Los personajes que aparecen en esta historia no me pertenecen, (hasta el momento solo me pertenece Robbie xD) sino a Craig Barttlet y a Nickelodeon.

.Dejemos las cosas en claro.

En el día de su quinto cumpleaños, fue en el día en que se sintió con el valor suficiente para confrontar por fin al orate de su abuelo por parte materna. Claro si la situación así lo requería, y estaba más que seguro, que así sería.

Ese día amaneció brioso, con ese valor de ser ya todo un hombre, aunque fuera sólo un año mayor, pero eso era más que suficiente para adquirir el coraje que le hacía falta.

Nunca antes había estado tan ansioso de ver a su abuelo, debido a que, por lo general solía ser todo lo contrario, trataba por todos los medio de no ver a ese ser que le era de todo, menos de su agrado, le fastidiaba, incomodaba y sobre todo le molestaba de sobremanera, qué ese señor, que le decían ser de su familia, fuera tan grosero y rozara los límites de ser todo un patán con su padre. Sí, con ese ser que a sus ojos, merece lo mejor y sólo lo mejor en esta vida.

Nunca entendió porque su abuelo trataba así a su persona favorita en el mundo, siendo su padre alguien tan agradable con todo mundo. Incluso con el así llamado 'Big Bob', sobre todo con él.

A su corta edad ha sabido entender que debía tenerle respeto tan solo por el simple hecho de que es una persona mayor, pero sobre todas las cosas porque quiera o no, también era su abuelo. Sólo que ya estaba más que harto de ese trato que tenía el señor ese con su padre.

Por eso, cuando se acercaba el momento de que iniciara su fiesta de cumpleaños, dirigía su vista al reloj de pared que se encontraba en la cocina y a la puerta de la entrada de vez en vez simultáneamente, aguardando por esa llegada tan ansiada.

— Hijo, no estés tan ansioso, aún es temprano— se había acercado su padre para tranquilizar un poco a su hijo, a quien veía inusualmente impaciente —No deben de tardar en llegar los invitados— concluyó sonriendo y encaminándose hacia donde se encontraba su esposa para seguir ayudando.

Y como le dijo su padre, no tardaron en llegar los invitados, unos cuantos compañeros de escuela, y unos poco amigos de la familia con sus respectivos regalos. Pero no llegaban los padres de su madre.

Cuando pasó la primer hora de la hora acordada, fue que llegaron esos invitados que estaba esperando siendo estos sus abuelos arrastrados por su enérgica hija mayor, Olga.

Si, ahí estaba Big Bob Pataki con su tan usual cara de huraño, alejando a todo aquel que por error llegaba a acercarse a él.

— Señor Pataki, que bueno decidió acompañarnos— los recibió el joven anfitrión saludando a su suegro y haciendo de igual manera con su suegra Miriam y su cuñada Olga.

— Si, como sea, vine porque me obligaron — le contestó con su habitual descortesía en su forma de hablar.

— Arnold, ¿cómo estás? Qué gusto verte, que bueno que estés bien ¿Dónde están mi hermanita bebe y mi nene sobrino?— preguntó Olga dejando en claro que lo único que deseaba realmente era saber el paradero de su hermana y su hijo.

— Helga esta con los invitados y Robert esta justo detrás de ustedes— contestó Arnold señalando hacia donde se situaba su hijo.

— Hay Robbie, pero que grande y guapo estás, ven a saludar a tu tía preferida— se lanzó inmediatamente Olga a su sobrino cuando lo vio, apretando sus cachetes y llenándolo de sonoros e incómodos besos.

— Tía, que bueno que vinieron, los estábamos esperando— saludo cordialmente a cada uno de los tres recién llegados, aunque le dedicó una mira muy significativa a su abuelo, quien la captó pero no le prestó ninguna atención en especial.

— Hay pero que niño tan educado— dijo Olga apretándolo nuevamente con todo el afecto guardado a su sobrino consentido.

—Tía, n-no pu-edo respi-rar— gimió un poco asfixiado divirtiendo un poco a su abuela y a su padre.

— Perdón, es que eres tan abrazable— inquirió dando un último apretón a su sobrino y liberándolo por fin de su agarre.

— Sí, este ¿Y Audrey y Gregory?— preguntó buscando a sus primos con la mirada.

— No deben tardar, Audrey tiene clase de violoncelo y Gregory se quedó con su padre esperando a que saliera.

— Bueno Arthur deja voy a llevar los regalos a la mesa— se disculpó Miriam encaminándose hacia el techo y saludando a su hija y algunos invitados que deambulaban por ahí.

— Yo voy a saludar a mi hermanita bebe— se alejó bailando y dando uno que otro salto por los escalones en búsqueda de su hermana quien a lo lejos vio cómo su hermana mayor se dirigía hacia ella provocando que Helga se colocara detrás de Phoebe y Gerald para no armar ningún alboroto.

— Bueno señor, lo dejo para que pueda comer.

— Rayos Alfred, no me llames señor ni mucho menos señor Pataki, si me vas a nombrar dime Big Bob, o si tanto te cuesta solo Bob — espetó antes de que su yerno se alejara un poco asustado, pues a pesar de los años aún no lograba adaptarse al carácter de su suegro.

— De acuerdo Bob— fue lo único que dijo antes de huir.

Y finalmente, ahí estaban solos, la única duda era el cómo abordar a su abuelo y dejarle unas cuantas cosas en claro.

— Tengo hambre, voy a comer— soltó de repente.

Y así como habló, desapareció. Dejando a su nieto con las palabras en la boca. En ese instante descubrió qué, si quería decirle algo a su abuelo, eso debía ser al instante y en caliente.

Pasó gran parte de la tarde siguiendo los pasos de su abuelo, lo cual se le dificultó debido a que, siendo el festejado, tenía que cumplir con un rol de anfitrión ejemplar saludando a cada invitado y ofreciendo aperitivos, sabía de antemano que al ser él aún un niño de 5 años no tenía ese deber, pero deseaba dejar muy en claro que el ser un infante no lo hacía un inútil, a parte eso formaba parte de su personalidad, ser un niño educado y servicial.

Después de haber saludado a cada invitado, de haber jugado un rato con sus amigos y de haberse escabullido de sus primos, logró dar con el paradero de su objetivo, encontrando a su abuelo detrás de la cisterna de agua con una gran dotación de comida, obviando el intento de permanecer escondido de los demás invitados.

— Con que aquí es donde te escondidas — fue lo que dijo Robbie cuando se plantó frente a él.

— Yo no me escondo, sólo quiero comer sin alguna compañía molesta — alegó mientras devoraba unas alitas adobadas manchando su rostro y limpiándose con el dorso de la mano, dejando un poco asqueado a su nieto.

— Tal vez tu presencia sea el fastidio — espetó no midiendo sus crudas palabras y asombrando a su abuelo en el proceso, ¿cuantos años cumplía el niño? ¿10, 12?
— Es bueno saber que no le soy agradable ni a mi familia — contestó con un tono sarcástico.

— Ahora que mencionas la familia, tengo que dejarte algo en claro acerca de mi padre — nuevamente dejó impactado a su abuelo, ¿cuantos años habían pasado y quien era ese niño que amenazaba con desaparecerlo en cualquier momento?

— ¿De Alfred? — le picó un poco, tenía muchos deseos de ver hasta donde era capaz de llegar por defender a ese tonto benevolente, sinónimo de persona ejemplar de la sociedad.

— Su nombre no es Alfred, se llama Arnold, y si no te puedes aprender su nombre yo te puedo hacer un gafete con letras grandes y si eres tan tarado que no sabes ni leer, yo te enseño con tal de que te aprendas bien su nombre — De verdad, ¿cuantos años cumplía? Buscó la respuesta en la mesa donde se encontraba el pastel y encima de él una vela con el número 5... ¡¿5 años?! Eso debía de ser una broma.

— ¿Sabes leer? — Se burló del pequeño con la creencia de que no lo sabía.

— ¡A-R-N-O-L-D! Arnold, no necesito eso para saberlo y dejártelo claro —

— Ja, al menos sabe deletrear — murmuró reflexionando y encontrando una pequeña salida al resentimiento de su nieto hacia su persona — ¿Sabías que tu madre y tu padre un día compitieron por el primer lugar de un concurso de deletreo de la ciudad? — aventuró a lanzar un pequeño gusanito de curiosidad hacia su nieto, sólo faltaba que el pequeño cayera con esa carnada.

— Mmm... N-No — vaciló un momento — ese no es el punto.

— Entonces ¿no sabes quién ganó? — seguía tratando de quitárselo de encima, no quería crear alboroto alguno. No en una fiesta familiar por el cumpleaños de aquel mocoso. Y menos con su nieto, que para bien o para mal era el nieto que llevaba su nombre.

— Seguramente mi mamá, ella es muy buena con las palabras, parece un diccionario — y como buen niño, cayó en la trampa de su abuelo, olvidando por completo el objetivo de su amenaza.

— ¿Estás seguro? ¿Qué te hace pensar que tu querido padre "Arnold" no fue quien ganó? — recalcó el nombre para poder continuar sin ninguna distracción

— Ya te lo dije, mamá es mi diccionario particular, cuando pregunto el significado de alguna palabra, siempre contesta — y por lo general deja a su papá pensando en los posibles significados de algunas palabras.

— Pues no fue así, Alfred le ganó en la ronda final, y estoy cien por ciento seguro que la niña se dejó vencer — alegó recordando con indignación y un poco de recelo, pues aún guardaba el lugar destinado para ese "pequeño" trofeo

— ¿De verdad? — preguntó con sus ojos brillando de ilusión al saber algo nuevo sobre sus padres que ignoraba por completo.

—Así es enano — contestó reprimiendo con todas sus fuerzas una leve sonrisa. No quiso demostrarlo pero ese niño lo estaba dejando fascinado.

— No me digas así, ya verás que cuando sea grande, seré mucho más alto que tú — se defendió irguiéndose lo más que pudo e inclusive parándose de puntitas para, según él, verse más alto.

— Si heredas de tu padre la altura, no cuentes con ello — sentenció para dar por terminada esa pequeña batalla. Ganando únicamente la mirada llena de resentimiento contenido por parte de su nieto.

— No tiene sentido lo que dices, ¿Por qué mama haría algo así? — Preguntó volviendo al tema de la competencia, pues le sorprendió que su padre le ganara a su mamá cuando ella era una virtuosa con las palabras. Tal vez de ahí había sacado alguna mania de querer saber y lograr ganarle siempre a su papá.

— Bueno, por eso estas aquí — nunca, nunca de los nunca había visto una mirada como la que le dedicó su abuelo en esos momentos a él. Era una mirada repleta de sentimientos positivos, ósea, algo que seguramente nadie en vida había visto hasta ese momento. Y eso detuvo el ataque verbal que había preparado para ese día. Simplemente no podía continuar peleando con alguien que le dejaba entrever que al final de cuentas no era un completo idiota después de todo.

Ya idearía más adelante otra estrategia para que dejara de ser un patán con su padre. Ese día simplemente lo dejaría pasar.

— Bob, ¿No has visto a...? ¿Robbie? ¿Qué haces con Bob? — Apareció de repente Miriam en su búsqueda — Ya es hora de partir el pastel y abrir los regalos, te estamos esperando — dijo antes de encaminarse a la mesa donde se encontraban todos reunidos.

— Bueno, supongo que gracias — comenzó a encaminarse hacia los demás.

— ¿Tú agradeciéndome? ¿Se puede saber qué es por lo que me das gracias?

— Por contarme algo que no sabía sobre mis padres — Obviando la respuesta como si fuera un idiota que no entendía nada.

— Si tanto te gusta saber de ellos por medio de otras fuentes, puedes visitarme a la casa y yo te contaré más acerca de cosas que por lo que veo no sabes sobre ellos — osó en invitarlo con la plena seguridad de que nunca le tomaría la palabra, pues era consciente que él no era la primera opción del niño para ser allegado con alguien.

El pequeño Robbie osciló entre sí contestar, o no a esa invitación, así que sólo se mantuvo serio, hizo una leve inclinación con la cabeza y se encaminó a que le cantaran el tradicional feliz cumpleaños, dejando a su abuelo con la plena seguridad de que nunca le tomaría la palabra.

Pero si algo debía de aprender una persona como Big Bob, era que no debía subestimas a alguien como su pequeño nieto Robbie.

NA: Hey, ¿Qué tal? ¿Cómo están?

Adivinen quien se animó a sacar anécdotas aisladas y en desorden cronológico de este proyecto xD

Bueno pues aquí les dejo el segundo capítulo de Lo que no sabía sobre mis padres.

Me sentí con la necesidad de mostrar un pequeño vistazo del primer encuentro cercano del tercer tipo entre Robbie y Big Bob.

Por cierto en el capítulo anterior, Bob solo estaba haciendo renegar a Helga. Yo creo que él siempre ha sabido del gran interés de ella por Arnold. Pero se hace el desentendido. Bueno eso creo yo, aunque como buen ser humano me puedo equivocar :P

Muchas gracias a las personas que se han tomado el tiempo de leer esta historia y sobre todo a quienes dejan comentario dando su opinión sobre esta

Que tengan bonito día

Saludos ;)

"alwaysBeYourself"