Disclaimer: Naruto no me pertenece.

Advertencias: Yaoi (ChicoxChico), mención de bebidas alcohólicas, palabras obsenas, entre otras. Universo Alterno.

NA: Saludos! SasuNaruSasu por aquí, espero disfruten.

Extracurricular

Tomo I

Capítulo I

Actividades extracurriculares.

Sasuke Uchiha no perdía su tiempo en trivialidades como "actividades extracurriculares". Su misión consistía en ir al colegio, coger las clases, ignorar a cualquier idiota que intentara hablarle, ignorar por sobre todo a cualquier acosadora que intentara obtener una cita con él, obtener buenas calificaciones, esperar el timbre de salida y, largarse a su casa.

Nada en su rutina incluía algo parecido a "actividades extracurriculares", dígase formar parte de algún equipo deportivo o alternativo; no que el chico no estuviera capacitado por hacer uno o lo otro, por el contrario, se destacaba en cualquier materia, pero el trabajo en equipo y la socialización no eran cuestiones a las cuales quisiera dedicar tiempo, no asistía a eventos escolares tales como bailes, reuniones, premiaciones; aunque fuera uno de los ganadores, excursiones, campañas de recaudaciones, o competencias de cualquier índole.

Sasuke Uchiha no perdía su tiempo en actividades extracurriculares.

Hasta el día de hoy.

Una bola de papel golpeó la parte de atrás de su cabeza, más no le hizo caso. Sabía perfectamente quién era el causante de tal estupidez. El mismo causante de que estuviera sentado en ese preciso momento en un autobús con otros 26 alborotados estudiantes, en un preciado viernes por la mañana, de camino a alguna cabaña mugrienta y maloliente en el medio del bosque, porque claro, a Sasuke Uchiha le encantaba esas cosas.

No entendía cómo se había dejado engañar tan absurdamente por ese mequetrefe.

Una segunda bola de papel golpeó su cabeza, y rodó los ojos, porque no tenía ninguna otra opción, ya estaba sentado allí y sólo faltaba una hora para llegar. ¿Cuántas bolas de papel puede tirar una persona en una hora? Calculando la disposición de encontrar hojas, arrancarlas del cuaderno, arrugarlas hasta quedar en una bola desfigurada, apuntar para dar en el blanco, y lanzarla, dedujo que podría tirar una bola cada 15 segundos, sin contar el tiempo que se tomará descansando, entretenido charlando sobre algún tema que probablemente sería muy estúpido para siquiera pensarlo, y sumando el hecho de que quien tiraba las bolas era simplemente un completo idiota con una deficiencia mental tan grande que ni el mismo Uchiha sería capaz de calcularla.

Ese idiota que arrojaba las bolas de papel, el mismo que tenía; según Sasuke, una deficiencia mental incurable llamada estupidez, era también el mismo que lo había metido en esta maldita excursión en el primer lugar.

Sintió como sus puños se apretaban de tan sólo recordar la manera en que ese pelmazo lo había metido en ese embrollo en tan sólo cinco segundos.

Sasuke Uchiha no perdía su tiempo en actividades extracurriculares.

Los profesores, y todo el estudiantado, estaban conscientes de la ausencia del Uchiha en las actividades escolares, aquellas actividades en las que todos quieren involucrarse por una simple razón, se pueden intercambiar por clases. Si estabas en el equipo de futbol, podías saltarte algunas clases si tenías prácticas o juegos importantes, si te apuntabas para las excursiones o para las competencias, tenías permiso de ausentarte todo el día en que se llevara a cabo, incluso días previos o posteriores en caso de necesitar preparación adicional. Si la excursión era general, quien no asistiera debía realizar un trabajo por escrito sobre el tema en cuestión, o presentar una excusa médica.

Sasuke siempre optaba por el trabajo extra, simplemente porque no le pesaba, para él era pan comido, de tal manera que podía ahorrarse la molestia de tener que convivir con los demás especímenes a los que veía a diario. Obviamente, nadie pensaba igual que él y todos se inscribían en la excursión.

El pelinegro ya tenía el trabajo extra listo para entregar ese fatídico día en que al rubio bocazas se le había ocurrido, como siempre, dejar salir uno de sus brillantes comentarios.

El profesor Hatake había terminado de explicar las reglas a seguir en el viaje escolar, nada muy complicado. Un viaje de cinco días, al bosque de la muerte, no consumir bebidas alcohólicas, no deambular solo ni de día ni de noche, realizar las actividades campestres asignadas por el encargado de turno, y no molestar al profesor en caso de que se encontrara leyendo uno de sus libros.

La excursión había sido anunciada tres semanas antes, específicamente para que cada estudiante decidiera si quería asistir o no, y en caso de rechazar el viaje, tener tiempo suficiente para realizar un trabajo de 15 páginas sobre la historia del bosque de la muerte y un breve análisis sobre ella.

Como era de esperarse, Sasuke optó por el trabajo, todos los demás adolescentes normales, optaron por el viaje académico. Y como era de esperarse, el payaso estrella de la clase había abierto su boca dos minutos antes de que el profesor de turno los despachara a sus respectivas casas.

Lo había planeado, estaba seguro de ello, lo había planeado pero no entendía cómo. Sabía que era un acto de venganza, porque claro, algo tan bajo sólo podía esperarse de un pelmazo como ese. Lo único que había hecho era corregir los garabatos que había escrito en el problema de matemáticas de la pizarra, nada más, incluso el profesor lo habría corregido de igual manera, pero claro, como había sido él, tenía que vengarse de alguna u otra forma.

Aquel chico levantando la mano justo cuando iba a sonar el timbre anunciando la salida de clases debió ser un mal augurio, lástima que no se dio cuenta a tiempo.

"Profesor, en los reglamentos escolares dice que cada estudiante debe realizar por lo menos una actividad extracurricular cada año"

El aludido levantó la cabeza, extrañamente interesado en el comentario de alguien que nunca sabía la respuesta a ningún problema. "Sí, ¿y?"

Todavía podía recordar como su tick nervioso había reaparecido después de años en ese preciso momento. Volteó su cabeza hacía el pupitre contiguo, chocando miradas con su némesis, en una batalla que muy en el fondo sabía que ya estaba perdida.

"Mi compañero aquí" señalando al pelinegro. "No ha realizado una sola actividad extracurricular en tres años"

Estaba a punto de protestar aquel absurdo, ¿Desde cuándo ese imbécil con notas por debajo del promedio conocía el reglamento escolar? Lo más probable era que ni siquiera supiera que existía un reglamento escolar. Ese mequetrefe no valía la pena y Sasuke no perdía su tiempo en "actividades extracurriculares", simplemente no, pero la sonrisa retorcida en la cara de su maestro de matemáticas lo calló al instante sin que siquiera pudiera pronunciar palaba alguna en su defensa.

"Tienes razón Naruto"

Esa había sido su sentencia.

SasuNaruSasu

"Naruto despierta, ya llegamos" Abrió los ojos lentamente, parpadeando un par de veces para poder ajustar su visión otra vez. Por fin estaban en su destino, por Dios que el viaje se le había hecho larguísimo, no podía ni sentir su trasero de tanto tiempo que había estado sentado en ese estúpido autobús.

Dejó salir un largo bostezo mientras estrechaba sus brazos a lo largo de su cuerpo, impidiéndoles el paso a algunas personas que iban saliendo por el pasillo. Después de uno que otro empujón, algunas maldiciones, y un golpe detrás de la cabeza por parte de Sakura; que según Naruto fue algo completamente innecesario, lograron salir del medio de transporte y hacia el bosque.

Todos los estudiantes se reunieron en un círculo alrededor de su maestro encargado para el viaje, Kakashi Hatake, quien no podía estar más aburrido con toda la situación, echó una rápida ojeada a sus alumnos hasta que por fin todos estuvieron fuera del autobús y dentro del círculo, completamente a disposición para escucharlo. Hizo un ademán con la mano para que todos hicieran silencio, y cuando por fin estuvieron listos, procedió a dar las indicaciones necesarias.

"Muy bien escuchen todos con mucha atención"

"¡Quítate del medio Uchiha, tu cresta de gallo no me deja ver nada!"

"Deberías crecer un poco más entonces dobe"

"¡Teme!"

"Imbécil"

"¡Bastardo!"

"Retardado"

Mucho habían durado. Pensó Kakashi, si bien era cierto que el peinado de Sasuke no sobresalía tanto, y que ambos fueran prácticamente de la misma estatura, salvo uno o dos centímetros de diferencia, el hecho de estar situados uno al lado del otro era razón suficiente para iniciar una disputa. Tuvo una idea, y de pronto su aburrida expresión cambió a una de interés y regocijo. Dio una segunda chequeada al par de chicos que todavía seguían llamándose nombres, Naruto agarrado por detrás de Sakura para evitar que este golpeara a Sasuke, y el Uchiha, como muy pocas veces se le vía, con la cordura al borde y tratando de no perder la compostura, aunque su tic en el ojo izquierdo decía todo lo contrario.

Después de unos segundos decidió que ya era suficiente, justo cuando Naruto logró zafarse del agarre, se posicionó entre ambos chicos, y los detuvo antes de que cometieran alguna estupidez que lo obligara enviarlos a casa nuevamente. No podía dejar que su diversión durara menos de un día, tenía planeado mucho más que eso para ese par.

"De acuerdo es suficiente, antes de golpearse tal vez les gustaría escuchar las reglas y saber las diferentes maneras en que pueden ser enviados a casa" Kakashi sonrió, sintiendo como Naruto se relajaba y se echaba para atrás hasta estar lo bastante alejado del pelinegro.

¿Volver a casa? Eso definitivamente no estaba en sus planes.

Volver a casa. Sasuke sabía que Dios existía, y se estaba presentando en ese preciso momento. Volver a casa y salvarse de ese absurdo viaje por tener una simple pelea con ese pelmazo era algo que no había considerado, pero sonaba tan tentador y fácil que no podía dejarlo pasar.

"Disculpe sensei, pero es imposible ser civilizado con una persona tan cavernícola"

Sakura detuvo nuevamente al rubio, quien se había incluso remangado la camisa escolar listo para atacar a su presa en cualquier instante. El pelinegro sonrió de medio lado, tan predecible como siempre Naruto, tenía casi su boleto de regreso a casa garantizado, y cinco gloriosos días sin escuchar la molesta voz del rubio payaso, sólo tenía que hacer un comentario más y la puerta al paraíso estaría abierta.

"Y quien sea enviado a casa reprobará la materia"

Esta vez fue el turno de Sasuke de echarse hacia atrás y de Naruto para regocijarse en su interior.

"¿A qué se refiere con reprobar la materia?" inquirió molesto el moreno.

Kakashi sonrió levemente, caminando unos cuantos pasos de vuelta hacia su posición inicial para poder ver claramente a ambos alumnos. "A eso me refiero, a reprobar, asique a menos que ambos quieran pasar el mes de julio completo en recuperación de verano y exámenes completivos, les aconsejo que se acoplen a las reglas".

Y con un guiño de ojo, se dio media vuelta, indicándoles a los demás que lo siguieran hacia el interior de la cabaña.

Sasuke tuvo que respirar profundamente para calmar su creciente ira. Era el colmo de los colmos, todo estaba perfectamente bien hasta que se vio involucrado involuntariamente en esa infernal excursión, y ahora de repente no podía volver a casa porque reprobaría la materia, pero tal cosa no tenía sentido, tenía calificaciones perfectas, no era posible que reprobara por una estúpida actividad extracurricular.

Observó cómo el rubio creador de todas sus desgracias recogía nuevamente su equipaje y se adentraba en la cabaña charlando animadamente con su pelirrosa amiga como si nada hubiese pasado entre ellos segundos antes. No le importaba, claro que no, pero incluso él podía perder su temperamento y durar unos segundos en recuperar la compostura; cosa que sólo ocurría cuando se trataba de aquel payaso, de lo contrario, no había manera sobre la faz de la tierra en que un Uchiha pudiera perder el control sobre sus acciones, pero el rubio simplemente olvidaba cualquier disputa previa como si realmente nunca hubiese existido, asique debía ser demasiado bueno escondiendo sus emociones, o demasiado estúpido.

¿Naruto bueno controlando sus emociones?...No, simplemente debía ser demasiado estúpido.

No fue sino hasta que perdió de vista al rubio molesto que pudo contemplar el lugar donde se encontraban. A decir verdad, el bosque no era exactamente como lo describían en los libros históricos que había tenido que consultar para su trabajo; ahora realizado en vano, sobre el famoso y temido bosque de la muerte. Estaban frente a una cabaña de por lo visto tres pisos, cerca del claro del rio cuesta abajo que debía provenir desde lo más alto de la montaña que se encontraba en el centro del lugar, y si el pelinegro hubiese sido una de esas personas cursis y bobaliconas, pudo haber pensado en escuchar el cantar de las aves al volar sobre los arboles, cosa que no sucedió.

Finalmente se dispuso a seguir a los demás hacia el interior de la cabaña donde se estarían hospedando por lo que durara la excursión, caminando tan tranquilamente como era característica suya, cuando por fin se dio cuenta de dos cosas.

Una bola de pelo rubio armando un escándalo en la entrada de la cabaña por sabrá Dios qué estupidez.

Y que su equipaje estaba más pesado de lo normal.

Sasuke Uchiha no perdía tiempo en actividades extracurriculares, por ende, sólo había equipado lo estrictamente necesario para cinco días, nada de chucherías inútiles que sólo le dificultarían la existencia. Por eso, cuando bajó su mirada, no pudo evitar rodar los ojos al darse cuenta del extraño llavero de sapo que colgaba del zíper de su "maleta".

Sasuke sabía que Dios existía, y también sabía que lo debía odiar profundamente desde el día en que Naruto Uzumaki se había matriculado en su escuela tres años antes.

SasuNaruSasu

De pronto no le pareció tan buena idea.

No estaba seguro qué era exactamente lo que lo estaba haciendo cambiar de opinión. Podía ser el hecho de que no habían pasado ni 3 minutos desde que les había hecho la advertencia de reprobar la materia en caso de ser enviados a casa por una disputa, cuando habían iniciado otra pelea porque uno había cogido el equipaje del otro.

Kakashi debía admitir, desde lo más profundo de su ser, que ambas maletas eran idénticas, siendo la única diferencia que la del rubio tenía un llavero en forma de sapo colgado del zíper, y la del Uchiha tenía una pequeña serpiente al costado del bolsillo. Pero claro, esperar un intercambio civilizado por parte de dos chicos que habían pasado los últimos tres años de su vida peleando por trivialidades del mundo y el universo desde el primer día que se habían visto, era un sueño prácticamente inalcanzable.

Por eso, no debió sorprenderse cuando el Uchiha había tirado bruscamente la maleta del rubio en la entrada de la cabaña y le había arrebatado la suya de las manos. Tampoco debió sorprenderse cuando el rubio, había recogido su maleta; esta vez la correcta con su extraño llavero de sapo, y la había deslizado tan bruscamente por su hombro, que había logrado golpear el lado izquierdo de la cara del pelinegro.

Y por supuesto, mucho menos debió asombrarse cuando ambos chicos, tratando de contener su enojo y no ser expulsados en el primer día de la excursión, intentaron entrar; al mismo tiempo, por la angosta puerta principal de la cabaña. De más está decir que los cuatro, Naruto, Sasuke, y sus dos maletas, quedaron atascados en la puerta sin posibilidad alguna de entrar ni salir, no porque no pudieran, sino porque para llevar a cabo tal acción, uno de los dos debía ceder ante el otro.

Kakashi sabía que esto no ocurriría. No había ocurrido en tres largos años, y no ocurriría ahora.

Sin embargo, al verlos sentados a cada uno en una esquina del salón; luego de una ardua labor de 10 minutos, sacando a ambos, junto a sus respectivas maletas de la puerta principal, y dándoles un segundo sermón sobre compañerismo, consecuencias, y segundas oportunidades, no entendía cómo no se había dado cuenta antes.

Había estado frente a sus narices por tres años y no se había percatado en lo absoluto. En su defensa, sólo había sido su profesor encargado desde hacía un año, pero eso no quitaba el hecho de que los conocía desde mucho antes, sin mencionar que Iruka siempre le hablaba de las constantes peleas absurdas que los "pequeños" tenían cuando este era su profesor encargado en aquellos tiempos.

Naruto y Sasuke…

Supo, desde el momento en que el rubio le había hecho el comentario sobre el reglamento y las actividades extracurriculares, que algo definitivamente no estaba bien. Todos sabían que el último en saberse las reglas de la institución sería Naruto, mucho menos tratar de aplicarlas en algo.

La razón por la cual había decidido compartir aquel conocimiento que hasta el día anterior había pasado desapercibido por la mayoría, era completamente ajena a él, es decir, incluso la directora de la escuela sabía de la falta de actividades extracurriculares llevadas a cabo por el pelinegro, quien en todos sus años de colegio no había realizado siquiera una de ellas, si es que salir a jugar en el área recreativa cuando se estaba en preescolar contaba como una actividad extracurricular.

Pero nadie, en su sano juicio, se atrevería a acusar al Uchiha, no porque fuera alguna clase de peligro, sino porque simplemente no existía la necesidad. Si la autoridad escolar lo permitía, entonces por qué los alumnos, de los cuales la mayoría; población femenina, admiraban al pelinegro como si de un Dios se tratase, habrían de causarle algún perjuicio a él por algo que no les incumbe.

Se hubiese incluso esperado más probable que alguna de sus constantes acosadoras hiciera alguna jugarreta para involucrarlo en una de las excursiones o competencias que se llevaban a cabo fuera del recinto escolar, pero jamás, en toda su vida, se habría imaginado que de todas las personas, el rubio sería quien leería el reglamento, y aparte de eso estaría pendiente de las actividades que hacía o dejaba de hacer el pelinegro, para luego incluirlo de manera tan descarada en una de ellas.

¿Acaso el rubio no debería estar feliz de que el azabache no se mezclara en esas actividades? Después de todo, entre más separados estuvieran, más feliz serían ellos y todos los que estuvieran a su alrededor.

Muy en el fondo, Kakashi sabía que no podía echarle toda la culpa al ojiazul, si bien está claro que fue el adolescente quien tocó el timbre, el de hebras plateadas no se quedó atrás y le abrió la puerta. Hubiese sido muy fácil ignorar su comentario, y dejar que Sasuke entregara su análisis sobre el lugar de la excursión como solía hacerlo; trabajos perfectos que muchas veces no valía la pena leer porque se sabía de antemano que todo estaría correcto, pero no, tuvo que hacerle caso al chico porque simplemente, en ese momento le pareció una gran idea ver la estoica cara del Uchiha hacer algun tipo de mueca.

Había valido la pena, incluso se había revolcado de felicidad al verlos pelear al llegar al bosque. No que no estuviera ya acostumbrado a sus peleas, pero debía admitir que este era por mucho el año más tranquilo que ambos chicos habían tenido; y eso que estaban sentados uno al lado del otro en clases, sin embargo, lograban mantenerse en paz durante la mayor parte del día.

Si mal no recordaba, este año escolar sólo habían visitado la oficina de la directora unas 6 veces en 9 meses, lo cual podía bien considerarse como un record si se tomaba en cuenta que el año anterior en los primeros dos meses de clases habían estado sentados en aquella oficina unas 17 veces, sin contar las veces que se les asignaba una detención extra por pelearse en la detención que debían cumplir por la pelea principal en cuestión. Cómo no habían sido expulsados todavía iba más allá del limitado conocimiento que tenía Kakashi sobre ese par tan peculiar.

Suspiró profundamente, bajando su mirada hasta posarla en el folder que estaba frente a él en la mesa. La encargada de la estancia en el bosque inició con la charla de introducción mientras su mente divagaba en la lista de nombres que se encontraba a su disposición en que aquella hoja de papel.

Naruto y Sasuke…

SasuNaruSasu

37 minutos. 37 malditos minutos habían pasado desde que esa mujer con cara de lunática había empezado a hablar. Sí, Sasuke sabía exactamente cuánto tiempo estaba durando, sin necesidad de contar, ni de reloj, ni de ningún otro artefacto, él simplemente lo sabía a la perfección.

Ya había dicho su nombre, Anko Mitarashi, encargada de la Cabaña forestal en la que se estaban hospedando y encargada de la vigilancia de los alrededores del bosque. Cada persona compartiría habitación con otra en vista de la gran cantidad de alumnos que habían asistido al viaje, mujeres con mujeres, hombres con hombres.

No me diga…

Ya había explicado las reglas, no bebidas alcohólicas de ningún tipo, no desobedecer las órdenes de los encargados, realizar al pie de la letra las actividades que les eran encomendadas, las luces se apagaban para todos a las 11 de la noche a menos que hubiese alguna actividad nocturna previamente programada, todos debían estar despiertos a partir de las 6 de la mañana, el desayuno se servía de 7 a 9, el almuerzo de 1 la cena por igual de 1 a 9, todas las actividades recreativas se llevarían a cabo en los intervalos de horas que había entre cada comida, y quien fuera encontrado desobedeciendo alguno de los horarios, sería castigado.

Ya había dicho las diferentes actividades que se podían realizar en el complejo, tales como nado, rápidos y pescas en el río, fogatas nocturnas, expediciones mañaneras, concursos, reportes, voluntariados para mantenimiento, y otras labores que a Sasuke no podían importarle menos.

Ya había dicho absolutamente todo, no entendía por qué rayos aquella mujer seguía hablando.

"Por cierto, no les recomiendo que salgan a deambular en altas horas de la noche, y no lo digo por el castigo escolar que puedan recibir" Esto captó la atención de la mayoría.

"¿A qué se refiere con eso?" Preguntó, como siempre la muy interesada Sakura.

Anko sonrió de medio lado, con un extraño brilló en sus ojos. "Digamos que el bosque tiene su historia propia, una que no está en los libros"

Todos empezaron a murmurar entre sí, algunos muy interesados en cualquier cosa que pudiera hacer el viaje más emocionante, otros un poco asustados por lo que podría llegar a pasar, y una minoría, entre ellos el Uchiha, desinteresados en el tema y aburridos a más no poder. ¿En serio esta mujer no pensaba callarse?

Ante el alboroto que estaba amenazando con armarse, Kakashi dio por terminada la introducción de Anko. "Muy bien Anko, gracias por recibirnos aquí"

La mujer rodó los ojos por el notorio sarcasmo en la voz del hombre, hizo un pequeño saludo con las manos y se retiró hasta una esquina del salón donde se encontraban los demás miembros del equipo de mantenimiento de la cabaña.

"Bueno, como ya ha mencionado la señora Mitarashi, las habitaciones serán ocupadas en parejas de dos" Notó como todos empezaban a buscar compañero rápidamente, algunos murmurándole al de al lado, y otros gritando desde un extremo a otro para saber si quedaba alguien libre. Sonrió.

"Me he tomado la libertad de emparejarlos al azar" Todos tragaron en seco.

"Pero profesor, no es mejor dejarnos elegir nuestras propias parejas de habitación" Preguntó Ino, ni en un millón de años compartiría ella habitación con alguna perra descarada que no le cayera bien, mucho menos tener que soportarla cinco largos días en una cabaña en el medio de un bosque misterioso. Estaba muy joven y hermosa para morir trágicamente.

El aludido negó con la cabeza. "No señorita Yamanaka, como comprenderán, esta es la última excursión del año, asique una de las razones principales por lo cual es tan extensa, es precisamente para que todos puedan vincularse entre sí ¿Cuál es el punto de socializar con alguien con quien ya tienes una amistad?"

La chica bufó molesta en señal de resignación. Kakashi tomó el silencio como puerta abierta para continuar y procedió a leer los nombres de las parejas en voz alta junto a su número de habitación.

"Ino Yamanaka y Matsuri Aamo, habitación B-07" Ambas chicas se miraron al instante, sin tener realmente palabra alguna que dirigirse.

La rubia se paró y caminó hasta donde se encontraba Kakashi y le arrebató la llave de un tirón, ante la divertida mirada de este.

El peligris se aclaró la garganta y prosiguió con su masacre espontánea "Shikamaru Nara y Kiba Inuzuka, habitación B-13"

"Tsk, qué problemático" No sólo le había tocado con el chico que cargaba a su perro para arriba y para abajo; no lo había visto todavía, pero estaba completamente seguro de que lo había traído escondido en algún lugar, sino que el chico era casi al mismo nivel de hiperactivo que Naruto por no decir más. Hola a largas noches sin dormir y habitación con olor a perro.

El Inuzuka sonrió de medio lado, realmente no le importaba con quien cayera, mientras no fuera con algún obsesivo de las reglas que no le permitiera tener a su pequeña mascota dentro de la cabaña por 5 escasos días. Sabía que podía confiar en Shikamaru, un poco de pelo no le haría daño a nadie. El chico, al igual que la rubia se levantó de su asiento y se acercó al profesor para tomar la llave de su habitación.

En los siguientes tres minutos Kakashi siguió asignando parejas y habitaciones al azar ¿O era realmente al azar?, Sasuke no estaba muy seguro, lo que sí sabía era que su nombre no había sido mencionado y la población masculina de la clase no era muy extensa. Se estaba temiendo lo peor, y no entendía por qué, pero había algo en la manera en que Kakashi lo había estado mirando durante el prolongado discurso de Anko que lo había puesto alerta.

Ya estaba claro que no podía confiar en él, no después de que había caído tan bajo como para aceptar un absurdo comentario por parte de un absurdo payaso de clase y lo había arrastrado hasta este infernal viaje. No, definitivamente no podía confiar en él.

Los estudiantes de repente empezaron a alborotarse nuevamente ¿Ya había terminado de asignar las habitaciones? Todavía faltaba él…

"Oiga Kakashi sensei, no he oído mencionar mi nombre" gritó un chico desde la otra esquina del salón.

Ese pelmazo nunca puede hablar normal

El aludido echó un fingido vistazo a la lista de nombres. "Claro Naruto, no me he olvidado" Sacó una última llave de la gaveta del escritorio y se dispuso a leer los siguientes nombres. "Naruto Uzumaki y Sasuke Uchiha, habitación B-19"

Ninguno de los dos hizo sonido alguno. Nadie en la clase, mientras aquellos dos miraban al profesor extrañados y este, con su más sincera sonrisa les tendía la llave para que alguno la fuera a buscar, se atrevió a decir nada.

A Sasuke sólo le tomó 1 segundo comprender lo que estaba pasando, estaba condenado.

...

NA: Bueno, he llegado con esta nueva historia, en vista de que estoy actualmente de vacaciones de la universidad y dispongo de tiempo libre (Eso si el trabajo me deja claro). No estoy segura de cuantos capítulos tendrá, pero pretendo que sea una historia extensa. Dejenme saber qué piensan, saludos!