22/Jul/14 Un amable recordatorio: Hago comisiones (en mi perfil encontrarán un link con más información).

Spoilers: Comencé a escribir cuando iba por el capítulo 305 del anime, pero las cosas más graves de las que podrían enterarse creo que están en los episodios 140, 160 y 250, más o menos.

Notas: Debo decir que hubo dos historias que me inspiraron para este fic, la idea central de ambas es la misma y me pareció un argumento bastante sólido e interesante, así que lo tomé para mí. Estas historias son: "When the Eye of the Beholder is a Sharingan" de Closet Cleaner y "Mating Season"de Sansetto, ambos en inglés. Many thanks for the inspiration.

Al iniciar a escribir, pensé en hacer un one-shot lleno de flash-backs… Pero obviamente soy incapaz de operar bajo la premisa de "historias cortas".

Disclaimer: Naruto y sus respectivos personajes y tramas son propiedad de Kishimoto Masashi.

Advertencias generales: A lo largo de esta historia habrá spoilers, contenido sexual, descripción gráfica de heridas, yaoi, gatos extraviados y lobos esteparios.

oOo

Esa temporada del año

Por: Galdor Ciryatan

1

Itachi salió a la luz del día por primera vez en semanas y tuvo que luchar para no mostrar una sonrisa. El tiempo de encierro, presión e interrogatorios no le valió para darle a Ibiki o a Inoichi un solo quejido, ¿por qué habría ahora de ponerles al alcance una de sus sonrisas, por qué habría de enseñarles un trozo de sus emociones a causa de una cosa tan nimia como el Sol?

"Tal vez porque de nuevo estamos del mismo lado" pensó Itachi.

Oh, es que a veces olvidaba ese detalle. Años de odios y batallas pretendidas habían vuelto muy pesado el velo de las mentiras; tenía que rasgarlo. A fin de cuentas, la verdad ya había salido a la luz y algunos estaban al tanto de ella: Lo que realmente ocurrió en la masacra del clan, los planes para el golpe de estado, las acciones de Danzo y de Madara, las intenciones genuinas del mismo Itachi… Todo era sabido. Al principio eso le generó cierta incomodidad a la comadreja —que otros tuvieran acceso a esa información, por más selecto y reducido que fuese el número de los conocedores—, pero al cabo de un tiempo terminó aceptándolo. Las mentiras, los secretos y los entramados fueron parte de lo que les metió en problemas desde el inicio, así que, ¿no era mejor la yerma verdad?

Recordó a cierto ninja de Kirigakure que odiaba las falsedades y contuvo el aire en sus pulmones por un instante más de lo necesario. Luego recompuso la apariencia que ni siquiera tuvo tiempo de descomponerse y se detuvo ante la reja esperando que Morino la abriera.

—Dime, Inoichi-san —comenzó a hablar Itachi con esa inescrutable voz suya—, ¿qué le sucedió a Hoshigaki Kisame?

Inoichi sabía que tras el tono indiferente del otro shinobi se ocultaban muchas cosas. Después de todo, Inoichi fue partícipe de los interrogatorios y encargado de entrar en la mente de Uchiha, vio la información que requería para comprobar su versión de las cosas y alcanzó sucesos de su vida que no necesitaban ser puestos en un reporte. Inoichi sabía sobre Kisame y creía que la pregunta directa de Itachi obedecía a diversos fines: Él conocía su historia con el Monstruo de la niebla y no tendría sospechas sobre su interés en saber, además, era probable que conociera la respuesta debido a su rango y puesto. Quizás, inclusive, considerando la reciente restitución de Itachi a la libertad, estuviese dispuesto a contarle.

No, no. Nada de eso.

Ibiki abrió la reja que daba la calle y al mismo tiempo Inoichi respondió:

—No estoy seguro de poder decirte lo que quieres. Tú bien sabes lo delicadas que son estas cosas. —Le indicó que saliera y, a manera de despedida, dijo: —Cuídate.

—Parece que alguien vino a recogerte —denotó Ibiki.

La reja fue cerrada otra vez y los dos jounin regresaron al cuartel pensando en la locura que acababan de cometer.

—Hokage-sama debe tener muy buenas razones para hacer esto. Sin importar sus historias, perdonar a estos shinobi es un acto de locura.

—O de extrema compasión —corrigió Inoichi.

Ya que Ibiki no sabía demasiado acerca de la compasión, chascó la lengua y procedió a no decir más.

oOo

Itachi miró la reja cerrarse y luego el techo de los cuarteles sobre el contorno de ésta; eran instalaciones nuevas y desconocidas para él… Bueno, su celda de estas últimas semanas sí le era familiar, pero el resto no lo conocía.

"Esto no estaba cuando me marché. Este lugar era distinto" se dijo.

—Acaban de dejarte salir, ¿y ya extrañas el lugar? —le preguntó Sasuke; su voz contenía un ápice de socarronería.

El hermano mayor apartó los ojos del cuartel y los dirigió a Sasuke. También se permitió llevar sus pies hasta donde él se encontraba.

—No. Sólo miraba los cambios que trae el tiempo —dijo Itachi. Hubiese sido acertado agregar "y Pain" pero, para el caso de ambos, lo que confería a Konoha ese aspecto nuevo y hasta extraño era el tiempo y el cambio de sus propias percepciones, no tanto la destrucción que Pain dejó tras de sí o la reconstrucción de lo perdido.

Sasuke asintió y dijo: —Es diferente. Todo lo es.

Inclusive los rostros en la montaña, que sobrevivieron a la invasión, tenían una nueva figura a su lado (Tsunade) y sus ojos de roca poseían una expresión distinta a la que recordaban los hermanos Uchiha.

Mirando la aldea que alguna vez consideró suya y a un tiempo mirando a la nada, Sasuke preguntó en voz baja: —¿Valió la pena?

El mayor consideró que ese cuestionamiento aplicaba a ambos y no supo si Sasuke realmente se lo preguntaba a él o a sí mismo. Las cosas que hicieron antes y durante su tiempo de renegados, lo que dejaron atrás y lo que encontraron, lo vivido y lo sufrido antes de llegar a este punto…¿valió la pena?

Itachi le pasó el brazo sobre los hombros y le contestó que sí. Oh, claro que lo valió. Hoy estaban ahí reunidos sin fachadas y sin intenciones de matarse, ¿qué mejor podría existir, qué pena podría amedrentarlos ahora? Es verdad que antes de esto tuvieron sus momentos difíciles y que los sucesos agradables que pudieron existir se marchitaron, no obstante, de los problemas obtuvieron fuerza y aprendizaje y los buenos momentos se quedaron guardados en su corazón.

A Itachi en particular le gustaba apelar a sus buenas memorias. Durante sus años de Akatsuki, los recuerdos de Sasuke le ayudaron a seguir adelante y, dicho sea de paso, alcanzó a guardar otras buenas experiencias durante su estancia. Muchas de ellas incluían a Kisame e Itachi no renegaba de ello. Recordando una situación entre ambos, se le escapó una sonrisa un poco demasiado amplia. A lo mejor y era por el recuerdo vívido, a lo mejor era por tener a su hermano junto a él o el Sol sobre su piel, tal vez era por haber abandonado el cautiverio o lo originaba el peso de todo eso junto.

—Anda, vamos a casa.

oOo Flash-back oOo

Ya desde el inicio de su relación, Itachi supo que Kisame era un hombre por demás singular. El azul pálido de aquella piel, los ojos penetrantes y la gran altura anunciaban con bombo y platillo que este shinobi era difícil de olvidar. Además, se presentó ante él con una honestidad que rayaba en el descaro, le dijo que lo escogió como pareja porque había asesinado a su clan y él a sus compañeros. Lo amenazó (cosa que no le sucedía a menudo) y fue hasta el punto de invadir su espacio personal usando a Samehada.

Por si eso fuera poco, también le habló acerca de la gestación de los tiburones.

El hecho de que en el principio Kisame le contara un aspecto reproductivo de lo que parecían sus familiares, tuvo sin cuidado a Uchiha. Fue una metáfora, nada más. No era algo que mereciera gran consideración o especial atención… Cuando menos eso pensó en ese momento.

Pasado algún tiempo aprendió que la reproducción de los tiburones era, indiscutiblemente, un tópico de elevada importancia.

oOo

Kisame estuvo ausente por algunos días a causa de un pequeño encargo en solitario y, al volver, Pain le ordenó que se reuniera con Itachi y se preparara para volver a salir. El hombre de piel azulada no se tomó eso con mucho agrado, dejó salir una especie de gruñido y asintió levemente.

Durante el camino hacia el poblado indicado, Itachi fue víctima de la irritación de su compañero. Llevaban breve tiempo emparejados y era la época en que no se llevaban del todo bien, no se tenían demasiada confianza y era común que se amenazaran de muerte. Bien pues, en esta ocasión fue doblemente peor.

Kisame se encontraba de un humor terrible y pocas veces enseñaba su sonriente dentadura, tenía el ceño más arrugado que de costumbre y cualquiera cosa que hiciera (o no hiciera) Itachi lo molestaba. En una ocasión se irritó mientras comía la sopa que calentó Itachi, le llamó "comadreja" a éste y arrojó el plato a sus pies; se alejó del campamento refunfuñando. El shinobi del Sharingan le dejó marcharse en paz, ya sabía (luego de varios intentos de pelea) que la furia del tiburón era aleatoria y no valía la pena gastar sus energías en ella.

A la mañana siguiente, muy temprano, Kisame ya estaba de nuevo en el campamento y listo para iniciar la jornada (aunque no con la mejor actitud, cabe destacar).

Ese día avanzaron un trecho considerable, casi sin descanso, y la llegada de la noche les recompensó con las distantes luces de una pequeña villa. Kisame insistió en que siguieran hasta ese lugar y ahí pasaran la noche. Uchiha sugirió que podrían volver a acampar y fue monumentalmente desoído.

"Esto es lo último que le tolero" pensó Itachi, planeando por adelantado que (en la próxima irracionalidad) se le arrojaría al cuello y lo degollaría. Creía que los modos de Kisame eran una exageración dramática, porque bien podía comportarse igual a un monstruo o un bárbaro en la batalla, sin embargo, tenía una parte bastante aguda y consciente. ¿Dónde estaba su usual cordialidad?

Sopesó la opción de que algo hubiese salido mal durante su salida en solitario, que algo hubiese cambiado o sucedido. No obstante, el ingenio que poseía fue incapaz de detectar la causa específica de su irritación. Más allá del mal humor, todo lo demás lucía en orden.

Llegaron a la aldea, se registraron en el primer hotel que encontraron y subieron a la habitación. Kisame se dio prisa en dejar sus cosas, dijo que volvería más tarde y, de buenas a primeras, se fue. Itachi consideró seriamente seguirlo y ver si podía averiguar las razones de su inusual conducta. Un minuto barajó esa posibilidad y terminó por no tomarla. Todavía no se encontraban propiamente dicho en la misión y a Itachi debía tenerle sin cuidado lo que Kisame hiciera con su tiempo libre, mientras su estado de ánimo no echara a perder el trabajo podría hacer lo que le vinieran en gana.

Uchiha desempacó sus escasas pertenencias y salió a buscar algo decente de comer. A fin de cuentas, mientras no llegaran al punto indicado, esto era tiempo libre también para él.

El pueblo no era la gran maravilla, así que el lugar que encontró no estaría en su lista de sitios favoritos para comer. Con todo y todo, bastaría. Avanzó dos pasos dentro del local y entonces descubrió la presencia de Kisame en un rincón oscuro. Ya era tarde para retroceder, ya estaba dentro. De verdad no planeó terminar pisando las huellas del Monstruo de la niebla, fue por coincidencia. Aunque…disponiéndose las cosas así, no era mala idea echarle un ojo.

Itachi escogió una mesa alejada de su compañero y ordenó. Durante la espera observó al otro shinobi: Se hallaba en la parte menos iluminada del lugar y su piel extraña y sus rasgos aparecían mitigados por la sombra; una mesera con dejes de algo más le servía una bebida y él le pidió que se acercara para decirle algo al oído. Ella soltó una risita y asintió. Itachi no necesitó el Sharingan, los detalles fueron bastante nítidos… Los dedos de Kisame alcanzando la pierna de ella, su sonrisa de tiburón otra vez colgada en su rostro, el dinero que le pasó a la mujer con discreción.

La bebida de Itachi y la comida llegaron a su mesa. El agradeció cortésmente y, antes siquiera de dar el primer bocado, vio que Kisame y la mujer ya habían salido del lugar.

oOo

El siguiente día, Kisame hizo gala de su sonrisa y sus buenos modales frente a Itachi, prescindió de las otrora urgentes ganas de iniciar pleito con él y hasta sugirió que tomaran el desayuno antes de partir. Mientras comían, la comadreja se aventuró a decir:

—Hoy estás de un mejor ánimo que en días pasados.

Kisame resopló una imitación de sonrisa. Sabía que el muchacho tenía razón. Él, mejor que nadie, conocía su humor durante esta temporada, lo pesado que podía ponerse, lo alegre que se sentía al obtener lo que quería. Oh, y vaya que anoche obtuvo lo que deseaba. Le dio un trago a su bebida y fingió demencia, no tenía intenciones de discutir ese tópico con Itachi (no existía la confianza o la cercanía necesarias).

Uchiha notó la falta de respuesta por parte de Kisame y se hizo a la idea de un desayuno silencioso. Bien, el tiburón no había picado. Sin embargo, no importaba mucho, él ya tenía formuladas varias teorías acerca del misterio de Kisame. Quizás sedujo a la mujer y luego la mató, tal vez le pagó y se acostó con ella. La muerte era algo que fascinaba al Monstruo de la niebla y (que Itachi supiera) el sexo era una cosa que encantaba a la mayoría de los hombres. Hasta podía darse el caso de que estas dos suposiciones fueran simultáneamente correctas: Tuvo relaciones con ella y luego la asesinó (o al orden inverso, ¿quién sabe?)

Pensó en otras teorías, acabó su desayuno y reanudaron la marcha.

oOo

Llegaron a la aldea marcada y buscaron al contacto. Su misión ahí consistía en llevar cierto rollo que les entregarían hasta el punto que les indicara el mencionado contacto. Fácil, ¿eh? Una simple misión de mensajería. Si decidieron tomarla —si Kakuzu insistió en que la tomaran— fue porque les pagarían bien. Así mismo, si Pain decidió enviar a la comadreja y al tiburón juntos, si esperó el regreso de Kisame en lugar de mandar solo a Itachi, fue para que los dos tuvieran esa necesarísima convivencia de camaradas y se estrecharan los lazos.

"O acaban matándose, o acaban por llevarse bien" le había comentado Pain a Konan.

El contacto les dio el rollo y les entregó un mapa con su nuevo destino resaltado en rojo. Itachi lo miró y lo memorizó; Kisame lo estudió por unos segundos y arrugó la nariz. El trayecto les tomaría varios días y casi no existían aldeas en el camino.

"Qué mal momento para una misión así" pensó Kisame.

A fuerza de quejarse no llegarían más rápido, así que se pusieron en camino de inmediato. El humor de Kisame fue descendiendo en espiral y alcanzó el punto de irritación perpetua para la mañana del día siguiente. De hecho, Itachi predijo que en esta ocasión se pondría peor y (siendo el genio que era) acertó. Llegada la tarde, el shinobi de piel coloreada no estaba únicamente descontento, sino francamente bestial. Se le veían los dientes apretados y era raro que permaneciera quieto.

Cuando un patético trío de ninjas quiso emboscarlos y robarles el rollo, Itachi se quitó de en medio y dejó a Kisame hacer la limpieza. Suponía que la matanza serviría de paliativo para las otras urgencias que lo trastornaban. Creía que el humor de Kisame era mantenido por la falta de mujeres y, además, se potenciaba por la ausencia de aldeas en su recorrido. Menos villas significaba menos probabilidades de encontrar una mujer. Y, a saber, no cualquier mujer que hallara le iba a servir; tenía que ser una a la que pudiera pagarle y zanjar el asunto rápido. Hoshigaki no tenía ganas o tiempo de conquistar a una dulce pueblerina… Para el caso, tampoco tenía muchas posibilidades de triunfar en una empresa así, pensó Itachi.

Retomaron la marcha y Kisame dio lo prometedores signos de haber vuelto a sus modos habituales. Tenía una media sonrisa en la boca y unas gotitas de sangre en el pómulo.

Duró poco.

La sangre fue barrida por el follaje del bosque entre el cual pasaban y la sonrisa se cayó al suelo; no se molestó en recogerla.

"Es que no es la pelea lo que en verdad quiere" reflexionó Uchiha ". Le gusta la masacre, es cierto, lo divierte mientras dura. Pero su verdadero deseo el día de hoy yace en un lugar alejado del campo de batalla".

En un burdel, seguro.

Itachi se detuvo sin previo aviso y con su quietud obligó al otro a imitarle.

—¿Y ahora qué? —espetó Kisame. No sentía ninguna presencia o amenaza, no entendía esta repentina pausa —. ¿Qué? —volvió a gruñir. Le faltaba paciencia para estos jueguitos.

—Sólo quiero saber —comenzó Itachi en voz neutral— que esto no va a afectar el desempeño de la misión.

Las cejas de Kisame se sintieron atraídas a la posición que indicaba suspicacia.

—Habla claro.

—Es obvio que no eres tú mismo estos días. No me hace falta el Sharingan para verlo. Y me tiene sin cuidado la razón, mientras hagas tu parte del trabajo. Pero si no puedes con ello y te conviertes en una carga, será mejor que vuelvas a la base y me dejes a mí terminar la misión.

Como se ha puntualizado con anterioridad, por esas fechas no eran los mejores amigos del mundo. La comprensión, la paciencia y el confort mutuos no eran sazonadores usuales de su relación. Itachi sospechaba que la actitud de Kisame todavía tenía varios puntos por descender y no quería que el hombre le hiciera pesada esta misión tan sencilla; si no podía con el trabajo en su estado actual, que se largara.

Kisame liberó una risa lenta y gutural, de ésas que le darían escalofríos a una persona común. No le gustó nada el comentario de Uchiha, pero no le quedaba otra opción que reír con placentera sorna y asegurar:

—Voy a seguir con la misión. No te preocupes tanto por mí, mientras encuentra de vez en cuando a alguien con quien desahogarme no te daré problemas… Y no me los des tú a mí.

No existía forma en la que fuese a abandonar esta torpe misión. Se negaba a volver a la base, derrotado, y disculparse con Pain. "Perdona, es que es esa temporada del año y mis nervios no lo aguataron". A otro perro con ese hueso. Además, Pain ya sabía de su singular condición, a pesar de lo cual resolvió enviarlo en este trabajo. No había excusas, Kisame llevaba la mitad de su vida pasando esta estación sin morir en el intento.

Como acababa de decirle a Itachi: En tanto tuviera alguien de quien echar mano para liberar sus urgencias, podría seguir adelante.

oOo Fin del flash-back oOo

Sasuke e Itachi caminaron por la aldea de mil rostros y vieron que algunos se esforzaban por hacerles sentir incluidos, mientras otros contaban una historia distinta. No fue hasta que llegaron a casa que percibieron la remota y realista posibilidad de, en verdad, pertenecer a un lugar.

Era el hogar de los Uchiha, no importando las tragedias ocurridas o la soledad acumulada en sus rincones. Aquella era su casa, siempre lo sería. Sobrevivió a la destrucción de Pain por encontrarse en la orilla de la aldea y ahora les recibía a ambos.

Al acabar la guerra, los crímenes de Sasuke y sus heridas le hicieron permanecer varias semanas en observación. La mano de los médicos y las voces de su familia no consanguínea le ayudaron a cambiar su situación por una más cómoda. Con reservas y una suerte de desconfianza se le concedió la libertad y la segunda oportunidad que todo mundo alega merecer. Hablando con sinceridad, la responsabilidad que Tsunade asumió por él y las súplicas del rubio héroe de guerra tuvieron gran peso en la decisión.

Tendría que compensar sus acciones de alguna manera, pero el castigo no estaba decidido y se encontraba a la espera de él. Mientras tanto se le restituyó su antigua casa, estaba obligado a hacer algunas visitas al hospital para monitorear su estado, un ANBU iba a la casa de cuando en cuando y vigilaba que todo luciera en orden, no se le permitía dejar la aldea y, por último, debía someterse cada tres días a las invasiones mentales de algún Yamanaka.

Sasuke llevaba dos semanas viviendo bajo estas condiciones. Y no le importaba. Existía algo más relevante en su vida que estas patéticas condiciones temporales.

Calentó agua para preparar té y sacó dos tazas: Una para Itachi y otra para él.

Se sentaron uno al lado del otro en el porche de la casa y bebieron. Itachi acababa de cambiar sus ropas por unas limpias que no tenían el olor del encierro; su habitación seguía siendo su habitación y en ella había encontrado algunos cambios de ropa y otros artículos personales.

Tomaron el té en silencio y una nube se atravesó ante el Sol.

Itachi se hizo consciente de lo mucho que había crecido Sasuke y de los años que él tenía sin poner un pie en este sitio, además de otros aspectos menos agradables (como la presencia del lugar en el que asesinó a sus padres y sus pocas ganas de entrar a esa habitación por un buen tiempo).

Algo más se nubló en aquel momento y una gota cayó en la bebida de Sasuke.

"Tonto de mí" se reprendió Itachi por no notar antes lo que ocurría a unos centímetros de su persona ". ¿Me he vuelto distraído?"

Siguió observando de frente el jardín marchito y no agobió a Sasuke con su mirada (creyó que incomodaría su orgullo). Sin embargo, de inmediato le pasó un brazo por los hombros cuando sintió su peso recargarse en él.

—Perdóname —dijo Sasuke entre lágrimas. Quizás era ésta la única cosa de su pasado que le mortificaba profundamente y que no había valido la pena—. Perdóname por lo que te hice.

Itachi suspiró y le dijo: —Te perdono. Ambos hicimos lo que debíamos y está en el pasado. Si hoy me encuentro vivo de nuevo, no es para que te disculpes por lo que me hiciste. Mejor agradécele a quien quiera que sea el responsable de esto.

Ninguno de los dos sabía a ciencia cierta quién era ese responsable, lo cual no les impidió elevar una plegaria silenciosa en su nombre. ¿Quién habría sido la persona responsable de liberar a Itachi del Edo Tensei con consecuencias tan imprevisiblemente agradables? A la fecha, nadie alegaba saberlo o querer contarlo, a lo mejor por su previo estatus de renegados.

Oh, es que la confianza es algo que se gana poco a poco.

oOo

Notas finales: Como dije, este fic fue planeado a manera de one-shot. Ahora que esta vana ilusión mía ha sido por completo descartada, decidí dividir la historia en capítulos poniendo algo del presente y algo del pasado. No nombraré los capítulos, sólo haré esta división con fines prácticos.

Aunque el fic está principalmente orientado a Kisame e Itachi, quise mezclar a Sasuke porque es una persona muy relevante en la vida de Itachi; dejarle de lado hubiera sido cortarle un pedazo a mi comadreja favorita.

Los reviews serán bien recibidos, saboreados y debidamente respondidos por su servidor.

Galdy