Qué hace esta loca publicando un nuevo fics cuándo tiene otro en curso? ni yo lo sé, pero el drama de Comenzar de nuevo me bloqueó y la frescura de este fics me robó el corazón, tanto así que lo escribí en menos de una semana ¡Sí!

Así que las actualizaciones serán seguidas, aunque este fics no tiene más de siete capítulos y estoy pensando en un epílogo, pero nada seguro. Mi atención está puesta ahora en Comenzar.

Primero les quiero dar las gracias infinitas a Yaz y Karla por el apoyo de siempre, por animarme cuando ¡Casi! este fics no veía la luz por temas locos (como todo lo referente a mí)

A Susy y Silvia... el team S&S jajajajaja gracias por las ideas, por esperar los correos, por estar siempre ahí para decirme como seguir, este fics es también de ellas. Son el Team S&S creativo.

Espero que les guste tanto como a mi me encantó escribirlo.

Volvemos a caer

Aquel día sería el último de su vida, estaba seguro ella no tendría contemplaciones ante el rol que ocupaba él en sus días. No, claro que no. A ella no le importaría ni un ápice que James quedara huérfano de padre si no lograba cruzar Londres en ese maldito auto. Las calles mojadas complicaban su viaje y la copiosa lluvia que caía sobre el parabrisas dificultaban más aquella travesía que llevaba hace más de una hora. Sólo esperaba que la torta llegara en perfectas condiciones. El celular sonó y como pensó era Ginny, bufó y accionó el altavoz.

― ¡Hola cariño! ― Intentó sonar despreocupado.

― ¿Dónde demonio estás, Potter? ― "Dulce como siempre"pensó él girando hacia la izquierda.

― En diez minutos estoy en casa.

― Hace treinta minutos me dijiste lo mismo ― Refutó ella molesta.

― ¡Me hiciste cruzar todo Londres por una torta que perfectamente pudo hacer tu madre!

― Pues mi mamá le hizo otra torta a James.

― ¿Otra Ginny? ― Inquirió molesto ― ¿Me hiciste cruzar Londres por nada?

― Por James ― Contradijo ella.

― No por nada esta torta es de lúcuma, ¿No? ― Frunció el ceño Harry doblando en la última curva antes de llegar a la casa de Ginny.

― No seas gruñón y llega pronto ¡Te extrañamos y James pregunta por ti! ― Ella cortó la comunicación y Harry esbozó una sonrisa dichosa justo cuando aparcaba el auto en las afueras de la casa de Ginny. Al salir del auto se cubrió con un paraguas negro y con mucho cuidado sacó la torta del asiento trasero. Entró apresurado viendo varias cabezas pelirrojas jugando por todos los rincones de la casa.

― ¡Hola tío Harry! ― Saludó Fred.

― ¡Hola pelirrojo! ¿Sabes dónde está Ginny?

― En la cocina ― Harry le guiñó un ojo y le lanzó un bolsa ― No le digas nada a tu madre.

― Tío eres el mejor, mamá me había castigado y nada de video juegos muggle por tres meses.

― Quizás que fue lo que hiciste esta vez.

― Nada... siempre me acusan sin fundamentos ― Harry sonrió.

― Ya sé de donde viene esa frase, James siempre la repite.

― Sólo somos víctimas ― Repuso el niño comenzando a correr y perderse en el segundo piso.

― ¡Llegó tú salvador, madre de mi hijo! ― Ginny se giró y sonrió.

― ¡Por fin, un segundo más y te cortaba en cuadritos Potter!

― Que idea tan macabra.

― Sólo son suposiciones, nada concreto ― Harry dejó la torta sobre la mesa y la miró frunciendo el ceño.

― Vamos a replantearnos el hecho de que James viva bajo el mismo techo que tu ― Rieron. Harry la miró unos segundos con atención mientras ella servía bebidas gaseosas en una bandeja con varios vasos. Estaba feliz, relucía, su cuerpo emanaba sensualidad en cada movimiento pulcro que daba, su voz era dulce y chispeante, sus ojos brillaban y deslumbraban... algo pasó y ella aún no lo ponía al corriente.

― ¡Papá! ― Exclamó James entrando en la cocina.

― ¡Campeón! ― Sonrió Harry cogiéndolo en sus brazos desordenando más aún el cabello de su primogénito ― ¿Cómo lo estás pasando en tu cumpleaños?

― ¡Genial! Tío Ron está inventando juegos divertidísimos.

― Es que tú tío siempre ha sido un payaso

― Te escuché idiota ― Refunfuñó Ron comiendo un trozo de pastel de melaza.

― ¡Eh! ese pastel es mío...

― ¿Por qué el tío te dice idiota?

― Porque lo es ahijado. Irremediablemente.

― Eso no es verdad, Ronald en realidad lo dice porque todos los Weasley me adoran ― Respondió Harry bajando a James ― Si sigues creciendo de esa manera ya no podré cargarte campeón.

― Ronald, ¿Dejaste a los niños solos? ― Inquirió Ginny cortado el pastel de melaza chupándose los dedos.

― Quedaron con los otros payasos ― Sonrió Harry ― Pensé que tu esposa no te dejaría abandonar el trabajo de payaso, Ronald.

― Púdrete Potter.

― ¡Oh vamos! Todos sabemos que corres cuando Hermione no termina de dar la orden ― Rió Harry.

― Harry cariño, lleva estos vasos al jardín.

― ¿Dónde lo dejo? ― Ron arqueó una ceja y estalló en carcajadas. Harry tomó la bandeja derrotado y Ginny le guiñó un ojo.

― Me debes una pecosa ― Salió de la cocina en compañía de James y Ron miró a su hermana.

― El encantamiento en el jardín para evitar la lluvia quedó de maravilla ― Comentó Ron mientras Ginny asentía con una sonrisa en los labios.

― ¿Todo bien entonces? ― Preguntó.

― Sí, claro que si, sólo vine a buscar refrescos y ver que faltaba ― Sonrió ella quitando los mechones que habían sucumbido a la cola alta que llevaba.

― Harry se ve contento ― Comentó Ron.

― ¡Claro! es el cumpleaños de nuestro hijo, ¿Cómo no iba a estarlo?

El cumpleaños de James fue todo un éxito, las risas jamás faltaron y Harry se encargó de ello. Le encantaba pasar tiempo con su hijo y con Ginny, poder disfrutar de los dos, ver que eran felices, que todos sus esfuerzos eran retribuidos en la felicidad de las dos personas que más amaba en el mundo. Los invitados y los hermanos de Ginny habían dejado la casa hace unas pocas horas y Harry le ayudaba a ordenar todo el alboroto que los niños y también los adultos habían hecho.

― No puedo creer que te subieras al árbol solo por un capricho de James, te pudo pasar algo ― Le recriminó ella y Harry sonrió.

― Soy un padre a todo terreno.

― Si te hubieses caído y torcido el cuello no me hubieses servido para nada, Harry Potter ― Él dejó los vasos sobre la mesa y la miró con atención.

― Entiendo que cuando me llamas por mi nombre y apellido las cosas van en serio.

― Me aterra que te suceda algo ― Le dijo ella con ahínco fulminándolo con la mirada.

― Ya hemos tenido esta conversación antes ― Repuso él serio.

― No te imaginas como es vivir aterrada imaginando que algo va a suceder en esas misiones que tienes ― Dijo entre dientes Ginny ― No estás solo en la vida para que te arriesgues de esa manera, James y yo dependemos de ti ― Murmuró ella y Harry sonrió enternecido por la declaración de la madre de su hijo, se acercó a ella y la abrazó con fuerza.

― Nada grave pasará cariño ― Repuso él separándose de ella para mirarla a los ojo ― Nada me va a separar de ti ni de James, te lo juro.

― Me dijiste lo mismo hace cinco años y cada vez que llegas de una misión soy yo quién te cura las heridas que esos bastardos te hacen ― Harry sonrió, de alguna forma le encantaba la preocupación que mostraba con él.

― Lamento ser tan problemático.

― Temo que tu hijo seguirá tus pasos ― Repuso ella apoyando la frente en el mentón de Harry. Él depositó un suave beso en la frente suspirando ― No podría seguir sin ti.

― Ni yo sin ti, Ginevra ― Ella alzó la vista y Harry supuso que lo mataría por llamarla así. Esa tierna pelirroja odiaba su nombre, odiaba que la llamaran "Ginevra" Lo cual a juicio de Harry era una lástima, ese nombre era tan bonito como ella. Sin embargo la mujer sonrió y sus ojos se iluminaron.

― Sólo una persona me llama así ahora ― Sonrió y Harry frunció el ceño.

― ¿Ah sí?

― Sí ― Rió emocionada.

― ¿Por qué te ríes? ¡Odias que te llamen Ginevra! La otra vez me lanzaste la pistola de juguete de James en mis partes sensibles porque te llamé así.

― Estoy saliendo con alguien Harry y me encantaría que lo conocieras ― Comentó ella entusiasta.

Y bien? Espero sus impresiones, próximo viernes siguiente capítulo!

GRACIAS!