Un pequeño drabble, lo escribí ayer que fue Viernes:3 y el título no tiene absolutamente nada que ver con el fic, es solo una palabra que me gusta. Fun Fact: Los días de la semana en inglés tienen su origen en los días de la semana de la cultura nórdica –vikingos- que nombraban a los días como dioses o deidades. En este caso, Freya o Freyja es la diosa de la belleza, el amor y la fertilidad, como también de la guerra, a la cual se le honraba en el día viernes c: Y no, no dejaré de actualizar excesivamente seguido en "Caught by the light" aún creo estar en la racha xD Probablemente el siguiente capítulo lo suba mañana o el lunes, no pasará ni media semana sin que se libren de mí:3


A pesar de que Hiccup ha estado enamorado de Astrid desde hace años, jamás puede evitar sorprenderse por cada acción suya y a la vez, se maravilla por lo mucho que le falta por conocer.

Como la rutina de los días de Freya, cuando puede evadir sus ocupaciones como próximo jefe de la tribu y estar con ella la mayor parte del día, la ve llegar después que él a la arena y poner su mano en la cintura, ceja alzada, como regañándolo por ser puntual –más que ella-. Ponen manos a la obra y revisan el horario del día, sabiendo que pronto tendrán que enseñar a los más pequeños a montar un dragón y, al acabar la jornada se dan un beso de despedida y cierran el lugar. De vez en cuando Astrid lo sorprende y aparece unas horas después en la fragua con la hacha que su padre le regaló años atrás para que él la afile. Le gusta sentir la mirada de la chica en él mientras hace su trabajo, como si él fuera la persona más interesante de todo Berk. Le gusta que cuando acaba lo que está haciendo, ella le quita el arma delicadamente de las manos, se levanta sobre las puntas de los pies y le da un corto beso en los labios. Le gusta como siempre sonríe después del beso. Le gusta cuando sale de la fragua y hace caso omiso de los coqueteos de Snotlout. Le gusta que ella prefiera quedarse por ahí para entrenar. Le gusta el brillo de determinación que sus ojos tienen cuando fija un blanco. Le gusta que cuando hace un movimiento inesperado un mechón se sale de su trenza. Le gusta cuando su cara se pone roja por el esfuerzo que conlleva cargar y lanzar el hacha en movimientos certeros, como los que solo ella hace. Le gusta como de vez en cuando se detiene y cierra sus ojos mientras gira su cabeza de un lado a otro, tratando de relajar sus músculos.

Y mientras todo eso pasa, Hiccup no puede dejar de pensar que es la persona más hermosa que ha visto jamás.

También le gusta cuando ella decide que ya fue suficiente pero en vez de ir a su casa, regresa sin falta a la fragua y antes de que pueda pronunciar palabra le da un puñetazo en el brazo, como es costumbre.

-¡Ouch! ¿Y eso porqué fue?

-No afilaste bien mi hacha.-dice sonriendo, pero miente. Hiccup jamás pone tanto esmero en la perfección de una herramienta como cuando afila la hacha de Astrid.

-¿Y…?-Astrid sonríe, pone una mano en su mejilla y le da otro beso.

-Y porque sé que no dejaste de verme en toda la tarde.-Y se va, siempre dejando a Hiccup con una sonrisa bobalicona en el rostro, de la que está seguro Gobber y su padre se burlarán después.

Pero lo que más le gusta a Hiccup, es la manera en que a pesar de que todos los días –no solo los días de Freya-repitan la misma operación golpe-queja-beso-comentario, Astrid siempre se las arregla para que sea diferente, porque es la única persona que él conoce que sabe cómo hacer de la rutina algo fascinante.