Titulo: Pulse.
Resumen: Aunque juro no aliarse con piratas, cometió un error: deberle la vida a uno. Ahora tendrá que convivir con una tripulación que parecen haber salido de una jaula de locos, enfrentarse a desventuras, y para mayor disgusto, se las tendrá que ver con su capitán. LAWXOC.
N.A: Sean bienvenidas /os, a mi nuevo fic. Lo primero, es una historia muy excéntrica, ya que e juntado argumentos de juegos y mitología (aunque solo saldrán algunos elementos de estos) mas la trama principal de OP. Lo segundo, la OC será Nicte Black, la misma de mi otro Fic Hurricane. (No tenía ganas de pensar en otro personaje, y las chicas de OP no me gustan mucho.) Las palabras, expresiones o nombres con * serán explicados al final del fic.
Disfrutad de la historia:)
Rango M: por el leguaje usado, violencia, cosas algo gore y tal vez lemon.
Disclaimer: One piece, no me pertenece, hago esto sin ánimo de lucro, solo para pasar el rato.
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Capítulo 1: Deja de tocar al oso.
Isla Ghostflag, una isla de verano en medio del Grand line. Conocida por ser una isla peligrosa y misteriosa, habitada por criminales del mundo entero. Su ciudad principal es Luz perdida, un sitio que personifica la decadencia e inmoralidad en sí. No hay tal cosa como el cielo o el infierno, no hay restricciones, ni limites, la única ley que se cumple es la del más fuerte. Aquí predominaba la rabiosa bestia interna, el monstruo insaciable de cada uno, que solo deseaba saciarse así mismo. Llena de matanzas y destrucción, se encuentra una sociedad caótica, marcada por la violencia.
La administración que maneja la marina está podrida hasta el núcleo. La corrupción estaba al orden del día. Los sindicatos criminales manejan las calles a su merced. Incluso sacrifican a los inocentes por diversión.
Una pequeña sociedad de mercenarios. Resulto entre tanta adversidad. No tienen un nombre fijo, la gente les llama: asesinos, depredadores, renegados, parias… Aunque ellos se hacían llamar Tánatos*. Asesinos que posen talentos inusuales. Encargados de dar muerte a quien fuera a cambio de unos cuantos bellis.
…
Bajo la mirada hacía el cadáver que había en suelo. Era una hermosa escena del crimen. Lucia un rostro deformado por la sorpresa, el dolor y el miedo. Sobre su garganta rajada, descansaba su mano derecha la cual en escasamente unos minutos atrás intentaba desesperadamente detener la hemorragia que se llevaba su vida. Sus ojos miraban moribundos al responsable de su muerte. Como acusándole se su tan temprana defunción.
Incapaz de seguir observando el cuerpo, cerró los ojos. Con un gemido de dolor apoyo su espalda en la pared del callejón. Se dejo caer y sentándose en el suelo húmedo por la lluvia que había caído el día anterior, miro el cielo nocturno. La luna brillaba con fulgor desde lo alto, con las estrellas de compañeras. Derramaba su luz sobre el estrecho callejón, dándole un aspecto aun más macabro de lo que por si era esa inquietante escena.
Jadeando por cansancio y dolor, se permitió el lujo de evaluar su herida. Estiro un poco el cuello, por si así obtenía un mejor ángulo de la zona lastima. Un tajo que atravesaba desde su cintura hasta la espalda, adornaba su cuerpo. Apretó los dientes y ahogo un alarido de dolor en su garganta. La lesión no dejaba de sangrar, era profunda y ardía con cada palpitación que sufría, al menos parecía no haber afectado algún órgano vital. Eso no la mataría. Apretó la mano contra ella y sonrío un poco de forma incrédula.
-Tuche. –Dijo en un murmullo, su voz era suave como la de una mujer. –Has conseguido herirme. Pero aun así, yo gano.
Clavo la mirada en el cuerpo. Pero en sus ojos no había odio, ni siquiera un rastro de resignación o algo que indicase su estado su ánimo. Solo una indiferencia abrumadora.
-No sé quien serías, ni que hacías. –Hablo con calma. –Pero deberías haber comprendido que no era buena idea hacer lo que querías. Ahora estas ahí sin vida, mirándome con culpabilidad. –Se separo de la pared y se acerco al cadáver, arrodillándose junto a este. –La muerte es una vieja historia, pero siempre parece nueva para alguien. Descanse en paz.
Con un gesto lleno de delicadeza y respeto, cerró esos ojos sorprendidos con la punta de los dedos. Dentro de su cabeza sabía que no debía haber mostrado ese respeto por ese pobre diablo. Él fue la victima de su contratato. Si no hubiera atacado y amenazado a la familia del dueño de la taberna principal de la ciudad, no habría sido necesario derramar sangre y él ahora podría estar desperdiciando su tiempo y dinero en algún burdel o tasca, de esta maldita ciudad infestada de criminales.
Con un gruñido se puso de pie. Se quito la capucha y la bufanda llevaba, revelando su condición de mujer. Desde siempre había tenido que ocultar su sexo. Las mujeres de este lugar solo podían hacer dos cosas: vender su culo en las calles o casarse y tener una familia. No había otras cosas más que hacer, era una sociedad machista. Por eso debía ocultarse, o al menos lo debía hacer si quería conservar la cabeza en su sitio. Comprobó que su melena castaña, estuviera en su sitio y cuando se dio por satisfecha, se coloco la bufanda de nuevo y volvió a ponerse su capucha.
….
El caminar se la hacía algo difícil. Con cada paso que daba tenía la sensación de que su cuerpo dolía un poco más, por lo menos su herida dejo de sangrar. Abrió con un suspiro la puerta de madera maciza que daba acceso a la taberna de quien la contrato para asesinar al desgraciado anterior. La gente que llenaba el lugar, miro al recién llegado con recelo. Su aspecto era alarmante.
Con cada paso que daba sus armas tintineaban unas contra otras, dos katanas descansaban en el lado izquierdo de su cadera, en el otro había una daga y una pistola, en los huecos restantes estaban ocupados con algunos bolsillos (que seguramente estaban llenos de artilugios para matar) y cuchillos de lanzar. Su atuendo negro ocultaba su figura, y una capucha y bufanda roja hacia lo mismo con su rostro, brazaletes metálicos en sus dos brazos, pantalones pegados oscuros puntualizados por unas botas de cuero negro, llevaba una faja de color rojo atada a su cintura y sobre esta estaba el cinturón que contenía sus armas y una bolsa negra que goteaba un humor* de color rojo. Se podía apreciar que la faja estaba desgarrada y manchada del mismo líquido que desprendía la bolsa. Estaba herido.
-¡Mirar eso! –Alzo la voz el dueño del local. –El depredador, está herido.
Con una sonrisa divertida sirvió una jarra de cerveza y se la ofreció al objetivo de su burla.
-No vengo a beber. –Negó, en su voz se podía notar un poco la agonía. –Está cumplido. –A tientas busco la bolsa que colgaba de su cinturón, cuando la tenía en su poder la lanzo contra la barra. –Ahora el dinero.
El tabernero miro confuso la bolsa. Al recogerla sus manos que temblaban se mancharon con el líquido viscoso y caliente que emanaba de esta. Con una mezcla de curiosidad y asco, abrió la bolsa y miro su interior. Tuvo que reprimir las nauseas cuando sus ojos vieron un corazón humano sangrante que podía jurar que continuaba latiendo.
-¿Eso te asusta? –Pregunto burlona la asesina. –Dame el dinero. Así no me tendrás que verme más.
-Claro.
-Date prisa.
Observo como el hombre desaparecía detrás de una puerta, llevaba el rostro pálido y en sus ojos se podía notar el horror. Así que seguramente fuera a vomitar, y no le juzgaba, después de haber visto el corazón arrancado cualquiera con un estomago débil hubiese tenido la necesidad de vomitar. "-Espero que no huya y me traiga el dinero. –Pensó sentándose en uno de los taburetes que habían enfrente de la barra. –No quiero tener que soportarlo más. Terminaría matándolo." Y es que su paciencia tenía un límite, y ese tipo conseguía llevarla más allá de este.
…
El tabernero aun seguía desaparecido. El aguante de la asesina se agotaba muy lentamente. Si no venia pronto ese tipo, ella misma se encargaría de enseñarle el significado de la palabra prisa, aunque estaba segura de que él podía perder uno o dos dientes en el proceso.
Sin querer llego a sus oídos una conversación. Miro hacia la dirección de donde venían las voces, sentía curiosidad. Dos hombres que llevaban el uniforme de marine, charlaban de forma animada, ajenos de todo el mundo. Se les quedo mirando con discreción.
-¿Te has enterado? –Pregunto uno. Al ver la cara de desconcierto de su compañero continúo hablando. –Dicen que esta mañana ha llegado un pirata muy fuerte.
-¿Cuál?
-El cirujano de la muerte. El capitán de los piratas Heart, Trafalgar Law. Esta mañana no han dado los carteles de se busca. El muy cabrón tiene un buen precio.
Dejo de espiar la conversación. Su cerebro no quería registrar esa información y menos tener que tragarse lo del pirata. Prefería no tener nada que ver con ellos. En Ghostflag, los piratas venían atraídos por la violencia de la isla y algunos rumores. Pero pocos conseguían salir vivo de allí, y los que lo hacían estaban algo traumatizados por las cosas que habían visto y vivido en la isla.
Entonces algo más llamo su atención. En una esquina mal iluminada de la taberna, había un grupo algo raro. Uno de sus dos componentes era un oso polar que vestía un mono naranja con un extraño símbolo impreso en la espalda de este. Una especie de cara de color negro que parecía que se burlaba de ella. Estaba confusa, y con cuidado se levanto. El oso parecía que hablaba y todo. Creyendo que eso era una alucinación por la falta de sangre, se acerco al peculiar animal y le pellizco la oreja.
-¿Eh? –El oso musito mirándola con sus ojillos negros llenos de curiosidad. -¿Qué haces?
-Joder, si habla de verdad y todo.
-Lo siento.
El animal agacho la cabeza, un poco deprimido. La joven asesina aun seguía sobando la oreja del oso, ignorando la mirada de que le echaba el compañero de la fiera. No podía creer la suavidad del pelaje blanco de la bestia, era real. El oso parecía algo feliz de que le acariciasen la oreja, y no pudo evitar soltar una pequeña carcajada.
-Deja de tocar al oso, tipo raro-ya. –Una voz la saco de su mundo. –Lo vas a desgastar.
Cuando encaro al dueño de la voz lo primero en que se fijo era en el gorro blanco con motas negras que llevaba. Bajo la mirada y se encontró con unos ojos grises tan fríos y calculadores enmarcados con ojeras que la analizaban de forma descarada. Cuanto más le observaba más nerviosa se ponía, su piel de caramelo, el pelo negro con reflejos azules, las patillas, la perilla y los pequeños pendientes de aros dorados que tenía, dos en cada oreja. Era atractivo.
Siguió mirándole a él y su atuendo, una sudadera amarilla y negra con el mismo símbolo del mono naranja del oso impresa en el pecho, aun parecía que se burlaba de ella, la llevaba arremangada hasta los codos mostrando así sus brazos y manos tatuados, vaqueros azules desgastados con las mismas motas que en el sombrero y zapatos negros. Detrás de él había una nodachi negra con cruces blancas lacadas en ella, la empuñadura parecía un peluche y tenía una cinta con borlas roja que la envolvía El desprendía un aire oscuro, secreto y reservado que parecía que la asfixiaba.
-¿Es real? –Pregunto ella incrédula. –Es extraño ver un oso así.
El tipo de ojos grises la miro con una sonrisa y dijo:
-Claro que es real.
-Menos mal, pensé que estaba viendo una alucinación o algo.
Sonrío al oso y le dio una suave palmada en la cabeza. Comprobando que era real.
-¿Estas herido? –Pregunto el animal, había notado la evidencia de la herida. -¿Te duele?
Ella rio un poco, ese bicho peludo era adorable.
-Solo es un rasguño. –Contesto la joven negando con la cabeza. –No me matara.
-Me parece que es más que eso. –Decidió el pelinegro, con el rostro serio. –Mejor que te vea un medico.
-No tengo confianza en los médicos de aquí. –Espeto ella. –Además….-Se interrumpió algo pensativa. –No tengo dinero.
-Entonces creo que morirás de una infección.
-Prefiero morir de eso a que un matasanos se adelante y acabe con mi existencia. –Dijo la asesina. –Los médicos son todos unos charlatanes. Los que de verdad son buenos, son caros y no suelen atender a los de mi clase.
-¿Los de tu clase?
Él la miro con sus ojos grises llenos de curiosidad, la charla que estaba manteniendo con el herido era extrañamente interesante. Ella se mordió la lengua, había cometido el error de hablar de más.
-Los pobres. –Invento sobre la marcha. Aunque parecía que no había saciado la curiosidad del pelinegro. –El dinero mueve el mundo. –Se apresuro a añadir.
-¿Por eso matas? –Soltó el tipo con una sonrisa. El rostro de la joven se quedo inexpresivo. -Me he tomado la libertad de observar la conversación que mantenías con el tabernero. ¿Lo que había en esa bolsa?-Se detuvo un momento para disfrutar del momento. -¿Era un corazón humano? –Añadió sonriendo de forma algo sádica.
-Bingo, esa es mi marca. –Contesto más tranquila la joven. -¿Te interesan mis servicios? Aunque ahora estoy un poco tocado. No me importaría formar un contrato cuando esté recuperado. (N.A: Habla en masculino porque oculta que es mujer)
-No necesito formar un contrato.
-Lastima. Entonces me voy.
-Espera asesino-ya. –Se apresuro a decir el pelinegro. -¿Quieres que te cure?
¿Curar? Se extraño al escuchar esa palabra. No entendía muy bien las intenciones de ese tipo, primero la dice que se largue a buscar un medico y ahora era él quien se ofrecía a sanarle la herida.
-¿Eres medico?
-Mejor. –Contesto él. –Soy cirujano.
-¿Cómo el cirujano de la muerte?
-Ese soy yo, asesino-ya.-Afirmo él sonriendo. –Trafalgar Law.
Ahora sí que estaba confusa. El había afirmado que era ese pirata que buscaban los marines porque tenía una recompensa alta. Eso significaba que si le entregaba tendría la cantidad suficiente de dinero para permitirse una vida acomodada. Una bombilla que llevaba apagada años, se encendió en su cabeza. Podía aceptar su oferta, y una vez que su herida estuviera sanada podría asesinar al pirata y obtener la recompensa. Pero desecho esa idea, no quería saber nada de piratas.
-Que amable. –Dijo ella con una sonrisa. -¿Pero porqué?
Parecía que había hecho la pregunta del millón. El se calló de la nada y la miraba con expresión seria.
-Eres interesante. –Contesto Trafalgar recuperando la sonrisa. –Y no soy amable. Solo quiero que te unas a mi tripulación.
¿Formar parte de la tripulación de un pirata? Ni loca.
-Gracias por la oferta, pero creo que pasare.
-¿Por qué?
-Los médicos me inspiráis poca confianza. –Dijo ella de forma despreocupada. –Y más si son piratas. Hasta la vista, Cirujano de la muerte.
-Ven con nosotros. –El oso dijo mirándola fijamente. –No te hará nada malo.
-¿Y cómo sé, que no me matara luego?
-No mato a las cosas que me interesan. –Contesto molesto Law. –No todas.
Un escalofrió le recorrió la espalda a ella. Trafalgar estaba algo mal de la cabeza.
-No quiero. –Se negó ella dándose la vuelta. –Gracias, pero no.
Hecho a caminar lo más deprisa que su herida la permitía. Quería escapar de ese tipo, pero su mala suerte no acabaría ahí.
-¡Es ese capitán! –Exclamo señalándola el tabernero. Había regreso junto a dos marines. –Él es el asesino.
Ella se detuvo y con una maldición en la boca se resigno a que tendría que huir. Estaba demasiado débil para luchar y no quería morir. Así que puso pies en polvorosa y huyo dándose la vuelta, dirección a la salida de atrás. Pero una mano la agarro del hombro obligándola a que se detuviera. De reojo miro nerviosa la mano esta lucía un tatuaje, en cada falange de los dedos había una letra. Si juntabas todas tenias por resultado la palabra: Death.
Trago saliva algo nerviosa y asustada miro al dueño de la mano. Cuando sus ojos verdes coincidieron con los grises de Trafalgar, sintió algo de alivio. Pero luego volvió a su estado de alerta y bruscamente se giro hacia él.
-¿Me vas a entregar? –Pregunto en un susurro. –No es por nada pero a ti también te buscan.
Trafalgar sonrío y la agarro por el brazo para acto seguida colocarla a su lado.
-No te muevas de aquí. –Ordeno retirando la mano. –Bepo, dámela. –Estiro el brazo y el oso le dio la nodachi. Una vez que tenía la espada en su poder, sonrío de forma sádica. –Ahora me deberás la vida.
Continuara….
…
*Tánatos: Es la personificación de la muerta en la mitología griega.
*Humor: Liquido.
Bien, por mi parte no tengo nada más que añadir, dejar reviews.;) Estos hacen que me motive para continuar la historia. Contarme cositas, si os gusta, si lo odiáis, si os da igual. Si tenéis alguna sugerencia, me haría muy feliz que me dijerais. Venga hasta luego. :D
