Bien, gentecilla, ésta es la primera vez que publico algo... así que porfis sean amables conmigo! Ojalá que les guste, si les gusta comenten y sino, también y pueden decirme en qué puedo mejorar, sus comentarios (si son dichos de buena forma) serán muy tomados en cuenta! gracias por leer~ ahora sí, los dejo~
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ Una ilusión ~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Suspiró y tomó su mochila, colocándosela al hombro y caminó hasta la puerta de su casa, miró alrededor para buscar a algún miembro de su familia pero no había ni señales de vida, para variar; suspiró de nuevo y caminó hasta el paradero del camión.
-Ya falta muy poco para el fin de curso, tengo que pensar en eso… -murmuró para sí mismo mientras miraba sus pies, sonriéndose un poco para animarse.
La vida había cambiado mucho desde que eran niños, antes toda la pandilla solía reunirse aunque sólo fuera para molestarse unos a otros, pero ya nada era como antes.
De alguna manera las chicas habían terminado formando algo así como un club, sólo se hablaban entre ellas y como era de esperarse, Nazz era la líder, y se había vuelto bastante cruel con el paso de los años; Rolf se había mudado, al igual que varios de los chicos de la colonia, a otras zonas de la ciudad, y no había señales de ellos. Por su parte, Ed y Eddy eran otra historia…
El camión llegó y abordó, algunas chicas lo miraron con desdén, eso no era nada nuevo para él, ya estaba acostumbrado; sin expresión alguna, localizó un lugar casi al fondo del camión y se sentó, poniendo todos sus pensamientos en las actividades educativas que tendrían lugar en cuanto llegara a la escuela.
-¡Oye, cabeza de calcetín! –gritaron unos chicos desde un par de asientos atrás de él.
No giró la mirada ni hizo amago alguno de haber escuchado, ya sabía lo que vendría si se dejaba llevar por las provocaciones.
-¡Sí, es a ti, idiota! –seguían llamándose.
Aún faltaba mucho para llegar a la escuela y supo que no podía darse el lujo de ignorarlos mucho más hasta que alguien llegara a jalarlo por la espalda para que respondiera, así que, con el propósito de evitarse al menos el enfrentamiento físico, miró a aquél grupito que lo llamaba.
-Miren, por fin reaccionó... –dijo Robert, un chico de último grado al igual que él, pero del grupo D, quien tenía el pasatiempo de molestarlo con el fin de divertir a los monigotes que llamaba amigos.
No hizo nada más que mirarlos, esperando lo que diría; él se inclinó sobre el tubo correspondiente al asiento de enfrente, colocando su mentón sobre aquél, mirándolo con saña.
-Oye, ¿por qué usas ese feo gorro? ¿Acaso tienes algo que ocultar? –las risitas de sus compinches no se hicieron esperar, mientras que él suspiró y volvió a mirar hacia el frente, cosa que lo irritó y lo hizo ponerse de pie y venir hacia su asiento.
Realmente se preguntaba si acaso nunca se hartaban de molestarlo, siempre había una razón, como si él hubiera nacido con el único propósito de encajar en los defectos que ellos podían criticar. La ropa, la forma de caminar, su forma de estudiar, su manera de hablar, siempre había algo que los provocaba, ésta vez era la gorra que había sobrevivido en su cabeza toda la vida, dejándolo mantener como privada la única cosa que le quedaba por ocultar, su cabello.
Estaba esperando sentir la mano de aquél sujeto sobre su cabeza cuando el camión dio un freno repentino, lanzándolo prácticamente hasta el parabrisas de golpe; sus amigos fueron a socorrerlo rápidamente, mientras él alcanzaba a ver por la ventana como una moto muy familiar se alejaba después de meterse atrevidamente en el camino del camión.
-Kevin… -escapó de sus labios en un murmullo únicamente audible para sí mismo, sonriendo apenas, agradecido.
No era la primera vez que por alguna acción de aquél pelirrojo se libraba de los maltratos de algunos bravucones, aunque hasta el momento no lo había salvado adrede, él se sentía agradecido, porque de no haber sido por aquellas accidentales intromisiones, quién sabe qué habría sido de él.
Llegaron a la escuela y él se bajó rápidamente, no sabía si Robert o alguno de sus amigos le echaría la culpa por lo de su accidente, pero no se quedaría a averiguarlo, así que se apresuró a caminar hasta el aula donde tenía su primera clase, llegando temprano como era su costumbre. Tomó asiento y se preparó para ser el alumno modelo que era desde que tenía memoria.
…
El grupo de Cul-de-Sac ya no era para nada lo que solía hacer, solamente habían conservado su estatus, Nazz era popular entre el equipo de fútbol americano; Kevin era ahora el rebelde de la escuela, no era una mala fama, pero era una forma de popularidad que no involucraba responsabilidades para con ningún grupo social, era, de cierta manera, un exiliado al igual que Eddward, solo que a él sí lo respetaban e incluso admiraban.
Varias cosas habían pasado mientras crecían, a la vista del público, nadie sabía qué era realmente lo que había llevado al trío de Ed, Edd y Eddy a separarse, era una especie de secreto que habían guardado los tres, aunque fuera por separado. Con el paso de los años, Ed y Eddy habían comenzado a pensar que Edd tenía algo extraño, aquella pequeña piedrita de curiosidad era la que terminó por romper la amistad, los dos chicos se sentían demasiado incómodos con la aparentemente nueva "condición" de su amigo, así que decidieron alejarse antes de que algo "extraño" terminara pasando entre ellos.
Eddward sabía qué era lo que estaba pasando, ellos pensaban que era gay, ¿y quién era él para contradecirlos? Saber que tus dos mejores amigos no quieren estar cerca de ti por temor a que los contagies o algo, habla de la calidad de la amistad y del nivel de ignorancia, y eso ya lo lastimaba suficiente como para ponerse a discutir para rescatar algo que quizás no valía tanto la pena como él pensaba al principio.
Entonces se quedó solo, haciendo su vida tal y como era antes, solo que con mucho menos espacio para lo social y mucho más tiempo para el estudio. El esfuerzo se había reflejado en unas altísimas calificaciones que lo habían terminado por separar del común de los demás estudiantes, aislándolo. No hablaba con nadie además de sus profesores, al punto de que sus habilidades sociales se habían atrofiado casi por completo, ahora cada vez que alguien se dirigía a él para intentar comenzar una conversación normal, agachaba la mirada y la cabeza hasta que su mentón casi tocaba su clavícula, temblaba y las palabras se rompían antes de salir por completo de su boca, haciendo que cualquiera se hartara de intentar concretar la conversación.
Cuando el día terminó, recogió sus cosas y se disponía a tomar el camión de vuelta a casa cuando vio al mismo grupito problemático de la mañana subirse, entonces decidió que volvería a pie, o al menos así era hasta que al llegar a la esquina, una motocicleta se detuvo frente a él.
-¡Argh! Qué fastidio… estúpida basura, te reparé la semana pasada, ¿por qué no funcionas bien?
La voz de Kevin lo sacó de sus ensoñaciones científicas, alzó un poco la mirada y lo vio hablando con su motocicleta; sus mejillas se sonrojaron automáticamente, ¿qué le estaba pasando? Intentó concentrarse, pensó en hablarle, pero sólo se quedó ahí, a escasa distancia, mirándolo como un bobo, y eso, naturalmente, terminó por llamar la atención del otro.
-¿Qué me ves? –exclamó de forma poco cordial.
El pelinegro agachó la mirada automáticamente, avergonzado de su actitud, negando nerviosamente.
-¿No tienes alguna conferencia de sombreros bobos a la que ir, Doble Tonto?
Aquello, en vez de hacerlo sentir mal, lo hizo sentir algo suave y cálido en su interior. No recordaba la última vez que había hablado con Kevin, habrían pasado al menos unos ocho años, y él aún recordaba su nombre, o al menos su apodo, ¡se acordaba de él!
Varios bufidos salieron de los labios del pelirrojo mientras intentaba averiguar qué rayos le pasaba a su vehículo, agachándose a revisar llantas o todo aquello que pudiera haber fallado. Edd pensó que podría tratarse de un error de conexión eléctrica entre el contacto de las llaves y el motor en sí, y trató de decírselo.
-P-p-podria ser un c-c-cortocircuito… -dijo en un susurro muy suave.
-¿Eh? ¿Dijiste algo? –lo miró Kevin, observando sus labios, como tratando de adivinar si el otro había dicho algo o no. Edd tragó saliva y volvió a intentarlo.
-D-d-d-dije que p-podría haber s-sido un c-c-cortocircuito…
El pelirrojo parpadeó varias veces, era la primera vez en mucho tiempo que escuchaba la voz del menor para decir algo mucho más largo que un "presente" en las clases que tenían juntos. Al ponerse a procesar lo que había dicho se extrañó aún más, pues era cierto que había reparado la motocicleta pero nunca se le había ocurrido revisar aquellos detalles, así que el otro podía tener razón.
-Tú… ¿sabes de motocicletas? –preguntó el mayor.
La gorra negra de Edd se sacudió mientras negaba tímidamente, agachando la mirada de nuevo.
-S-sólo es algo de física básica… -murmuró apenas, haciendo que el otro se preguntara seriamente qué era lo que él consideraba "básico" si estaba al tanto del funcionamiento de una motocicleta.
-¿Crees que podrías echarle un ojo?
El más joven se sorprendió ante la pregunta, nunca antes le habían pedido que supervisara algo como para confirmar lo que alguien más había dicho, las personas no solían confiar en él lo suficiente como para hacer aquello.
-N-n-no sé si… si sea de ayuda… -lo miró de reojo, haciendo que su sonrojo fuera visible a los ojos ajenos.
-No pierdes nada con intentarlo, ¿o en verdad tienes una convención de gorros bobos a la que ir?
Eddward no dijo nada pero se acercó un poco más y más hasta que estuvo a la misma distancia que Kevin de la motocicleta, agachándose para analizar la forma en que estaba construida y cómo la energía debía activarse para permitirle funcionar.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~ Fin hasta aquí ~~~~~~~~~~~~~~~~~
Bien... no es como que no planee darle continuación, pero el hecho es que soy floja xDD y ando algo ocupada con otras cosas, así que lo dejaré a tela de juicio, si me piden continuación, la haré, sino, pos nop~ así de fácil funciona jeje me retiro~ bai bai
Atte. Lian Canella