LOCKED OUT OF HEAVEN
Disclaimer: Hey Arnold! No me pertenece, es propiedad de Craig Bartlett, Nickelodeon y Viacom.
Bueno, primera historia. Espero que les guste.
Disfruten.
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Capítulo 1
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La preparatoria. Días felices en los que se es un adolecente con prioridades de adulto. Trabajos, tareas, exámenes, todo eso mezclado con entrenamientos en los muchos deportes ofrecidos por la institución, por ley todos los alumnos debían estar involucrados en un deporte o algún taller por las tardes, y no solo por ley, sino porque la misma escuela demandaba que todo alumno debía tener algo que hacer por las tardes que no fuera únicamente sus quehaceres, aunque para días de talleres no se dejaban casi.
Y aquí es donde comienza nuestra historia, en la preparatoria Hillwood 118, donde muchos jóvenes exprimían sus cerebros y deseaban con ansiedad un descanso oportunista por situaciones hilarantes. En esta escuela se podía ganar y perder, ganar triunfos en deportes y áreas educativas, perder tiempo y perderte a ti mismo en los enormes y esplendidos pasillos, pasillos que resguardaban portales surcados por estudiantes expertos e inexpertos todas las mañanas después de algunas semanas de diciembre.
—Espera—dijo una joven rubia a su acompañante—. ¿Escuchaste eso?
—No—responde la chica que va a su lado—. ¿Qué se supone que debería escuchar?
—Nada. Ya, déjalo de ese tamaño—responde manoteando en el aire.
— ¿Sabes Helga?, si no te conociera diría que ya has perdido tu encanto.
—Por favor Clarisa, sabes que para perder mi encanto debería juntarme con Wellington-Lloyd—responde sarcástica a su acompañante, que además, es su mejor amiga para estos tiempos.
En la secundaria, Helga había por fin conseguido alejar a todos de su vida, casi se perdió a sí misma, pero sin pensarlo, encontró a esta chica, Clarisa, la cual fue su punto de partida y apoyo incondicional en cada uno de sus actos. Arnold se había marchado tiempo atrás, y no había encontrado otra esperanza de vida o si quiera una conciencia que le dictara lo que estaba haciendo bien y los errores que acababa de cometer, convirtiéndose así en la persona más ruin de lo que le restaba de la primaria y principios de la secundaria. Phoebe había tratado de ayudarla, pero esta se había encerrado a sí misma, perdiendo todo el control sobre su vida y alejando a todos los que ella alguna vez quiso. Phoebe luego se marcho a Kentucky, junto con sus padres, para empezar una nueva vida allá por el trabajo de su padre. Finalmente estuvo sola. Pero esta chica que ahora la acompaña sintió curiosidad en sus actos, y al intentar acercarse recibió algunas pequeñas palizas, pero eso no la hizo detenerse. Ahora era su mejor amiga, eran inseparables, se les veía de arriba a abajo por los pasillos de esa preparatoria, y siempre juntas.
—Si comienzas a hacerlo créeme que te mataré—dijo señalándola con su dedo índice, para después sonreírle de una manera cómplice a su amiga.
—Oh vaya, pero mira que miedo tengo—decía ironizando—. Por favor Clarisa, no me mates, hare lo que quieras, pero no me mates.
Ambas chicas se miraron y se carcajearon. No podían creer lo inmaduras que podían ser cuando se juntaban.
— ¿Qué clase tienes?—cuestiono Helga.
—Economía. ¿Y tú?
—Filosofía. Supongo que otra materia más que no compartiremos este bimestre—decía algo acongojada.
—No te preocupes, según mi horario, y según el tuyo, compartiremos más de seis y nos veremos en los recesos—Le sonreía para darle confianza y seguridad a su amiga. A pesar de saber que Helga era la chica más ruda y la matona de todos los tiempos, sabía que en ocasiones podía ser muy agradable e insegura, pero ella sabía como ocultarlo perfectamente.
—Bien, nos veremos en el receso—dijo y siguió su camino hasta las escaleras que conducían a la segunda planta, pues el salón de filosofía estaba en ese piso.
Helga entro al salón y ubico un lugar en el cual poder hacerse sin ser molestada. Usualmente elegía el asiento más cercano a Clarisa, ya fuese a su lado, al frente o detrás de ella, pero y ya que en esta clase estaría sola, prefería hacerse al lado de la ventana, en el antepenúltimo puesto, ahí no sería molestada y tendría una asombrosa vista panorámica. Intento sentarse pero al solo colocar su bolsa en el asiento un chico alto y algo fornido la enfrento.
—Oye, ¿Qué es lo que piensas hacer?—el muchacho se oía enojado—Largo de ahí pequeño insecto, esa es mi silla.
—Pues no veo tu nombre en ningún lado—contesto retadora dándose la vuelta para encarar al muy idiota que había osado meterse con Helga G. Pataki, pero cuál fue su sorpresa al ver esos ojos cafés y esa piel morena con ese peinado extravagante que lo caracterizo por años.
—Ah, pero mira nada más, si eres Helga G. Pataki.
—Calla Geraldo, ¿qué demonios haces aquí?—mientras cruzaba sus brazos.
—Yo estudio aquí. Pero me sorprende que una bestia como tú lo haga—dijo mientras hacia una pose de superioridad retadora—. Pensé que para este momento ya te estarían dando libertad condicional.
—Mira Geraldo, no quieras pasarte de listo, porque no sabes de lo que soy capaz—decía apuntándolo con su dedo índice sobre el pecho del joven.
—Claro, claro, la vieja historia de la gran Helga Pataki. ¿Si sabes que esta ya no es la primaria?—mientras reía socarronamente.
—Cállate, idiota—dijo mientras se abalanzaba sobre el chico, logrando derribarlo para ella poder dar el primer golpe.
—Espera, espera. Yo no golpearía nunca a una dama—Helga se detuvo, y Gerald aprovecho para dejarla contra el suelo y poder contraatacar—. Pero tú no eres una dama, eres una bestia.
Golpes iban y venían. Las personas que alrededor estaban lo único que hacían era incitar a más violencia, coreando "pelea" a una sola voz. El maestro se había tardado exactos cuarenta y cinco minutos en llegar, y al ingresar, lo que vio le desagrado bastante.
—Hey, ustedes dos—Cuando hablo, todos los demás se dispersaron a distintos lugares del salón mientras aún en el suelo Helga y Gerald forcejeaban el uno con el otro—. Les estoy diciendo que se detengan, ¡ahora mismo!—grito, lo cual, los hizo detenerse y ponerse de pie—. Acompáñenme, tendrán una charla con el director—sentenció y los dos jóvenes no hicieron más que lanzarse miradas de desprecio y seguirlo.
Al entrar en la dirección, la secretaria vio al maestro, el cual, igual tenía el puesto de prefecto de disciplina, luego vio a los dos estudiantes que para entonces seguían con sus miradas despreciativas. Miro fijamente a la rubia y esta por inercia la volteo a ver en un gesto de cordero degollado, imperceptible para los demás presentes; la secretaria solo rodo los ojos, se levanto de su puesto y entro al despacho del director. No tardo demasiado allí dentro, al salir les indico que el director ya los esperaba y podían pasar. Ellos así lo hicieron.
—Déjenme ver si entendí—decía el hombre mientras se masajeaba las sienes—, ¿ustedes se peleaban por un simple asiento?—cuestiono extendiendo sus brazos sobre su escritorio.
—Fue culpa de él—empezó la rubia—, con su ridiculez de "esta silla es mía"—dijo mientras hacía que su voz sonara exactamente igual a la del moreno.
— ¡JA!, por favor, ¿le va a creer señor director?—dijo Gerald con arrogancia—. Según sé, ella pasa más tiempo hablando con usted que algún otro estudiante de esta preparatoria.
—Cállate zopenco—lo amenaza con "La vieja Betsy"—. En primer lugar si paso mi tiempo ayudando al director en la oficina no es tu problema—frunció el seño—, y en segundo el tonto asiento no tenia tu nombre, bien pude haberme sentado.
—Claro que no Pataki, ese lugar me lo he ganado yo con mucho trabajo durante años—responde colérico ante los reclamos de la rubia.
—Silencio los dos—sentenció el director—, ¿podría dejarme a solas con ellos?—cuestiona al profesor que aún se encontraba en su despacho. El hombre asiente y se retira.
Helga y Gerald se lanzan amenazas de muerte con la mirada, y el director comienza con su tortuosa y aburrida retahíla. Ambos le ignoran hasta cierto punto—Por lo tanto he decidido que ustedes dos deberán pasar más tiempo juntos para aprender a llevarse bien.
— ¡¿QUÉ?!—gritaron ambos jóvenes espantados con la sola idea de pasar tiempo uno con el otro.
—Ustedes llevan acá dos años, esté es el último que les queda—dijo tranquilamente el hombre—por lo tanto, o comienzan a llevarse bien, o los suspenderé a ambos y tendrán que repetir el curso el año que entra. Esto no puede seguir, cada mes, cada semana es lo mismo—dijo comenzando a hiperventilarse—, no pueden durar ni un mes sin enfrentarse, y los problemas siempre son a causa de sus bromas.
—Pero no puede hacernos esto. Es obvio que él y yo no nos soportamos, ¿Qué tal si nos matamos antes de que se cumpla el día?
—Contigo Pataki, yo creo que será en menos de cinco minutos—mientras miraba su reloj de pulso.
— ¡A CALLAR!—reclamo la rubia—, pelmazo.
— ¿Ven a lo que me refiero?, no soportan ni cinco segundos sin discutir—puso su cabeza entre sus manos—. La decisión está tomada, de ahora en adelante ustedes dos compartirán todas y cada una de las clases, estarán juntos en proyectos y trabajos escolares y veré que hacer con sus recesos para que estén cerca el uno del otro—suspiro cansadamente mientras se masajeaba las senes. Esto realmente lo estresaba.
Ambos se quedaron en silencio, no sabían que decir, y no podrían reclamarle, no sería lo indicado en ese momento. Helga abrió la boca y la volvió a cerrar, no podía emitir sonido alguno. Gerald se levanto, y, más por inercia que por cualquier otra cosa, Helga le siguió.
—Hablare con sus maestros, no se preocupen por nada—hablo el director antes de que los dos pudieran hacer algo. En un susurro exclamaron un "Gracias" sin sentimiento alguno de gratitud o siquiera de conformidad. Salieron del despacho, Helga saludo a la secretaria y salió de la oficina.
—Escuche que te mandaron a la dirección antes del receso—hablaba Clarisa con notoria preocupación al haber interceptado a Helga—. ¿Qué fue lo que ocurrió?
—Solo te diré que de ahora en adelante el idiota de Geraldo nos acompañara a cualquier parte—suspiro—, en especial a mí.
Helga hizo una mueca de desprecio, su ya muy gastada y conocida mueca, Clarisa solo torció un poco la boca y frunció el seño. Ambas chicas se retiraron a la cafetería de la escuela.
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Continuara…
Podría decir que es apenas un piloto…tal vez la introducción a la historia y por eso la deje tan abierta…lo único que parece ser cerrado son los términos del director…en fin.
Es mi primera historia. No seré muy buena escribiendo…pero igual espero que les guste.
Por ser primera...prometo que el próximo sábado (de este en 8 días) publicare el siguiente capítulo…intentare actualizar cada sábado sin falta.
Saludos. Y me despido hasta la próxima.
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