Disclaimer: Los personajes son de S. Meyer, la historia es mía.

Mis agradecimientos a:

Alexa Swan de Cullen, Kriss21, andrixcedemar, Maiteprinceess, grisAliceCullenSwan, annamorgan96, Huezitto Cullen, , VERIS CULLEN LOZ, Leeslie, eddieIlove, lis3011, Lau Qzpok Cullen, Chikanime, janalez, shiru92, cavendano13, zujeyane, mariana, Yusale, Cly - Rob, isa Kathe, Aya-Takemeaway, CarCulSal, Blankitapia, lariana, , damalunaely, BeaGiil, AglaeeCullen810, annamorgan96, GaliaMRamon, conejoazul, Elizabeth, Sole, Loveanime, 96, alejandra1987, BETH, Jackeline, namy33, yisicullen25, Fra6, vanee.-joaa, jupy, roceta111, Rosana, Ninacara , Lorena, k-eniya, rosi, , nickacullen, mizheHale, , helena, camila, , Emi Cullen Vulturi, Sun-e Kristal, bellapaez21, Julieta, jessica Acevedo, keimasen86, blueorchid02, Sairameli, Nardys, Saruka Black Cullen .

Todas estas hermosas son quienes me han apoyado durante estos meses, por el largo camino que es escribir una historia, y no puedo estar más agradecida con todas (si alguien falta por favor díganmelo) es complicado cuando algunas no tienen cuenta o no ponen su nombre en el review, incluso aquellas que no dejan review, igualmente son parte de esta historia, es suya, sin ustedes no habría podido ser lo que es ahora.

Espero que les agrade el epílogo, para las que hayan leído alguna de mis otras historias terminadas sabrán que los epílogos siempre son dulces y alegres, llenos de la felicidad que siempre debería haber en cada final.

Para las que estén interesadas, tengo varios proyectos en mente, aunque estoy pensando en enfocarme más en mis proyectos pospuestos, aun no lo sé porque aunque suene repetitivo y aburrido, la escuela me consume muchas horas, energías y esfuerzo, sin embargo, continuaré por aquí, dándoles lata.

Les deseo lo mejor para este fin de año, con este proyecto cierro un año bastante diferente, si me permiten decirlo, creo que cada año cambia cuando se efectúa un cambio en nosotros, solamente eso, pero incluso cuando hay cambios no deben olvidar quienes son; siempre escuchen a su corazón, la mayoría de las veces uno no sabe qué hacer, cómo actuar o qué decir, pero su corazón siempre les mostrará el camino, un camino que los llevará justo a donde quieren estar.

¡Las amo, mis hermosas! ¡Muchas gracias!

Love always, An.


Epilogo.

Más que una modelo.

La pequeña niña de dulces ojos chocolate y risos cobrizos bailaba en el prado-jardín lleno de luz y flores, pasando sus pequeñas manos de bebé por entre las flores que rodeaban el lugar, el vestido flotaba con cada vuelta que daba, al ritmo de su propia música, una dulce nana que había escuchado de los labios de su madre en cientos de ocasiones.

El perfecto circulo rodeado por una imperceptible cerca de madera brillaba con luz propia, a pesar del clima del lugar, y también resplandecía a los ojos de la pequeña, como solo ese lugar lleno de magia para ella podía hacerlo.

— ¿Renesmee? ¿Dónde estás, mi amor? — La voz de su madre la llamó desde un lugar no muy apartado, en cuanto escuchó esa tierna voz la niña abrió los ojos deteniendo su danza para salir corriendo en busca de la dueña de aquella voz.

Bella Cullen, antes Isabella Swan, antiguamente modelo internacional y ahora una sobresaliente maestra de literatura inglesa, entró al prado en el momento en que su pequeña de tan solo cuatro años saltaba a sus brazos, era tan ligera y pequeña aun, Bella no podía evitar querer tenerla en sus brazos todo el tiempo.

Para ella su hija era simplemente perfecta, piel de porcelana con un leve tono rosáceo en sus mejillas regordetas, rulos perfectamente definidos del tono más peculiar y único, que solo compartía con su padre, sus ojitos grandes y juguetones, su nariz respingada sobresaliendo del rostro, todo en un pequeña paquete, liviano y siempre alegre.

— ¡Bella! — la morena ahogó el gruñido que pugnaba por salir de su boca, al escuchar la voz alarmada, y hasta cierto punto histérica, de su esposo— Amor, por favor, sabes que no debes hacer grandes esfuerzos, yo sostendré a Renesmee. — Edward Cullen, mucho más maduro, guapo y sobreprotector esposo de la joven, ahora miraba con aprensión hacia la enfurruñada morena, ahí se encontraban los tres tesoros de su vida, su esposa, su hija y el bebé que estaba en camino.

—Edward, solo tengo tres meses, además caminé todo ese sendero hasta aquí— la joven señaló el camino marcado que conectaba aquel prado particular con su residencia—Para estar junto a mi pequeña y eso haré. —Concluyó Bella, aferrando a su hija.

La pequeña, divertida por el rostro compungido de su padre, la reprimenda de su madre y la calidez que le proporcionaba su abrazo, rió alegremente, sujetándose del cuello de Bella.

—Muy bien— cedió Edward, sabiendo que no había ser más testarudo en la tierra que su esposa. Su teléfono sonó en ese momento con una canción chillona y alegre que hizo saltar a Renesmee, se trataba de Alice, todo estaba listo para la fiesta de cumpleaños. — Será mejor que volvamos.

Regresaron por el mismo sendero marcado que conducía a la casa del matrimonio Cullen- Swan.

A pesar de las protestas de sus familiares y amigos, Edward y Bella se había habituado tanto a Londres que se habían instalado indefinidamente ahí, tanto que habían conseguido una casa la cual conectara a un pequeño prado cercado, la reproducción exacta del suyo en Forks, donde su pequeña adoraba jugar.

—Será la mejor fiesta de cumpleaños para Renesmee— aseguró Bella, sonriendo satisfecha, eso mismo había dicho acerca de las tres anteriores, pensó divertido Edward.

Todos sus familiares se encontraban en el jardín de la residencia, copia de la de sus padres en Forks, les daba un sentimiento de seguridad y confianza el tener ese tipo de conexión con su hogar.

Alice y Jasper, con sus gemelas de cinco años, Mackenzie y Emmaline, se encontraban ahí. Ambas niñas eran muy bellas, rubias por parte de ambos padres ya que todos sabían que Alice era rubia natural, excepto Mackenzie tenía los ojos miel de Alice y Emmaline los ojos verdes de la familia, activas y talentosas como Alice, y traviesas y encantadoras como Jasper.

También estaban Emmett y Rosalie, con el pequeño Delaney en brazos, de tan solo siete meses.

Para ellos había sido realmente difícil quedar embarazados, finalmente lo habían logrado, dando a la enamorada pareja un bebé grande y hermoso, con el cabello negro como el de Emmett y los ojos celestes de Rosalie, junto con unos hoyuelos que lo hacían irresistible a quien lo viera. La pequeña familia vivía en Seattle, en un tranquilo suburbio donde Delaney podría jugar y montar bicicleta cuando creciera, incluso podría tener un cachorro; después de que Bella se retirara Rosalie tomó las riendas de las relaciones públicas en la empresa de Emmett, cosa que le había resultado maravilloso, la compañía crecía cada día más y más.

Carlisle y Esme estaban también ahí, sonrientes y amorosos, al igual que Renee y Charlie Swan, los primeros, viviendo sus años juntos, viendo cómo sus hijos habían encontrado el amor verdadero y éste daba sus frutos en unos hermosos nietos para el matrimonio Cullen; los señores Swan veían complacidos cómo su hija había encontrado al fin el lugar al que pertenecía, además de la preciosa nieta que les había brindado y el que venía en camino. "Esa es mi niña", pensó con orgullo Charlie Swan al ver llegar a Bella con Renesmee en brazos, junto a Edward.

Jacob se encontraba jugando con el pequeño niño de siete años que era su hijo, mientras Leah sostenía a una bebé de dos años en brazos.

—Aquí está la cumpleañera— canturreó Alice, mientras saltaba hasta Bella y le daba una ligera mirada reprobatoria al verla con Renesmee, pero la morena solo se alzó de hombros y continuó su camino hasta situarse al lado de sus padres, quienes se apoderaron de Renesmee al instante.

—Ya que estamos todos, creo que es hora de dar un anuncio— todos prestaron atención a Alice, quien sujetaba de la mano a una de sus niñas a la vez que Jasper se situaba a su lado y sujetaba a su otra hija— Jasper y yo hemos decidido mudarnos a Londres, donde recibiremos a nuestro próximo bebé.

Todos felicitaron a la pareja, que rebosaba felicidad, Mackenzie y Emmaline también estaban felices por recibir a un nuevo integrante en su familia, un pequeño hermanito con el que jugar y al cual molestar justo como su papá había molestado de pequeño a sus tíos.

Sus amigas estaban tan felices por ella, después de haber vivido por años con James y haberse perdido casi por completo, verla tan dichosa, con una familia al lado del hombre que realmente amaba era lo mejor.

La fiesta se llevó a cabo como estaba planeado, juegos para los pequeños, bebidas para los adultos, un poco de baile y comida preparada por todas las integrantes de la familia.

Cuando todos se hubieron retirado a sus habitaciones, ya fuera en la casa o en algún hotel, Edward y Bella se quedaron observando a su pequeña mientras dormía después de un día largo y lleno de amor para ella, su cabello broncíneo se desparramaba por la almohada azul de su cama, mientras las mantas blancas con decorados la cubría hasta la barbilla.

— ¿Eres feliz, amor? — preguntó Edward, susurrando en el oído de su esposa, abrazando y acariciando su casi imperceptible vientre.

Bella lo observó apartando sus ojos de Renesmee, realmente la tenía hipnotizada.

Al ver los ojos de Edward recordó la mirada penetrante de unos ojos verdes cuando tenía tan solo dieciséis años, sus palabras de amor, sus besos, el dolor, los años siguientes, su vida como modelo, su reencuentro con aquellos ojos verdes, su confusión y desdicha, su amor, su boda, su embarazo, su vida como maestra de literatura en Londres, su hija, su hogar, Edward, su próximo bebé.

—Soy muy feliz, Edward— contestó ella, segura totalmente de eso, todo había valido la pena, todo por ese momento en el que su hija dormía tranquila y feliz a unos metros de ella, su único y verdadero amor la sujetaba contra él y un pequeño yacía dentro de su vientre.

—Yo también— aseguró el cobrizo, al sentirla junto a él, con su hijo en camino, con la hija que habían tenido juntos, con su matrimonio, su empresa, su familia, sus hermanos felices y sus padres junto a él, el amor que veía en los ojos chocolates de Bella, sabía que el pasado nunca podría ser cambiado, pero siempre tendría el presente y un futuro, junto a la única mujer que había amado nunca, su Bella, quien seguía siendo su ninfa y algunas veces su ratoncito tímido, quien alguna vez fue una modelo.