Hola, volví a la vida. En esta ocasión la demora fue que cambie por completo el capitulo, no me gustaba como había quedado la otra versión que ya estaba casi lista asi que lo reescribí, y como ya saben por recomendación medica debo tomarme con calma el uso de la PC asi que me demore aun más.
Espero que no estén muy cansados de mis constantes demoras y aun quieran leer el fic.
Y sin más preludio, aquí les dejo el capitulo para que lo disfruten.
Disclaimer: ninguno de los personajes de ´Naruto´ me pertenecen, pero la historia es completamente mía.
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NOTA: "Pecadores" es mi primer fic largo, les pido paciencia ya que nunca he escrito una historia de capítulos.
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Creo que escuche mal.
—Ya me escuchaste, no te hagas el tonto. —no sé como hacer tal cosa. Y no lo haría con un tema tan delicado. —Sasuke, debes saber que este no es mi tema favorito del cual hablar. Y es más que obvio que Sakura no te ha dicho nada porque es un tema aún más delicado para ella. Pero como eres una persona cercana a mi nieta y sin querer, ni saberlo terminaste involucrado en esta triste historia familiar, siento que debes conocer la situación en la que estas para que sepas actuar.
—Lo entiendo.
—Eso espero. No lo digo por ti, sino que estoy bastante segura que a mi nieta no le va encantar que yo este contándote esto a sus espaldas. Ni Ino sabe la historia completa, tiene la versión menos escabrosa. Pero odiaría que te metieras en esta situación a ciegas. No sería bueno para ella, ni para ti. Así que debes estar preparado para la reacción que tendrá mi nieta cuando lo descubra. ¿Lo comprendes?
—Si. —respondo entumido. Lo que sea que va a contarme no va a ser nada lindo.
—No es una historia bonita, Sasuke. —asiento como si Nana me pudiera ver— Voy a tratar de ser lo más concisa posible no quiero abrumarte.
» Los padres de Sakura eran novios desde la escuela. Kizashi fue el primer y único amor de mi hija. No dudo del amor que se tenían, eso se veía desde lejos. Pero supongo que él amaba más su sueño de ser músico. Nunca tuve problemas con él, mi esposo y yo conocíamos a sus padres, nos movíamos en el mismo círculo de amistades, así que ellos dos siempre fueron cercanos. Su noviazgo fue un paso natural, cuando sucedió nadie se sorprendió.
»Todo iba de maravilla hasta que terminaron de estudiar. Se fueron a vivir juntos. Mebuki heredo su gusto por las flores de mí, así que comenzó a trabajar en la floristería local. Kizashi por su parte decidió buscar suerte como cantante, así que viajaba constantemente a otras ciudades para tocar en conciertos como solista o con bandas en festivales y por algún contrato o para audicionar. Evidentemente los días en que él viajaba no eran los mejores para Mebuki. Lamento decirlo, pero mi hija era muy dependiente a él, emocionalmente hablando.
»No sólo ella, también las personas cercanos a ellos pensamos que todo se iba a estabilizar cuando ocurrió el embarazo. Pero nos equivocamos, al parecer eso sólo impulso a Kizashi, se empeñó aún más en volver realidad su sueño. Sus ausencias eran cada vez más largas, al igual que el tiempo que pasaba en casa. Quizás pensaba que así compensaba algo. Nació Sakura, y las cosas se calmaron un poco por un tiempo. Mebuki siguió en la floristería y vivero. Él comenzó a trabajar como profesor de música. Como debes saber bien, Kizashi tiene un gran talento. —sí que lo sé, por algo es muy respetado en la industria— Fue la época más feliz de mi hija, pensó que por fin había conseguido el hogar que tanto quería, incluso se llegó a hablar de matrimonio. Pero como reza la sabiduría popular, lo bueno no dura, eso cambio tres años después. Lo invitaron a un festival musical, lo cual hizo que él volviera a buscar el éxito en la industria musical. Esos tres años de calma y felicidad, le costaron a mi hija dos años de zozobra. Pero finalmente un día a Kizashi se le presento una excelente oportunidad, tendría que irse por un tiempo muy largo. Como no podía ofrecerle nada estable a Mebuki y a Sakura, tuvo que viajar sólo. Fue la temporada más larga que iban a estar separados, pero le prometió a mi hija que iba a estar en contacto y que regresaría por ellas cuando tuviera una vida estable.
»Cumplió las primeras semanas, pero cada vez eran más escasas las llamadas o cartas…
—Hasta que finalmente desapareció. —concluyo.
—Si. —suspira Nana —La angustia de mi hija era palpable. Aun así ella misma le sacaba excusas a su desaparición. Debe estar muy ocupado. No debe tener dinero. Por fin consiguió algo bueno y debe estar trabajando muy duro. En cualquier momento aparecerá y vendrá por nosotras. Mil y un excusas que finalmente se le acabaron y el peso de la situación comenzó a golpear a mi hija. De todas maneras, ella albergaba la esperanza.
—La esperanza es lo último que se pierde, ¿no? —intervengo taciturno, mientras bebo una copa de Jamenson que en algún momento me serví.
—Correcto. —me responde en igual tono.
—Supongo que Nietzche tenía razón. "La esperanza es el peor de los males…
—pues prolonga el tormento de los hombres." —termina ella. —No siempre. Pero en el caso de mi hija, sí que tenía razón. Ella era tonta.
—Nana…
—No me malinterpretes, niño. La amaba, como no tienes idea. Pero la verdad, al igual que el sol, no se puede ocultar. Una mujer inteligente no permitiría que un hombre fuera el centro de su vida. Y en especial una madre. En algunas ocasiones ser egoísta está permitido. La felicidad propia es más importante, siempre y cuando no lastimes a nadie, como tampoco puedes truncar la tuya por la de alguien más. Recuérdalo.
»Como te iba contando, antes de ponernos filosóficos. Mebuki espero por varios meses a que él volviera, o al menos a que se comunicara con ella. Comenzó a deprimirse cada vez más, pero aún conservaba la esperanza de que apareciera. Supongo que cuando la perdió, también perdió el deseo de seguir viviendo.
—¿No lo vieron las señales? —pregunto quedo.
—Sí y no. Notamos que su estado anímico decaída con el paso del tiempo, pero nada alarmante que nos hiciera pensar que iba a cometer tal cosa. Debo decir que mi hija ocultaba muy bien la gravedad de su depresión. No descuido a Sakura, trabajaba, no descuidaba los quehaceres de la casa. Todo normal. Seguía su rutina diaria. Si me preguntas, esa es la depresión más peligrosa. Escondida detrás de la…
—Sonrisa.
—Oh, no. ¡Dios! Ningún adulto es tan feliz, cuando ves a alguien feliz 24/7 comienzas a sospechar que algo anda mal. Los únicos que pueden ser felices todo el tiempo son los niños, y eso que tienen momentos malos. Pero un adulto, jamás. Con tantas responsabilidades quien puede ser feliz. No es normal. Todos tenemos días de mierda —ni que me lo diga —Los sobrepasamos gritando, golpeando cosas, teniendo sexo, emborrachándonos, etc. Como sea lo superas. Pero no es normal estar bien todo el tiempo. ¿Te imaginas como seria esa maldita pesadilla? —muy buen punto. Y no quiero ni imaginarlo.
»Cuando la depresión se escuda detrás de la rutina, cuando logras seguir día a día como si nada malo ocurriera y no se interviene a tiempo, todo se pone peor al final del día. Y cuando esa bomba de tiempo que llevas por dentro explota, lo hace de la peor manera.
»Eso fue lo que ocurrió con Mebuki. Hasta el día de hoy desconozco cuál fue el detonador de ese terrible día. Pero algo sucedió y la bomba explotó y nos golpeó a todos. La principal víctima fue Sakura.
»Aún no he podido olvidar ese día. ¡Cielo santo! Esa escena me va a seguir hasta la tumba. Hay pocas cosas en este mundo que puedes presenciar y que se graben en tu cerebro por el resto de tu vida, Sasuke. Y esa ha sido una de ellas.
Me sirvo otra ronda del Whisky irlandés porque la voz dentro de mí me dice que lo voy a necesitar su sensación liviana y ahumada para lo que se avecina.
ooo
""Estoy en mi linda habitación rosa dibujando en el cuaderno que mi mami me compró para que no perdiera mis dibujos. Estoy contenta, aunque mami no ha estado bien, pero siempre se pone así cuando papi se va. Pero la cena estuvo deliciosa, hizo mi plato favorito, macarrones con queso y postre de chocolate con fresas. Luego vimos los ´Rugrats´ y ´Coraje: el perro cobarde´. Después subí a mi habitación para jugar y ahora estoy dibujando flores porque me aburrí de jugar sola y mi mami las amas, hasta trabaja en un lugar donde las venden.
Abajo suena el teléfono y mi mami lo contesta, poco después ella grita y comienza a tirar y quebrar cosas en la cocina, otra vez, hacia muchos días que mami no se ponía así. Bajo a ver qué es lo que sucede y como siempre ella se encierra en la cocina. Después de eso sólo la oigo llorar. No me gusta que mi mami este triste pero no puedo hacer nada, porque si voy a la cocina ella volvería a gritar y me mandaría a mi cuarto, pero más tarde entraría a mi habitación a disculparse, me leería un cuento y me cantaría una canción que papi hizo para mí. Y todo estaría mejor.
Así que espero a que ella se calme y suba.
Pero pasa muchísimo tiempo y mami no ha subido. Abro la puerta y me acerco con cuidado al barandal para escuchar pero no hay nada. Ningún ruido. No sé porque me siento mal. Como si algo apretara mi corazón. Espero un rato más, pero nada pasa. Mami no sube ni hay ruidos abajo. Y esa sensación mala se vuelve peor.
No quiero sentirme así.
Decido bajar a ver qué pasa. Con mucho cuidado abro la puerta, camino por el pequeño pasillo y bajo las escaleras sin hacer ruido. Lentamente me acerco a la puerta de la cocina, pero la sensación es peor, ya la tengo en mi estómago, siento como si tuviera algo muy pesado en mi barriga.
Abro la puerta despacio pero mami no está ahí. Me devuelvo y la busco en las otras partes de la casa, pero no está.
Siento que algo en mi cabeza me dice que la vuelva buscar en la cocina. Y regreso, pero el peso que siento se vuelve más grande y me siento fría. No quiero entrar ahí. No sé por qué, pero tengo miedo de entrar a la cocina. Y nunca he tenido miedo de entrar a la cocina, ni cuando mi mami llora ahí. Toco la puerta para abrirla y la piel se me vuelve de gallina. Soy valiente y la empujo, doy vuelta a la mesa, grito y me caigo.
Hay mucha sangre en el piso. Y mi mami está sentada contra los cajones de la cocina. Pero no se mueve y la sangre sale de ella. No sé de adonde porque no dejo de mirar la mancha roja. Sólo hace unos sonidos muy raros, como si no pudiera respirar.
Vuelvo a gritar cuando la sangre me alcanza, me arrastro hacia atrás hasta que golpeo el refrigerador. Me encojo hasta que abrazo mis rodillas. Siento que quiero llorar pero no puedo. No sé por qué no puedo llorar, ni moverme. Quiero irme pero no puedo pararme. Me siento congelada. Y la mancha se acerca más.
No puedo respirar, me estoy ahogando como en mi primera clase en la piscina, pero no estoy en el agua.
Quiero dejar de mirar la sangre, trato pero no puedo. Cuando lo hago, subo la mirada y me encuentro con la de mi madre, pero sus ojos no se ven tan bonitos como siempre. Se ven raros, como si le faltara algo. Pero no sé qué es y las ganas de llorar es peor, pero mis ojos no dejan salir las lágrimas.
Sigo mirando sus ojos hasta que ella hace un último ruido. Y ya. Otra vez hay silencio. Pero sé que ha pasado algo malo. Muy malo. Pero no lo entiendo. Sólo quiero gritar.
Creo que lo estoy haciendo.
Pero no lo sé. Siento mis oídos taponados y como si los gritos fueran en mi cabeza.
Me duelen los ojos pero no lloro. Siento las lágrimas pero no salen.
Tengo mucho frio porque estoy temblando.
Pero no me puedo mover. Tengo que salir de aquí pero mis pies no hacen nada. Mi cuerpo no hace nada. Sólo estoy sentada abrazando mis rodillas y mirando los ojos de mami que no son como los de ella.
Me siento muy triste. Nunca me había sentido así de triste. Ni cuando mami llora por papi. Pero aun así no lloro.""
Me levanto de golpe de la cama, buscando una bocanada de aire. Y corro hacia el baño para vomitar. Cuando termino de devolver lo poco que tengo en mi estómago, me siento en el piso y al igual que en mi recuerdo abrazo mis rodillas. Los temblores son fuertes y no tiene nada que ver con que estoy sentada en el piso frio del baño de madrugada. Apoyo mi cabeza en mis rodillas y trato de recuperar la compostura. Siento mi corazón a mil. Si en este momento me tomaran la presión arterial estaría por las nubes.
Inhalo y exhalo. Lo hago una y otra vez. Hasta que me comienzo a calmarme.
No debí de haberme ido a dormir después de haber hablado con mi abuela.
Malditos ataques de ansiedad.
Malditos recuerdos.
¿Por qué tenían que volver?
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—Me llamaron los vecinos, estaban preocupados porque oían a Sakura gritar. Lo cual era extremadamente extraño. Mebuki tenía sus ataques de vez en cuando y gritaba y rompía cosas. Pero mi nieta nunca. Obviamente me preocupe y mi esposo y yo salimos corriendo hacia allá apenas colgamos el teléfono.
»Pero incluso antes de llegar, yo sentía que había pasado algo horrible. Sentía un malestar en mi vientre. Dicen que las madres pueden sentir la muerte de sus hijos y que ese dolor se concentra en el vientre donde los llevamos por nueve meses. No quería creer eso. Pensé muchas otras cosas, menos que mi hija se había quitado la vida. Parqueamos el carro y salimos corriendo. Ni me di cuenta cuando saque la copias de las llaves que teníamos, pero ya las tenía en las manos y ya estaba abriendo la puerta.
»No sé cómo describirte el ambiente que se sentía en ese lugar. Había una pesadez horrible, se sentía un vacío raro. Tanto que te impedía respirar bien. Pero lo que me quito el aliento fue cuando entramos a la cocina. Instintivamente entramos allí, no buscamos ni en la sala, ni en ningún otro lugar, apenas cruzamos la puerta de entrada nos dirigimos hacia allí. No sé si fue el instinto paternal pero sabíamos que algo muy malo había sucedido en la cocina.
—Y no se equivocaron. —digo mientras le doy un trago a mi Jamenson.
—Si. En la gravedad de la situación. —oigo como toma una bocanada de aire. A través del teléfono puedo sentir su desasosiego.
—Nana, si te pone mal no deberíamos seguir hablando…
—No te preocupes, cariño. Hablar o no hablar de esa noche no lo va a cambiar. Míralo como una pequeña terapia para esta pobre vieja
—Está bien. —supongo que tiene razón. En que no lo va a cambiar, no en lo de pobre vieja. Tengo la fuerte sospecha de que Nana nos podría enterrar a todos nosotros.
—Como te contaba.
»Lo primero que vimos fue a la pequeña figura de Sakura acurrucada contra el refrigerador. Temblando y mirando fijamente hacia el frente. Seguimos su mirada y nos encontramos a una Mebuki pálida y muerta. Se cortó el cuello y se desangro allí mismo. El charco de sangre que lo probaba era enorme, casi alcanzaba a mi nieta.
»Se nos rompió el corazón doblemente. Primero por mi hija que se había quitado la vida. Y segundo por mi nieta que se había quedado huérfana y, peor aún, había presenciado la muerte de su madre.
»El primero en reaccionar fue mi esposo, inmediatamente llamo a la policía. No se demoraron en llegar, aquella pequeña ciudad era muy calmada y pocas veces eventos tan dramáticos como ese ocurrieron, creo que se podrían contar con los dedos de una mano. Así que, por obvias razones, nos mudamos cuando la investigación policial termino y nos dieron la custodia de Sakura.
—¿Y los padres de Kizashi? —pregunto curioso, no he escuchado mucho de ellos.
—Pues no se opusieron a que nosotros nos quedáramos con la custodia. Al contrario, parecían algo aliviados. Aunque es comprensible, apenas consiguieron su retiro se mudaron a otro país. Además no estaban tan involucrados con todo el asunto. Cuando se les notifico de la situación de Sakura fueron muy claros que criar un niño no se adaptaba a la vida que llevaban. Al menos fueron sinceros.
—Supongo. —ni sé que decir acerca de eso.
—Nunca los hubiera acusado de familiares. Si me preguntas, fue lo mejor. Viendo el trabajo que hicieron con su hijo, Sakura estuvo mucho mejor con nosotros. Claro que un niño necesita libertad para desarrollar su personalidad, pero también disciplina. Es igual de malo ser autoritario como extremadamente liberal. Se necesita un balance. Ellos eran demasiado indulgentes.
—¿Murieron? —pregunto.
—No lo sé. Después de un tiempo dejaron de estar en contacto. Hasta el momento no nos han notificado nada.
—¿No les ha dado curiosidad?
—No realmente, sólo un pensamiento fugaz sobre ellos pero nada suficientemente intenso como para buscarlos. Nunca estuvieron involucrados, así que es entendible, sólo fueron nombres sin rostro.
—Ya veo. ¿Entones se mudaron a donde estás viviendo ahora?
—Si. Nunca fuimos gente de ciudad grande. Ya sabes, siempre nos gustó vivir en una ciudad pequeña, más grande que un pueblo, tampoco queríamos vivir como atrapados en el tiempo. Esta ciudad está perfectamente balanceada con lo moderno, hay de todo un poco pero nada en exceso. Además carece de los problemas de las grandes ciudades, los índices de criminalidad son bajos, la zona rosa es controlada, el tráfico de drogas no es preocupación, algo de marihuana pero ¿quién no la ha probado así sea una vez en su vida? Es buen lugar para formar una familia y criar un niño. Por supuesto que muchos jóvenes se van para buscar una vida más emocionante, quien los podría culpar, para eso es la juventud.
—Perfecto para un nuevo comienzo. —afirmo.
—Ding, ding, ding. Correcto. Claro que mi nieta hizo terapia. No lo arreglo todo, pero si aprendió a comprender y asimilar ciertos sentimientos y pensamientos. Además, siempre fuimos muy abiertos con ella y éramos correspondidos. Eso ayudó mucho. Tal vez ahora con la aparición de Kizashi, ciertos asuntos regresen. Ya cuento con Ino. Ahora necesito de tu ¿colaboración? —algo que admiro de Nana es su capacidad de acomodar las palabras. Espero algún día llegar a su nivel.
—¿Y eso cómo sería? —pregunto más por seguirle el juego que por otra cosa.
—Que pongas un ojo en ella. Además vas a tener el trabajo más duro porque sin quererlo tienes un nexo con Kizashi. —esa cuestión ya había pasado por mi mente.
—¿Quieres que me desvincule de él? —no sé qué tan fácil sea eso, legalmente hablando. Tiene muy buena relación laboral con nuestra compañía.
—No. Allá tú si decides hacerlo, aunque no lo sugeriría, ya que por lo menos podríamos tener cierta ventaja sobre él. ¿Me hago entender? —mmm, ya sé por dónde va el agua.
—¿Quieres que lo vigile?
—Oh, no. Nunca te haría hacer tal cosa. Además es ilegal. —ese último comentario me hace reír— Simplemente me parece que es bueno estar informado sobre las personas que te rodean. ¿Lo entiendes? —bueno, gracias al cielo se leer entre líneas. Me pregunto si alguna vez se le ha podido probar algo a Nana. Personalmente, lo dudo mucho.
—Si, la información es poder.
—Ya lo tienes. Así que eso es todo por ahora, Sasuke querido, te dejo para que descanses y pienses como informarte mejor. Buenas noches.
—Buenas noches, Nana. —y la llamada termina.
Pobre Kizashi no sabe lo que se le viene encima, esa mujer es una cosa seria.
—Algo seguro es que prefiero tener a Nana de amiga que de enemiga. No me sorprende, después de todo, es una dura jugadora de ajedrez. Y ya comenzó a mover las piezas. Vamos a ver en que termina todo este asunto. —reflexiono en voz alta.
Termino de un solo trago mi whisky, dejo el vaso en la barra del bar y me dirijo a mi habitación para tomar una renovadora ducha y a dormir. Tengo que hacerlo, mi cabeza ha tenido mucha información estos últimos días, y nada de ella es reconfortante sino, al contrario, bastante deprimente.
Conclusión.
Los padres son una mierda.
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—¿Sakura estas bien? —me pregunta Ino.
—Si.
—¿Sentada en el piso al lado del inodoro? —levanto la mirada y la encuentro apoyada en el marco de la puerta del baño.
—Ujum. Si. —miro alrededor y me imagino la escena en la que me encontró Ino. Bastante lamentable, debo decir.
—Hmm, ¿y haciendo qué?
—¿Meditando? —no es taaan alejado de realidad, ¿cierto? Estaba haciendo ejercicios de respiración—Ya sabes, el baño es un lugar muy apropiado…
—Corta la mierda, Frente, ¿qué pasa?
—Mmm…
—¿Sakura? —odio cuando usa el tono de mamá molesta —Soy tu amiga, ¿no confías en mí? —pero odio aún más cuando usa el de indignada.
—Si lo hago, es que no me siento cómoda hablando de eso.
—¿De qué?
—Ino, en serio, no quiero hablar de eso.
—Entonces, de verdad no confías es mí y eso me duele… —y eso marca el comienzo del discurso de la falta de confianza y blah, blah, blah. Ya me lo sé de memoria.
No sé qué me molesta más, Ino y sus chantajes emocionales o el hecho de me rindo fácil con tal de no aguantarlos.
Así que, aquí voy:
—Tuve un mal sueño que hace tiempo no tenía. —O más bien, malos recuerdos.
—Oh… y sobre qué era. —cielos, me sorprende los cambios de actitud que puede tener Ino. Un momento fastidiando y después preocupada. Algunas veces me preocupa.
—Mi infancia, mi madre y cosas así. —ella sabe que mi madre se suicidó pero no conoce mayor detalle sobre las circunstancias en las que se desarrolló esa noche.
—¿Es por haberte encontrado con ese hijo de perra? —no bromeo con los cambios de humor, ya está enojada.
—Posiblemente ese encuentro haya sido un disparador. —aunque lo dudo, antes del encuentro ya había tenido una pesadilla.
—¿Quieres hablar de ello? —pregunta tentativamente.
—Nop. Ya tuve suficiente terapia mientras meditaba con mi amigo el inodoro.
—Ok… —mi querida amiga me mira como si estuviera a punto de enloquecer.
—No estoy enloqueciendo, Ino. —ruedo los ojos y me pongo de pie —Así que tranquiliza esa mente tuya, y vayamos a dormir.
—¿Quieres dormir conmigo? —trata de ocultar la preocupación pero falla.
—No tengo cinco años, Cerda. Pero si te tranquila puedes revisar debajo de mi cama por si hay monstruos. Yo ya mire en el armario y nada.
—Ja. Ja. Muy graciosa. Aunque te prefiero de esa forma.
—Aww, que dulce. Pero, enserio, hay que ir a dormir en nuestras respectivas camas. —comienzo a empujarla hacia su habitación, abre la puerta cuando estamos frente a esta y le doy un último empujón —Que descanses, Ino-cerda. —me giro para irme a la mía.
—¿En serio estas bien? —la sincera intranquilidad en su tono me hace responderle con igual sinceridad.
—He tratado tan duro de estar bien, de superarlo, de olvidarlo todo y seguir adelante. Incluso he llegado a pensar "Wow, ya me siento mejor" y no era cierto. Eso te haría pensar que ahora mismo no me podría sentir más mal ni intentándolo. Pero ¿sabes qué? Me he sentido peor. Lo cual es lo único positivo que puedo rescatar de esta situación —le sonrío—Así que, voy a estar bien. Esto no es nada. Confía en mí, lo puedo manejar.
—Bien, voy confiar. Pero donde vuelva a repetirse lo de ahorita se lo digo a Nana.
—No es para tanto…
—Lo es. Y me importa una mierda lo que digas. Que descanses, frente. —antes de que pueda refutar, la muy perra, me cierra la puerta en la cara.
Suspiro y retomo mi destino original. Sólo espero poder dormir sin que las pesadillas reaparezcan.
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Ok, la ducha no funciono porque aun ando dando vueltas en la cama sin poder pegar un ojo. Primero por la sobre-información que tengo en mi cabeza, y segundo debido a que el imbécil de Naruto no ha parado de revolotear como una gallina sin cabeza, ni de tener diálogos consigo mismo desde que cruzo la maldita puerta hace diez minutos. No me he levantado para enviarlo directo a la tierra de los sueños de un buen puto golpe porque él cree que estoy dormido ya que he ignorado cada uno de sus intentos de comunicación. Aunque debo reconocer que la tentación de noquearlo es muy fuerte.
En vez de ejercer, una merecida, violencia física en mi compañero de piso, me quedo acostado bocarriba en mi cama, mirando el techo pensando en lo que me dijo Nana sobre "informarme" mejor, tomo mi celular que está cargando en la mesa de noche y hago una llamada, que extrañamente se va al buzón de voz:
—Te has comunicado con mi buzón de voz, es problemático revisarlo así que más te vale que sea importante. —me advierte la monótona voz de Shikamaru.
—Necesito un favor. —no doy más detalles y cuelgo, esperare hasta que él se desocupe y me devuelva la llamada. Y no sé porque tengo la sensación de que si llamo a Temari también me contestara su buzón de voz.
Lo cual me recuerda que no quiero estar cerca de Gaara el día que se destape la caja de pandora que ha creado su querida hermana mayor.
Dejando a un lado ese pensamiento, tomo la almohada y me pongo sobre la cara, tal vez pueda dormir si me desmayo por sofocación. No perdería nada en intentarlo, realmente necesito dormir y para lograrlo debo apagar este cerebro mío.
Espero no haberlos decepcionado.
Algún concejo u idea ya saben que la pueden dejar por aquí, amo saber sus opiniones.
Y nos leemos en el siguiente chap.
XO