¡La segunda fase del desafío 30 besos ha comenzado! Tras los seis no-besos de Clint y Natasha, os ofrezco seis besos protagonizados por mi OTP por excelencia del Universo Marvel Cinemático: Tony Stark y Pepper Potts. He intentado ceñirme a la misma regla que me impuse con los seis drabbles acerca de Clint y Natasha, aunque debo reconocer que con menos éxito. De momento con el primero de ellos, Mira hacia acá, sí que lo he conseguido.
¡Espero que os guste!
Disclaimer: Iron Man, Iron Man 2, The Avengers, sus personajes y ubicaciones no me pertenecen a mí, sino a Marvel y a Disney
1. Mira hacia acá
Cuando comenzó a trabajar en Stark Industries, a Pepper le resultó llamativo cómo alguien tan inteligente como Tony Stark tenía aquella capacidad para distraerse. Al cabo de unas semanas trabajando a su lado le quedó claro que su jefe sólo se distraía si estaba reunido con gente que le aburría o si se le encargaba algún trabajo que encontraba tedioso. De hecho, Tony había conseguido que Pepper se sintiera violenta cuando, en una sonada ocasión, el multimillonario dejó con la palabra en la boca al representante de una empresa con la que Stark Industries podía establecer ventajosas relaciones comerciales al levantarse y salir de la sala de reuniones. Cuando Pepper fue a buscarle, le encontró haciendo ejercicio en su cinta andadora, corriendo mientras una canción de AC/DC atronaba en su despacho. Y al pedirle explicaciones, Tony se limitó a decir que aquel tipo tan aburrido daba tantas vueltas para explicar algo que podía resumirse en tres frases que prefirió hacer algo útil durante un buen rato, y que estaba seguro de que cuando volviera, el tipo todavía estaría largando.
Estuvo a punto de estrangularle allí mismo, aunque fuera su jefe. Pero Pepper siempre intentaba ver el lado positivo de las cosas, e incluso aquella situación la tuvo, pues le permitió empezar a averiguar a qué atenerse con Tony Stark. El hecho de que si se distraía intentaba que la persona que estuviese más cerca de él se distrajese también fue algo que aprendió poco después. Si algo bueno tenía ser la ayudante personal de Tony Stark, además de unas referencias de impresión en el currículum, es que daba mucha práctica en materia de resistencia. Resistencia al propio Tony Stark, se entiende, la persona más irritante del planeta.
Ahora lo era. Tony llevaba veinte minutos jugando al Wii Tennis mientras comentaba en voz alta que estaba haciendo espionaje industrial y que iba a lanzar una consola mil veces mejor que se llamaría Stark Gaming. Mientras tanto, Pepper intentaba trabajar. Poner en orden las tareas que Tony tenía que hacer sí o sí, en realidad. Y aunque estaba acostumbrada a, quizá el que ahora fuesen pareja contribuía a que se acordase de aquella historia, y a que se sintiese menos proclive a aguantarle mucho rato más.
Cuando Tony la llamó por enésima vez, Pepper carraspeó con la esperanza de que se diese cuenta de que estaba ocupada. Sin embargo, él no se dio por aludido: subió el volumen de la televisión, y el sofisticado sistema Home Cinema amplificó los rebotes de la pelota como si les estuvieran bombardeando. Pepper estaba perdiendo la paciencia. Definitivamente, además.
-Tony –habló por fin-. ¿Puedes bajar eso? Intento trabajar.
Ni le miró, así que no pudo ver el mohín de fastidio que hizo el multimillonario. Pero sí, bajó el volumen. Un poco. Pepper inspiró profundamente, preparándose para echarle una de las broncas del siglo.
-Eh, Pep –oyó la voz de Tony a su espalda.
Ella se giró, todavía enfadada, pero antes siquiera de que llegase a abrir la boca para empezar a regañar a Tony, se topó con sus labios. Y cerró los ojos, dejándose llevar por aquel beso tan espontáneo. Cuando se separaron, Pepper no abrió los ojos de inmediato, y se ruborizó al admitir:
-Iba a decirte algo, pero se me ha olvidado.
-Misión cumplida –respondió él, esbozando una de sus características sonrisas torcidas.
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