¡Hola a todos!

Como ya sabrán los personajes no son míos y la historia de un 100% un 40% es de mi invención y lo demás es de la autora Stephenie Meyer.

LA EXPLICACION ABAJO…

Cambio de roles

Capítulo 1

Mi madre me llevo al aeropuerto con las ventanillas del coche bajadas. En Los Angeles el cielo era azul totalmente despejado y el sol se imponía con fuerza perfecto para hacer surf todo el día, llevaba mis lentes Ray-Van y mi camisa de los Rolling Stones sin mangas como símbolo de despedida.

En la península de Olympic al noroeste de Washington, existe un pequeño pueblecito llamado Forks cuyo cielo siempre permanece lluvioso, mi madre huyo de ese lugar y sus tenebrosas sombras cuando solo tenía un mes de nacido. Me había obligado a pasar allí un mes cada verano hasta que a los doce me impuse con una efectiva huelga de hambre así que en vez de ir mi padre Anthony había pasado dos semanas de vacaciones en California.

Y ahora me exiliaba a ese lugar, un acto que me tenía cabreado y a la misma vez aterrorizado detestaba ese lugar y lo aborrecía con toda mi alma.

Amaba Los Angeles. Me encantaba el sol, andar en mi squeivor por una ciudad que se expandía cada día y la playa… amaba la playa.

— Edward — me dijo mi mamá por enésima vez antes de subir al avión — no tienes por qué ir lo sabes — mi madre y yo nos parecemos mucho, el mismo cabello cobrizo y rebelde los ojos verdes del color de las esmeralda y la piel pálida pero ella tenía unas cuantas arrugas a ambos lados de sus ojos y sonreía sin parar.

Me obligue a no abalanzármele encima y estrecharla con fuerte en mis brazos cuando contemple sus grandes e ingenuos ojos ¿Cómo podía dejarla sola, ella que era tan caprichosa, cariñosa y atolondrada? Pero ahora tenía a Charlie (aunque eso me ponía celoso hasta la medula) sabía que todo iba a ir bien y económicamente no le iba a faltar nada además que él la quería y ella podía ir en busca de su ayuda cuando estuviera perdida pero aun así…

— Quiero ir— le mentí, siempre era una mierda en eso de las mentiras pero todas las mañanas practicaba frente al espejo durante tantos meses que casi sonaba creíble.

— saluda a Anthony de mi parte — dijo con resignación y algo de tristeza.

— claro má —

—Te veré pronto cariño —insistió — puedes regresas cuando quieras y regresare tan pronto como me necesites — pero yo la conocía mejor y en sus ojos vi el sacrifico que eso significaba.

— no te preocupes — le pedí con una sonrisa — todo ira genial — me abrazo con su menudito cuerpo y puse mi mentón en su hombro enterró su rostro en mi cuello y las lágrimas calientes se deslizaron por mi piel — te amo mami — susurre y eso solo la hizo llorar más.

Subí al avión y ella se marchó.

Tenía un largo viaje y no me molestaba lo que si me mantenía alerta era pasar una hora con en un auto con Anthony.

Lo cierto es que Anthony había llevado bastante bien la noticia, parecía feliz de que por primera vez fuera a vivir con él de forma más o menos permanente, ya me había matriculado en el instituto y me iba a ayudar a comprar un auto aunque mi antiguo sueño era una motocicleta, una magnifica Ducatti en un llamativo color rojo pero como es obvio en Forks es imposible así que me tocaba conformarme.

Pero iba a sentirme por completo fuera de lugar en su compañía, ninguno de los dos somos muy comunicativos que digamos y de todos modos no tenía nada que contarle ¿Qué sabia Anthony de esqueí, historietas y surf? Sabía que se sentía desconcertado porque siempre había hecho galas de que detestaba el pequeño pueblito pero no creo que me lo pregunte tampoco.

Estaba lloviendo cuando en avión aterrizó en Port Angeles aguante en poner cara de culo mientras iba al auto de Anthony ya me había despedido del sol y no hacía falta un drama estúpido, el auto de Anthony era una patrulla de policías ya que para todo el mundo él era el jefe de policías de Forks lo cual es la principal razón por la cual querer un auto propio y la segunda razón (aparte del clima) del porque no puedo tener una moto ¿Qué pensaría la buena y monótona gente del pueblito si pasara por sus calles a 160 km/h siendo el hijo del jefe de policías?

Anthony me estrecho la mano con torpeza y aunque vi que quería abrazarme no lo hizo, casi me hace reír.

— me alegro de verte Eddie — dijo con una sonrisa, hice una mueca de desagrado por el estúpido Eddie para él siempre he sido el pequeño Eddie y nunca nada le quitara decirme así de todas maneras ya me había resignado — estas mucho más alto ¿Cómo está tu madre? —

— está bien yo también me alegro de verte Anthony y pues he estado jugando básquet —

Traía pocas maletas así que cupieron con facilidad en la maletera la mayoría de mi ropa la había dejado en Los Angeles eran demasiado ligeras y no muy aptas para Forks ya que según Lizzi no podía andar paseándome por las calles con unos jeans rotos con cadenas y franelillas o en su defecto sin nada más que unas bermudas.

— He localizado un auto muy bueno y barato — anuncio una vez que nos abrochamos los cinturones de seguridad.

— ¿Qué tipo de auto? — Desconfíe de la manera en que dijo un auto muy bueno en vez de solo un auto.

— bueno es un monovolumen, un Chevy para ser exactos —

— ¿Dónde lo compraste? —

— ¿te acuerdas de Billy Black, el que vivía en la Push? —

Esa era una pequeña reservación india situada en la costa y si el agua no fuera tan fría no me atormentaría tanto este pueblo, nada mejor que una buena ola para animarme.

— no —

— solía venir de pesca con nosotros durante el verano — me explico.

Por eso no me acordaba de él, se me daba bien eludir las cosas aburridas e innecesarias.

— Ahora está en silla de ruedas — continuo Anthony cuando no respondí — por lo que no puede conducir y me propuso venderme su camión por una ganga —

— ¿de qué año es? — por la forma en que le cambio la cara supe que era la pregunta que no deseaba oír.

— Bueno Billy le hizo muchos arreglos en el motor, en realidad, tampoco tiene muchos años —

— ¿Cuándo lo compro? — insistí sin importarme que no quisiera decírmelo.

— En 1984… creo — trate de que mi cara no denotara todo el asco que me producía eso.

— ¿y era nuevo entonces? —

— en realidad no, creo que era nuevo a principios de los sesenta o a lo mejor a finales de los cincuenta — confeso encogiéndose en su mismo sitio ¡Oh sí! seguramente esperando mi explosión de mal humor pero no llego.

Conté hasta diez lentamente y me tranquilice.

— ¿me compraras todas las piezas por si se jode? — Pregunte mirándolo con el ceño fruncido — no me gusta que otras personas hagan algo que se hacer por mi cuenta —

— Nada de eso Eddie el trasto funciona a las mil maravillas, hoy en día no los fabrican tan buenos — resople ¿me lo dice a mí que estoy acostumbrado a ver Camaros y Ferraris como si fueran arroz? El trasto, repetí en mi fuero interno, al menos tenía posibilidades como apodo.

— ¿y que entiendes por barato? —

— bueno chico ya te lo he comprado como regalo de bienvenida — me miro de reojo con rostro expectante.

Vaya, gratis eso mejora las cosas.

— no tenías que hacerlo te dije que me compraría uno —

— no me importa quiero que te encuentres a gusto aquí — dijo con la vista clavada en la carretera se sentía incómodo al expresar sus emociones en voz alta yo lo entendía lo había heredado de él, de ahí que también mirara hacia la carretera cuando respondí:

— es genial Antho… papá de verdad te lo agradezco — era innecesario añadir que jamás estaría a gusto aquí pero no tenía por qué sufrir conmigo y a caballo regalado no se le mira los dientes ni el motor.

Intercambiamos unos pocos comentarios sobre el auto y el clima y después miramos a través de las ventanillas en silencio, el paisaje era hermoso no podía negarlo pero todo era de color verde… verde… verde… era demasiado verde, un jodido planeta de alienígenas lo que rogaba era no convertirme en uno.

Finalmente llegamos al hogar de Anthony, era un casa pequeña con dos dormitorios que compro con mi madre durante los primeros días (y únicos) de su matrimonio, en la calle estaba aparcado mi nuevo monovolumen, bueno nuevo para mí, el auto era de un rojo oscuro grande y con aspecto irrompible pero para mí enorme sorpresa me gusto no era como un auto de los que Charlie tenía en su mansión en Los Angeles pero aun así me gustaba porque era mío y me podía imaginar al volante.

— ¡Joder Anthony! ¡Me encanta! ¡Gracias! — ahora el día de mañana me parecía menos catastrófico y las dos visiones mucho más avergonzante que ser el chico nuevo (de llegar caminando o que Anthony me llevara)desaparecieron de mi mente.

— me alegra que te guste — dijo Anthony con la voz áspera nuevamente avergonzado.

Subí a mi habitación y seguía exactamente igual, las paredes de un azul con oscuro la ventana con las costinas negras, el armario, la cama y el escritorio donde pondría la laptop que me compro Lizzi para mantenernos en contacto e incluso estaba la vieja mecedora en la esquina, solo había un pequeño cuarto de baño que tenía que compartir con Anthony y eso no me incomodaba tanto a pesar que estaba acostumbrado a mi completa privacidad.

Una de las cosas buenas de Anthony era que no se quedaba por ahí revoloteando sin necesidad cosa que le fuera resultado imposible a Lizzi, me dejo solo y me puse a arreglar toda mi ropa ignorando la cortina de lluvia que había afuera solo había llorado una vez y fue cuando tome la decisión pero era más por coraje y cabreo que por otra cosa y si me ponía a pensar mucho en lo que estaba afuera lo haría de nuevo como mi maldita bienvenida a mi infierno personal.

Lo que más me daba para pensar era en el instituto de Forks… tan solo trescientos cincuenta y siete estudiantes ahora trescientos cincuenta y ocho, solamente en mi clase en Los Angeles habían más de setecientos estudiantes y apostaría todo lo que tengo que eran niños que se conocían desde siempre y se habían criado con sus abuelos y aprendido andar juntos, yo sería el estúpido chico nuevo, un bicho raro mejor dicho.

Lleve todo lo que necesitaba al baño y me dispuse a asearme después de un espantoso día me mire al espejo e hice una mueca tenía un aspecto más cretino y patético desde que me vi la primera vez que había decidido mudarme aquí.

Mientras que me enfrentaba a mi enfermo reflejo me pregunte: ¿Qué posibilidades había de que encajara aquí? Había logrado convencerme de que podía sobrevivir la secundaria en los L.A porque nadie me notaba y eso me gustaba.

Lo prefería así ya que para ser un chico que según su madre dice que es alegre e inteligente no sintonizaba bien con los de mi edad… vale no sintonizaba con nadie en realidad por eso me gustaba estar la mayor parte de mi tiempo solo.

No digo que era un ermitaño.

Si tenía algunos amigos cuando iba a surfear o cuando hacia esqueí en las pistas de patinajes más geniales pero aun así me gustaba mi soledad, escuchar música, leer historietas, ver películas o si estaba demasiado fastidiado me iba a pasear la ciudad.

A veces me preguntaba si veía las cosas igual que el resto del mundo.

No dormí bien sino como hasta la media noche cuando la lluvia se convirtió en una fina llovizna que la ignore con la colcha vieja y la almohada encima de mi cabeza.

A la mañana siguiente solo se podía ver una densa niebla y sentí claustrofobia aquí nunca se podía ver el cielo todo parecía una jaula ¡Malditasea!

El desayuno con Anthony fue en silencio me deseo suerte (cosa que nunca tenia) y se fue a ver a su esposa y segundo hijo que era la comisaria mire a mi alrededor mientras metía una cucharada de cereal a la boca las fotos de la boda de en Las Vegas con Lizzi aun seguían a la vista y desde la que nací hasta ahorita no hace falta ser muy inteligente para saber que Anthony no ha superado lo que paso con mi madre más tarde le diría que las esconda son recuerdos que no quisiera tenerlos a cada segundo.

Para mi agrado la anticuada radio funcionaba y era obvio que Anthony y Billy lo habían limpiado pero aun así olía a tabaco, gasolina y menta encendió a la primera con un ruido ensordecedor y casi me hizo reír después de todo este trasto tenía que tener algún defecto.

Me estacione después de que estúpidamente mirara para ver donde estaban los detectores de metal y el alambrado de mala gana salí de la cabina y recorrí un sendero de piedra hasta la oficina principal, adentro estaba un señor bajito regordete y pelirrojo con enormes lentes llevaba una horrorosa camisa purpura que de inmediato me hizo sentir como si acabara de salir de una pasarela de Milán de las que ve Lizzi.

¡Demonios esa camisa era horrible!

— ¿te puedo ayudar en algo? — pregunto el tipo alzando la vista.

— Soy Edward Mesen — le informe y de inmediato me reconoció gruñí internamente, me esperaban, sin duda era el centro de cotilleos de todo Forks ya me imagino lo que dirán esas viejas chismosas el hijo de la caprichosa ex mujer del jefe de policías al fin ha regresado a casa.

— Por supuesto — dijo rebuscando entre los papales al cabo de unos segundos me dio una hoja con el horario y el mapa.

Nos despedimos con un asentimiento de cabeza y seguí mi camino pasando por el parqueadero me alegre saber que habían autos incluso más viejos que el mío al mismo tiempo que me resignaba a volver a ver lujos autos, el que más destacaba era un Audi Cupe color azul marino.

Inspire hondo.

Puedo hacerlo… puedo hacerlo... puedo hacerlo… ¡Maldición! ¡Nadie me va a morder!

Pase por un monto de edificios antes de encontrar el que me tocaba el aula era pequeño y ya estaba llena todo el mundo se me quedo mirando y los ignore la profesora llamada Sra. Mason se quedó embobada viendo mi nombre me pase las manos por el cabello nervioso y a la final me mando al último asiento y aun así los estúpidos niños chismosos se las ingeniaron para mirarme todo el temario ya me los había leído y por consiguiente era muy aburrido me preguntaba si Lizzi me mando los trabajos que había echo en el otro instituto me entretuve recreando la discusión que tuvimos por querer engañar a los estúpidos profesores de aquí.

El zumbido del timbre casi nasal sonó y una chica pequeña de cabello negro y lentes se ladeó desde un pupitre para hablar conmigo.

— tu eres Eddie Mesen ¿verdad? — ¡Oh! ¡Qué asco! ¡Todo es culpa de Anthony!

— me llamo Edward y solo Edward — le corregí casi de manera seca ella asintió medio nerviosa y me aguante en rodar los ojos era la típica niña que era miembro de un club de ajedrez.

— ¿Dónde es tu siguiente clase? —

— Historia con Jefferson en el edificio seis —

— voy al edificio cuatro podría acompañarte — esta es chica demasiado amable para su salud — me llamo Angela — añadió mientras me levantaba.

Le sonreí por cortesía y parpadeo varias veces antes de empezar a caminar.

Mantuvimos una conversación tan igual como me la había imaginado si alguno de ellos tuviera coraje de hablarme y me resigne a que dentro de unos pocos meses aquí y dejaría de saber cómo emplear el sarcasmo.

Ya para el almuerzo conocí a unos chicos que se me olvidaron el nombre no más me lo dijeron y había uno excepcionalmente irritante porque parecía demasiado orgulloso de regodearse que andaba con el chico nuevo.

Y ahí sentado con el mayor fastidio del mundo queriendo perderme entre las olas del mar de California fue que los vi por primera vez.

Se sentaban en un rincón de la cafetería, eran cinco, no conversaban ni comían pese a que todos tenían bandejas delante lo bueno de todo es que no me miraban de una forma estúpida así que podía estudiarlos todo lo que se me diera la gana.

No se parecían a ninguna clase de estudiantes que yo haya visto y realmente he visto muchos estudiantes los dos tipos eran polos opuestos mientras que uno era alto y delgado con el cabello del color de la miel el otro era enorme casi parecía un equipo de jugadores de futbol él solo con músculos como los de Sylvester Stallone con el cabello rizado y negro y las chicas eran como si estuvieran para escoger cual se ajustaba mejor a tus gustos una era esplendorosa, rubia y con un cuerpo como el que veo en las revista de Playboy que me robaba con un antiguo amigo en la tienda de la playa era divertido hasta que Lizzi me las encontró y me las quemo por suerte existe el internet, la segunda te hacia muy difícil de creer que no se había escapado del cuento de Peter Pan sus cabellos apuntaban para todas direcciones y era bajita con aspectos de duendecillo y la última era como una chica promedio a simple vista, su cabello era largo color caoba llegaba hasta el final de la espalda era más alta que la duende pero más baja que la rubia y no tenía un cuerpo tan espectacular como la rubia pero solo era a simple vista porque si veías bien la tipa era preciosa.

Aun así se parecían muchísimos, piel como la tiza, ojos oscuros y tenían esas ojeras casi malvas muy marcadas, pero a pesar de todo eso no conseguía quitar mi vista de ellos eran tan diferentes a todos y sus rostros deberían estar impresas en las páginas de revistas de las que es adicta a Lizzi o pintadas por un artista antiguo, parecían puñetero ángeles resultaba realmente difícil decir quién era más llamativo si la rubia perfecta o la castaña, suspire… creo que es la castaña nunca me han gustado las rubias son demasiado narcisista e idiotas aunque por lo que se ve esta no sería tan idiota.

La duendesita se levantó con todo sin destapar y vacío la bandeja para después salir por la puerta me quedé asombrado parecía que bailaba y por un momento la imagen de ella con alitas en su espalda revoloteando hasta llegar a la salía me pareció bastante chistosa.

— ¿quiénes son esos? — pregunte al tipo de la clase de Español creo que se llamaba Mike.

Y cuando él alzaba los ojos para ver quiénes eran la castaña lo miro, durante una fracción de segundo se fijó en él para después posar sus ojos oscuros sobre los míos.

Desvió la vista mucho más rápido que yo y me pase la mano por el cabello lleno de vergüenza porque me halla pillado mirándola su mirada no tenía interés pero es como si pronunciaran su nombre y haya reaccionado de forma instintiva.

— son Isabella y Emmett Cullen, y Rosalie y Jasper Hale la que se fue es Alice Cullen todos viven con el doctor Cullen y su esposa son sus hijos adoptivos — soltó una risa tonta y desvió la mirada de la mesa.

Mire a la linda castaña que ahora contemplaba su bandeja y desmigaba una rosquilla con sus delicados dedos níveos movía la boca muy rápido sin abrir apenas sus perfectos labios de coral los otros tres parecían mirar a todo en vez de a ella y aun así podría jurar que hablaban en vos baja.

Al menos para mí consuelo tenían nombres tan raros como el mío apuesto que su madre también era fanática de las novelas antiguas y por eso decidió castigarlos aunque el nombre de Isabella no es tan anticuado… me gusta ese nombre.

—Ellas son… preciosas — murmure mirando de nuevo a la castaña aunque eso le quedaba corto sin duda — de verdad están buenísimas — vale tenía que decir eso o se me iba a quemar la lengua.

— ¿y crees que no lo sé? — Se quejó en medio de una sonrisa — pero están juntos me refiero a Emmett y Rosalie y a Jasper y Alice y viven juntos— hice una mueca no me parecía tan escandaloso aunque si daría de que hablar hasta en L.A pero había cosas peores como el incesto y ellos obviamente no son hermanos.

— ¿hace cuánto están en Forks? —

— se mudaron hace como dos años aquí desde Alaska — asenti y me sentí repentinamente aliviado al menos no era del todo el bicho raro de la escuela.

Uno de los Cullen, la linda castaña levanto la vista para encontrarse con la mía en sus ojos solo había curiosidad pero me había atrapado mirándola de nuevo así que desvié la mirada para no seguir viendo ese brillo de insatisfacción en sus ojos.

— ¿Quién es la lin… castaña? — pregunte mirándola de refilón seguía mirándome pero no con la boca abierta como los demás estúpidos niños sino que su hermoso rostro mostraba contrariedad.

— se llama Isabella pero prefieren que le digan Bella es hermosa por supuesto pero no pierdas el tiempo con ella no sale con nadie y me pareció oír que ningún tipo del instituto le parece un buen partido — dijo con desdén y me obligue a no reír se notaba el despecho y me pregunto si eso de me pareció oír no querría decir que ella fue la que se lo dijo.

La mire de nuevo ocultando una estúpida sonrisa pero había vuelto el rostro y me pareció ver que estaba sonriendo, los cuatro abandonaron la mesa al mismo tiempo y todos parecían parejas de bailes o que se movían encima de una pasarela.

La linda castaña Isabella no me miro de nuevo pero me quede como un idiota viendo su sensual movimiento de cadera.

Seguí un rato más con Mike y sus amigos hasta que nos tocó irme y un tipo llamado Erik que era bastante tímido como para no importunarme con preguntas estúpidas tenía clase de Biología conmigo.

Cuando llegamos al aula se fue a sentar a su mesa y me fije que en todas las mesas estaban ocupadas salvo una… la de Isabella Cullen la reconocí de inmediato por su belleza resaltante y por ese lindo y perfecto cabello.

Avance por el pasillo hacia la profesora para que me firmara el comprobante y justo cuando pasaba se puso rígida en la silla nuestras miradas se conectaron y la expresión de su rostro me dejo perplejo parecía como si me odiara desde lo más profundo de su ser juro que cuando desvié la vista casi pude vislumbrar como sus labios coralinos se contraían levemente.

Me había dado cuenta que sus ojos estaban negros tan negros y oscuros como la noche sin luna y estrellas.

La señora Banner firmo mi comprobante y me mando al único sitio que estaba libre mantuve la mirada fija en el suelo ya que no sabía de dónde demonios podría odiarme tanto, cuando me senté la vi cambiar de postura sentándose casi en el borde de la silla y ladeo el rostro llevándose unos mechones de ese lindo cabello hacia delante con una mueca de repulsión como si yo apestara y obviamente no lo hacía por mucho que su expresión me dijera que si me pase las manos por el cabello y puse el mentón en una, prestando atención a la profesora que hablaba de anatomía celular.

Por desgracia ya lo había estudiado y me obligaba a prestar a tención de ves en cuando hacia trampa pero su cortina de cabello no me dejaba ver mucho a la extraña chica que tenía a mi lado no se relajó ni por un segundo durante la clase pero su mano estaba en el mentón como la mía pero a diferencia de mi ella disimuladamente se tapaba la boca y la nariz, sin querer la estudie mucho más de lo que debía.

Era muy hermosa sin duda.

Su cuerpo no era de una compleción mucho menos voluptuosa como parecía ser al lado de la Playboy de su hermana estaba bien definido y lo que más me gusto fueron esas torneadas y largas piernas que se podían ver en esos jeans ajustados su cabello estaba por encima de su hombro y aunque no pude verle bien el rostro mis ojos involuntariamente bajaron hasta su torso para descubrir unos perfectos pechos que a través de la camisa de mangas cuello V podía vislumbrarse que algunas pecas esparcidas tenía una delicada y pequeña cintura en la que todo hombre sueña con enrollar sus brazos ahí mientras que es arremetida contra la pared… agite mi cabeza eliminando esas ideas de mi mente.

¿Qué demonios me pasaba? Usualmente fantaseo con tipas lindas pero esto ya se estaba pasando de control gruñí internamente y aunque no quisiera mis ojos se fueron a ella (de nuevo) para descubrir que me estaba mirando a través de su cortina de cabello con esos ojos llenos de repugnancia se me pareció a una mirada tipo película de terror capaz de helarme la sangre justo como ahora.

El timbre sono y di un salto.

Isabella Cullen se levantó con elegancia de espaldas a mí di una rápida mirada a su redondito y respingón trasero se levantó y pesar que cargaba tacones de doce centímetros pude ver que no me llevaba más allá de la barbilla y se fue con paso rápido contoneando sus caderas de manera deliciosa, ladee la cabeza mientras me preguntaba cómo demonios caminaba tan rápido con esos enormes zapatos.

Cuestione mi opinión respecto a Mike en el almuerzo quizás si tuviera sentido de que estuviera tan resentido con ella ¿Quién no? ¡La tipa es una grosera! Una mezquina odiosa calientapollas que… no esperen era yo mismo que fantaseaba con eso ella obviamente declaro su aversión hacia mi persona y yo como buen estúpido no me importo imaginármela pegada contra la pared…

— eres Eddie Mesen ¿verdad? — me pregunto una voz femenina alce mi vista y una bella rubia con rizos hasta sus hombros y rostro aniñado me dirigió una sonrisa.

Genial a ella le parece que no apesto.

— Solo Edward — corregí de nuevo con una cortes sonrisa.

— me llamo Jessica —

— Hola Jessica —

— ¿quieres que te acompañe a tu siguiente clase? — me levante y ella dio un paso hacia mi colocando una mano en la mesa e inclinándose para que me dejara ver el comienzo de sus pechos… pero me encontré deseando poder mirar unas pequeñas pecas en él.

— Es gimnasia y creo que la puedo encontrar solo gracias — fui a esquivarla pero se irguió rápidamente y di un paso hacia atrás para no chocar mi cuerpo con el suyo.

— esa también es mi clase ¿vamos? —

— Genial — masculle al ver que parecía emocionado aunque no era de esperar en esta diminuta escuela aunque estaba casi seguro que no entendió el sarcasmo en mi voz ¿Qué pasa con esta gente?

Fuimos juntos y ella hablaba hasta por los codos lo que me dio un descanso había vivido hasta los diez en California y sabia como se sentía la ausencia del sol hasta ahora es la persona más agradable que he conocido y cuando íbamos a entrar en el gimnasio me pregunto:

— ¿Qué le dijiste a Bella Cullen? — pregunto con una pequeña sonrisilla.

— ¿la chica que se sentó conmigo en Biología? — pregunte haciendo el estúpido entonces comprobé que ese no era su habitual comportamiento y que la bronca era solo conmigo.

¡Mierda!

— Parece como si le fueras dicho lo más obsceno del repertorio de comentarios — hice una mueca confundido estaba seguro que ni siquiera le hable a menos que se me haya salido la fantasía que tenía en mente pero era poco probable.

— Pues ni siquiera nos miramos por espacio de dos segundos — claro aunque eso no fue un impedimento para ella en rebanarme como la propia carnicera en esos dos cortos segundos.

— Bueno de todas maneras ella siempre es rara — se demoró a mi lado en lugar de dirigirse al vestuario de chicas y enrollo su cabello con un dedo — si hubiera tenido la suerte de sentarme contigo te fuera hablado — le sonreí y casi corrí a meterme a los vestidores.

Ella obviamente estaba interesa pero eso no basto para distraerme lo suficiente de mi cólera aunque para ser sinceros ninguna mujer me llama la suficiente atención por más de un minuto me parecen aburridas, banales y monótonas todas vienen cortadas por la misma tijera aunque claro hay excepciones como mi madre, Megan Fox y… Bella Cullen.

El entrenador Clapp medio un uniforme y me uní al esquipo de básquet no estaba interesado en hablarle a nadie y como que me entendieron porque solo me saludaron y se despidieron cuando la clase termino.

Había dejado de llover pero había hasta la madre de frio me envolví en un suerte grueso y casi doy media vuelta cuando entre a la pequeña oficina principal y vi que Bella Cullen se encontraba ahí.

Tenía los codos en la mesa y se apoyaba en una pierna su culito redondo y respingón se veía incluso mucho mejor que hace un rato al parecer no me había oído llegar así que me apoye en la pared y contemple esas torneadas piernas con esos tacones de infarto juro que era la cosa más esplendorosa que haya visto ¿es legal tener esos zapatos tan calientes? Porque enserio estaba empezando a tener un infarto detalle como cambiaba de peso hacia su otra pierna y mi respiración se aceleró, el corazón bombeaba con fuerza y mi mente trabajaba a mil por hora tratando de eliminar las imágenes que pasaban con solo ese simple movimiento me lleve la mano por el cabello con nerviosismo y solté un gemido casi inaudible.

Fue ahí cuando de pronto Bella Cullen se envaro, giró su hermoso rostro tenía una mueca de repulsión y sus penetrantes ojos estaban llenos de odio durante un instante sentí la urgencia de salir de aquí combinado con un sentimiento de pánico ¡Hasta se me erizo el vello de los brazos! No duro por más que un segundo pero me helo la sangre en las venas más que el viento gélido.

Se giró al tipo que estaba ahí con cara de idiota observándola y dijo rápidamente con voz de campanas:

— bueno no importa veo que es imposible muchas gracias por su ayuda —giro sobre si misma sin mirarme y desapareció por la puerta vagamente pude oler el aroma tan deliciosos que desprendía su cabello y pude medir que efectivamente no me llegaba más arriba de la barbilla aun con esos tacones de infarto.

Entonces caí en la cuenta que aparte de estar mirando su trasero escuche como discutía con voz suave, sensual y agradable (tan dulce como la miel y tan armonioso como las campanas) que ella quería cambiar de clase de Biología, me parecía imposible ¿Cómo una completa desconocida podía odiarme tanto? ¡Yo no he hecho nada joder! Y tampoco he dicho nada y he estado comprobando el filtro de mi cerebro a mi boca y estaba seguro que tampoco se me salió nada sobre pegarla contra la pared.

Gruñí internamente y entregue el comprobante de asistencia.

— ¿cómo te fue en tu primer día chico? — pregunto forma amistosa.

Patético… horroroso… insufrible… insoportable…

—Genial— mentí al no encontrar un sinónimo lo bastante bueno para este asqueroso día y él como que no me creyó mucho.

Holaaaaaaaaaaaaaaa….

Pues como verán esto es algo igual pero diferente a Crepúsculo:

Serán los mismo diálogos o bueno la mayoría de ellos y casi los mismo pensamientos porque si hubiera querido cambiar todo entonces no tendría sentido ya que Edward se enamoro de Isabella fue por su peculiar personalidad y por sus respuesta que nunca son lo que espera y pues Isabella de, uh, bueno ya ustedes saben porque se enamoro Isabella de Edward.

Espero que de verdad les haya gustado y si se les antoja seguir leyendo pues me dejan Reviews para que siga adelante solo llevo tres capítulos y me he detenido a la espera de su opinión.

Ya saben... reviews… reviews… reviews…

Nos leemos pronto…

Les deseo lo mejor como que Edward Mesen se deslumbre por tu belleza..

I LOVE.