Hola.
Este es mi primer fic, espero que les agrade.
Advertencia: Contiene un lenguaje inapropiado y escenas no tan violentas.
D! Powerpuff Girls no es de mi propiedad.
Capitulo 1: Escaparon.
La muchacha de cabello rubio hasta la cintura, dueña de unos hermosos ojos azules que son acompañados por unas largas pestañas naturales, se encuentra sentada en el frió suelo de su celda. Tiene una especie de lima en sus manos con la que se entretiene. El guardia la observa con una ceja arqueada, mirada que no pasa desapercibida para la rubia.
—Si tomas una foto te durara más— Le dijo sin observarlo. El guardia solo bufo y se dio media vuelta. Ella sonrió de medio lado, y luego aparento estornudar.
Esa era la señal, la chica de cabello negro alborotado hasta los hombros, de ojos verde jade y de labios carnosos, se levanto de su pequeña cama, acomodó su ropa de prisionera, tratando de que se viera lo más provocativa posible, cosa que no le gustaba para nada, pero si querían salir de allí, tenia que hacerlo de todos modos. Camino a paso lento hasta los barrotes de la celda.
—Hey— Dijo, logrando llamar la atención del guardia que estaba en la celda de la rubia. El hombre se dirigió hacía ella aparentando una expresión seria.
La muchacha rubia sonrió amplia mente, saco el envoltorio de su supuesta lima, que no era más que una pequeña navaja, que por muy diminuta que fuera, era la más eficiente del mercado de armas. Fue hacía los barrotes y comenzó a cortar unos cuantos barrotes, para luego salir de la celda, en esos momento agradecía ser delgada. Salio de la celda, y corrió sigilosamente hasta la celda de una joven de largo cabello pelirrojo atado en una coleta que era sujetada con un desgastado lazo rojo y sus ojos eran de un extraño color rosa. La rubia comenzó a cortar los barrotes, y la pelirroja salió rápidamente por estos. Se miraron entre si, y la pelirroja silbo. El guardia que permanecía en la celda de la chica pelinegra, volteó, y se sorprendió de ver a esas dos muchachas afuera de sus celdas. Pero antes de que pudiera dar un paso, la pelinegra hizo presión en un nervio del hombre, y cayo desmayado al suelo. La pelirroja y la rubia corrieron hasta allí. La ojiazul busco las llaves de la celda en el cinturón del hombre, cuando las encontró, abrió la puerta de barrotes con la mayor rapidez que podía lograr. La chica salió y les sonrió cómplice.
Corrieron hasta la salida de la prisión, pasando por la demás celdas de las prisioneras que se despedían de ellas haciendo un gesto con la palma. La pelirroja iba a delante de las tres, pero se detuvo en seco al doblar en una esquina, provocando que las otras dos chocaran contra ella.
—Demonios, Momoko— Murmuro enfadada la de cabello negro como la noche.
—Mierda— Murmuro para luego dar media vuelta y jalar a sus dos amigas lejos de allí. Se detuvieron en una ventana de barrotes.
—¿Por que no fuimos por allí?— Pregunto la rubia.
—Habían guardias—Respondió.
—Entonces, habrá que salir por acá— Dijo la rubia observando la ventana frente a ellas.
—Claro, si quieres terminar muerta. Te recuerdo que estamos en el sexto piso— La pelinegra rodó los ojos.
—Vamos a tener que hacerlo, si no los guardias nos atraparan y todo esto habrá sido en vano— Comento la ojirosa.
—Cortare los barrotes— La rubia comenzó a cortar rápidamente los barrotes y estos caían estruendosamente al suelo.
—Bien Miyako, con tanto ruido que haces, más pronto nos encontraran— La pelinegra dijo de brazos cruzados,
—Ya nos encontraron— Dijo la pelirroja observando al grupo de guardias que estaban frente a ellas.
—¿Tienes algún plan B?
—Por supuesto que si— Dijo mientras sacaba de su cabello un arma de fuego.
—¿De donde sacaste eso? creí que te habían arrebatado todas las armas— La rubia dijo extrañada.
—La tipa de la cafetería me la obsequio— Dijo con desinterés.
—Aw, ella siempre me daba más pudin— Dijo la pelinegra con felicidad. La pelirroja rodó los ojos.
—Miyako, corta los barrotes, nosotras nos encargamos de esto— Ordeno la ojirosa a lo que la rubia asintió y comenzó a cortar los barrotes restantes.
La morena sonrió macabra mente al ver como los guardias corrían hacía ellas. Se arremango las mangas de su uniforme de presa, y observo sus guantes de cuero negro, siempre acompañándola en todo.
—¡Kaoru!— Exclamo Momoko al notar lo distraída que estaba la pelinegra.
—Lo siento— Dijo para luego golpear a un guardia en el rostro y así sucesivamente. Momoko disparaba a todos los guardias que lograba visualizar en la oscuridad. Pero las municiones no duraban toda la vida, jalaba del gatillo y nada, y los guardias se acercaban.
—Joder— Un guardia la sujeto del brazo izquierdo, aprovecho la oportunidad para noquearlo con el arma. Más guardias aparecieron, eran como verdaderas cucarachas. Con una sola patada logro derribar a tres guardias. Observo a su amiga rubia que cortaba los barrotes a la vez que golpeaba a los guardias que se le acercaban. En su distracción, un guardia le golpeo el labio, provocando que un hilo de sangre se escurriera por este. Se limpio con el puño, y gruño. Tomo unos de los barrotes que estaban en el suelo, y golpeo brutalmente a unos de los guardias que cayo al suelo al instante.
Patadas, golpes, y más patadas. Solo así, lograba que los guardias pasaran a mejor vida. Un tipo se lanzo contra ella por detrás, gracias a sus reflejos, se agacho a tiempo, haciendo que el tipo se estrellara con los demás guardias. Se levanto rápidamente, y le dio un golpe en el estomago a un guardia, que al instante, escupió sangre. Los puños ya le dolían , había golpeado a demasiados guardias, y estos seguían apareciendo como si se reprodujeran entre si. Un guardia le golpeo la espalda, provocando que ella cayera al suelo, a los segundos, vio al mismo hombre que cayo muerto a su lado. Volteo para encontrase con su amiga pelirroja que le extendía la mano, tomo su mano y se levanto. Le pelirroja le entrego un barrote, y comenzaron a golpear a los guardias.
—¡Listo!—Exclamo Miyako. Las dos chicas, arrojaron los barrotes contra los guardias, y corrieron hacia la rubia. Subieron a la ventana, y tragaron en seco. El lugar si que estaba alto. Tomaron sus manos y absorbieron una gran bocada de aire, escucharon los gritos de los guardias que se acercaban aun más a ellas. Apretaron sus ojos, y saltaron. Cayeron a los arbustos, se levantaron solo con unos cuantos rasguños en el rostro y el cuerpo. Corrieron sigilosamente hasta el gran muro de cemento. Observaron cada punto en el que se encontraban los guardias que aseguraban la puerta. Arrojaron una piedra que fue a parar a la cabeza de un guardia que patrullaba, este cayo al suelo, y los demás hombres fueron a socorrerlo. Escalaron el muro de cemento, en cuanto llegaron arriba, las alarmas comenzaron a sonar. Se arrojaron hacía abajo, ahora sin importarles lo alto que era. Cayeron en cuclillas, y la pelirroja visualizo al carro de la lavandería. Les hizo una seña a sus amigas, y corrieron hasta el carro, abrieron las puertas, y se adentraron en los botes que estaban llenos de uniformes de prisioneras. A los minutos, sintieron como el carro prendía el motor, y aparentemente se largaba de ese lugar.
—Chicas— Dijeron desde el asiento del conductor. Ellas abrieron los ojos como platos.—Ya salgan de allí. Soy yo, Robin— Dijo a lo que las chicas asomaron sus cabezas, sorprendidas.
—¡Robin!— Exclamaron a unisono. La pelimarrón sonrió.
—Les dije que les ayudaría a escapar— Dijo Robin.
—Gracias— Dijeron nuevamente a unisono.
—Esos uniformes huelen horribles. Deberían salir de allí— Comento la pelimarrón.
—Es cierto. Huelen peor que ese asqueroso baño de mi ex celda.— La rubia dijo asqueada.
—Robin, tienes que llevarnos al club pirata— Dijo la pelinegra mientras se pasaba hacía el asiento del copiloto.
—Entendido.
—¡Alcalde!— Exclamo un tipo con uniforme de guardia que entro corrieron al lugar. Un hombre de edad, de cabello blanco y vestido de traje, lo observo con una ceja arqueada.
—¿Que sucede?— Pregunto el hombre de cabello blanco.
—¡Ellas escaparon!— Volvió a exclamar, alarmado. El alcalde quedo boquiabierto, y luego apretó un botón de su teléfono negro.
—Señorita Bellum— Hablo por el aparato.
—¿Que ocurre, señor alcalde?—Respondieron desde la otra linea.
—Comuníqueme con los hermanos Jojo, por favor— Pidió.
—Enseguida señor.
N/A: Reviews y lo continuo :)