-BESOS-
"Para una mujer, el primer beso es el final del principio; para un hombre, el comienzo del final."
Helen Rowland (1875-1950) Periodista y humorista estadounidense.
Matt dejó de leer la noticia justo en el punto en el que se citaba a la periodista Helen Rowland y aquella curiosa frase. El chico se rascó la barbilla, pensativo, reflexionando sobre los besos que había dado en su vida. Pudo recordar un beso robado a Kari en un parque. Los besos con Sora durante su noviazgo. Y, el beso con Mimi en la playa.
El de Kari había sido un beso electrizante, tal vez, por estar rozando lo prohibido con la punta de los dedos. Tal vez, porque fue un beso robado en un momento en el que su cerebro dejó de funcionar.
Los de Sora… habían sido dulces en su mayoría aunque algunos los recordaba amargos. Había de todo. Los últimos eran tan agridulces que ya presagiaban un inminente final.
En cambio, el que había compartido con Mimi había sido distinto. Completamente. No había podido olvidarlo y cada vez soñaba más frecuentemente con ella. Se llevó las manos a la cabeza y se revolvió el pelo rubio. Apagó el ordenador, lo guardó en la mochila y salió de la cafetería con paso calmado, encaminándose hacia el instituto. Llevaba la corbata mal anudada, sin embargo, no tenía intención de atársela bien hasta entrar en clase a pesar de que si lo pillaba alguno de los profesores lo regañarían por enésima vez aquel curso. Iba sumamente relajado con la mochila colgada al hombro cuando una voz fuerte y chillona le gritó que se apartara. Los dos segundos que tardó en procesar la información fueron los necesarios para que Mimi en patines se lo llevara por delante y acabaran los dos en el suelo.
─¿Se puede saber qué haces? – replicó Matt intentando levantarse. Mimi se incorporó con rapidez, arrodillándose ante él. Juntó las manos como si fuera a realizar una plegaria y agachó la cabeza antes de soltar una retahíla interminable de "Perdóname" a una velocidad tan alarmante que Matt pensó que se ahogaría en cualquier momento – Vale, vale, está bien. ¿Por qué vas con los patines? Tenía entendido que tenías prohibido conducir o ir sobre algo con ruedas.
─Bueno, sí, es cierto. Ni mis padres, ni Sora, ni Yolei, ni Kari me lo permiten pero es que llegaba tarde a clase y he pensado que si los cogía y bajaba por esta cuesta conseguiría…
Su voz se vio interrumpida por el timbre que indicaba el inicio de las clases. Matt la cogió del brazo, la hizo levantarse y empezó a correr con la muchacha detrás intentando mantener el equilibrio. A decir verdad, él también llegaba tarde y tenía un trabajo que entregar. Llegaron sin aliento a su aula pero, por suerte, el profesor aún no había llegado y sus compañeros danzaban de un lado a otro charlando animadamente. Sora y Tai estaban sentados en un extremo del aula y, por la cara de Sora, estaba claro que Tai no había terminado su trabajo, aún. El moreno escribía frenéticamente, tan concentrado que hasta se estaba mordiendo la lengua.
─A tiempo – susurró Mimi. Matt la fulminó con la mirada y la castaña se puso rígida.
─Tendrás que compensarme por la carrera y por el maldito atropello, Tachikawa – ella asintió pero finalmente sonrió. Al fin y al cabo, había sido gracias a él que habían llegado a tiempo.
Las clases pasaron más rápidas unas que otras y cuando todos estaban saliendo ya de clase, Mimi todavía estaba recogiendo sus cosas. Matt se apoyó en una mesa cercana, a esperarla. La castaña al sentir su insistente mirada recogió lo más rápido que pudo pero cuando iba a empezar a moverse para salir de clase, el chico la tomó de mano y la detuvo.
─¿Qué ocurre? – preguntó ella, mirándolo de frente.
─Nada, no es nada – Matt desvió la mirada pero ella le hizo mirarla poniendo una mano en la mejilla del chico.
─Matt… ¿Qué ocurre?
─Me pasa que no puedo dejar de pensar…
─¿En qué?
─En esto – él se inclinó hacia ella y unió sus labios con los de Mimi. Ella, en lugar de apartarse, se apretó contra él cogiéndolo por el cuello de la chaqueta. Matt dejó caer la mochila al suelo y la cogió por la cintura, intentó apartarse para poder mirarla a los ojos. Mimi no dejó que rompiera el beso porque ella tampoco había dejado de pensar en él desde el día de la playa. Cuando finalmente se separaron tras un beso largo y anhelante, se sonrieron y se fundieron en un abrazo.
Mientras acariciaba el pelo de Mimi, Matt pensó que aquel beso le había sabido a al comienzo de un final. Del final de su soledad, esa soledad del que nadie salvo ella iba a poder sacarlo jamás.
Hacía mucho tiempo que este conjunto de drabbles estaba parado pero hoy he encontrado esta frase y, bueno, he decidido resucitarlo un poco. Espero que guste a los que lo leáis.
Un saludo
Takari95
