Capitulo 1

El sol caía aquella tarde de principios de noviembre en uno de los lugares mágicos de la costa este de los estados unidos; en un pub había dos personas hablando, se trataba de un hombre y una mujer, ambos de una altura comprendida dentro de la media y perteneciendo ambos al mundo mágico pero teniendo sus trabajos y vidas en el mundo muggle, el cual conocían perfectamente. El hombre tenía el cabello rizado y de un color castaño claro, una piel ligeramente bronceada aunque apenas se notaba y los ojos azules. La mujer tenía el pelo castaño pero de un color un poco más oscuro que el hombre, la piel clara como si apenas saliera a la luz del día o lo hiciera en contadas ocasiones y los ojos entre azules y grises. Esperaban ambos a que les sirvieran la comanda para hablar, no querían que nadie escuchase su conversación, cosa bastante normal en cualquier mundo tanto el mágico como el muggle.

- ¿Te has enterado de las buenas nuevas del viejo continente? – pregunto el hombre

- Ha salido en los diarios, Jack – respondió la mujer como si acabasen de preguntarle una obviedad – todavía recibo el profeta, pago más de lo que pagaría un británico pero en fin.

- No te fíes del periódico, Natalie; ocultan más de lo que cuentan – dijo Jack – seguro que ni siquiera han dicho que han hecho con el muchachin

- Únicamente pone que el director de Hogwarts, Albus Dumbledore se va a encargar de dejarlo en un lugar seguro

- No hay lugar seguro para un bebe cuyos padres fueron asesinados por el peor mago de la historia ayer, y lo de ayer es literal – aseguro Jack – habrá muchos que quieran aprovecharse y sacar tajada del pequeño y entre ellos…

- Otra vez con teorías conspiratorias no Jack, ya he oído demasiadas

- Pero son reales; incluso en el mundo mágico se dan con mayor asiduidad

- Déjalo estar – dijo Natalie molesta

Se quedaron un rato en silencio, el local estaba lleno y todos cuchicheaban seguramente sobre lo mismo que estaban hablando ellos dos

- Creo que sería mejor si hablásemos de otra cosa, para variar un poco el tema que es la comidilla del pub – sugirió Natalie

- Tienes razón – dijo Jack – ¿Qué tal en tu nuevo trabajo?, la verdad no se porque dejaste la cirugía antes de despegar

- Deje la cirugía porque me estaba convirtiendo en una estúpida arrogante – respondió secamente – ya te lo he explicado dos veces no pienso hacerlo una tercera y en cuanto a mi nuevo trabajo odio a mi jefe es el típico capullo egocéntrico y perfeccionista que lo quiere todo y lo quiere para hace cinco minutos

- Suerte con eso, yo tengo tres doctorados pero mi mejor amiga es más lista que yo

- ¿Tienes envidia?

- No, en realidad la admiro

A muchos Kilometros de allí, al otro lado del gran charco, en un lugar oculto entre impresionantes montañas y un lago y bosques de los que se decía según las antiguas supersticiones estaban hechizados se hallaba un castillo, el mismo castillo que cada primero de septiembre acogía a jóvenes adolescentes albergándolos durante diez meses al año, ese castillo era sin lugar a duda, la reconocida como mejor escuela de magia de Europa, Hogwarts; eran mucho más de las doce de la madrugada cuando el profesor Dumbledore regresaba a su despacho, estaba satisfecho de lo que había hecho, sabía que si quería tener a Harry de su lado debía ser introducido en el mundo mágico por alguien de su entera confianza después de vivir con unos muggles que lo aceptaran a la fuerza, lo tenía todo cuidadosamente planeado y nada podía fallar; solo tenía que terminar de conocer a minerva McGonagall de que aquella era la mejor forma de proceder y asegurarse completamente de que nadie intercedía en sus planes.

Mucho más abajo, en las mazmorras había un hombre, un hombre que maldecía el día en que había causado un daño irreparable a su única amiga verdadera, el día que decidió unirse a un loco demente con tal de sentirse importante y odiaba estar ahora controlado por las decisiones del director de la escuela, el mismo que había hecho la vista gorda cuando su panda de adorados Gryffindor había hecho de sus años como estudiante una verdadera tortura; si hacia esto, si permanecía en ese lugar y había prometido proteger a Potter en la sombra, era por ella, por quien una vez fue su amiga, por Lily.

En otra parte del territorio británico, aquella misma madrugada, tras una disertación sobre métodos de obtención de medula ósea sin dañar las osteonas del hueso, una mujer caminaba por los barrios Londinenses, no tenía rumbo fijo, únicamente le apetecía conocer esos lugares un poco si se cansaba siempre sería fácil llamar a un taxi, llego a un barrio, parecía por el estilo de las casas que se trataba de gente acomodada que a pesar de no tener un gran Status económico se podían permitir tener determinados lujos, observó con atención aquel lugar, analizándolo como si fueran restos humanos recién descubiertos, le llamó la atención algo muy peculiar, en la puerta de una de esas casas había un bulto enrollado en algo que parecía ser una manta, como buena científica que era se acercó para ver de qué se trataba, era un bebe, su mente no podía comprender quien era capaz de dejar a un indefenso bebé en el umbral de una puerta en pleno otoño, uno de los otoños más fríos en años; instintivamente tomo al bebé en brazos con intención de llevarlo a la comisaría más cercana para que fuera entregado a los servicios sociales, tomo también la carta que descansaba sobre el bebé guardándosela en el bolsillo; sabía que debía entregarlo a los servicios sociales o llevarlo al hospital para que le mirasen la cicatriz esa que tenía en la frente la cual le pareció muy reciente, pero no podía hacer eso, algo se lo impedía, en lugar de eso busco por todo ese barrio hasta que encontró la cabina más cercana; y marcando el prefijo de Maryland, Estados unidos llamo a su amigo Jack, el cual debería estar ya en su casa pues no les había dejado mucho trabajo en el laboratorio

Estaba recostado sobre la cama medio dormido cuando el teléfono lo despertó de su aturdimiento

- ¿Diga?

- Jack, soy Brennan, necesito ayuda

- ¿Qué ocurre?

- Me he encontrado un bebé en la puerta de una casa, su altura aproximada indica que debe tener entre trece y quince meses, lo dejaron ahí y con una carta sobre él

- ¿La has leído?

- No – respondio – espera ahora la leo – dijo antes de atiborrar al teléfono publico con monedas para que no se cortese la llamada – dice algo de magia, un mago oscuro y que los padres del niño están muertos; esto es muy raro Jack, parece una broma

- El niño tiene una cicatriz en forma de rayo en la frente

- Se podría decir que si aunque los rayos no adquieren una forma fija solo la de su flujo de electrones…

- ¿Dónde estas?

- En una cabina publica de un barrio llamado Privet Drive, ¿por?

- No te muevas, ahora voy para allá, no tardare ni una hora

- Pero Hodgins, es físicamente imposible que llegues aquí en menos de una hora

La comunicación se cortó y el teléfono comenzó a devolverle el dinero sobrante para suerte de ella. La doctora Temperance Brennan estaba completamente desconcertada con la conversación que acababa de tener; pasada media hora se detuvo un taxi donde ella estaba, la puerta lateral trasera se abrió, en el interior del taxi estaba Jack Hodgins

- Entra, rápido – le dijo

- ¿A donde nos dirijimos?

- Al hotel donde nos alojamos compañera

- Ah

Una vez en el Hotel, subieron a la habitación reservaba para Temperance Brennan, Hodgins parecía estar aguardando ese momento

- Bien, ahora escúchame, lo que dice esa carta no es ninguna broma la magia existe y este bebe corre un gran peligro aquí, no comprendo cómo Dumbledore lo dejo en una casa muggle pero dudo que sea una cada al azar; yo me llevaré a Harry ahora y te explicare todo con calma cuando regreses a Washington

Dicho esto se desapareció ante una estupefacta Temperance Brennan que si cabía estaba muchísimo más sorprendida con todo aquello que antes; no podía dejar de pensar y tratar de encontrar un motivo lógico para que pasara aquello incluso llego a pensar que estaba soñando; de todas maneras decidió llamar al aeropuerto para reservar el primer vuelo que saliera hacía Washington D.C y preparar la maleta

Natalie había regresado tranquilamente a su casa tras la charla con su primo, Jack Hodgins; al llegar al umbral de la puerta vio que había un hombre cerca de su casa mirándola, un hombre rubio de piel muy clara y complexión musculosa, aquel hombre era su jefe al cual había llegado a aborrecer en las dos semanas que llevaba trabajando como epidemióloga y patóloga forense en el INS

- Doctor Connor, ¿Qué le trae por mi humilde morada? – dijo Natalie con frialdad, si bien no podía responderle ni enviarlo a freír espárragos en el trabajo sí que podía hacerlo fuera de el.

- ¿Podemos hablar? – dijo en tono grave pero agradable

- Si, pasa – dijo abriendo la puerta de su casa permitiendo que entrara

Antes de que entraran apareció una mujer gritándole a Connor

- … tenemos un hijo por si no te acuerdas de el y una de las pocas noches al año que decides tener la pasas yendo de putas – le recrimino gritando

- Lisa por favor – dijo el doctor Connor

Natalie simplemente contemplaba la escena con diversión

- ¿y esta cualquiera quien es? – dijo la mujer que por la forma de Gritar Natalie había adivinado que era la esposa de su jefe.

Natalie iba responderle cuando oyo una voz conocida dando gritos acercándose al lugar, era la voz de su primo "lo que me faltaba" pensó girándose a mirarlo y sorprendiéndose de verlo cargar a un bebé

- Lo han dejado en el umbral de la puerta de esa casa mug…

- ¡Jack! – dijo en señal de advertencia - ¿de verdad crees que tengo tiempo de lidiar con que una de tus exnovias te ha dejado un bebé de regalo en la puerta de tu casa? – soltó lo primero que se le ocurrió pero miro a su primo de forma perspicaz mientras notaba la mirada de Stephen Connor y de su esposa, se giró hacia ellos – perdonad el espectáculo, pero a mi primo lo apartas de sus bichos, barro y minerales y pierde la cabeza – hizo una mueca – Jack, estos son Stephen Connor y su esposa; Stephen, como te llames, este es mi primo Jack Hodgins

- Me llamo Lisa – protesto la mujer

- Vaya – dijo Stephen tendiéndole la mano a Jack para estrechársela – te llamas igual que mi hijo, Soy Stephen Connor, tu prima forma parte de mi equipo

- Vaya, entonces tú debes ser el capullo egocéntrico que tiene mi prima por jefe

Tras un tenso silencio, Stephen anunció que debía marcharse no sin antes decirle a Natalie que tenían una conversación pendiente la cual resolverían al día siguiente en el trabajo, una vez se marcharon, los dos primos entraron en casa de Natalie, sabiendo que ambos iban a mantener una interesante conversación. Una vez dentro, se acomodaron cada uno en un sillón de cuero blanco y se dedicaron a mirarse, Jack todavía cargaba en sus brazos al pequeño infante de 15 meses, Harry Potter

- ¿De dónde lo has sacado?

- Mi compañera, Temperance Brennan estaba en Londres asistiendo a un congreso y cuando este término se fue a dar una vuelta y lo encontró en el umbral de una puerta de una casa muggle – explico Jack brevemente – me llamo, fui y me lo traje

- ¿Hiciste magia delante de esa muggle hiperracional? – estallo algo enfadada – dios Jack te expusiste

- Se lo explicare todo en cuanto regrese, créeme no dirá nada – aseguro Jack, cosa que no tranquilizaba del todo a Natalie – ahora lo más importante será quien se encargara del pequeñin, aunque lo he examinado y tiene sobre el hechizos para que sea aceptado a la fuerza por quien lo toque lo bueno es que ese hechizo va dirigido a alguien en concreto, lo retiraría pero tiene una vigencia de 24 horas para hacer efecto.

- ¿y quién se supone que debía haberlo tomado en brazos? – pregunto con tranquilidad - ¿a quién iba dirigido aceptar este bebé a la fuerza?

- Petunia Dursley

- Debemos investigarla, por métodos muggles y Jack, creo que será mejor que retiremos el hechizo, solo espero que quien se lo haya puesto no lo note

- Seguro que ha sido Dumbledore

- Sabes sospecho que tienes razón por eso ni tu ni yo nos quedaremos con Harry

- No podemos enviarlo a un orfanato – protesto Jack

- No me refiero a eso, pero yo fui a Howgarts y fui seleccionada para la casa Slytherin, Dumbledore es en definitiva el mayor anti-Slytherin que he conocido y si descubre que estamos emparentados tu y yo también será un riesgo que lo tengas

- ¿y quién sugieres?

- Quien lo ha encontrado, así si Dumbledore lo localiza seguramente creerá que algo falló en su hechizo afectando a la brillante antropóloga forense que respondió a sus instintos de proteger a un miembro desamparado de la especie

- No creo que participe

- Bueno, tú se lo vas a explicar todo ¿no?, seguro que puede entender eso – se levantó del sofá – me voy a dormir, ya sabes dónde está la habitación de invitados, podéis quedaros Harry y tu ahí, cuando arregles las cosas con esa científica superbrillante dímelo.