- la rubia apoyó la barbilla en su pecho, mirándole a los ojos.

-En lo que has dicho...- le cogió la mano derecha y le apartó el dedo anular, envolviéndoselo con un anillo delgado, de oro, con una esmeralda cuadrada, adornando un grupo de diamantes que imitaban las hojas de hielo que tanto le gustaban a Sigyn- ... y en que prometo amarte, hasta el Fin de los Tiempos.- vio las lágrimas atrapadas en los párpados de Sigyn y en cómo le temblaba el labio inferior. -Nunca viviré suficientes vidas para quemar todo esto que siento aquí.- aprisionó la mano contra su pecho. -El fuego que tú misma encendiste, la tarde que me dijiste que me amabas.

-Loki... Así ha sido siempre. Desde que éramos unos mocosos que correteaban por los pasillos.- aunque sonreía, las lágrimas habían empezado a descender por sus mejillas. -Quiero estar contigo para siempre.

-Y así será...- se incorporó y besó los párpados de su esposa, que rió nerviosa por las cosquillas- ... Siempre.

Sigyn se abrazó a su cuello y se volvieron a perder entre las sábanas.


-¡Loki!

El Dios levantó la vista de su libro y miró hacia ella, que corría como si alguien la persiguiera.

-¿Qué te pasa, te encuentras bien?- se levantó y la dejó apoyarse en él, para que recobrara el aliento.

-Ha llegado esto- Sigyn le dio un sobre y por la letra, sabía muy bien de quién era. -¿Es de...?

-Sí.- la cortó, rasgando el papel con su daga, para coger el mensaje que había en su interior. Lo leyó por encima y volvió a sentir su antigua amiga: la Rabia fluir de nuevo por su sangre.

-¿Qué ocurre? ¿Es malo?

-Loki.

Sigyn y él se giraron al instante, ella ahogando un suspiro de sorpresa, mientras él luchó para no dar muestra alguna de nerviosismo, aunque, con ella fuera inútil disimular.

-Angrboda...

-Ya veo que acabas de leer la carta de tu madre.- la Sacerdotisa se acercó a él y le dio un beso en la mejilla, aprovechando su shock. -Lo siento mucho. Lo he intentado, pero...

-¡JODER!- Loki hizo trizas la carta y tiró los restos a la chimenea, que crepitaba animada delante. -Otra vez, no...

-¿Me podéis explicar qué está pasando?- Sigyn ya no podía controlar los nervios y había empezado a alzar la voz.

-Sigyn...- Angrboda la saludó del mismo modo que lo había hecho con él y acunó su rostro entre sus manos perfectamente azules. -Loki debe ser trasladado a Asgard para ser juzgado por sus crímenes contra la Guardia de Odín y la Seguridad de la Corona... y por tu intento de asesinato.

-¡PERO...!- la rubia se deshizo de la Jotun y se echó el flequillo hacia atrás. -Pero si él no...

-Lo sé... pero ahora, Loki es Enemigo Público de Asgard.

PODÉIS MALDECIRME TOOOODO LO QUE QUERÁIS XD PERO NO TENÍA INSPIRACIÓN Y NO PODÍA ESCRIBIR!

Ante todo, disculpas por taaaanto tardar y sobretodo, GRACIAS a las que me habéis mandado privados, preguntado e interesado. Sois las mejores!
Por motivos personales, no encontraba la inspiración para continuar con el fic y, entre que lo reescribía mil veces y tal, iba a cuentagotas.

Bueno, se puede decir que ya entramos en la recta final del fic, porque lo terminaré en pocos capítulos más. Ya está todo pensado y decidido xD

HABEMUS BODA! No es la boda del año, pero me ha parecido más romántica que una en alguna puesta de Sol y todas esas cosas que les gusta a las chicas xDD (igualmente, si no os ha gustado, lo entiendo xD)
Y deben volver a Asgard, que es dónde terminará todo.

Como siempre, críticas y opiniones desde el respeto.

Y, otra vez, gracias a las que os habéis preocupado y las chicas del Logyn! que sin vosotras, no hay fandom!

BESOS!