Disclaimer: Fairy Tail y sus personajes pertenecen a Hiro Mashima. Love Renting es propiedad de Karura UI. Derechos reservados.


Love Renting


Capítulo V

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Día 3 (segunda parte)

—Creo que ya sé de donde conozco a ese tal Gray —comentó Natsu, con la mirada distraída.

—¿Eh?

—¿Recuerdas que te dije que me sonaba el nombre de algún lado?— el chico miró directamente a los achocolatados ojos de Lucy, que en esos momentos lo miraban atentamente.

—Sí.

—Pues resulta que… ese tipo se parece mucho a uno de mis "instructores".

—¿A qué te refieres?

—Creo que se llamaba… Leon… Lyon… algo así.

—¿Lyon Bastia? —gritó sorprendida la chica, abriendo los ojos desmesuradamente—. Lyon es el hermano adoptivo de Gray…

—O sea que Lyon-sempai es técnicamente hermano mayor del idiota —murmuró él, pensativo.

—No le digas así —casi por instinto Lucy defendió al azabache. Ella no creía que fuera tanto como un idiota. Al rato, se arrepintió de haberlo hecho.

—¿Aún sientes algo por él? —en serio que Heartfilia se arrepintió al ver la mirada agonizante y sin vida que el Dragneel le estaba mostrando, su sonrisa triste y su risa sin emoción sólo lograron que ella se odiara aún más.

—¡No… yo… no! —su mente era un verdadero caos, quería explicarse y disculparse, pero una parte de ella la cuestionaba: "¿Por qué debo disculparme si a penas conozco a este tipo? No es como si fuésemos novios de verdad"—. Es que estoy acostumbrada, él no—

—No es necesario que me expliques, ¿sabes, Luce? No somos novios de verdad —y como si el peli rosa le hubiese leído la mente, frunció los labios para continuar—. Al terminar esta semana me pagarás y yo desapareceré de tu vida, así que no me importa lo que hagas o dejes de hacer, es más, ¿quieres hablar con el estúpido ese? Pues hablaras con él, te lo traeré y así harán lo que quieran —Natsu sentía su interior arder, rabia, celos, coraje, tristeza, sueño, irritación… no sabía muy bien la razón de ello, y mucho menos el porqué de su reacción—. Por esto no me quise meter en este maldito trabajo —dijo, golpeando un librero.

Abrió la puerta de golpe y la cerró de un portazo, dejando a una asustada y confundida Lucy Heartfilia completamente sola.

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Natsu Dragneel siempre estuvo acostumbrado a actuar por mero impulso desde que poseía uso de razón, pero con el correr de los años, incluso él creyó que había madurado un poco y que a esas alturas de su vida era capaz de pensar un poco más las cosas antes de hacerlas.

Al parecer se había equivocado.

Casi corrió por las escaleras, todo su ser hervía y solo tenía un objetivo: Gray Fullbuster.

—¿Dónde está… ese maldito?

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En cuanto Natsu se había ido, Lucy se derrumbó, cayendo sin reparo y sosteniéndose sobre sus manos, todo el cuerpo le temblaba y sus ojos le escocían, no tardo en romper a echar diminutas lágrimas.

Lo necesitaba.

Ella de verdad estaba histérica, se sentía nerviosa, confundida.

Por una parte: aún sentía algo por Gray —lógico, pues había sido su primer novio de verdad— y, por otra, Natsu le estaba cambiando la vida.

Pero, a decir verdad, las últimas palabras del rosado la marcaron como si fuese una placa ardiendo grabada en su piel. En cuanto terminara la semana ella le pagaría por sus servicios y él desaparecería de su vida. Esa simple imagen hizo que las lágrimas comenzaran a salir de sus ojos sin control. No, esa visión no era agradable… pero… ¿por qué?

Puta madre. ¿Dónde había quedado la despreocupada y tranquila Lucy Heartfilia? Esa que antes sonreía sin más y no tenía vergüenza de ser ella misma. Ahora, toda aquella situación no hacía más que intimidarla.

Cerró los ojos adolorida, mordió fuertemente su labio inferior hasta sentir el sabor metálico de la sangre en su boca. Dolía, el corazón se le rompía y ella no sabía cuál era exactamente la razón u origen: ¿Natsu o Gray?

Negó varias veces con la cabeza, intentando despejar su mente. ¿Cuándo se había vuelto tan llorona y debilucha? Así no era ella.

¡A ti te estaba buscando, maldito! ¡Quiero que vayas arriba y hables con Lucy para que solucionen toda su mierda, ahora mismo!

La chica concentró su sentido auditivo hacia donde venían los fuertes gritos.

¡Hey, ¿qué te pasa, imbécil?!

¡Sólo ve!

¡No me toques!

¡Gray-sama, no!

Se escuchó un grito y después un golpe… ¿Qué demonios…?

La chica se incorporó con algo de dificultad, con el dorso de su mano derecha eliminó todo rastro de lágrimas y se sorbió la nariz. Abrió la puerta y bajó las escaleras lo más rápido que sus temblorosas piernas le permitieron.

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Abajo, todo era un caos, chicas llorando en una esquina y abrazándose entre sí. Chicos hablando muy animados y apuntando los restos de lo que parecía ser un florero. Pero nada de Gray y Natsu, ni un rastro; bueno, un charco de sangre bastante aterrador en la alfombra… ¿a quién, exactamente, pertenecía esa sangre?

Lucy se acercó a su grupo de amigos, los cuales estaban murmurando cosas y viéndose entre ellos de manera incrédula.

—¿Qué… pasó aquí? —preguntó sin voz y con los ojos temblorosos.

—El nuevo bajó como rayo por las escaleras y se fue encima de Gray, al principio pensé que estaba borracho porque lo vi tomando un par de cervezas con Gajeel, pero cuando te mencionó me quedé sorprendida —habló Lisanna, moviendo sus manos frenéticamente, Lucy la escuchaba atentamente, sin poder creerlo—. Pero me quedé sin habla al ver que Gray también le correspondía la agresión y… ¡hubieras visto la cara de Juvia-chan! Estaba a punto de llorar, obvio, cualquier chava se sentiría humillada si su novio actual aún se preocupara por una ex —el veneno y la malicia era más que palpable en ese último comentario, Juvia era muy amiga suya—. Pero dime, Lucy, ¿qué paso allá arriba? —los azulados ojos de la albina brillaban ansiosos, en espera del gran… ¿chisme?

—¿A dónde… se fueron? —susurró la rubia, ignorando completamente las intenciones de la menor de las Strauss.

—Gajeel-san y Levy interfirieron y los sacaron, creo que los llevaron al patio trasero o no sé —comentó Rogue, un compañero de ellos, recargándose contra una pared.

—Sea lo que sea que esté pasando— comenzó Sting, junto al susodicho, con una leve sonrisa maliciosa en los labios—, debes de actuar rápido, pollita, si no quieres que ese tal Natsu pierda más sangre de la que ya perdió.

Oh no… la sangre de la alfombra… ¡¿era de Natsu?

—Te juro que hasta a mí me dolió…

Lucy fulminó con la mirada a Sting e ignoró su comentario, en tanto que asintió entre agradecida y cansada en dirección a Rogue, para retirarse del lugar.

Con pasos torpes se dirigió al pasillo que llevaba al patio trasero. Abrió lentamente la puerta y la brisa nocturna acarició su cuerpo, haciéndola estremecer por el drástico y repentino cambio de temperatura. Sus achocolatados ojos tardaron en enfocarse y adaptarse a la oscuridad de la noche.

—¡…es que debes estar bromeando! —Se escuchó el grito de la bajita—. ¿Cómo se les ocurre armar semejante escena en la fiesta que las Strauss organizaron? ¡Estamos celebrando, Gray!

—Yo no…-

—No, ¡No vas a culpar a Natsu! No esta vez, tú sabes que fue tu culpa.

—¡Él se me echó encima! ¿Qué se supone que iba a hacer? ¿Recibirlo con los brazos abiertos? ¡No me jodas!

—¡Pues no, pero tampoco molerlo a golpes!

—¡Tampoco estoy tan jodido!— gritó Dragneel en su defensa—. Joder— se estremeció levemente de dolor.

—Gray-sama —era la voz de la peliazul— Juvia cree que Levy-san tiene razón, no debió actuar así y menos con alguien que no es de aquí.

—Tch —fue todo lo que Gray fue capaz de "decir". ¿Ahora todos iban a ponerse en su contra?

Heartfilia, ya más tranquila tras escuchar aquello, decidió ir hacia ellos. Lo primero que vio fue a Gajeel recargado en la valla de su jardín, con los brazos cruzados, Levy se encontraba a su lado, con ambas manos en la cintura. Juvia estaba a un par de metros de ellos, colgada del brazo de Gray. Este último se veía algo tenso, y justo frente a él estaba Natsu. Dejó escapar un suspiro de alivio al ver que el mismo estaba completo.

—¿Qué… están haciendo? —preguntó dudosamente, situándose a un lado de Natsu y mirándolo de soslayo.

—Estamos discutiendo—respondió Juvia, su tono de voz no sonaba tan amable como normalmente solía ser y Lucy, claramente, lo comprendía, puesto que las palabras de Lisanna aún estaban retumbando en su mente.

—Natsu… ¿te encuentras bien? —susurró sólo para el peli rosa, ignorando a los demás. Su corazón se oprimió al ver que el aludido le esquivaba la mirada y se apartaba disimuladamente de ella. La estaba evitando, él estaba molesto con ella.

Cerró los ojos con pesar. Se lo merecía, pero… eso no quitaba el hecho de que dolía.

—Todo se ha vuelto tan jodidamente incómodo —habló Gajeel, frunciendo el ceño, pero eso no quitaba el ligero casi imperceptible sonrojo en sus mejillas, a causa de las cervezas que se había tomado—. Creo que es mejor que ustedes… hip… arreglen sus cosas de una puta vez y después… se meten y conviven con… todos los imbéciles que vinieron… a esta estúpida fiesta…

Levy suspiró y sujetó a su novio como pudo, posando su mano en su amplia espalda, ayudándolo a no caerse. Lanzó una última mirada de compasión a su amiga rubia, antes de despedirse con gesto de disculpa.

Ambos entraron de nuevo a la casa, por la puerta trasera, dejando así a ambas parejas en un silencio incómodo.

Juvia Lockser soltó un suspiro, completamente cansada y agotada de todo aquello.

—Gray-sama —susurró suavemente, colgándose del brazo izquierdo de su novio—. Juvia cree que deberíamos regresar, aquí ya hace frío —sonrió y sus mejillas se sonrojaron, sus ojos azules como su cabello brillaban emocionados.

Gray simplemente suspiró y asintió, completamente serio. Rodeó fríamente la cintura de Juvia con un brazo y, juntos, se dirigieron por donde habían entrado Gajeel y Levy hacía unos momentos.

Natsu y Lucy permanecieron en silencio, un muy, muy incómodo silencio, por cierto. La chica se debatía en hablarle al peli rosa o no, temía que el mismo le contestara de mal modo o que no fuera a hablarle más.

—Perdón —susurró en cambio él, rompiendo el silencio.

Lucy lo observó sorprendida, sus labios se encontraban entreabiertos a causa de la sorpresa.

—Yo… supongo que metí la pata. Es tu vida, y no debí de meterme en ella… —respiró hondamente, tratando de controlar sus emociones— …creo que me metí mucho en el papel de "novio" que… se podría decir… que termine creyéndomelo… y te causé problemas… —sus agudos y tristes ojos verdosos se ocultaron tras sus parpados— así que… si deseas cancelar los servicios y… —una mueca se asomó entre sus labios, casi una sonrisa— …y deshacerte de mí, lo comprenderé y no diré nada —lentamente, Natsu levantó el rostro y la miró, casi rogándole con la mirada su perdón.

Ella sinceramente no sabía qué cojones responderle.

A lo lejos se escuchó el eco de un trueno, Lucy alzó la mirada y comprobó que el cielo estaba nublado. Una gélida brisa se hizo presente, acariciando los pálidos y delgados brazos de la chica, estremeciéndola.

Regresó su atención al peli rosa y el corazón se le partió en dos al verlo así: sus ojos temblorosos y algo rojos, a causa de las lágrimas contenidas, la mueca de disgusto en sus labios, los hombros caídos. Era muy conmovedor. Lucy no sabía si Natsu era buen actor o de verdad estaba sufriendo…. pero no lo soportó mucho, termino cerrando fuertemente los ojos y su cuerpo se estremeció. Evitó con todas sus fuerzas llorar otra vez.

—No… te perdono, Natsu… —musitó, respirando varias veces en un intento de controlarse—…porque no hay nada… que perdonar— un relámpago iluminó el cielo, y después comenzó a llover—. Es mi culpa… yo… —era tan difícil sincerarse con una persona que realmente no conocías—…me dejé llevar por la costumbre… y los recuerdos… —sus enormes ojos se asomaron, al principio lo vio todo borroso a causa de las lágrimas que querían salir—, no puedo perdonarte por algo que fue culpa mía. Yo de verdad… ya no siento nada… por Gray… Fui una tonta al haber dicho aquello hace rato, es sólo que—

—No necesitas consolarme, Luce— sonrió levemente, conmovido también—, yo simplemente estoy aquí porque tú me contrataste, en serio, no me debes explicaciones como si fuese tu novio de verdad, ¿sabes? Así…

Las apresuradas palabras tomaron desprevenida a Lucy, ¿consolarlo? ¿Quién diablos estaba consolando a quién? Ella realmente se estaba confesando.

Frunció el ceño y colocó las manos en la cintura, observándolo como si lo estuviera encarando.

—¡Yo no estoy-!— pero sus palabras se quedaron en su garganta al ver la expresión de felicidad que retrataba el rostro de Natsu repentinamente, sus ojos filosos volvían a brillar y esa hermosa sonrisa hacia aparición en esos simpáticos y lisos labios.

—Eres muy simpática, tonta e ingenua, Lucy— se acercó a la chica. Con lentitud la rodeó con sus musculosos y ahora mojados brazos, estrechándola entre estos, apretándola contra su amplio pecho.

La ropa de ambos se les pego como segunda piel a causa de la lluvia. Lucy se estremeció por el cambio de temperatura, pero no se quejó, al contrario, se dejó hacer, y ya sólo sonrió levemente.

—Me hubiese gustado —murmuró él contra la cabeza de ella, que le llegaba un poco más debajo del hombro— que no nos hubiésemos encontrado en estas circunstancias, ¿sabes? —sonrió tristemente, pero ella no pudo verlo—. Quizá… si no fueses mi clienta… —soltó un suspiro y cerró los ojos, la estrechó nuevamente entre sus brazos y agachó la cabeza, hasta posar su barbilla en el hombro contrario—. La cagué, ¿verdad? —susurró contra la oreja femenina, soltando una risita, estremeciéndola nuevamente.

—No, tranquilo…— ella cerró los ojos. No sabía por qué seguía tolerando aquellos cambios de humor repentinos en su novio postizo, sin embargo, se sentía segura en aquella posición y no pensaba moverse—. Tú no hiciste nada, está bien, Natsu.

—También eres muy amable y considerada conmigo, pero, por favor, ya no lo hagas. Al ser así conmigo… sólo me complicas las cosas… ¿sabes?— se alejó de Lucy y cuando ella quiso acercársele nuevamente, el chico posó sus manos en ambos hombros femeninos, apartándola suavemente, dejándola un tanto desconcertada—. Ahora estas confundida y empapada, será mejor que vayas a cambiarte y…—en todo momento Natsu procuró no ver directamente esos ojos que lo veían confundidos. Tragó saliva sonoramente—, y luego solucionamos las cosas, ¿va?— dijo finalmente con una sonrisa forzada.

A decir verdad, la imagen de una Lucy Heartfilia toda empapada y con la ropa pegada a su escultural cuerpo, resaltando sus generosos atributos, no podía ser más sexy y tentadora para él. Pero, bien, debía contenerse… más que nada para no inquietarla más de lo que ya estaba.

—Eh, sí— ella le devolvió la sonrisa algo titubeante, y se observó a sí misma por un momento—, vamos a pescar un resfriado si seguimos así.

Lucy no entendía por qué de la nada, pasaba de estar bien, a sentirse nuevamente nerviosa y ansiosa, como si su interior le advirtiera que no debía dejar a Natsu.

—Te llevare a casa, si quieres —dijo él con suavidad, pero su actitud de volvió distante, inquietando todavía más a Lucy, quien ya sólo suspiró y asintió.

No había que darle más vueltas.

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El camino de regreso fue de lo más incómodo y angustiante, además de que la "despedida" en la fiesta de las Strauss también había sido incómoda.

La bella rubia suspiró cansada y quiso recargarse en la amplia espalda del peli rosa, pero en cuanto se acercó percibió como este se tensaba. Entrecerró los ojos y alzo la cabeza, viendo el cielo, aún nublado, un par de gotas cayeron sobre su rostro, ahora simplemente chispeaba, pero en el interior de Lucy había una tormenta y parecía que nunca fuese a acabar.

"¿Ahora por qué se supone que estás tan callado y distante, Natsu-idiota?"— le hubiese gustado preguntar, pero simplemente las palabras no salían.

Soltó otro suspiro y cerró fuertemente los ojos, dejando que los minutos pasaran, sintiendo la brisa y las gotas de lluvia impactar directamente contra su rostro debido a la rapidez del viaje en motocicleta.

¿Cómo aquel silencio podía alterarla tanto?

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Lucy, sin darse cuenta, se había quedado dormida a un par de cuadras antes de llegar a su departamento, por ello, Natsu se vio obligado a cargarla escaleras arriba, aunque no fue desagradable en lo absoluto.

Cuando se detuvo frente a la puerta dudó un segundo… ¿y las llaves?

Hizo un puchero con sus labios y se puso a observar a Lucy, viendo detenidamente su pequeño y mojado short. Frunció las cejas al no encontrar lo que buscaba. Algo inseguro de sus acciones comenzó a tentar la parte baja de la espalda de Heartfilia hasta que sintió un pequeño bulto que hizo un sonido… ¡las llaves!

Le batalló un poco, hasta lograr sacar las mentadas llaves del bolsillo trasero. Cuando lo logró, se las ingenió para sostener a la rubia con un sólo brazo, mientras que con el otro abría con dificultad la puerta.

Natsu se metió al departamento de la chica y, una vez allí, cerró la puerta con su pierna izquierda. Con pasos torpes a causa de la oscuridad, consiguió llegar hasta la habitación de la misma, abrió la puerta con una pierna y soltó un suspiro.

Suavemente la acostó sobre su cama y, enseguida, la chica se removió apenas dejó de sentir el calor del chico junto a ella.

Él la observó indefinidamente. Algo en su corazón se estrujó.

Hizo una mueca de disgusto. Además de que aún le dolía todo el cuerpo, aparecía ese molesto sentimiento.

—Será mejor que me mantenga alejado de ti por un tiempo— susurró.

Cerró lentamente sus ojos a la par que se inclinaba, poniendo su mano derecha como soporte. Su nariz tocó la de Lucy, inhaló lentamente, entreabrió los ojos y vio los ligeramente carnosos de la chica bajo él. Se mordió el labio inferior, ansioso.

Volvió a cerrar los ojos y sintió como su estómago se revolvió inquieto. Acto seguido, se inclinó un poco más, hasta posar sus labios sobre los contrarios, provocando un efímero roce, pero lo suficiente para causarle un agradable hormigueo. Se separó lentamente y abrió los ojos.

Lucy también se movió, dándole la espalda y abrazándose a un cojín. Por escasos segundos Natsu deseo ser ese cojín. Sonrió con tristeza y comenzó a alejarse. Cuando estuvo en la puerta se dio la vuelta y la observó por última vez, recargando su espalda contra el marco de la puerta. Se permitió sonreír con nostalgia.

—Sí que la cagué —susurró, a la par que sus revoltosos cabellos rosas cubrieron sus ojos—. Vaya que lo eché todo a perder —levantó la mirada y en sus verdosos ojos se podían apreciar las lágrimas contenidas—. Me van a castigar por este fallo, ¿sabes?

Su voz apenas y era audible para sus propios oídos, pero él seguía hablando, como si esperase que Lucy lo oyera entre sueños.

—Creo que me enamoré de ti peor de lo que pensé… y eso no es bueno para mí— apretó los puños—. Gildarts me va a castigar por esto, pero… ¿sabes? —sus labios se juntaron, haciendo una línea recta—. No pienses que me arrepiento.

Comenzó a desaparecer entre las penumbras del pasillo.

—Adiós, Luce.

Lo último que se escuchó en el departamento de Heartfilia fue la puerta, siendo cerrada suavemente.

"No te vayas…"

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¡Aye, Sir!

Hasta aquí el capítulo cinco, queridos lectores.

Espero, de todo corazón, sepan disculpar mi incorregible demora.

Estoy en el cursillo de Medicina en la universidad, y debo pasar un examen muy difícil para ingresar. Todo este año lo usaré para prepararme. Me imagino entenderán que requiere mucho tiempo dedicado a los estudios, y pido humildemente intenten comprender mis razones. Es mi sueño, y deseo más que nada realizarlo.

De hecho, ahora mismo debería estar estudiando XD, pero como me fijé en que esta historia es adaptada y me llevaría menos tiempo pasarla en limpio, decidí traerles la continuación, al menos ahora que encontré un pequeño hueco.

Agradezco enormemente, como siempre, a la autora original de Love Renting por no tener dramas en dejarme compartirla con todos ustedes, fanáticos de Fairy Tail, al igual que quien les habla. Asimismo, estoy inmensamente agradecida con todas aquella personas que se toman un tiempito en leerla, y más todavía, aquellas que se molestan en dejarme un comentario que, como saben, me llena de motivación y alegría más que nada.

¡Gracias por leer! Gracias, gracias, gracias.

Espero volver pronto, ya que se acercan los mejores capítulos :3 Un beso enorme.

Matta-ne!

Noe, fuera.

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