Bueno, a empezar!. Bien, ya que lo tengo decidido no me rendiré! Bienvenenidos, gracias por clickear el enlace...ahora van a ver mis esperanzados esfuerzos por los personjes que me impiden abandonar Naruto por completo. Haku y Zabuza!. Gracias a estos dos, me he auto-declarado seguidora de los ninjas de la neblina, y bue, hacen que incluso alguien como yo que desde la invasión de Orochimaru a Konoha vea un capitulo sepa tanto de la trama. Este fic es de humor, y seguramente tendrá algún error de trama a lo largo de él (como ven se va a distanciar del original, pienso hacer algo muy distinto).
La historia es Zabuza, Haku, Suigetsu y Kimimaro, el equipo de ronin ninjas que debió ser. Este episodio esta inspirado en varios fics con la temática "Haku pierde su conejo, él y Zabuza lo buscan", y les doy las gracias por la inspiración. Aunque no lo crean tengo un plan básico de adonde esto se dirige, pero cualquier idea y/o crítica será bien recibida.
A, si alguien le gusta la idea no hay problema, porque realmente sería genial tener más fics de este tipo (jeje)
Por último, Naruto no es mio, pertenece a su autor Masashi Kishimoto, y no hago esto con fines de lucro.
Bueno empecemos con la historia!
Hmm. Era el niño, el que lo metía en tantos problemas.
Haku era un arma obediente y afilada, y se podía decir un prodigio en las artes ninja, pero algunas de las cosas que hacia simplemente causaban más líos que los que necesitaba.
Hace un año y medio que viene viajando con el chico, y para él, eso es muchísimo, más de lo que alguna vez haya viajado con alguien, excepto sus compañeros, antes, cuando las espadas estaban juntas. Era más por la tolerancia del chico que por la suya que pudieran lograrlo, siendo tan calmado y servicial.
Debía haberlo esperado viendo su pasado que no sería un chiquillo malcriado, pero era el tipo de gente que trataba de ignorar esas cosas y no preguntaba más de lo necesario. Lo que sabía era por boca del chico y adivinación propia. Lo importante es que hacia todo acatando sus órdenes, protegiéndolo con su propia vida.
Estaba muy satisfecho con ello, y esperaba que dentro de poco el niño se convirtiera en una espada mortal. Pero entonces…
"Ah!, Mr. Nive, ¡vuelve!, ¡Zabuza-sama!"
"Ve a buscarlo y vuelve rápido, niño, estamos entrenando."
"Si, Muchas gracias, Zabuza-sama, no se preocupe, nadie me verá"
El chico no tenía la naturaleza de un shinobi. Disfrutaba más de actividades simples que tomaban cuando no podían encontrar nada mejor, como la limpieza o el arado de campos, que de las misiones Ninja. Suponía que crecer en esa aldea campesina fue la causante…allí debió haber desarrollado esa gran compasión por todo se vivo que tenía, el centro de su frustración. Ya era bastante tener que aguantar sus miradas de súplica cuando iba a una misión mientras seguía en la aldea oculta, o las que hacían juntos – las pocas a las que lo llevaba- luego de dejarla.
Hace unos días Haku había encontrado un conejo, y no se había despegado del animal. En su opinión esos felpudos son lo que uno llama una buena cena, y lo que debía hacerse cuando se obtenía la cena era comerla, pero Haku no pensaba igual. Inclusive había propuesto el entrenarlo como mascota para poder usarlo en los jutsus de sustitución.
Sabía poco de mascotas Ninja, pero los conejos no calificaban como unas. No importara cuánto lo entrenara, sólo podría servir cómo sacrificio para una huída desesperada, o como comida de emergencia. Sabía que el chico no querría ninguna de las dos. Lo mejor hubiera sido decirle que no.
Pero Haku lo había mirado realmente esperanzado esa vez, como si fuera un Dios que concede milagros. La verdad era que el chico se había esforzado más de lo normal, y la huída de la aldea oculta lo había afectado, yéndose del lugar cuando por fin se estaba acostumbrando al sitio, de la peor manera posible. No le costaba nada complacerlo un poco.
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Podía dejarle tenerlo.
Incluso puede ser que les sirviera de algo, uno nunca sabe.
Odiaba a los niños por eso. Podían ser tan insufribles como quisieran y luego con una mirada derretían a todo el mundo, incluso esos mocosos gritones parecían soportables. El chico acataba todas sus órdenes, pero no se mostraba complacido por muchas de ellas. No era como si eso lo doblara, el niño debía aprender las reglas de los shinobi. Mejor que esas ideas débiles se fueran de su cabeza, y se acostumbrará rápido.
No evitaba que la mirada de esos ojos lo persiguiera, sin embargo. Y las sonrisas eran peor.
Haku sonreía mucho, lo hacía cada vez que lo veía, y eso lo abrumaba. No entendía cómo podía ser tan feliz con el tipo de vida que llevaban, siendo evidente que no estaba complacida por ella. Adorar tanto a la persona que lo entrenaba sin misericordia.
Aunque cada vez era más letal en las misiones, su forma de ver el mundo no había cambiado en otro aspecto. Debía admitir que tenía un gran espíritu para soportar la adversidad, uno mayor que el suyo. Si no supiera mejor diría que el chico es incapaz de matar a una mosca, de lo repulsivamente considerado que es.
Nunca lo había visto tan contento que cuando le dijo que sí. Pensó que estaba bien dejarlo pasar, el chico también debía saber lo que era tener una recompensa después de todo, se la merecía por su compromiso.
Luego su mano había bajado instintivamente a felicitarlo. Y esa parte lo desquiciaba.
¡Era sólo un conejo blanco, por amor de Dios! No importaba lo feliz que Haku se viera con ese peludo animal, no cambiaría su idea de que sólo serviría como comida de emergencia. No tenía por qué importarle.
Haku se la había pasado enseñándole al animal, no tenía idea de cómo y mientras no interfiriera con el suyo no era su problema…
El hecho de que el conejo se escapará cuando veía la oportunidad tampoco. El chico lo estaba buscando, desperdiciando tiempo.
"¡Detente!"
Ese había sido el chico. Sintió su chacra elevarse hacia el este y emprendió marcha rápidamente. No creía que fueran ninjas cazadores, pero si le pasaba algo…
Entró al claro y se encontró con dos chicos mirándose mutuamente.
Uno era Haku, quién miraba con preocupación y una mínima curiosidad al otro chico, y parecía estar convenciéndolo de algo. Cuando vio al otro entendió la situación.
Este extraño niño peliazul –menor que Haku, y sospechosamente familiar- compartía su opinión acerca de lo que se debe hacerse con la cena, y había capturado al animal ajeno. Su carla de burla no le gustaba, y los colmilludos dientes no hicieron más que aumentar sus sospechas.
Aterrizó al lado de Haku, y la atención del mocoso se desvió inmediatamente hacía él, sus ojos se centraron en su espada.
Su cara lo dijo todo
"¡Ah!, Pero si es la Kubikibocho. La comida tendrá que esperar entonces. Es un placer Zabuza-sempai. Será un gusto hacerme con su espada"
El conejo entonces se soltó de sus brazos y fue a los de Haku, que lo miró con unos ojos grandes y agradecidos, antes de tornarse preocupado por la situación.
Se había metido en otro lío. Ya lo suponía.
Fiuu, fin del capitulo uno. ¿Qué les pareció?
Historia larga aquí vamos!, Suigetsu aparece y empieza la trama!
¿Qué pasará? un bocadillo
"¡no tenía que ser tan díficil cazar a un estúpido roedor, se estaba burlando de él!"
algo así supongo. Nos vemos en próximo capitulo.
