Disclaimer: Y jamás me perteneció Harry Potter u.u
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Epílogo.
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Por desgracia no todo fue tan bien todo el tiempo. Draco estaba encerrado en su despacho, revisando unos papeles, pero era incapaz de concentrarse en ellos. Extrañaba a Harry. ¿Hacía cuánto se había ido? ¿Una semana, un mes, un año? Bien podía haber pasado un siglo y Draco lo extrañaría igual. La casa se sentía tan vacía sin él, luego de su partida… Era una suerte tener a Scorpius con él o se sentiría totalmente acabado, aún recordaba cuando le habían dado la noticia de que había tenido un barón.
Fue Narcissa quien se lo dijo una mañana, cuando los llamó por la chimenea. Ambos se sorprendieron de verla ahí, ya que para hacer una llamada de ese tipo era necesario inclinarse sobre la chimenea, y como bien había dicho Draco en una ocasión: un Malfoy nunca se sienta en el suelo. Entonces le dijo que Tracey, la mujer que había accedido a traer al mundo a su hijo, los había ido a visitar y comenzó labor de parto inesperadamente. Harry se había levantado de inmediato, murmurando cosas como "le advertí que no viajara en ese estado" y "debió quedarse en casa" mientras iba de un lado a otro para ponerse su chaqueta y darle una a Draco. Habían tenido que aparecerse en la Mansión Malfoy unos minutos más tarde. La chica estaba en perfecto estado de salud, y el bebé ni se diga. Luego de la histeria inicial, Harry y Draco se sintieron sumamente felices.
Eso había sido hace cinco años, luego de que llevaran dos de casados. Draco suspiro ante el recuerdo ¿cómo era posible que se hubiese hecho tan dependiente a la presencia del moreno? ¿Qué haría ahora que se había ido…? Cerró los puños, sintiéndose molesto de súbito. Todo era culpa de ese estúpido carruaje, de ese estúpido caballo que tuvo que asustarse con una estúpida serpiente. Si no hubiese sido por ese accidente, Harry estaría con él en ese momento, abrazándolo por los hombros y murmurándole cosas al oído para no dejarlo trabajar, entonces Draco fingiría molestia mientras luchaba por contener la risa que le provocaban los malos chistes del moreno, hasta que se diera por vencido y dejara los papeles a un lado para hacerse con esos labios que sabían tan bien, y se sentiría feliz, completo y cálido. Pero no. No, en lugar de un momento tan sencillo y alegre como le fueron usuales durante los siete años que llevaban juntos, se encontraba ahí, sólo con sus pensamientos, sintiéndose amargado, incompleto y frío, muy frío. Le hacía tanta falta! Lo único que le había detenido al desear ir tras él había sido su hijo. De no haber sido por Scorpius, Draco se habría rendido fácilmente a la ausencia del medimago ¿Cómo había sido posible que amar a una persona lo hubiese cambiado tanto? Y mejor aún: ¿Cómo era que él mismo lo había permitido?
Se levantó pesadamente y se sirvió una copa de Whisky de fuego, a pesar de que Harry le había prohibido beber luego de diagnosticarle anemia a su padre, pero ahora que Harry no estaba ¿qué más daba? Necesitaba despejarse un poco, olvidarse de la larga ausencia del moreno al menos unos momentos. Justo cuando estaba llevándose el vaso a los labios, alguien llamó a la puerta. Hizo su vaso a un lado y se dispuso a abrir; del otro lado se encontró con un par de ojos grises mirándolo desde abajo, con el cuello estirado hacia arriba y vestido como todo un caballerito, Scorpius lo miraba de forma ansiosa y penetrante.
-Scorpius, hijo- dijo Draco alzándolo en brazos -¿qué sucede?
-Extraño a papá…- murmuró abrazándose a su cuello. Draco casi pudo sentir un nudo en la garganta. -¿En dónde está?-
-Lejos- contestó luego de un corto silencio, luego de aclararse la garganta.
-¿Por qué no vamos con él?
-Oh no, hijo no podemos ir con papá… no ahora.
Trató de tranquilizarse, estaba exagerado al sentirse tan miserable, después de todo había pasado toda su vida sin Harry, era ridículo. Tomó una larga bocanada de aire y dejó a su hijo en el suelo.
-¿Por qué no mejor llamas a Hugo por chimenea y lo invitas a jugar?- le preguntó, tratando de distraerlo. El niño asintió y salió corriendo, emocionado por la idea de jugar con el hijo de los Weasley. Cuando Scorpius salío, se llevó las manos al cabello, quitándoselo del rostro y regresando a su lugar tras su escritorio, recordando aquel día. Había sucedido todo tan de prisa… ni siquiera había tenido tiempo de despedirse de Harry.
Harry iba caminando por la acera, regresando de realizar una consulta a domicilio cuando todo había sucedido. Fue algo muy rápido en realidad, cuando unos segundos después de haber saludado a los McLaggen, había visto su carruaje colapsar, desatando el infierno. Cormac tenía una pierna rota y su mujer había recibido un severo golpe en la cabeza que la había sumido en un estado de inconsciencia del que, hasta donde Draco sabía, aún no despertaba. Harry fue a socorrerlos de inmediato, y marchó junto con Cormac para cuidar de esa mujer, o al menos eso le había explicado en la carta que recibió esa misma tarde. De eso habían pasado diez días, y Harry no había escrito de nuevo porque estaba monitoreando a la señora McLaggen. Sabía que exageraba al ponerse así, pero sería una imprudencia ir a verlo hasta Bristol, donde Cormac había insistido en llevar a su esposa para ser atendida en casa, a pesar de que Harry se opuso. Además, Scorpius no podía viajar tanto; al tener la desgracia de ser un Malfoy, había nacido con cierta propensión a los mareos y se enfermaba con facilidad, así que ir hasta allá no era una opción y Draco no se atrevía a dejarlo solo al cuidado de los Weasley, el niño ya tenía suficiente extrañando a uno de sus padres como para encima ausentarse él también, en especial sólo por extrañar a su marido! Se estaba comportando como una esposa frágil y necesitada y eso le molestaba, pero maldición, ¿por qué tenía que tardar tanto?
El resto de la tarde transcurrió lleno de amargura para el rubio, maldiciendo por lo bajo y murmurando cosas no muy corteses contra los McLaggen. Eso estaba bastante bien, lo peor de todo eran las noches, la cama era demasiado grande cuando el moreno no estaba ahí para ayudarle a des tenderla, a hacerla entrar en calor, ahora las sábanas estaban insoportablemente frías. A pesar de ser una persona digna de su reputación de tempano de hielo humano, Draco era un hombre sumamente cálido cuando se trataba de su familia, Harry y su hijo eran las únicas personas capas de derretir el hielo con el que protegía su corazón, pero sin Harry para derretirlo el pecho le pesaba, sentía el cuerpo tenso, y a pesar de estar muerto de cansancio casi no podía dormir. Dio un par de vueltas entre las cobijas, pero al final decidió levantarse, sería otra noche en vela, aparentemente, así que se levantó de la cama y se quedó de pie frente a la ventana, como venía haciendo desde hacía tres noches y contempló las estrellas. No pudo evitar sonreír tristemente, Harry lo había hecho mostrarle todos y cada uno de los libros que tenía sobre astronomía desde que se habían conocido, ahora el moreno parecía saber mucho más que él y a menudo bromeaba con sus pacientes, haciéndoles creer que de verdad había aprendido todo lo que sabía de los centauros, cosa que divertía mucho al rubio, quien felizmente contribuía con las mentiras de su marido para pasar el rato. Suspiró. ¿Habría algo que no le recordara a Harry? Dio un vistazo al reloj, eran las 2:48 de la mañana. Se abrazó a si mismo, pesando en que tal vez el moreno estaría dormido en la habitación de huéspedes que Cormac le había dado durante su estadía, ¿habría comido bien, pasaría las noches en vela igual que él, lo extrañaría de la misma manera que él, o estaría trabajando tato que ni siquiera tenía tiempo de pensar en él?
Estaba tan sumergido en sus pensamientos, que no escuchó la puerta de su habitación abrirse lentamente, pero si fue capaz de sentir el par de brazos tibios rodearle la cintura y unos labios fríos besarle la mejilla. De inmediato Draco sonrió suavemente, reconociendo el aroma que emanaba del moreno.
-¿No es algo tarde para permanecer despierto, Dragón?
-Si bueno, escuché ruidos y me levanté a ver, pero sólo se trata de ti.
-¿Entonces ya estabas dormido?
-…Claro.
-¿Con ropa?
-Rayos, sabía que olvidaba algo- murmuró con un mohín, pero en realidad estaba sumamente feliz de tener a Harry de vuelta sano y salvo. El moreno suspiró.
-No has estado durmiendo bien, ¿verdad? Entiende que puede hacerte daño…
-Yo estoy bien- interrumpió –sólo no tenía sueño-. Y se giró para besarlo en los labios, lentamente, disfrutando el beso al máximo. –Que bueno que ya estás en casa. ¿Todo fue bien con los McLaggen?
-Sí, Carol recién despertó ayer por la mañana. Todo parecía estar en orden, sólo está algo confundida, pero es normal. Apenas tuve oportunidad, regresé.
-Scorpius te echó de menos.
-Ya pasaré a saludarlo en la mañana, ahora está durmiendo… ¿Y tú, no me echaste de menos?
-…No, es un alivio tener la cama para mí sólo y no escuchar tus ronquidos- mintió. Harry sonrió, divertido.
-¿Qué dices? Yo no ronco!
-¿Bromeas? Debería sorprenderte que pueda dormir y no lo contrario.
-Eres cruel, Draco Malfoy- le dijo acercándolo contra si –pero si no me extrañaste, siempre puedo salir de nuevo, para que puedas dormir mejor.- bromeó.
-Ni se te ocurra largarte de nuevo, Potter o juro que te enceraré en las mazmorras.
-Oh, ahora soy Potter de nuevo?- rio –Además nosotros ni siquiera tenemos mazmorras.
-Pues mandaré a construir unas para encerrarte en ellas!
-Oh, ahora si tengo miedo- murmuró contra en cuello del rubio, haciéndolo estremecer. –¿Así como cuando mandaste construir el hospital?- y le beso la mandíbula… -¿o cuando remodelaste el orfanato?- un beso en la mejilla -¿o agrandaste la casa…- un beso en el oído -…y mi consultorio?- y de vuelta al cuello.
Para ese punto, Draco ya mantenía los ojos cerrados y abrazaba al moreno como si de verdad paneara irse de nuevo ¡lo había extrañado tanto! Pero ahora estaba ahí con él, entre sus brazos, repartiéndole besos por el rostro y haciéndolo estremecer como siempre. Sí, eso era vida…
A la mañana siguiente, Draco despertó despejado y tranquilo. No importaba cuantos relajantes bebiera, Harry siempre era su mejor medicina. El moreno se removió en la cama, murmurando entre sueños, haciendo sonreír al rubio. Pasó sus manos por su desordenada cabellera para tranquilizarlo pronto el medimago roncaba suavemente de nuevo y Draco pensó que, si de día el cabello de Harry se veía desastroso, cuando dormía por lo menos parecía tener sentido que lo estuviera, aunque el moreno parecía siempre darle sentido a su vida. Eran las 8:20 de la mañana, aún era algo temprano, así que volvió a recostarse y se enredó en las cobijas y en los brazos de Harry, quien incluso en sueños le rodeó gustoso, atrayéndolo contra su pecho desnudo, y Draco pensó que después de todo, las cosas en verdad iban muy bien, sólo haría falta esperar a que Scorpius fuera mayor y entonces Draco no se separaría de Harry aunque tuviese que trabajar. Claro que no haría eso, pero era bueno pensarlo, lo tranquilizaba hacerlo, así que no se contradijo a sí mismo tan pronto, ya habría tiempo para eso por la tarde, mientras hiciera todo el trabajo atrasado y Harry entrara en su despacho para desplegar caricias sobre él para distraerlo y él fingiría estar molesto por la interrupción, pero correspondiendo las caricias de buen grado, hasta dejar el trabajo olvidado un par de horas más.
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N.A: Oh vaya, esto ya terminó, muchísimas gracias por seguir esta historia de principio a fin, de verdad ha sido todo un placer leer sus comentarios y saber que la historia les ha gustado, no hay mejor alimento para el alma de alguien quien, como yo, ama las letras, que un publico dispuesto a devorar palabra por palabra, quiero agradecerle a mi beta Chuliot por todo su apoyo, y por salvarme la vida en un par de ocasiones, y a ustedes por leer este fic porque ya saben: ninguna historia sobrevive si no hay nadie para leerla. Espero contar con todos ustedes en mis siguientes trabajos, en verdad ha sido maravilloso recibir todo su apoyo y comentarios.
Pronto comenzaré a subir mi siguiente fic "Obliviate" así que ahí los espero ;D que tengan una semana maravillosa, chane~
