13. La redención de Kanon
El resplandor de la armadura de Géminis inundó la sala en ese momento, testigo de la concesión que Atenea acababa de brindarle.
Ahora él era el portador. Kanon, Caballero de Oro de Géminis.
Atenea sonrió complacida e hizo incorporar al gemelo.
—Vamos ¿a qué esperas?
El griego contuvo el aliento, impresionado ante el tótem y dio unos pasos vacilantes hacia ella.
Contempló los cuatros brazos, erguidos hacia arriba, como si estuvieran sujetando algo.
Dio una vuelta completa, para poder admirarla con devoción.
Extendió su mano derecha para ir a cogerla, pero la armadura se desbarató y fue ella quien se colocó sobre el cuerpo de Kanon.
Las piezas doradas resplandecían de nuevo sobre su nuevo portador. Habían estado esperando por él desde que muriera Saga.
El gemelo contempló la armadura sobre su cuerpo, admirando todos y cada uno de los detalles de los antebrazos, las espinilleras, la pechera...
Atenea soltó una risa dulce, al ver la cara de asombro de su protector y depositó su mano sobre el antebrazo de Kanon. Su semblante risueño se tornó preocupado.
—He notado algo siniestro Kanon. Temo que la Guerra Santa comience esta misma noche.
El gemelo sintió un escalofrío recorrer su espinazo.
—Atenea, permíteme acompañarla hasta tu templo, me sentiré más seguro si puedo protegerla. Aunque antes quisiera ir a un sitio…no tardaré más de quince minutos, si me lo permite.
La diosa sonrió, al intuir cuáles eran los planes de Kanon. Así pues, decidió aguardarle, mientras él abría un portal.
Otra vez frente a esa puerta de aluminio y cristal, que se había convertido en la entrada a su redención.
Esta vez se fijó en el letrero.
"Koukouvágia"
Y junto a esas letras, el dibujo de un mochuelo. El que acompañaba a su diosa en la era mitológica.
—Siempre ha cuidado de mi— murmuró llevándose la mano al pecho.
A pesar de ser tarde, vio una luz que provenía del cuarto de Vasilis y Voula.
Sonrió y al acercarse a la puerta del bar, golpeó con fuerza.
Escuchó los gruñidos del hombre, y a la mujer que le pedía que no bajara.
Vasilis bajó armado con la barra de metal y encendió la luz del bar. Se quedó parado en mitad del pasillo.
Kanon agitó la mano a modo de saludo, a través del cristal de la puerta.
— ¡Demonio de hombre!— masculló, entre sorprendido y contento.
Rápidamente quitó la cadena con el candado que sujetaba las manillas y abrió la puerta.
Voula había bajado al no oír nada y se quedó a mitad de la escalera observando la escena.
—Kanon— musitó. Y a continuación esbozó una enorme sonrisa y terminó de bajar las escaleras, caminando hacia el muchacho y estrechándolo entre sus regordetes brazos.
— ¡Pero mírate! ¡Si pareces otro! ¿Y esta armadura de oro? Es hermosa…— dijo acariciando el metal dorado.
El gemelo sonreía y contestaba a todas las preguntas que los dos le formulaban sin parar.
Transcurridos diez minutos, Kanon miró a ambos y les pidió un poco de atención.
—Esta noche la Guerra Santa dará comienzo. Voy al frente a luchar por todos vosotros. Por eso llevo esta armadura dorada, la que perteneció a mi hermano gemelo Saga.
Tengo que irme ya, puesto que me están esperando en el Santuario, sólo vine a despedirme de vosotros. Sin vuestra ayuda no hubiera podido lograr mi objetivo. Os estaré eternamente agradecido—
Y tras decir esto tendió un sobre repleto de dinero para ellos.
Vasilis observó el fajo.
— ¡Pero Kanon, si ya mi hijo me devolvió lo que te presté! ¡No hacía falta más! Esto es demasiado dinero, no puedo aceptarlo— dijo entregando el sobre de vuelta al gemelo.
Kanon sacudió la cabeza, sin perder la sonrisa.
—No Vasilis, acéptalo. Yo no lo voy a necesitar más. Sin embargo vosotros sí, y quiero que le deis un buen uso. Sobre todo a vuestro hijo Aaron. Empleadlo con sabiduría. Es lo único que puedo deciros.
Voula se quedó perpleja ante tales palabras y generosidad.
—Pero ¿cómo es que no vas a necesitar más ese dinero?
El gemelo emitió un suspiro y agachó la cabeza, tomando entre sus manos el rostro regordete de la mujer.
—Como ya dije antes, me voy a la guerra.
Vasilis comprendió lo que Kanon daba a entender entrelíneas. Una sombra de tristeza cruzó sus ojos.
—Cariño…lo que quiere decir es que…— dijo acercándose a su esposa.
La mujer lo había comprendido, pero simplemente no quería decir adiós a ese muchacho. Ya lo sentía como un hijo suyo. Se le escurrieron unas lágrimas, pero curiosamente esbozaba una sonrisa.
—Comprendo...lucha con todas tus fuerzas, expande tu cosmos Kanon y ayuda a tus compañeros y a Atenea en vuestra cruzada contra Hades. Estamos en vuestras manos.
Kanon emitió un suspiro y se deshizo del abrazo de la mujer. Ya era hora de partir.
Fue hacia Vasilis y se dieron la mano significativamente. Incluso él apenas podía aguantar las lágrimas.
—Maldito muchacho, ojalá te hubiéramos conocido antes.
Voula se limpió las lágrimas con un pañuelito que guardaba en su bata y Kanon se quedó frente a ella unos segundos.
—Te echaremos de menos Kanon, gracias por todo lo que has hecho por nosotros.
—No, gracias a vosotros dos por cuidarme y encaminar mis pasos.
Tras esto, el gemelo se dio media vuelta para salir del bar. La pareja se abrazó y observaron la partida de Kanon.
Antes de que abriera otra dimensión, Voula le gritó.
— ¿Cuál es esa armadura Kanon?—
—La de Géminis— y tras esbozar una hermosa sonrisa, desapareció para siempre.
—Sabía que era esa. Gracias por enseñármela— susurró Voula, limpiándose más lágrimas.
Los dos se quedaron quietos, mirando el lugar por donde había desaparecido aquel muchacho, que tanto había significado en sus vidas. Para bien.
Atenea esperaba pacientemente de pie, cuando el portal se abrió y apareció Kanon.
Su rostro se había tornado sereno, pero decidido. A pesar del halo de tristeza que sentía.
Algo cruzó su mente. Una presencia conocida. No, no era sólo una. Eran más. Y estaban frente al templo de Aries.
—No puede ser…— masculló incrédulo.
Miró a Atenea.
— ¿Mi…mi hermano…? ¿Saga…?— dijo con los ojos muy abiertos, cargados de terror. No podía concebir lo que su corazón podía sentir.
La diosa observó la reacción de Kanon, quien musitó una maldición y frunció los labios con rabia.
Se quitó la armadura de Géminis y la dejó sin ensamblar en el tótem. A continuación abrió un portal y cogiendo a Atenea de la mano, ambos se introdujeron en él.
Aparecieron en el templo de la diosa. Kanon se escondió para prepararse mientras que la mujer se dirigió a su pequeño altar y se sentó para seguir los acontecimientos.
— ¿Qué piensas hacer?— preguntó al gemelo.
—Voy a dirigir la armadura de Géminis desde aquí…y crearé una ilusión, para confundirles. Mi hermano no es tonto y sé que lo descubrirá, pero si puedo demorarles aunque sea cinco minutos, será suficiente.
La Guerra Santa había dado comienzo. Y los espectros traidores no tardarían en aparecer, para reclamar la cabeza de Atenea.
"¿Por qué?" se preguntó…y entonces todo empezó a encajar en su mente. A pesar de que supuso un alivio para ella, debía seguir el juego, aunque conllevara desastres monumentales.
La diosa despertó de su ensoñación cuando escuchó que la puerta principal se abría.
— ¡Atenea! ¿Ha sucedido algo? He percibido un cosmos extraño.
La diosa respiró tranquila.
—Tranquilo Milo, estoy bien. Ese cosmos que has sentido no es el de ningún enemigo, sino el de un poderoso aliado que ha acudido a la llamada.
El caballero de Escorpio abrió los ojos ante lo que acababa de escuchar.
— ¿Es posible que yo le conozca?
Atenea asintió y reveló el nombre a Milo. Éste se quedó atónito, sorprendido al conocer que Kanon aún estaba vivo.
—Así es. Y ahora está protegiendo el templo de Géminis.
En la sala colindante, tras las cortinas, Kanon hablaba con su hermano Saga, a través de la armadura de Géminis.
La rabia que sentía era inconmensurable.
Él, su hermano, quien en los últimos días le había ayudado a llegar al Santuario. Su recuerdo fue el que le animó a llegar allí, tomar su puesto vacante y defender el Santuario…Saga, al servicio de Hades.
Golpeó con furia el suelo con sus puños, rompiendo varias losas. Pero las lágrimas que brotaban por sus ojos eran más dolorosas que cualquier herida física.
—Qué estúpido fui…¡Mírate ahora!...¡En verdad eres la personificación del mal!- bramó iracundo.
"Saga… ¿cómo has podido? Eres el perro faldero de Hades, me has decepcionado…tú, que durante estos días me animaste a unirme al Santuario…tú, quien me llamabas en sueños a venir…Atenea me ha dado permiso para proteger la casa de los gemelos…sobreviví en Cabo Sunión gracias a ella, quien purificó mi alma y mi corazón…ahora lucharé por ella y por la justicia, ¡prepárate!...Camus y Shura vagarán eternamente por el laberinto que he creado…"
De repente, una gran ráfaga atravesó el techo y golpeó a Kanon, derribándolo.
Atenea y Milo se giraron y el caballero de Escorpio, alarmado, atravesó la cortina.
Observó el cuerpo malherido de Kanon, quien se incorporó lentamente.
—Creí que habías muerto ¿Qué haces aquí? No importa que Atenea te haya perdonado. Lárgate ahora si no quieres morir.
Kanon lo sabía. Sabía que sus compañeros no le irían a aceptar. ¿Pero abandonar el Santuario, especialmente ahora que estaba siendo atacado? Eso nunca.
—No voy a irme, Milo. Atácame si quieres porque no pienso moverme de este lugar. Debo proteger a Atenea.
— ¡Pues prepárate para recibir mis ataques! ¡Aguijón escarlata!
El caballero de Escorpio se lanzó rápidamente contra su oponente que recibió los aguijonazos, uno tras otro. Cada vez que recibía uno más, Kanon sentía que sus fuerzas se escapaban, pero a la vez, una inmensa paz inundaba su espíritu.
"¿Por qué no te defiendes Kanon? ¿Por qué no me atacas?"
Más que nunca, el alivio fue llenando su alma, a pesar del intenso dolor que sentía. Y lo cerca de la muerte que estaba.
"Sea aquí, entonces, que muera a manos de un compañero"
Recibió otros cuatro aguijonazos más, completando catorce.
Atenea salió al ver lo que estaba sucediendo y la escena le encogió el corazón.
— ¿Por qué haces esto Milo? Él ha sido perdonado por mí.
—Pero no por nosotros. Ni Aioria, ni Shaka ni Mü le perdonaremos jamás. Demasiado sufrimiento, demasiada gente ha muerto por su culpa. Sólo un golpe más y acabaré con él.
Se preparó para ejecutar Antares, su golpe definitivo.
"Hasta ahora no entendía por qué no querías atacarme…has aguantado…y comprendo tus razones"
Una última vez.
Su dedo índice atravesó la carne de Kanon.
Y cayó desplomado sobre un gran charco de sangre.
—Atenea, si me disculpas, debo regresar a mi templo.
Kanon se incorporó lentamente, sorprendiéndose por haber aguantado los quince aguijonazos de Escorpio.
"¿Cómo es que he sobrevivido? Me ha atacado con Antares y sigo aquí…¿será…?"
— ¿Acaso pretendes que un enemigo proteja a Atenea?— masculló, dolorido.
El caballero de Escorpio se paró frente a la puerta por donde iba a salir.
— ¿Enemigo? Aquí no hay enemigos. Sólo un hermano: Kanon, caballero de oro de Géminis—
Y tras estas palabras, salió del templo.
El gemelo se derrumbó y empezó a llorar.
— ¡Milo!...tu último ataque no fue Antares…me salvaste la vida…me has redimido por completo…¡gracias!
Atenea sonrió conmocionada por el momento y por fin comprendió a ambos caballeros.
"Al fin estoy libre de toda culpa. Ahora lucharé por ella y por vosotros"
FIN
Historia completada. Hasta aquí el fic de la redención de Kanon. Espero que os haya gustado el viaje en el que nos hemos embarcado con las andanzas del gemelo de Saga. Aquel quien ha sufrido un cambio viral en su comportamiento.
Me da pena decirle adiós, pero es lo que toca. Nunca sabría cómo hacer una lista de mis personajes favoritos de Saint Seiya, lo único que tengo claro que Milo es el primero de la lista. Y Kanon es el segundo, puesto disputado con Shaka.
Como notas finales, simplemente he retocado un poco los diálogos finales, con el fin de hacerlo más ameno. Pero más o menos dice lo mismo que en el anime. De hecho me puse ese capítulo "La redención del semidios" para ser lo más fiel posible.
No quise incluir el diálogo completo entre Saga y Kanon, ya que al estar en la distancia, prefería dejar el punto de vista de Kanon, a solas en esa sala, viendo que su hermano, aquel que le había conminado en los últimos días a tomar la armadura de oro de Géminis, reaparecía de entre los muertos como servidor a Hades (a sus ojos, claro).
Agradecimientos:
-Por los comentarios: Lule de Zodiak, Sanathos Ananke, Raixander, tomoechan100, Hikaru Kino88, Greece SJL, Kaito Hatake Uchiha, griselldemonns.
-Por seguir esta historia: a Sanathos Ananke, Raixander, Greece SJL, Human Being, Kaito Hatake Uchiha, tomoechan100, Sagittarius no Liz, grisseldemonns, Sylver-Hunter y Namain.
-Por marcarla como favorita: Raixander, tomoechan100, Human Being, Deneb of Cygnus, floriiblue12, grisseldemons, Sagittarius no Liz, Ede Monster, Hikaru Kino88.
Y a todos aquellos que habéis leído este fic, dándole una oportunidad :D
¡Gracias a todos, nos vemos en otros fics!