Disclaimer: Harry Potter, sus personajes y lugares son propiedad de J.K Rowling. Esto es por diversión y sin fines de lucro.

Este fic participa en el reto temático de agosto del foro "La Noble y Ancestral Casa de los Black".

Uf, el señor Black es un personaje complejo. Menos mal que tuve un golpe de inspiración y logré escribir esto.

Roto

Después del portazo, Orion se encierra en su despacho. Desde el vestíbulo llegan los gritos de Walburga, que sigue repitiendo que nunca perdonará a su primogénito por traicionarlos. Pero Sirius ya no puede oírla. Los gritos de la mujer acallan, ahogados en sollozos. Orion sabe que el corazón de su mujer está roto. Sabe que no siente nada de lo que ha gritado esa tarde, pero que es lo único que puede hacer para acallar esa maldita sensación en su pecho.

A Orion le gustaría poder gritar como Walburga, pero no encuentra las palabras. Tampoco encuentra la fuerza para hacerlo. El golpe ha sido demasiado fuerte, demasiado repentino. Aún no ha podido recuperarse. Se limita a apoyarse en su escritorio y mirar al vacío. Como si eso fuera a evitar que su familia terminara de desmoronarse. Como si su presencia en el despacho fuese lo único que impedía que la casa de los Black colapsara.

Como si eso les fuera a devolver a Sirius.

Orion se pregunta si debería ir a consolar a su mujer, que sigue llorando en el vestíbulo. Quizás debería abrazarla y decirle que todo estará bien. Pero no puede. Él mismo sabe que no será así. Porque él también escuchó los gritos de Sirius. Él también recibió la puñalada de la mirada de odio de su hijo. Orion sabe que después de esa tarde, ya no habrá vuelta atrás. Y también sabe que la opresión que siente en el pecho no desaparecerá.

Afuera de su despacho se escuchó el ruido de un jarrón romperse. Orion casi puede ver a Walburga estrellando cosas contra las paredes de la mansión. Las palabras de despedida de su hijo mayor siguen reverberando en las paredes. Orion nunca olvidará el desprecio que desprendían los ojos de su hijo antes de dar media vuelta y salir de la casa. Esa mirada que decía que lo habían decepcionado. Que se sentía avergonzado de ser su hijo.

Agacha la cabeza. No puede llorar, aunque quisiera hacerlo. Quiere llorar porque la mirada de Sirius le dolió más que ninguna de sus palabras. Quiere llorar porque no sabe en qué falló. ¿En qué momento todo empezó a desmoronarse y él no se dio cuenta? Esas palabras, esa mirada… No son cosa de un día, resultado del calor del momento. Esa mirada había estado creciendo por años. Y él no había sido capaz de darse cuenta.

Igual que en ese momento no era capaz de llorar.

Si romper cosas fuera a hacer que el peso que sentía en el pecho desapareciera, Orion destrozaría todo su despacho. Haría pedazos toda la cristalería y la vajilla de la mansión. Destruiría toda su maldita casa.

Pero sabe muy bien que nada de eso hará que el peso en su pecho desaparezca. Romper todos los platos en Grimmauld Place no servirá de nada. Nada traerá a Sirius de regreso. Nada hará que Orion deje de sentir que todo a su alrededor se desmorona y que no puede hacer nada para evitarlo.

Orion no dejará de sentirse roto.

FIN


Bueno, esto será todo por ahora. Lo siento mucho por Orion, la verdad. ¿Qué les pareció? ¿Merezco patadas, golpes? ¿Amor?

¡Hasta la próxima!

Muselina