Derechos: Los personajes le pertenecen a S.M., quien es la que nos hace soñar con cada uno de ellos, la historia le pertenece a William Shakespeare; yo solo me adjudico la adaptación de personajes y época.

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Edward y Bella, época actual.

Lo primero que hizo Edward al llegar a casa de sus padres fue correr hacia su habitación. Esme lo había besado y mimado el camino a casa, se sentía bien, realmente bien, pero en ese momento solo había una persona a la cual quería ver, mimar y besar. A pesar de que le habían comentado que estaba sedada a causa de la impresión que había tenido.

No sabía que tiempo pasó en la cárcel, más sintió como si había pasado la eternidad metido entre cuatro paredes siendo interrogando. Luego, parecía que todo pasaba lentamente mientras su abogado hacia los respectivos trámites para sacarlo de ahí e enviarlo junto a la fuente de su hogar: Bella.

Los escalones resultaron ser estorbosos al momento de subir al segundo piso, todo se interponía en su camino como tratando de impedirle llegar a su esposa y eso lo ponía ansioso.

Desde que se habían casado no habían pasado tanto tiempo separado el uno del otro, desesperado no prestó atención a los saludos de los empleados que se cruzaban en su camino le daban. No le importaba que lo tachen de maleducado en ese momento, el que ha pasado lo mismo que él, le daría la razón por el comportamiento.

Al llegar a la puerta de su habitación paró abruptamente y se preguntó por qué no le había llevado algún detalle. A Bella le gustaban los mimos y seguro, una caja de chocolate después, tendría el perdón de ella por haberla abandonado, involuntariamente, tanto tiempo. Su mente quiso regresar y enviar a alguien a conseguir los primeros que encontraran, pero su cuerpo se adelantó y cuando se dio cuenta, estaba dentro de la que había sido su habitación por tantos años.

En medio de la cama estaba un menudo bulto que se sacudía e hipaba silenciosamente, Edward encendió la luz para ver mejor a su esposa aunque lo primero que se encontró fueron los ojos chocolates de ella enrojecidos por el llanto. Avanzó a trompicones hasta caer al lado de ella y besarla apasionadamente.

Bella topaba todo lo que sus manos le permitían, haciéndose la idea de que al fin había conseguido dormirse y que estaba soñando que su esposo estaba a su lado, besándola y acariciando su pequeño vientre; también sintió como su bebé se revolvía dentro, tal y como lo hacía al escuchar la voz o sentir las caricias de Edward.

Edward la tomó entre sus brazos, ubicándola cerca, muy cerca, de su cuerpo mientras tarareaba y le susurraba cosas al oído a la vez que se balanceaba un poco. Quería llorar pero las lágrimas no salían, así que no podía hacer otra cosa sostener a Bella junto a su cuerpo y hacerse la idea de que tan solo había vivido una horrible pesadilla.

Los sollozos de Bella se convirtieron en esporádicos suspiros a medida que su cuerpo se sumergía en el confort; lo mismo sucedía con Edward, su cuerpo comenzó a caer en relajación y le era imposible mantener los ojos abiertos , se acurrucó un poco más en la cama, pateando los zapatos fuera de sus pies para cobijarse por completo. Permitió que la paz, la cual tenía años que no la sentía, invada su mente para dejarse caer en los brazos de Morfeo.

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Unos fuertes y conocidos brazos la rodeaban con protección. Pensó que todo era un sueño, pero el pequeño movimiento de su bebé le indicó que nada era producto de su imaginación. Lentamente se volteó en medio de la cárcel para ver su rostro; estaba totalmente apacible, lleno de paz y con una sonrisa que bailaba en sus labios, los cuales, inevitablemente besó.

Después de haber pasado toda una noche en vela y todo un día llorando al fin sentía paz en su vida. Edward era el hombre que la cautivó desde un principio con sus galanteos de caballero de la época medieval, sus modales y en lo rápido que la relación de ambos avanzó y si ahora, alguien le preguntara si volvería a vivir lo mismo, ella sin dudas le diría que sí. El pequeño que llevaba en su interior y el hombre que estaba rodeándola fuertemente pertenecían a su corazón y nada la haría arrepentirse de todo lo que había hecho.

Miró a su alrededor, por primera vez reparaba en los posters de autos y motocicletas, las paredes pintadas de un azul intenso, los muebles blancos y negros que se agregaban a la decoración de la habitación y sin duda la reconoció, nunca había estado ahí, hasta hace unos días atrás, era la recámara del Edward que la enamoró, del que tenía su rostro enterrado en el cuello y respirando hondo mientras soltaba ligeros suspiros. Era la habitación del Edward que hace dos años amanecía con ella y la hacía feliz, totalmente feliz.

Se acomodó más cerca posible de Edward y cerró los ojos sonriendo. Amaba a su esposo con su vida, así como lo hacía con su bebé.

FIN.

¡Hola! ¿Hay alguien por aquí? Lamento tan la gran tardanza que tuve con el final de este fic. Me pasaron muchas cosas, entre ellas el bloqueo por completo de esta historia. Lo sé, fue algo muy cortito pero era todo lo que tenía pensado con el final del fic.

Muchas gracias a las chicas se siguieron la historia, por sus huellitas, alertas y favoritos. Muchas gracias de verdad.

Bueno, esto es todo por aquí, besos y nos seguimos leyendo en las demás historias.