MI VIDA ANTES DE TI

Primeramente y lo más importante; todos los personajes de Inuyasha pertenecen a la Inigualable (a mi criterio) Rumiko Takahashi.

Bueno Luego jaja hacía muchísimo tiempo que no escribía en la pág. Tan solo me dedique a leer, todos los fic completos de Inuyasha, One Piece, Y Naruto ya los termine todos, y sé que he prometido ya no volver a escribir, pero lo extraño; en fin compartiré un nuevo fic con ustedes, espero al menos una persona lo lea y pase un buen rato.

Obs. Los que han leído algo de mí ya saben cómo soy, si eres menor no leas o;

Mizune – Mei

Indicadores.

Bla bla bla (pensamientos)

Bla bla bla (dialogo del demonio completo de Inuyasha)

X.X.X.X.X.X (cambio de escena)

CAPITULO 1

Aburrido, aburrido, aburrido,– pensaba el joven de ojos dorados y larga melena plateada mientras miraba cansinamente a la hermosa mujer frente a él, hacía rato que ya no escuchaba las palabras de ésta; tan solo estaba allí, ni siquiera fingía interés o respondía a las preguntas, se preguntaba, por qué siquiera había aceptado su invitación, claro por insistencia de su "querido" sobrino.

– Debo irme musito bruscamente parándose dejando a la hermosa mujer con la boca abierta ante tan repentina acción.

– Etto…no podrías quedarte un poco más, solo un momento – pidió intentando sonar inocente con tenue sonrojo en los pómulos.

– Keh – susurro el joven cruzando los brazos y desviando la cabeza hacia un lado, odiaba que la gente le digiera que hacer.

– Por favor, solo un poco más. – rogó parándose y sujetándolo por el brazo.

– No, ya es tarde. – aseguró, soltándose agresivamente del agarre.

– Me darías tu número telefónico asi…– murmuró la mujer pero fue cortada bruscamente.

– No estoy interesado. – fueron las palabras que el ojidorado pronuncio y camino hacia la salida ignorando a la mujer que lo llamaba. – Farsante – fue la primera palabra que vino en la cabeza del joven al oír los sollozos femeninos; sin tan solo ella supiera que él podía oler claramente y ninguna gota salina había abandonado esos almendrados ojos.

No sabía en qué momento su vida se había vuelto un asco; tan solo quería volver en su apartamento, encerrarse en él y esperar que la maldita muerte finalmente llegara. Luego de vivir tantos años había perdido todo sentido la vida, había experimentado casi todo y en ese momento estaba cansado, aburrido, no entendía por qué los humanos tanto ansiaban la inmortalidad; no es que él fuera inmortal, pero si había vivido poco más de quinientos años y aún no había envejecido nada se preguntaba ¿cuántos años más de absoluto tedio le esperaban?.

Suspiro sonoramente mientras caminaba lentamente rumbo a la estación del metro. De todos los tiempos en el que vivió el actual era el peor todos; apestaba, su sensible olfato no toleraba esa mezcla de inmundicia. Aunque algo bueno había; hace algún tiempo quizás dos o tres siglos habían dejado de perseguir a los Hanyõ y Yõkai, es que habían sido exterminados los demonios con apariencia moustrosa, y los más fuertes con apariencia humana, aprendieron a mezclarse entre los humanos; entonces se podría decir que se vivía en una relativa paz.

El joven subió al metro aguantando la respiración, tanta aglomeración de personas le abrumaba, aun así prefería subir ese pedazo de metal que conducir un automóvil; era imposible encontrar un lugar donde sentarse con tanta gente, por lo que empujo de a poco para acomodarse mejor; deseaba llegar a su apartamento, sus orejitas le dolían horriblemente, había aprendido a pegarlas por cabeza y con el cabello no se notaban; pero con mucho tiempo así dolían y mucho.

Sus pulmones exigieron con urgencia aire por lo que inspiro un poco del mismo aun en contra de su voluntad, pero le sorprendió que aparte del olor a transpiración, tabaco, y otros olores desagradables característicos, un tenue aroma lo envolvió. Era algo raro no olía a nada que hubiera olido antes, pero era delicioso por lo que camino buscando la fuente, empujo "suavemente" a las personas en su camino cuidando que sus garras no dañen a nadie, estaba cada vez más cerca, y no entendía por qué sentía una presión en la boca del estómago.

Vio a una joven de espaldas a él, su largo y azabache cabello le cubría media espalda, llevaba una falda azul bastante corta a su criterio y una pequeña cartera marrón pegada a su costado.

– ¿Será ella? – Susurro y antes de que siquiera se lo hubiera planteado ya había pegado su cuerpo a la espalda de la joven y puesto su nariz en el valle del cuello femenino inspirando profundamente.

– Kyaaaaaaa – fue el grito femenino que retumbo en todo el lugar y que logro que la orejita del peliplateado doliera aún más – hentai, hentai – gritaba la joven intentando apartarse del joven pero como no había espacio suficiente lo único que hacía era retorcerse contra este. El joven quedó en shock por unos segundos, pero pronto reaccionó.

– Keh, ya cállate, tan solo fue un accidente mujer escandalosa – musito rudamente, intentando apartarse un poco; esa mujer estaba haciendo que sus instintos quisieran toma control de su cuerpo y eso era raro, muy raro.

– Aléjate de mí, como si te fuera a creer que fue un accidente, eres un pervertido – musito la joven en voz alta, haciendo un gran esfuerzo para voltear su cuerpo y por poco quedo con la boca abierta al ver al hombre en su espalda, sus cabellos plateados casi tan largo como el suyo sus dorados ojos mirándola fijamente, su hermoso rostro contraído por la rabia, incluso la incipiente barba en su rostro lo hacía ver hermoso.

– Feh, Como si alguien quisiera tocar a alguien tan fea – musito el joven desviando el rostro; la joven inflo los cachetes en un gesto bastante cómico, y antes de que pudiera gritarle hasta de que moriría el transporte se detuvo y la puerta se abrió, había llegado a su destino por lo que simplemente bufó exasperada. Y camino con mucha dificultad entre la maraña de gente rumbo a la puerta, ignorando al hombre.

Inuyasha sin poder evitarlo la siguió, bajó tras ella, hace mucho tiempo no pasaba por una situación que le hacía tener algún sentimiento aparte de hastío, aunque fuera furia o vergüenza, apreciaba sentir, lo hacía creerse aún un poco humano. Subió de un salto al tejado de una casa, odiaba desde lo más hondo de su alma las ropas de esa época, no le ayudaban nada con la movilidad, pero lamentablemente tuvo que sustituir su traje de rata de fuego, si quería "adaptarse". Sonrió levemente al escucharla susurrar improperios contra su persona, en esos casos le agradaba su sensible audición. Tan solo la siguió sigilosamente, era algo estúpido y lo sabía, pero ella lo había desafiado debía vengarse ¿verdad?

Las farolas de la calle iluminaban cada paso de la joven, era tarde, pasaba de media noche, pero se notaba como si la joven hiciera eso todos los días pues no se mostraba atemorizada aun siendo una zona bastante humilde y peligrosa.

Llego junto a un grupo de tres jóvenes e inuyasha frunció el ceño, el horrible olor a lobo cubrió sus fosas nasales.

¿Youkais? – pensó el joven, observando la escena.

– Hola Kagome hermosa ¿cómo estás? – musito el joven vestido con un pantalón deportivo y una musculosa negra.

– Hola Kouga, algo cansada pero ya sabes – contesto la joven con una suave sonrisa, – por cierto aquí tengo el dinero que te debía, muchas gracias. – agrego sacando de su cartera un pequeño sobre que el hombre tomo.

– Haría lo que fuera por ti, aun cuando no quieres ser mi mujer – comento como siempre y la joven tan solo sonrió más ampliamente.

– Sabes que aún lo pienso – respondió antes de depositar un pequeño beso en el rostro masculino. – Nos vemos chicos. – agrego antes continuar con su caminata, Inuyasha la oyó suspirar profundamente, podía oír su corazón trabajando a un ritmo apresurado, mientras caminaba lentamente rumbo a un deteriorado edificio. La vio entrar intentando pasar desapercibida; el ojidorado tan solo se sentó en el mohoso suelo del techo del edificio.

– Al fin llegas chiquita – se escuchó un voz rasposa que desagrado al peliplateado.

– Ha…i – susurro la joven débilmente, esa mujer era rara pasaba por varios estados anímicos en minutos y su olor, cambiaba levemente con su humor.

– Sabes que hoy vence el alquiler ¿no?, – indago. La joven tan solo asintió. Y busco otro sobre en su cartera y se lo entrego, este lo abrió y contó el dinero.

– Ohhh…chiquita, sabes que aquí falta dinero – aseguro con una mirada maliciosa ésta tan solo asintió débilmente.

– Si, lo siento es que rompí un vidrio en mi trabajo y me lo han descontado; es todo lo que tengo por favor cobre el saldo en el próximo mes. – Pidió la joven.

– Cariño, sabes que lo haría. – susurro sujetando el mentón femenino. – Pero esto apenas cubre el faltante del mes pasado, tienes hasta mañana si no me pagas deberás irte hermosa. – sentenció con voz pausada, la joven sintió una punzada de asco y quiso vomitar al ver la mirada lasciva del hombre que la recorrió sin disimulo. – aunque siempre es negociable. – agregó el hombre con cara regordeta. La joven apartó su rostro sutilmente y asintió.

Camino lentamente rumbo a la escalera y subió los peldaños desganadamente, entro en su habitación y miró la pequeña cama y sus pocas ropas sobre una silla, eso era su vida, suspiro tristemente. No quería ni siquiera bañarse por que debería salir de su habitación y ver a ese horrible hombre. Por lo que solamente se acostó en su cama y se ovillo, aun con los zapatos puestos; no lloro, ya no le quedaban lágrimas, 6 años viviendo lo mismo, mes tras mes la habían endurecido. Ya no quería pensar, no quería lamentarse, ni renegar, después de todo era su vida y lo vivía lo mejor que podía.

Ya vendrán tiempos mejores cariño. – repitió mentalmente las palabras que le decía su abuelo siempre que ella lloraba por tonterías. En días como esos extrañaba tanto a su familia, deseaba poder morir e ir con ellos, pero no quería ser ella quien se quitara la vida, temía ir en un lugar peor y estar por la eternidad sola, sin ellos. Cerro fuertemente los ojos necesitaba dormir, prontamente le llego la inconciencia.

Inuyasha aspiró el aire e inmediatamente pudo localizarla, le haría pagar por haberlo llamado hentai, quizás la mataría con sus garras de acero o tan solo marcaría su lindo rostro; bajo lentamente del techo colgándose del marco de la ventana sonrió tenebrosamente mientras ingresaba en la habitación, le golpeo de lleno el olor a humedad, pero también el dulce aroma que lo perturbaba.

Feh, maldita mujer si supieras que fácil sería matarte. – Pensó el ojidorado mientras la detallaba de arriba abajo. Se acercó aún más a la cama – Te matare. – susurró poniendo la punta de sus garras sobre el blanco cuello mientras la miraba ahí, inmóvil, no se parecía en nada a la mujer decidida que vio en el metro; quería que le dedicara esa mirada de decisión y desafío nuevamente.– feh, mañana, te mataré mañana. – comentó mientras daba la espalda y volvía a caminar rumbo a la ventana. Sabía que debía irse a su apartamento, pero había algo que lo detenía, quería estar en ese lugar, escuchar su suave respiración mientras dormía. Por lo que desdoblo sus orejitas y se las masajeo, ronroneo sin proponérselo, mientras observaba la luna en lo alto del cielo; hacía tiempo que no veía la luna, hacía tiempo que su corazón no latía tan apresuradamente.

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Kagome despertó el día siguiente, tan solo suspiró derrotada; tenía que tomar un baño y luego ir al trabajo a rogar trabajar doble turno, tomo su toalla y una falda blanca que más bien estaba amarillenta de tanto usarla y un top color celeste. Su ropa íntima y camino desganada rumbo al baño que todos los inquilinos compartían, extrañamente se encontraba desocupado por lo que la joven entro y llaveo la puerta, se desvistió lentamente y se metió bajo el chorro de agua estaba fría, pero a la joven no le perturbo dejo que el agua recorriera su cuerpo. Pensando que había despertado con suerte. Se vistió rápidamente y del mismo modo bajo las escaleras abandonando su "hogar".

Inuyasha la vio salir rápidamente y del mismo modo que el día anterior la siguió saltando sobre los tejados, subió al mismo metro y bajo tras ella, la estaba acosando, sí, pero ella lo había provocado. La siguió sigilosamente todo el tiempo y ella ni se había percatado de ello.

– Tsk perra tonta. – susurró mirándola.

La joven entro en un bar, que estaba ubicado en una zona muy exclusiva, él la siguió y se sentó en una mesa bastante apartada, la joven camino en dirección a un hombre de cabellos ondulados, y ojos de un extraño color; Inuyasha frunció la nariz, olía a hanyõ, este también desvió la mirada hacía el y sonrió hipócritamente.

– Kagome que haces por aquí, te esperaba en el turno de la tarde, pequeña, – musito con una voz tranquila y armoniosa.

– Lo sé señor Naraku, es que tengo un problema con el alquiler de mi apartamento necesito con urgencia trabajar. – explicó la mujer.

– ¿Trabajar, y de cuánto dinero estaríamos hablando?. – indagó el hombre pacientemente.

– Cinco mil yenes. – susurró la azabache.

– Ohh…lo siento Kagome, eso es lo que ganas en dos semanas, no podría pagarte eso, por un día de trabajo; me comprendes ¿verdad?. – indagó sonriendo suavemente.

– Por favor señor, me lo descuentas en mi próxima paga por favor, – rogó nuevamente. Inuyasha escuchaba atentamente era una suma tan insignificante que quería reír pero sabía que eso era mucho para la joven.

– Hagamos algo cariño, te daré la oportunidad de ganar ocho mil yenes y aparte la comisión que ganes. – aseguró. La joven lo miró con los ojos abiertos, sabía que algo así no sería por solo servir tragos. – vayamos a mi oficina. – musito y la joven asintió.

El ojidorado pidió una copa de vino, era temprano y no quería beber, pero debía disimular, escuchaba perfectamente la conversación atrás de esa puerta de madera.

– ¿Kagome has visto entrar a hombres al sector Vip, verdad?. – indago el hombre con voz calmada.

– Sí. – susurró la joven.

– ¿Supongo que sabes lo que sucede en ese lugar?. – indagó y la mujer asintió, su curiosidad la había llevado hacía esa zona, pero luego de lo que vio juro nunca más ir – entonces ya sabes cuál es mi propuesta, te daré la suma que necesitas, si por esta noche tan solo esta noche, bailas para un cliente, será solo uno y ganaras toda esa suma.– Susurró la joven hacía rato que había entrado en shock.

– ¿Bai…lar?. – pregunto la mujer con el rostro pálido.

– Si querida bailar, pero es algo estúpido pensar que pagare toda esa suma solo porque bailes deberás, como decirlo mostrar algo de piel. – explicó. Calmadamente la joven sabía a qué se refería por lo que una furia la impulso a levantarse, no entendía por qué todos buscaban lo mismo de ella, es que acaso sus sentimientos no valían nada.

– No se por quién me toma, jamás haría eso. – explotó la mujer golpeando el escritorio con fuerza, el hombre ni se inmuto por el arranque de rebeldía tan solo sonrió levemente.

– Bien, entonces vuelve hoy de noche a tu trabajo normal, pero te pagare la misma suma y en quince días, puedes retirarte. – musitó el hombre.

La joven salió hecho una furia, azotando la puerta, Inuyasha la vio abandonar el local, este sonrió ampliamente, quería venganza, había encontrado la situación perfecta por lo que caminó lentamente rumbo a la oficina del que suponía era dueño del local.

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Continua….

Bueno…hola si hay alguien jajaja, hace mucho tiempo que no escribía fue difícil, y quizás no quedo como me hubiera gustado; no sé si lo seguiré pronto ya que estoy de exámenes finales en la universidad pero tratare de seguirlo. Nos leemos…